Hace unos meses Marvel anunció la primera boda entre dos de sus personajes del mismo sexo –concretamente, entre Estrella del Norte de X-Men y su novio-, dando un espaldarazo a los sectores liberales en pleno debate en los Estados Unidos sobre los matrimonios entre homosexuales. No obstante, en Japón los personajes atraídos por su mismo sexo se habían adelantado dos décadas a sus «colegas» norteamericanos que empezaron a salir del armario en los noventa, hasta obtener un género propio en la gama de mangas. No obstante, la popularidad del yaoi y yuri no implica necesariamente que el país del sol naciente sea la tierra prometida sin prejuicios de los gays y lesbianas.
La aceptación de la homosexualidad a lo largo de la historia
A falta de documentación previa, se suele considerar al monje budista Kobo Daishi (774-835) como el primer representante del amor homosexual en Japón, ya que fue en su secta donde se dieron tratos de amor entre hombres. Ni el shinto ni el confuncionismo prohibían las prácticas corporales entre monjes del mismo sexo por lo que estos sólo aplicaban su voto de castidad a relaciones con mujeres y los contactos físicos en los monasterios eran bastante frecuentes – algo que indignó a los misionarios portugueses que arribaron en el archipiélago.
En los círculos de la aristocracia nipona también era común encontrarse con relaciones entre el aprendiz de samurai y su señor para que el joven aprendiera en todos los aspectos de la vida de un hombre experimentado. Esta costumbre recibía el nombre de shudo (camino del joven) y fue símbolo de la distinción del estamento de los guerreros. Las relaciones homosexuales se extendían al mundo del kabuki, así como a distintos distritos de placer. A pesar de pasar más desapercibido, el amor entre mujeres tampoco se condenaba.
Estas prácticas quedaron grabadas para la eternidad a través de las representaciones artísticas como las ukiyo-e (grabados) y shungas (grabados de contenido erótico) o poemas amorosos. No obstante, la represión del amor entre personas del mismo género comenzó en la era Meiji como medida orientada al acercamiento a la cultura occidental – incluso estuvo prohibido entre 1873 y 1880. Aunque después volvió a la legalidad, nunca recobró la misma aceptación que tenía en siglos previos.
El nacimiento del yaoi
Los orígenes de este género se remontan a la década de los 70 cuando series como Uchuu Senkan Yamato alcanzaron gran popularidad y sus seguidores comenzaron a fantasear creando relaciones amorosas entre sus personajes favoritos vía doujinshis (mangas realizados por fans). Éstos consistieron en historias cortas de 4-5 páginas sin desarrollo argumental ni mensaje, por lo que fueron conocidos como yama nashi, ochi nashi, imi nashi («sin clímax, sin resolución y sin sentido»), una denominación larga que pasó a ser abreviada como Yaoi. Con el paso del tiempo este término ha ido considerándose eufemístico y anticuado y hoy se emplea más el nombre boizu rabu (boys´ love) o BL. En cambio, el shonen-ai (amor entre chicos) se empleaba al principio para la pedofilia pero pasó a adoptarse para denominar a los mangas que contienen romances entre chicos sin contenido sexual explícito –en realidad, los primeros doujinshis de relaciones homosexuales eran simples shonen-ai.
El género yaoi no está dedicado al público gay, sino está escrito por y para mujeres para su disfrute de historias románticas protagonizadas por varones hermosos. La estética es un elemento clave: además de personajes masculinos estilizados y misteriosos, los argumentos transcurren en escenarios exóticos o palacios suntuosos y se caracterizan por su gran dramatismo. Muchos argumentan que su popularidad se debe a que muestra la relación entre personas iguales, libres de prejuicios sexistas – aunque la pareja está formada generalmente por una figura dominante (seme) y otra más dócil y tierna (uke). Hay que tener en cuenta que en Japón el papel de la mujer en una relación se reduce todavía hoy a ser ama de casa y madre de familia en detrimento del ocio y el desarrollo profesional.
El género centrado en relaciones amorosas entre mujeres, más conocido como yuri, también surgió como entretenimiento destinado a mujeres, con tramas románticas entre muchachas jóvenes. Su temática estaba inspirada en las novelas de amor lésbico escritas por Nobuko Yoshiya a inicios del s. XX. Sin embargo, ha ido adquiriendo aun más fama entre el público masculino a medida que los mangakas iban añadiendo más fanservice y escenas eróticas. Al igual que el yaoi, el yuri también cuenta con un subgénero más suave conocido como shojo-ai, sin contenidos subidos de tono.
