El ex primer ministro japonés Shinzo Abe, de 67 años, ha fallecido tras recibir varios disparos en plena calle mientras participaba en un mitin electoral en la ciudad de Nara, según ha informado la cadena pública NHK. Los médicos del Hospital de la Universidad Médica de Nara, donde fue atendido, han explicado que fue trasladado allí sin signos vitales, tras sufrir una parada cardiorrespiratoria. Abe tenía dos heridas de bala en el cuello y sufrió daños en un vaso sanguíneo. La causa de la muerte parece ser la pérdida de sangre.
El antiguo jefe del Ejecutivo japonés, que gobernó entre 2012 y septiembre de 2020, antes de dejar el poder por razones de salud, pronunciaba un discurso en un mitin del Partido Liberal Democrático frente a una estación de tren en la antigua capital japonesa, como parte de la campaña para las elecciones a la Cámara alta previstas para el domingo. Poco después de que comenzara a hablar, en torno a las 11:30 horas de Japón (4:30 en hora peninsular española), se escucharon al menos dos disparos. Según los testigos, Abe cayó al suelo con el pecho ensangrentado y fue trasladado inmediatamente al hospital, pero poco pudieron hacer los médicos por salvar su vida.
La policía nipona atribuye el crimen a un hombre de 41 años identificado como Tetsuya Yamagami, miembro de la Fuerza Marítima de Autodefensa entre 2002 y 2005 y que ahora se encontraría en paro. Fuentes policiales han asegurado que Yamagami no hizo aparentemente amago de escapar, sino que depositó el arma en el suelo y esperó a ser detenido. Según informa NHK, el atacante disparó por la espalda en dos ocasiones contra Abe con un arma de fabricación casera.
El atentado ha provocado una gran conmoción en la comunidad internacional. Aparte de las propias características de los hechos en un país con baja criminalidad y donde la violencia política apenas existe, Abe contaba con un amplio reconocimiento entre los gobernantes de otros países. El actual jefe de Gobierno, Fumio Kishida, ha comparecido en rueda de prensa para pedir al resto de los miembros de su Gobierno, repartidos por todo el país en diversos actos electorales, que regresen a Tokio para analizar los hechos.
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