Después de ser conocido en España por Tokyo Revengers, Ken Wakui se ha convertido en un autor fácilmente identificable para los lectores de manga, por tratar en sus obras un ambiente que frecuentó durante casi una década: el de las bandas y los bajos fondos de Tokio. En la actualidad el mangaka analiza críticamente sus experiencias pasadas, pero este entorno ha sido su principal fuente de inspiración para sus obras, convirtiéndose así en maestro indiscutible del género furyo, que abarca aquellos títulos que tienen como protagonistas a delincuentes, bandas callejeras o criminales.
Dessert Eagle, el manga más reciente de Ken Wakui editado por Norma Editorial, no es una excepción. En esta obra el autor perfecciona la fórmula que tanto éxito le otorgó después en Tokyo Revengers: jóvenes con ideales que se abren paso en un mundo sombrío, el de las bandas, un terreno en el que Wakui se siente muy cómodo.
No obstante, aunque en esta ocasión el autor se sumerge aún más en la descripción del submundo de la delincuencia japonesa, su obra no termina de sobresalir. Pero, a pesar de esto, sus dos tomos pueden resultar atractivos para muchos de los seguidores de Tokyo Revengers debido a las similitudes que comparten.
©2015-2016 Ken Wakui. All rights reserved.
Adolescentes contra el mundo
En Dessert Eagle seguimos los pasos de Ichigo Washio, un chico un poco simple pero de buen corazón, cuyos puñetazos dice que son tan fuertes como los disparos de una pistola Desert Eagle. Un día conoce a un compañero de su instituto llamado Ringo Takamizawa (apodado Apple) que busca vengar a su madre. El instinto protector de Ichigo le obliga a ayudarle y juntos se sumergen en el mundo de las bandas criminales y los bajos fondos del distrito de Shinjuku. No obstante, el enemigo al que se enfrentan es mucho más influyente y poderoso de lo que creían y se verán involucrados en una trama mucho más compleja.
A medida que se lee Dessert Eagle es inevitable compararlo con Tokyo Revengers, pues contienen muchas similitudes: gente que sueña con convertirse en alguien grande dentro del mundo de las bandas pero que termina corrompida. Es más, casi me atrevería a decir que parece una obra piloto, el boceto que desembocaría en las desventuras de Takemichi y compañía.
Por poner un poco en contexto, Ken Wakui inició la publicación de Dessert Eagle un par de años antes que Tokyo Revengers. La obra se editó entre 2015 y 2016 en la revista Weekly Shōnen Magazine de Kodansha, siendo esta su primera incursión en la demografía shōnen tras Shinjuku Swan y Sekisei Inko, ambas enmarcadas en el seinen. Al ser Dessert Eagle anterior, creo que Wakui estaba poniendo a prueba su capacidad para escribir mangas más enfocados a un público adolescente, pero el resultado fue una obra con una trama menos ambiciosa y más lineal que Tokyo Revengers. De hecho, el manga no contó con el éxito esperado y fue cancelado, quedando recopilado en cinco volúmenes. Por tanto, la trama se desarrolla de una forma apresurada dejando algunos cabos sueltos, y los arcos argumentales no tienen la extensión suficiente como para que el lector pueda involucrarse del todo en la historia y los personajes.
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Personajes poco profundos
El desarrollo de los protagonistas de Dessert Eagle es muy pobre dado lo apresurado de los cinco volúmenes en los que se recopiló originalmente la obra. Ichigo es el típico chico despreocupado y cabeza hueca, muy fuerte, que cuando se le cruza un cable puede tumbar a cualquiera de un golpe, pero en realidad es noble y posee un gran corazón. En cambio, su contraparte, Apple, es algo más complejo a simple vista, favorecido por su carácter más reservado y prudente, pero no tiene las dotes físicas de Ichigo. Lamentablemente, su papel pierde mucha relevancia en la segunda mitad de la historia y se vuelve anecdótico en la parte final, víctima seguramente de las circunstancias de la publicación de la obra.
En cuanto a los personajes secundarios, estos ofrecen una de cal y otra de arena. Algunos miembros de Lion, la empresa ilegal de seguridad que contrata a Ichigo y que le ayuda en su cometido final, me resultan relativamente simpáticos, pero el rol de los dos únicos personajes femeninos, cuyas personalidades son bastante planas, resulta irrelevante.
No obstante, no todo va a ser malo. A diferencia de Tokyo Revengers y a pesar de contar con menos tomos, Dessert Esgle utiliza una aproximación interesante al mundo de las bandas, pues aunque los protagonistas sean adolescentes, las personas a las que se enfrentan son adultas, lo que hace que esta historia sea algo más «creíble». Wakui se toma en el primer volumen de esta edición su tiempo en profundizar y explicar cómo funcionan las cosas, y muestra sus conocimientos sobre las bandas y la organización criminal.
