El relato, estructurado en tres episodios sin razón aparente, se pierde totalmente en un sinfín de tópicos adolescentes, sin aportar nuevas lecturas. En el primero, Takaki y Akari, dos jóvenes estudiantes, se ven forzados a abandonar su precoz amor debido a la gran distancia geográfica que les separa. Una consabida aproximación al primer (e imposible) amor donde se insiste en la fragilidad de las emociones y se echa de menos una visión más moderna y completa sobre al desarrollo posterior de los personajes (y de sus pensamientos) y reflexiones con mayor enjundia sobre el destino, la necesidad de ser amado o el papel de la sociedad de la información en las relaciones personales del siglo XXI (¡no hay ni rastro de Internet en todo el metraje!).
El segundo capítulo, nos muestra a un Takaki algo mayor, que ha olvidado a Akaki, y a la indecisa Kanae que padece en silencio la necesidad de declararle su amor. La esperada evolución de los sentimientos planteados inicialmente se diluye totalmente para convertirse en una nueva repetición. ¿Dónde está la originalidad de la aportación de Shinkai sobre el tempus fugit o sobre el dolor del amor de juventud? Finalmente, aspectos como el paso del tiempo y las dudas sobre lo que hubiera sido la vida al lado de otra persona se hacen evidentes, sin mucha fortuna, en el último episodio.
El propio tono de la película, pausado y lleno de pretendida sensibilidad, así como la cadencia de las imágenes, cargada de reiteraciones, se convierte en un arma de doble filo y la propuesta intimista se vuelve aburrida, tediosa y sin fuerza dramática. La intencionalidad de los recursos narrativos, la utilización del fuera de campo o los encuadres exquisitos, por ejemplo, unida con un montaje inundado de golpes de efecto, de supuesta delicadeza y sin el apoyo de un guión consistente evidencian cómo la forma se apodera del fondo, cómo la vistosidad de la propuesta revela un vacuo contenido.
En el apartado visual, el film es una maravilla, un prodigio que deja evocadoras imágenes para la historia reciente del anime. Makoto Shinkai es un hombre orquesta que ha hecho un verdadero esfuerzo en el tratamiento del color, especialmente en la recreación de los escenarios naturales. Las deslumbrantes estampas paisajísticas, fruto de un increíble dominio técnico, y los asombrosos matices cromáticos de los ambientes crepusculares son los grandes logros de un esteta llamado, para bien o para mal, a ser uno de los artistas más relevantes del mundo de la animación.
Lo Mejor: Visualmente es una delicia.
Lo Peor: No aporta nuevas reflexiones sobre los temas planteados, ni muestra el verdadero desarrollo de los personajes, ni de sus sentimientos.
Ficha artística y técnica:
Título Original: Byosoku 5 Senchimetoru
Director: Makoto Shinkai
Guión: Makoto Shinkai
Fotografia: Makoto Shinkai
Montaje: Makoto Shinkai
Dirección artística: Makoto Shinkai
Música: Tenmon
Voces: Kenji Mizuhashi, Yoshimi Kondou, Satomi Hanamura
Nacionalidad: Japón
Año: 2007
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