Si te pido que pienses en un erizo azul, seguramente ya tengas a un personaje en mente. El impacto que Sonic tiene en la cultura pop es brutal, seguramente a la par que Pac-Man y cerca del referente que es Mario. Su música, el sonido de sus anillos, la velocidad de sus niveles… ver al erizo azul es saborear la infancia de muchos de nosotros. La criatura insignia de SEGA es de esos pocos personajes que consiguen saber a pan con Nutella y a días más sencillos.
Es gracias a esta influencia que hoy, en 2020, podemos disfrutar de una adaptación a la pantalla grande de este icónico personaje con Sonic: La Película, un filme dirigido por el debutante Jeff Fowler con Ben Schwartz (Parks and Recreation, CollegeHumor…) prestando la voz y los movimientos por captura al famoso erizo, todo ello rodeado de un elenco de actores del calibre de James Marsden (X-Men, WestWorld…) en el papel de Tom Wachowski, el amigo humano de Sonic, y Jim Carrey caracterizando al pérfido Dr. Eggman (o Robotnik).
El proyecto tuvo dificultades para salir adelante, con una primera adquisición de derechos por parte de Sony Pictures en 2013, solo para cambiar a Paramount Pictures en 2017. Además, la película no estuvo exenta de polémica cuando se mostró un primer diseño de Sonic que distaba mucho del que conocíamos por los juegos más recientes. Unos ojos más pequeños, la ausencia de guantes y otros detalles que buscaban alejar al personaje del tono cartoon provocaron el rechazo unánime por parte de los fans. Seamos sinceros, el diseño era un horror, un inmenso fallo al que, de alguna manera, le dieron el visto bueno. Por suerte, Paramount Pictures supo escuchar a los fans y supo recular a tiempo, modificando el aspecto del personaje a uno más cercano al que conocemos, lo que provocó un retraso en la fecha de estreno de la película. Si se trata de la técnica de márketing más cara y extraña de la historia sigue siendo un misterio.
Una película que va rodada
La historia tiene de protagonista a un erizo de color azul con el poder de la supervelocidad que es perseguido por multitud de personas que ansían su poder. Sonic se ve obligado a abandonar su isla natal cuando era tan sólo una cría para llegar a nuestro planeta, mediante unos anillos dorados que le permiten viajar a cualquier destino del universo. Por suerte o por desgracia, nuestro planeta es el destino final de nuestro protagonista y donde vive lo que le queda de infancia y parte de la adolescencia. Sus poderes pueden tentar a todo aquel que ansía poseerlos, con lo que se ve obligado a ocultarse de todo el mundo, viviendo una solitaria (y siniestra) vida en la que espía y roba a los ciudadanos de Green Hills, el tranquilo pueblo que elige como hogar.
No obstante, esta tranquilidad no durará para siempre, y un descuido activará todas las alarmas del gobierno de EE.UU., que decide encargar la misión de atraparlo al Dr. Robotnik, un genio sociópata amante de la tecnología. Sonic tan sólo contará con la ayuda de Tom, un agente de la policía local, para poder escapar de las pérfidas invenciones de Robotnik.
Cambios con respecto a los videojuegos ¿Sí o no?
Sí, hay muchos cambios con respecto a lo que vivimos en los videojuegos de Sonic, nos encontramos de lleno con la incurable manía hollywoodiense de traer a todos los personajes a EE.UU. para convivir con el típico hombre blanco de acción al servicio de la ley, incluido un personaje de origen japonés procedente de una isla ficticia.
Las películas basadas en videojuegos son un fenómeno curioso. Partimos de la base de que un videojuego y una película no emplean la misma forma de narrar una historia. El primero precisa de una historia que justifique las acciones del jugador y se sirve de su experiencia a los mandos para entregarle un rol activo en la narración. La segunda permite que el espectador adquiera un rol más pasivo, no pudiendo intervenir en las acciones que vemos en pantalla. Además, se dispone de menos tiempo para contar una historia, con lo que muchos elementos acaban quedándose fuera.
Es por ello que, al transportar a los personajes de los videojuegos a la pantalla grande, los guionistas deben tomar decisiones creativas que les permitan adaptar todos esos elementos a un formato distinto con multitud de reglas ajenas. Por esto cabe preguntarse ¿Qué debemos esperar de Sonic: La Película? ¿Debemos exigirle que se adapte fielmente a lo visto en los juegos? Con personajes ficticios opino que no, en absoluto. No hablamos de hechos históricos, sino de personajes nacidos de la imaginación de una o varias personas.
Al igual que hemos podido observar distintas interpretaciones de nuestros personajes favoritos en los cómics (Marvel, DC…) o los videojuegos (Link, Sonic, sin ir más lejos…), debería ser posible enfrentarse a estos cambios en una adaptación a otro medio con la misma madurez con las que vemos otras. Estos personajes no se rigen por ninguna norma en tanto que no existen. Enarbolando la bandera de lo conocido hasta ahora, los fans acérrimos exigirán que no se les saque de su zona de confort, y aunque es lícito quejarse, también encuentro lícito decir que muchas de estas quejas se me antojan rabietas de niño.