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Evolución de un estilo sin perder la esencia
En Dessert Eagle, Ken Wakui deja atrás ese dibujo sombreado y duro, más propio del seinen (como el que vimos en Sekisei Inko), para trabajar viñetas muy limpias y dinámicas con líneas más finas. Podemos ver a un Ken Wakui que artísticamente se parece más al que muchos inicialmente conocimos gracias a Tokyo Revengers.
Los diseños de los personajes encuentran parecido también con los que veremos solo un par de años después, siendo igual de estilizados y con esa enorme cantidad de detalles que hacen que su estilo sea único. Al igual que en el resto de sus obras, aquí también Ken Wakui pone mucha atención en la ropa, los accesorios y los peinados, haciendo que en esta ocasión los personajes luzcan atuendos mucho más callejeros y, seguramente, muy en línea con lo que los japoneses llevaban en 2015.
Asimismo, Wakui tiene la capacidad de hacer que el barrio en el que la historia se ambienta se convierta en un personaje más. El autor se documenta para replicar las zonas más características del conocido barrio de Kabukicho y muestra una faceta de la zona más personal y más íntima, generando un sentimiento de comunidad y pertenencia.
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La edición
Norma Editorial presenta Dessert Eagle en una edición en «formato Tokyo Revengers«, habitual ya en las obras de Wakui, por lo que todos sus títulos quedarán muy bien juntos en la estantería. El manga originalmente fue recopilado en cinco volúmenes, pero la editorial lo recoge en dos tomos, que sorpresivamente son incluso algo más gruesos que los de Sekisei Inko.
Para las portadas, Norma Editorial se ha decantado por las ilustraciones de los dos primeros tomos de la edición original japonesa, por lo que lamentablemente perdemos el resto. En cuanto al título del manga, la editorial intenta que sea muy similar al original, en el que también aparece tachada la segunda «s» de Dessert Eagle. Se trata de una errata hecha a propósito que juega con el nombre de la pistola con la que Ichigo compara sus puñetazos (Desert Eagle) y su propio error de pronunciación de la palabra. Aunque también podría interpretarse como una referencia a su nombre y al de «Apple» (Ichigo es fresa en japonés y Ringo es manzana).
Hablamos en general de una edición que, si bien presenta la misma calidad en el encuadernado que Tokyo Revengers o Sekisei Inko, no cuenta con muchas florituras, ya que no hay páginas a color. Habrá también quien encuentre incómodo que los tomos sean tan grandes y anchos, y razón no les faltará, ya que son poco prácticos, pero aquí seguimos defendiendo que este tipo de colecciones tampoco se leen tan mal y que luego lucen muy bien en la estantería.
La traducción, por cierto, es de J. Oriol Guinovart-Pedescoll y es uno de los puntos más destacados de la obra. Utiliza un lenguaje mucho más macarra que Tokyo Revengers, atreviéndose incluso con muchas palabrotas malsonantes, aligerando bastante la lectura.
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Conclusión
Dessert Eagle sirve como una especie de precursor de Tokyo Revengers en varios aspectos. Por eso, quizás, sea una obra que guste a muchos fans de la ToMan y compañía, pero claramente carece de la profundidad que se encuentra en su sucesora, posiblemente debido a su cancelación temprana. Lo que verdaderamente me apena es que, en mi caso, no me ha terminado de entusiasmar, a pesar de que a priori tenía todos los ingredientes. Tramas apresuradas y poco profundas y personajes estereotipados hacen de Dessert Eagle probablemente el título más pobre de Ken Wakui.
A pesar de todo, la esencia de su pluma sigue ahí. Por eso es necesario enfatizar una y otra vez lo que he dicho al principio: Ken Wakui se ha consolidado como el rey indiscutible en el género de delincuentes, y hasta ahora no ha surgido ningún otro autor que pueda arrebatarle ese título.
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Lo mejor
- La obra es un buen punto de entrada para conocer el género furyo desde la perspectiva de Wakui.
- Aquellos que no quieran adentrarse en Tokyo Revengers por su extensión pueden hacer la prueba con esta obra.
Lo peor
- La obra fue cancelada, así que hay puntos de la misma que quedan sin resolver o se resuelven demasiado deprisa.
- Los arcos de personajes son breves, por lo que hay poco margen para profundizar en ellos.
Dessert Eagle
Editorial: Norma Editorial
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 14,8 x 21 cm
Tomos: 2 (Finalizada)
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