Fire Punch o Chainsaw Man son algunos de los títulos que en pocos años han convertido a Tatsuki Fujimoto en una de las referencias del manga actual. En el caso de Look Back, Fujimoto vuelve a ofrecer una historia magistral, muy diferente a los ya mencionados trabajos, pero con un estilo que me parece aún más preciso y detallado que antes.
Este one-shot se publicó en el sitio web Shōnen Jump+ de Shueisha el 19 de julio de 2021, siendo aclamado por la crítica japonesa (Premio Kono Manga no Sugoi y finalista del Manga Taisho 2022) y despertando inmediatamente el interés de todo el mundo gracias a su disponibilidad en distintos idiomas a través de Manga Plus. Por lo tanto, era evidente que terminaría llegando a España, concretamente de la mano de Norma Editorial, quien ya contaba en su catálogo con las dos primeras obras de Fujimoto.
Look Back consigue presentar una narrativa densamente rica de dos vidas rodeadas de amistad, pérdida y arte, y proporcionar una catarsis dolorosa pero satisfactoria. Para hacerle justicia en esta reseña, creo necesario comentar muchos aspectos de la historia que son spoilers y que, por tanto, pueden estropear la experiencia completa que supone su lectura. Si todavía no lo has leído, el volumen en el que se recopila ya está a la venta desde el pasado mes de abril a un precio de 8€.
Más allá de dibujar manga
En Look Back, Fujimoto cuenta una historia muy diferente a sus anteriores trabajos al mezclar las emociones de dos jóvenes aprendices de mangaka destinadas al éxito. En concreto, en Look Back conocemos a Fujino y Kyomoto, dos apasionadas por el manga que se conocen en la escuela. Fujino, que cuenta con una gran confianza en sí misma, es la encargada de dibujar los yonkomas (tiras cómicas de cuatro viñetas) que se publican en la gaceta escolar. Un día, y a petición de un profesor, Fujino cede un espacio en la gaceta a Kyomoto, otra alumna que nunca asiste a clase por problemas sociales, para que publique también una de estas historietas.
Kyomoto resultará tener un trazo mucho más avanzado que el de Fujino, despertando la admiración del resto de compañeros. Debido a una mezcla de celos y admiración, Fujino empezará a distanciarse de su pasión por el dibujo e, incluso, lo terminará dejando de lado. Sin embargo, el destino tiene otros planes, ya que uno de sus profesores le pide que vaya a ver a Kyomoto a su casa para entregarle su certificado de graduación. Nadie responde a la puerta, así que Fujino entra y se encuentra con las paredes de la casa de Kyomoto repletas de sus dibujos. Al ver una tira de manga en blanco, un momento de cruel inspiración golpea a Fujino y dibuja a Kyomoto ganando el campeonato mundial de hikikomoris porque, en realidad, está muerta.
Accidentalmente a Fujino se le cae la tira, que se desliza por debajo de la puerta de la habitación de Kyomoto, por lo que huye despavorida por la metedura de pata, pero haciendo que una desaliñada Kyomoto la siga afuera. Así es cómo dará comienzo una relación de amistad que permitirá a ambas complementarse en todos los sentidos. También en el dibujo, ya que el estilo realista de los fondos de Kyomoto sirve de complemento a la narración y el diseño de personajes llenos de vida de Fujino.
Juntas, completarán un one-shot cuando todavía están en secundaria, consiguiendo la mención de honor en uno de los concursos de la popular revista Weekly Shônen Jump y recibiendo más tarde una oferta para publicar su primera serie cuando se gradúen en el bachillerato. Sin embargo, Kyomoto ha crecido mucho en los años transcurridos y no se conforma con estancarse como artista. Desea continuar abriéndose puertas, superar sus barreras sociales, y quiere ir a la universidad a estudiar arte, lo que le costará una discusión con Fujino que terminará en la separación de ambas.
Unos años después, Fujino se convierte en una mangaka de éxito, pero su vida cotidiana da un vuelco cuando a través de las noticias se entera de que un perturbado ha atacado la facultad de Kyomoto con un hacha, matando a doce personas, entre ellas a la propia Kyomoto. La noticia sume a Fujino en una espiral, obligándola a tomarse un descanso en la serialización de su manga.