Un género para el entretenimiento
Quizá algunos padres occidentales conservadores se escandalizarían si encontraran a sus hijos leyendo manga centrado en relaciones homosexuales pero en Japón las obras yaoi y yuri – siempre que no rocen la barrera de lo pornográfico – se pueden vender sin restricciones en las tiendas. Esto se explica por el hecho de que muestran situaciones muy irreales con personajes idealizados, paisajes espectaculares, riquezas y amores líricos. Además, sus autores no provienen de la cultura gay y usan personajes del mismo género para liberarles de los roles sexuales. En la actualidad ninguna persona moderna afirmaría que estas historias provocan confusión sexual a los jóvenes y les inciten hacia la homosexualidad. Carecen de mensajes sociopolíticos y su función es lúdica y estética.
Existe por su puesto un género dedicado a los lectores gays, conocido como bara o gei cómic. Suelen ser historias más realistas protagonizadas por hombres de aspecto viril –con vello corporal y músculos sobresalientes- que mantienen actos sexuales más explícitos, a veces incluso violentos, y solo se encuentran disponibles en librerías especializadas.
Falsa percepción sobre la homosexualidad en Japón
A pesar de la aceptación de contenidos homoeróticos en la industria del entretenimiento nipón, Japón no es un país caracterizado por el tratamiento de las personas sin prejuicios en cuanto a su orientación sexual. Es cierto que nada prohíbe la homosexualidad e incluso existen algunas leyes protectoras para gays pero el matrimonio homosexual no está reconocido y algunas prefecturas establecen una edad de consentimiento para sexo entre personas del mismo sexo más elevada que para las relaciones carnales heterosexuales.
Cada vez más artistas japoneses se unen a las personalidades de la televisión al declarar su homosexualidad pero gran parte de la población gay no se atreve a salir del armario. La razón no es de origen religioso sino proviene de las normas que se remontan a la época feudal. En la sociedad agraria la fertilidad era un requisito para generar población que cultivara las tierras y mantuviera la familia y esta tradición permanece en el Japón moderno que adolece las bajas tasas de natalidad. Una pareja del mismo género está mal vista por el hecho de que no pueden procrear y extender la familia para que el apellido perviva. Muchos incluso deciden casarse con personas del sexo opuesto para no oponerse a las reglas sociales.
A modo de conclusión, el manga y anime yaoi y yuri es un género nacido para el entretenimiento del público que usa unas relaciones homosexuales para añadir variedad a los registros, sin pretensiones sociales y morales. En todo caso, si los lectores, aparte de gozar con las historias, aprenden a ser más tolerantes, el género cosecha un doble éxito.
A continuación se ofrece una lista de autores del mundo del yaoi, shonen-ai, yuri y shojo-ai destacables con sus respectivos mangas, animes y novelas cortas. Por supuesto es una lista incompleta ya que existen muchas obras adicionales en el universo de este género tan peculiar. Muchos autores también realizaron numerosos doujinshis de sus series preferidas.
Yaoi y shonen-ai:
– Ayano Yamane: Crimson Spell, Series Viewfinder, Ikoku Iroki Romatan
– Inariya Fusanosuke: Giglio, Hyakujitsu no Bara, Rakuen no Izumi
– Maki Murakami: Gravitation
– Shungiku Nakamura: Junjou Romantica, Hybrid Child, Sekaiichi Hatsukoi
– Yun Koga: Loveless, Earthian
– Hinako Takanaga: Bukiyou na Silent
– Kazuma Kodaka: Kizuna, Kimera
– Hitoyo Shinozaki: Okane ga nai
– Minami Ozaki: Zetsuai 1989
– Rieko Yoshihara: Ai no Kusabi
– You Higuri: Gakuen Heaven
– Kairi Sorano: Monochrome Factor
– Natsuko Asano: No. 6
– Mikiyo Tsuda: Princess Princess
– Youka Nitta: Haru wo Daiteita
– Takashima Kazusa: Wild Rock
– Kaori Monchi: Hey, Class President!
Yuri y shojo-ai:
– Sakurako Kimino y Namuchi Takumi: Strawberry Panic!
– Chiho Saito: Utena, la chica revolucionaria
– Kaishaku: Kannazuki no Miko
– Takako Shimura: Aoi Hana
– Hajime Mikuni: Mousou Honey
– Rui Takatou: Mikarun X
– Ayun Tachibana: Nijipuri
– Shoko Iwami: Kanamemo
– Hiro Touge: Candy boy
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