Lo cierto es que todo empezó ya hace seis meses, con una utopía improvisada del estudio, que hizo aflorar un estado de hype intenso entre los miles de fans, que permanecían solícitos de una nueva temporada de este fenómeno de masas que lleva por nombre Suzumiya Haruhi. Sin embargo, y como era de prever, no era más que otra muestra de devoción por parte de KyoAni con la única finalidad de mantener al público en vilo. Seguían sin hacer declaraciones y un par de meses después, regresó el augurio de esperanza a una nueva temporada, con una fuerza y consistencia que difería del resto de ocasiones, esta vez, todo apuntaba a que habría continuación a esos primeros 14 capítulos. A pesar de tener la evidencia ante ellos, prefirieron reservarse y enardecer a cada una de esas personas que empezaban a hartarse del comportamiento que preservaba el estudio.
Finalmente, el 21 de mayo se estrenaba el primer capítulo de esta nueva temporada protagonizada por la gran campaña de marketing viral que había hecho Kyoto Animation.
Sí, por fin se estrenaba, probablemente, uno de los capítulos más esperados de los últimos años, y no por el contenido de éste, sino más bien por lo que suponía su estreno: la segunda temporada de Suzumiya Haruhi. Lo hacía con el capítulo Sasa no Ha Rhapsody (Rapsodia de las hojas de bambú), en el que Kyon se ve transportado al pasado, donde tendría su primer encuentro con Haruhi, un capítulo que no decepcionó y abrió las puertas a una temporada que podía dar mucho de sí, a pesar del inexplicable descenso de calidad en el diseño, tanto de los personajes como del resto de aspectos del capítulo, respecto a la primera temporada.
Después de Sasa no Ha Rhapsody, llegó a la televisión un nuevo arco argumental: Endless Eight (Agosto Infinito). Lo que no se esperaba nadie era lo que este estreno suponía, y no, no suponía el estreno del segundo capítulo de la segunda temporada de Suzumiya Haruhi; fuera tópicos. El tercer capítulo, también llevaba ese título. Y el cuarto. Y el quinto. Y el sexto. Y el séptimo. Y, finalmente, el octavo. Lo que había supuesto el capítulo dos de la temporada, no era otra cosa que ocho capítulos que recogerían ese nuevo arco argumental, el cual no supera las 30 páginas.
He aquí la cuestión, ¿dónde está el problema? KyoAni no sólo decidió prolongar una historia corta hasta lo improlongable, sino que de estos 8 capítulos, seis capítulos son exactamente iguales. Por mucho que el estudio se empeñase en decir que ciertos detalles cambiaban, como el color de la ropa, algunos diálogos etc, la historia era siempre la misma. Quizás, y sólo quizás, haya sido este pequeño detalle el que ha formado todo este estado de agitación entre la gente que esperaba encontrarse de nuevo con las buenas sensaciones que levantó esta producción de KyoAni en sus inicios.
¿Qué ha sucedido? Probablemente eso se pregunten los tantos fans que se han quedado anonadados ante la estrepitosa bajada de calidad de esta serie. La explicación es fácil, y se podría empezar tomando la palabra de Yamamoto Yutaka, que así tal cual no os sonará a nada, pero es el ex-director Kyoto Animation y bajo su mando estuvo la primera temporada de Suzumiya Haruhi. Este señor pidió disculpas en la Otakon 2009 por el asunto que hoy nos concierne y dijo que era una auténtica vergüenza lo que se había hecho. Sin ir más lejos, en lo que lleva de temporada la serie, no ha habido ningún equipo de animación igual en la realización de los capítulos, es decir, cada episodio ha contado con un equipo distinto. La disminución de calidad en los capítulos en la parte gráfica, es evidente si se carece de un equipo fijo coordinado y que trabaje en eso, en equipo, capítulo tras capítulo. Todo parece indicar que el cambio de director no le ha venido nada bien a Kyoto Animation.
La polémica está servida, y es que tras las declaraciones de Yamamoto, Kyoto Animation emitió un comunicado que decía literalmente: «Este señor no tiene nada que ver con nuestra empresa». Todo un enfrentamiento entre el hombre que tuvo bastante que ver en el éxito de la serie y un estudio que ha optado por echar a perder el gran trabajo que se había llevado en la primera temporada.