Mientras Fujino asiste al funeral de su amiga y más tarde visita la casa vacía de Kyomoto, se desespera al pensar que terminó causando la muerte de su amiga al haber hecho que Kyomoto abandonara su habitación cuando era una niña. De esta manera, Fujino juega con un escenario en el que las dos nunca se conocieron y se hicieron amigas; un escenario en el que, mientras Kyomoto sigue asistiendo a la escuela de arte, Fujino fantasea con que habría tenido la oportunidad de salvarla.
Al final, el sueño se desvanece y a Fujino solo le queda la pregunta de por qué dibuja manga. Reviviendo los días de la adolescencia que pasaron juntas, Fujino coge una de las viñetas de aquel entonces que Kyomoto guardaba todavía con cariño y acaba colocándola encima de su escritorio mientras retoma su trabajo como mangaka.
Para los que no estén familiarizados, el suceso que tiene lugar en Look Back es una referencia al incendio provocado en Kyoto Animation el 18 de julio de 2019, en el que fueron asesinadas 36 personas por un hombre que, al igual que en esta historia, afirmó haber hecho lo que hizo porque su trabajo fue supuestamente plagiado. Asimismo, Look Back se publicó precisamente el 18 de julio, pero de 2021, cuando se cumplieron dos años de la tragedia. De esta manera, Fujimoto no se priva de crear alusiones al trágico suceso en un esfuerzo por demostrar que el arte, aunque sea un acto muy personal e íntimo, pone a los creadores en el punto de mira y el escrutinio de muchos.
Look Back describe la experiencia muy franca de poner el corazón y el alma en una obra a riesgo de que se desvalorice o se arroje a los peligros del fanatismo. Pero, si bien un artista busca y necesita la validación del público para apoyar su carrera, a veces su mayor enemigo está dentro de sí mismo: al fin y al cabo, lo más difícil de dibujar es justamente el mismo hecho de dibujar.
Por amor al arte
Aunque Look Back seguramente no pretenda ser un relato autobiográfico, no es difícil ver que refleja ciertos aspectos de la vida y experiencia de Fujimoto. Fujino y Kyomoto consiguen publicar a una edad temprana, siendo alabadas por tal hazaña, y Fujimoto también tuvo la ventaja de iniciarse en el manga siendo un niño. Por lo tanto, no sería de extrañar que Fujimoto haya utilizado sus propias experiencias trabajando en la industria del manga para aplicarlas a lo que Look Back explora a fondo a través de los ojos de su protagonista.
Al igual que en Chainsaw Man, Fujimoto plasma en imágenes los sentimientos de la fugaz adolescencia y la melancolía emocional a través de la expresividad con la que dota a sus personajes. Su obra se encuentra en la encrucijada de la evolución madura y oscura de obras shônen como Guardianes de la noche de Koyoharu Gotouge y Jujutsu Kaisen de Gege Akutami. E incluso fuera del propio shônen.
Ya sea a través del dibujo de los sutiles matices de las expresiones faciales de Fujino para resaltar sus inseguridades o de la calidad obsesiva en la representación de la forma literal del entintado, Look Back es una metahistoria sobre crear arte. Porque, en realidad, Look Back trata del manga en sí, no de sus personajes. De por qué hay personas que se sienten impulsadas a crear este arte difícil y poco gratificante, y de la alegría y satisfacción inexplicables que se pueden obtener al leerlo.
El manga, como forma de arte, consiste en mostrar al lector ciertos momentos con el mayor detalle posible. El uso de la disposición de los paneles, la fluidez y los momentos individuales unen una serie de dibujos dispares en una historia comprensible. Y, al igual que el propio manga, Look Back consiste en ver instantáneas de una historia, la historia de Fujino y Kyomoto, y utilizar detalles intrincados para dar al lector lo que necesita para rellenar los espacios en blanco. Así, Fujimoto utiliza todas las herramientas de las que dispone un mangaka para crear una historia auténtica sobre la amistad y la búsqueda del arte.