Echo de menos la buena panza del Dr. Eggman y encontrar invenciones delirantes con martillos gigantes o bolas de demolición en lugar de drones. También quería ver a Sonic viviendo aventuras en su isla en una película de animación de gran calidad. Sin embargo, he disfrutado con un Jim Carrey perfecto para el papel de Eggman y un Sonic que, al haber pasado su vida en la tierra, no deja de soltar referencias a la cultura pop. Hay que tener en cuenta también que se trata de una película sobre el origen del personaje, dejando margen para una secuela más arriesgada en estos términos (aunque nunca nos libremos de su amigo Tom).
Si bien es cierto que la película cambia muchos elementos del personaje, conserva gran parte de su idiosincrasia en pequeños easter eggs dispuestos a lo largo de la película, como cuando suenan unas pocas notas de su tema principal, cuando se hace con sus icónicas zapatillas o cuando recibe algún golpe y derrama todos sus anillos. Pequeños gestos para recordarle a los fans que la película existe gracias a ellos, y que aunque los tiempos cambian y ahora los chavales juegan a Fortnite, no se olvidan de ellos.
Si te gusta, ponle un anillo
Sonic es un personaje al que en la vida real no podría soportar ni dos segundos. El protagonista mantiene su actitud habitual de idiota juvenil durante toda la película.
Gracias a Dios, Tom sirve como complemento perfecto al pararle los pies (jaja) justo cuando estamos cerca de hartarnos de él. Juntos forman un tándem perfecto que resulta en todo un homenaje a la cultura bromance. La película se torna en una especie de road trip donde, en ocasiones, deben enfrentarse a un Dr. Robotnik cada vez más poderoso y desquiciado.
Las interpretaciones de los actores apoyan enormemente un guion equilibrado con enormes dosis de humor. Ver a toda una sala de críticos reírse al ver a Sanic no tiene precio. Jim Carrey sigue demostrando que es un actor capaz de comerse la pantalla con dos gestos de su cara, mientras que Marsden demuestra su experiencia haciendo de Tom, un personaje perfectamente creíble al que cogeremos cariño rápidamente.
El guion no está exento de algunas incongruencias como un Robotnik descubriendo poco a poco pistas que conservaba desde el principio o una tecnología muy avanzada que, a veces, sirve para más bien poco, amén de un Sonic que prácticamente se deja herir para avanzar en la trama. También nos topamos con momentos de vergüenza ajena como escenas pobremente alargadas o (suspiro) bailes del Fortnite… Del doblaje al español no puedo hablar puesto que vimos la película en versión original, pero os puedo adelantar que se trata de Ángel de Gracia, voz habitual de Sonic en español y no Luisito Comunica.
Algunos de los mejores momentos de la película son aquellos en los que Sonic despliega todo su potencial y comienza una escena a cámara lenta. Estas escenas beben directamente de las que pudimos disfrutar con Mercurio (Evan Peters) en la nueva saga de películas de X-Men. De nuevo encontramos música de tono divertido mientras vemos a Sonic cambiar de sitio a dos enemigos para que se peleen o tirar de los calzoncillos a un malhechor. Al retomar el tiempo habitual, vemos el resultado de todas sus gamberradas. El recurso comienza a ser repetitivo y me gustaría ver sacar músculo en este tipo de escenas tan importantes para un personaje con supervelocidad. Aún con ello, sus escenas siguen siendo mejores que las de Flash en la Liga de la Justicia. Mención especial a un combate final lleno de emoción y diversión, aunque un poco más de epicidad no le habría venido mal.
Conclusión
Afronté la proyección con las expectativas bajas, como muchos de los que ahora me leéis. Sin embargo, los prejuicios desaparecieron en cuanto Sonic destrozó un tanque rodando, Robotnik se puso sus gafas o escuché la música que tantas aventuras me ha proporcionado. Si encima añadimos a la ecuación a un infalible Jim Carrey evocando mi infancia y a un James Marsden haciendo lo que mejor sabe hacer (ser americano), obtenemos un resultado perfecto para una película que gustará a todo el mundo, a medio camino entre Ant-Man y Detective Pikachu.
Sonic: La Película es más o menos lo que esperábamos. Una película al estilo Hollywood, palomitera y predecible. No obstante, Sonic es un personaje icónico y, en cuanto te abres a los cambios y te dejas llevar por los fuegos artificiales, te descubrirás disfrutando como un niño una película llena de risas y acción ultrasónica. Una película que satisface al público general sin abandonar el respeto por todo lo que representa el personaje. Por cierto, quedaos hasta el final para babear.
Lo mejor
- Referencias al Sonic clásico y a la cultura pop
- Todos los personajes se complementan la perfección
- Escenas de acción de gran calidad visual
Lo peor
- Sonic es muy cargante
- Predecible
- Escenas alargadas, momentos de vergüenza ajena e incongruencias en el guion
Sonic: La Película
Estudio: Paramount Pictures
Año: 2020
Tipo: Película imagen real
Duración: 1 hora 39 minutos
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