Los problemas referentes a los diseños no se quedan ahí, pues, como ya se ha manifestado en multitud de webs, foros, blogs etc, y como es claramente distintivo a los ojos de los fans de la serie, es ineludible que esta segunda temporada está recibiendo la influencia moe de K-ON!, y sólo hay que fijarse en las diferenciadas expresiones que, comparándolas con esta otra serie del estudio, son totalmente idénticas. Otro ejemplo de esta falta de pulcritud son los ojos, que han pasado de tener unos contornos bien definidos y característicos de cada uno de los personajes, a unos contornos redondeados e indolentes; en general, el trazo ha pasado a una estética moe que está terminando con la paciencia de los pocos incondicionales que aún le quedan a la serie.
La red habla por sí sola
Esto que ha pasado, como suele pasar últimamente con todo, no se ha quedado en nada. La red está que trina y los comentarios, vídeos e imágenes se suceden uno tras otro. Youtube suele ser objeto de estas manifestaciones artísticas, y éste ya cuenta con las susodichas versiones del niño alemán loco, conocido ya mundialmente y la de otro alemán, en este caso Hitler, que como ya hizo con Dragon Ball Evolution, ha expresado abiertamente (en dos ocasiones ni más ni menos) su opinión acerca de esta «peripecia» de KyoAni.
La movilización ha sido mucho mayor en 2ch, lugar de encuentro de los otakus japoneses más «radicales» y centro de operaciones de KDDs, como por ejemplo, para quemar tomos de un manga porque la protagonista no era virgen, o como en este caso, para reivindicar su malestar con el arco Endless Eight de Suzumiya Haruhi. Así pues, diferentes KDDs se sucedieron, en las que se dedicaron a romper merchandising de Haruhi, DVDs, novelas y demás. Aunque la magnitud ha sido bastante mayor, se han dejado caer un par de fotos en Internet con muestras claras de estos actos reivindicativos.
Opinión. Golpe de remo para Kyoto Animation
Kyoto Animation ha querido convertir un producto de éxito en un producto de marketing, de ahí en lo que ha terminado por convertirse Suzumiya Haruhi, una serie, que tras esos 14 episodios que abrían las puertas a todo ese fenómeno, no ha sido más que un producto que ha movido el dinero. Y es que a pesar del interés mediático que causó la serie, ha habido que esperar dos años hasta ver la segunda temporada, prolongando más y más el tiempo de demora, un tiempo en el que éstos no han cesado de obtener ganancias a su causa. Una vez que se ha conseguido el éxito, ya nada más importa; ese ha debido ser el lema que ha subsistido en KyoAni a lo largo de este tiempo, dando lugar a la apatía que ha generado todo esto en los fans hacia el estudio y la propia serie.
La carrera del estudio es digna de admiración, todo han sido series de éxito: Suzumiya Haruhi, Lucky Star y recientemente, K-ON. Que KyoAni pueda permitirse esta falta de decoro, es estupendo, parece ser que todo lo que tocan se convierte en oro y en dinero fácil. Si bien es cierto que no se les podría tachar de mal estudio, sí se les podría tachar de incrédulos. Pues, en los salones seguirá predominando el uniforme ajustado y provocador de sus series, el merchan de cientos de compañías diferentes seguirá vendiéndose como churros y a fin de cuentas, todos seguiremos venerando sus series, pero a este ritmo, acabarán por convertirse en otro Naruto más.
Aunque es cierto que se está siendo bastante duro y exigente con el estudio, recibir este «golpe de remo» por parte de los aficionados es producente para que KyoAni se redefina y vuelva a darle el enfoque a Haruhi que tenía antes.
Ahora la serie ha entrado en un nuevo arco argumental, el cual, aunque se desconoce el número de capítulos que acarreará, tratará el tema de la película de la Brigada SOS. Esa que abrió el grifo del éxito hace ya dos años con un capítulo que así, de buenas a primeras, no decía mucho. Sin lugar a dudas, la puesta en escena de Suzumiya Haruhi fue una gran muestra de originalidad por parte de Kyoto Animation, algo que por desgracia, aún no se ha visto en esta segunda temporada, de ahí la queja y malestar mediático.
Sólo queda esperar, aguardar expectantes hasta que KyoAni decida ponerse con uno de esos impresionantes arcos argumentales con los que cuentan las novelas y que, ojalá, lleguen con la calidad que ellos son capaces de producir.
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