De hecho, aunque Fujimoto es conocido por sus conceptos extravagantes y exagerados, como los demonios con sierras mecánicas y los seres de fuego postapocalípticos, este one-shot pone de manifiesto algo que siempre he notado en su trabajo: posee una gran comprensión de las emociones. Su arte es el idóneo para visualizar sentimientos abstractos más allá de cosas como estar «triste» o «contento».
Los ojos son grandes mientras que los demás rasgos faciales están simplificados, pero no hay nada inusual en sus personajes. Todas las opciones creativas que utiliza para distinguir a los personajes son tenues y, sin embargo, tremendamente expresivas. Es fácil creer que las apariencias de Fujino y Kyomoto están basadas en personas reales, pero la verdad es que en realidad Fujimoto es así de bueno.
Por otro lado, tanto si te gusta el estilo del autor como si no, es imposible no apreciar la belleza de su narración, que da ritmo a esta historia que toma forma a lo largo de varios años. Al igual que en sus anteriores trabajos, los trazos de Fujimoto son potentes, a la vez que finos y precisos, con una composición de las viñetas sublime. Tanto es así que la mayoría de las viñetas se bastan por sí solas para transmitir el mensaje del autor, haciéndonos testigos silenciosos del paso del tiempo.
El lector se sienta con Fujino en su pupitre, ya sea en la escuela, en su casa o más tarde en su piso. Y desde atrás, sentimos todo el peso de lo que la agita. Sentimos la pasión por el dibujo, luego el peso de las opiniones de los demás, seguido de la felicidad de haber encontrado a alguien que la entiende y comparte su pasión, el deseo de probarse cada vez más y el orgullo de saber que tiene talento.
Ya hemos tenido mangas sobre artistas o mangakas (Bakuman, Blue Period…), pero aquí Fujimoto propone algo más. Se muestra en cierta manera duro con la relación de los artistas con sus obras, sus amigos e, incluso, asistentes. Fujino, a pesar de compartir su pasión con Kyomoto, no termina de tratarla bien y, si se sugiere más de lo que se dice, el drama que se desarrolla en las últimas páginas expresa también en parte el remordimiento de Fujino. Porque más allá de la fuerza emocional contenida desde los primeros compases de la historia, es este final lo que trasciende de Look Back y lo que la hará permanecer en el recuerdo, convirtiéndola en una obra maestra por lo desgarradora.
La edición
Norma Editorial presenta este tomo único de Look Back en una edición sencilla con páginas en blanco y negro en formato tankoubon con sobrecubierta a un precio de 8€. Para la portada, la editorial ha sido lo más fiel posible a la japonesa con una tipografía en línea a la original y utilizando los mismos colores. El tomo cuenta solo con 160 páginas, por lo que es fino y eso lo hace fácilmente manejable.
En cuanto a la traducción, esta corre a cargo de Judit Moreno, de Daruma. Bastante correcta y hace que la lectura sea agradable y fluida, lo que permite disfrutar aún más de esta excelente historia.
Conclusión
Con Look Back, Tatsuki Fujimoto alcanza un nuevo nivel, tanto desde el punto de vista narrativo como visual, y se convierte en un autor que no solo quiere conmover, sino que tiene algo importante que decir. A través de este one-shot, Fujimoto ofrece una obra personal que rezuma realismo y una verdad que se esconde detrás de muchísimos autores de manga.
Look Back es una obra impecable, que revuelve y que invita a la reflexión. Un título que encumbra a un autor que, no me cabe duda, dejará impregnada su huella en la industria en los próximos años.
Lo mejor
- Fujimoto tiene un don para contar historias y sumergirnos en el paso del tiempo y la relación que envuelve a las dos protagonistas.
- La historia gana cuantas más veces sea lea, puesto que se verán detalles que inicialmente se pasan por alto.
Lo peor
- Absolutamente nada. Look Back encumbra a Fujimoto como uno de los grandes narradores de su generación.
Look Back
Editorial: Norma Editorial
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 11,5 x 17,5 cm.
Tomos: 1 (Finalizada)
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