El éxito fue rotundo, trayendo consigo una adaptación de mano de Gainax que apenas cubría los primeros arcos argumentales del manga y que estaba dirigida por el mismísimo Hideaki Anno. En España, Ediciones Glénat tradujo la serie consiguiendo también una notable repercusión y terminó su edición en 2006, apenas un año después que en Japón.
Ese mismo año, Masami Tsuda se enfrentó al reto de comenzar una nueva serie también en la revista LaLa tras su rotundo éxito anterior. Esa serie fue Mi Pequeño Monstruo… ¿qué tipo de manga nos encontraríamos ahora? ¿una comedia del mismo estilo que vimos en los primeros tomos de Karekano o un drama similar al final de la serie que le dio la fama?
Argumento
Nanoha Satsuki es alumna del instituto Yotsuba. Es una chica normal y corriente,que no destaca por sus notas, por su físico ni en los deportes. Si por algo se caracteriza es por su tranquilidad, pero en cuanto ve a Hazuki Tokiwa, un compañero de clase alque llaman “el Príncipe”, y su comportamiento narcisista, no puede evitar que le salga de dentro un monstruito con muy mala leche.
Con esta sencilla premisa se inicia la historia y, casi sin darnos cuenta, nos metemos en el sencillo juego de rutinas que establece Tsuda en la historia. Nanoha Satsuki, pese a ser una chica que no es gran cosa, siempre se las arregla para acabar rodeada de los más atractivos, inteligentes y mejores deportistas. Por ello, suele pasar desapercibida y rara vez la gente recuerda que ha estado en algún lugar. Sin embargo, eso no le importa demasiado. Lo que le obsesiona es una extraña tendencia que parece controlar su carácter de naturaleza tranquila. De pronto, el mal humor se adueña de ella, representado en el pequeño monstruito iracundo que dibuja Tsuda al lado de la protagonista, y acaba por soltar todo aquello que a la gente no le gusta escuchar.
Pero lo peor sucede cuando ve a Hazuki Tokiwa, un chico atractivo y engreído que se pavonea por el instituto siempre rodeado de chicas deseosas de estar a su lado. Su comportamiento hace que el monstruo de Nanoha se desemboque, siendo especialmente cruel cada vez que intercambian palabras. Lo que Nanoha no sabe, es que Hazuki también tiene su particular monstruo, un pequeño príncipe bufón que le obliga a hacer todo lo posible por llamar la atención de la gente.
Así, nos vemos inmersos en cómo Hazuki y Nanoha empiezan a relacionarse aunque, eso sí, tratando de esquivar un poco los tópicos habituales de los gakuen shojo, interaccionando en general de una forma muy natural y sencilla, como tan bien sabe hacer esta autora. No hay grandes sobresaltos ni grandes giros con triple tirabuzón que hagan estremecerse a la historia, haciendo que todo transcurra en un tono de comedia ligera, agradable de leer y sin excesivas pretensiones.
Tan distintos pero tan iguales
Es imposible no ver las similitudes de este “Mi Pequeño Monstruo” con Karekano. El teatro de las personalidades que surgen del interior haciendo que la máscara que damos a la gente se rompa, el juego de vanidades y los pequeños universos del instituto están ahí. Y es que nos encontramos con casi todos los valores positivos del primer Karekano en esta serie.
La apuesta de Tsuda a la hora de afrontar este proyecto fue claramente ir a un valor seguro, a la zona de seguridad donde tan cómoda parece desenvolverse. Eso hará que los seguidores de la autora disfruten con el tomo, al igual que todos los amantes de los slice of life que gustan de personajes sólidos y creíbles.
Además, teniendo una duración de únicamente dos tomos, la hace una opción asequible que asegura unos ratos agradables y divertidos, que transcurren con una sonrisa entrañable en los labios. No hay apenas atisbo de drama en sus páginas y todo se mueve de una manera más o menos previsible aunque no por ello lo hace menos disfrutable.
El gusto por las pequeñas cosas
Narrativamente, la historia fluye de una forma eficaz con ese toquecito ensoñado tan típico de Tsuda. Hay muchas páginas en la que predominan los grandes espacios en blanco matizados por tramas sutiles que, junto al trazo ligero, le dan a la obra ese tono tan limpio y agradable de leer.
