¿Cuáles son los elementos necesarios para formar una familia? ¿Cómo hacer que una casa pase a ser un hogar? Si tuviera que responder a estas preguntas, diría que, quizás, solo haga falta una pizca de cariño, una gran cantidad de respeto, y mucho mucho amor. Y todos esos ingredientes se encuentran en ¡Formemos una familia! el nuevo BL que llega a España de manos de Arechi.
Este tomo único es precioso, de esos que te dejan el corazón blandito. Tomo Kurahashi nos demuestra cómo se crea una familia de la manera más tierna posible. Este es uno de esos mangas que todo el mundo debería de tener en su colección.
Comienza el bellaqueo
¡Formemos una familia! empieza con una historia que, más que nacer, continúa creciendo. Chiaki y Kazuma llevan toda la vida juntos. Amigos de la infancia que acabaron descubriendo que, más que amistad, lo que les unía era un amor inmenso. Ocho años como pareja se dice rápido. Saben perfectamente cómo es el otro, qué le gusta, qué no, o cómo responderá a según qué cosas. Pero, ¿y si una de esas cosas fuera cuidar a la hija de Tomoe, su amiga de siempre?
Ayu llega a la vida de la pareja de la manera menos esperada posible. Tomoe, su madre, es periodista de zonas de conflicto y debe de marcharse. Sobre el padre de la niña, Tomoe solo asegura que es japonés y que “no hace falta que se le conozca”. A la mujer no le queda otra que pedirle ayuda a sus amigos, y estos están más que dispuestos a echarle una mano en todo lo que puedan.
Ayu crece siempre teniendo a su madre presente, tanto Chiaki como Kazuma se preocupan especialmente por ello. Tomoe se preocupa por su hija, nunca se olvida de ella ni mucho menos ha huido porque sí y eso es un aspecto muy importante a tener en cuenta. Puede que sea una familia algo peculiar, pero no deja de ser una familia. No comparten sangre, pero si un amor inmenso. Chiaki y Kazuma no son los padres de la pequeña pero se comportan como tal, la crían e intentan que su infancia no se aleje a la del resto de los niños de su edad. Tomoe va a visitarlos siempre que puede. Así se crea una familia un poco torpe pero muy cariñosa.
¿Qué tengo que hacer?
Pero no todo es oro. Cuidar a un hijo no es fácil, y menos cuando no es algo que se plantean de antemano. Nadie nace sabiendo, y mucho menos a ser padre. Ese es uno de los puntos principales de la historia. Tanto Chaiki como Kazuma trabajan, tienen una vida, muy entre paréntesis, ya casi hecha. Y, sin embargo, hacen malabares para cuidar de una niña tan pequeña como lo es Ayu.
Chiaki es el típico oficinista que se sube en el primer tren de la mañana y llega en el último de la noche después de pasarse el día delante del ordenador; mientras que Kazuma trabaja desde casa como diseñador. Por ello, Kazuma es quien más tiempo pasa con Ayu, desde ayudarla en la escuela hasta ser quien se encarga de las tareas domésticas. Conciliar la vida laboral con la familia no es tarea sencilla.
Este problema, especialmente en los casos de Tomoe y Kazuma, se ve muy bien representado. Ambos tienen unas trayectorias brillantes en sus ámbitos, y a ambos se les presenta el mismo dilema: su familia o su trabajo. De repente se demuestra una realidad con la que todos los padres se ven obligados a convivir. Por una parte el crecer como personas, por otra, el ver crecer a sus hijos. Desde dos puntos de vista diferentes como los de la madre de Ayu y el diseñador, se muestran los dos lados de la misma moneda. Las decisiones que toman, aunque distintas, no son ni correctas ni incorrectas, pero sí que pueden hacer reflexionar a quien lea la obra.
La noche de los dos
Pero, ya no solo en el ámbito laboral, porque al fin y al cabo Chiaki y Kazuma son pareja. Como hija de mis padres que soy, os lo confesaré, es algo que, en mi cabeza nunca jamás ha sucedido, pero, os contaré un secreto, los padres también hacen el amor. Sí, existen las relaciones sexuales después de los hijos ¿o es que te crees que a tu hermano lo trajo la cigüeña? En mi caso no, porque soy hija única, pero eso es otra historia. Volvamos al manga que nos hemos desviado del tema.
Si una cosa buena tiene ¡Formemos una familia! es su naturalidad. Lo que ocurre en ese hogar nipón podría ocurrir perfectamente en cualquier hogar español. Dos padres trabajando, una niña pequeña, y amor a raudales. Porque la obra de Kurahashi trata sobre el amor familiar, pero también el de la pareja. Sí, la obra tiene contenido explícito, pero no está metido con calzador. La historia fluye con tranquilidad, de modo que hay tiempo para todo. Para besos fugaces a la hora de despedirse, o para besos fogosos al reencontrarse.
Papi lover
Hay veces que no es necesario un dibujo lleno de detalles para crear una buena obra. Utilizar un dibujo simple es, en muchos casos, una manera perfecta de llevar al máximo la narrativa, la ternura y la delicadeza.