Todo parece estar perfectamente engranado para llevarte de la mano en un paseo junto a Nanoha y Hazuki. Además, el lápiz de Tsuda es mucho más consistente que en los primeros tomos de Karekano que son los que argumentalmente tienen más puntos en común. Los años de trabajo le han hecho mejorar mucho a la hora de afrontar el dibujo de caras y figuras pese a que, por sus limitaciones, jamás consiga ser un arte despampanante que nos pueda dejar con la boca abierta.
Masami Tsuda, un valor seguro.
Masami Tsuda nació en la prefectura de Kanagawa el 9 de julio de 1970. El suyo no fue un éxito juvenil por así decirlo ya que no fue hasta la universidad cuando comenzó a sentir interés por dedicarse al mundo del manga. Tras ir a unas cuantas editoriales mostrando su obra, finalmente uno de sus trabajos consiguió ganar un premio, asegurándose así su debut como mangaka.
Sin embargo, hasta que llegó Karekano, apenas consiguió realizar unas cuantas historias cortas que fueron recopiladas en Busu to Himegimi, Onna ni Natta Hi y Yume no Shiro. Es innegable que Kareshi Kanojo no Jijou, Karekano, ha sido la obra que ha marcado su carrera. De no conseguir ninguna historia con algo de duración pasó a recopilar 21 tomos en un shojo que, probablemente, entre dentro de los más importantes de la década de los 90.
Tras Karekano, realizó este “Mi Pequeño Monstruo” y recopiló unas cuantas historias cortas en un tomo que ha titulado “Nostalgia”. En 2008 empezó en LaLa la serialización de su nuevo proyecto largo: Chotto Edo Made, donde crea una ficción histórica en la que se acerca a un Japón actual en el que la revolución Meiji no ha ocurrido nunca, quedándose así en un entorno tradicional y medieval.
El tema escabroso de la nueva imprenta
La serie se ha publicado utilizando la nueva imprenta que tanta tinta ha hecho correr en foros y redes sociales. Es evidente que eso se hace notar a la hora de ver la edición, haciendo que el tomo resulte algo más grueso, las páginas tengan una textura algo más sucia y que además se transparenten ligeramente.
El problema es que en la serie de Tsuda predominan las zonas en blanco, haciendo que la página de la otra cara se pueda entrever en esos espacios. Pese a todo, es más evidente en el primer tomo que en el segundo, donde parece que han ido mejorando las cosas.
Por lo demás, la edición de Glénat es la clásica en los shojos, con el contenido del tomo original tal cual, incluyendo los pequeños y divertidos apuntes que va realizando la autora con sus pequeñas frikadas así como las páginas finales en las que cuenta pequeñas anécdotas de la obra. La traducción es bastante buena, adaptando perfectamente los diálogos y dejando las onomatopeyas más radicales sin rotular para no afectar al dibujo
Conclusión
Al abrir el primer tomo de “Mi Pequeño Monstruo” sabes exactamente lo que vas a obtener a lo largo de sus páginas, un shojo estudiantil agradable de leer y que te arranca las sonrisas casi sin quererlo. Cuando pasas la última página del segundo volumen eso es exactamente lo que has obtenido: un slice of life sólido, divertido y disfrutable. Será una obra menor dentro de la bibliografía de Tsuda pero la serie es completamente marca de la casa.
Lo mejor: La sensación de que todo fluye de forma agradable, lo fácil de encariñarse que resultan los personajes, la precisión narrativa y una historia que no decepcionará a los seguidores de la autora.
Lo peor: Por eso mismo no hay nada especialmente novedoso u original, encontrándonos lo mismo que ya pudimos ver en Karekano. La edición estropea un poco los valores de Tsuda pese a que tampoco es algo que deteriore globalmente la serie.
Ficha Técnica:
Título: Mi pequeño Monstruo
Título original: Eensy-Weensy Monster
Guión: Masami Tsuda
Dibujo: Masami Tsuda
Editorial Japonesa: Hakushenda
Editorial Española: Ediciones Glénat
Formato: C6(114×12)
Precio: 7.50 euros
Número de tomos japonés: 2
Número de tomos: 2
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