El trazo de Kurahashi es fino, decidido y limpio. A falta de un gran uso de tramas, el uso de negros y grises crean una paleta monocromática que a veces no se siente como tal. Los personajes son carismáticos en la narrativa y expresivos en el dibujo. Especialmente los niños. Y es que, en este sentido, los infantes son quienes consiguen crear ese ambiente tierno y amigable.
En el caso de los adultos, donde las facciones delicadas y redondas se han ido afilando con el paso de los años aún se puede notar un deje de ese espíritu cándido. Las expresiones inocentes se pierden por unas más lujuriosas. Miradas avergonzadas, preocupadas, protectoras y demás se unen con el hilo conductor de toda la obra: el cariño. Porque, si algo desprende esta obra, es precisamente eso, el amor.
Soy lo que soy
La editorial Arechi puede que no tenga una gran cantidad de mangas a sus espaldas, pero puede decir con orgullo que todos ellos tienen una edición exquisita. ¡Formemos una familia! utiliza el formato básico de los mangas en nuestro país: rústica con sobrecubierta, de 128x182mm. La obra unitaria cuenta con 192 páginas cada tomo, todas ellas en blanco y negro.
La portada es exactamente igual a la edición original nipona. Esto se nota especialmente en un detalle que pasa casi desapercibido pero que es de esos que marca la diferencia y la calidad de la casa editorial. La obra en japonés se titula Kazoku ni Narouyo. El kanji del “ni” en la original se encuentra dentro de un pequeño bocadillo rosa. En nuestro idioma ese tipo de decoraciones no quedarían bien, pero ese bocadillo se mantiene, en nuestro caso con una pequeña flor como las que decoran el fondo. Es una nimiedad, pero son este tipo de pequeños gestos, apenas visibles, los que demuestran el espero que se pone en la obra.
Por otra parte, la traducción es brillante. José Agustín Izquierdo González ha realizado un trabajo de, no solo traer la obra al español, sino de adaptarla y contextualizarla a nuestro país, más que perfecto. Siempre te saca una sonrisa poder leer como algún personaje dice una frase hecha o expresión “autóctona de la tierra”. Una traducción literal nos sacaría por completo de la obra, especialmente teniendo en cuenta el sentido tan costumbrista de la misma.
La obra cuesta, a fecha de la reseña, 9 euros.
Legendaddy
Tomo Kurahashi es una autora que llega pisando fuerte a nuestro país, y no es para menos. Que Arechi Manga tiene un muy buen ojo a la hora de licenciar mangas es algo que ya se tiene más que comprobado, y prueba de ello es la autora que ahora tenemos en nuestras manos. Kurahashi se ha creado con el paso de los años un nombre en el mundo del BL muy reconocido por el buen balance entre la ternura de sus personajes y una sensualidad más que notoria. Es, hablando en plata, el equilibrio perfecto entre el marraneo y la dulzura.
Desde su primer tomo único publicado en 2013, en la revista Cigarrillo, trece son las obras que ya acumula. Todas centradas en obras BL (aunque la revista de publicación ha ido variando con el paso de los años). En nuestro país, además del manga que hoy nos encontramos reseñando también contamos con ¡Enamorémonos!, la precuela ya publicada y ¡Amémonos hasta el amanecer!, que se encuentra aún en publicación en Japón (en España aún no se sabe, a fecha de la reseña, cuándo se publicará). Ambas obras, como no podía ser de otra manera, están licenciadas por Arechi.
Los buenos tiempos
¡Formemos una familia! es un manga precioso. Las obras BL que licencia Arechi suelen gustarme, y mucho. Esta en concreto la incluyo dentro de ese pequeño listado de “mangas BL que recomendaría a una persona que no conoce nada de BL”, porque realmente merece la pena darle una oportunidad. De hecho, si aún no conoces la obra y te ha gustado el como se trata el tema de la familia en Spy x family estoy más que segura que este manga te encantará.
Aunque, si tuviera que elegir uno de los momentos que más me gustan es cuando Chiaki se presenta como la pareja de Kazuma. Este último es quien acostumbra a recoger a la niña, y, cuando un día es el oficinista quien va a por la pequeña, como es de esperar, la profesora no le reconoce. Ella entonces le pregunta si es su hermano, y él responde que no, que es su pareja. No hay más debate, comentario ni pensamiento. Porque, realmente, no tiene que haberlo. ¡Formemos una familia! no necesita ese tipo de tramas y eso es de agradecer.
¿Una obra BL cuyo mayor drama NO es que los personajes estén enamorados de su mismo sexo, sin ningún tipo de toxicidad y que encima tiene un puntillo de marraneo? Deme 10. Yo, por mi parte, le pondré un 10 también.
Lo mejor:
- Obra autoconclusiva con una familia tierna.
- Arechi ha licenciado las precuelas.
Lo peor:
- No tiene páginas a color.
¡Formemos una familia!
Editorial: Arechi Manga
Formato: Rústica de tapa blanda con sobrecubierta 128x182 mm.
Tomos: 1 (Finalizada)
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