La película animada de origen coreano La llama de la esperanza (Chun Tae-il) forma parte de la selección oficial del Korean Film Festival Barcelona (KFFB). Este drama distribuido por Jonu Media y que adapta el manga homónimo inspirado en la vida de Jeon Tae-il, podrá disfrutarse el jueves 14 de septiembre a las 19:00 horas en los Cinemes Girona de Barcelona. Las entradas para esta cinta y para el resto del festival están disponibles a través de la página web del evento.
Jun-Pyo Hong dirigió este filme estrenado originalmente en diciembre de 2021. El guion quedó en manos de Hyeong-Seop Sim, mientras que Seo-Ro Oh realizó la composición musical. Seong-Gu Kim se acredita como productor de la cinta, Seok-Won Kim como director de sonido y Min-Yeong Choe como encargado de la edición.
El reparto de papeles de la película estuvo compuesto por los siguientes actores de voz:
- Jang Dong-yoon como Chun Tae-il.
- Yeom Hye-ran como Lee-So-sun.
- Jin Sun-kyu como el Padre.
- Park Chul-min como el Sastre Shin.
- Kwon Hae-hyo como el Presidente.
Jeon Tae-il fue un trabajador surcoreano dedicado a la sastrería. De orígenes humildes, se vio obligado a abandonar el colegio para empezar a trabajar, aprendiendo el oficio de parte de su padre antes de escapar de casa y dedicarse a otros trabajos malpagados, llegando incluso a desempeñar jornadas de catorce horas por una taza de té. Al convertirse en sastre se dio cuenta de las horribles condiciones laborales de los trabajadores de Corea y de cómo el gobierno dictatorial, por aquel entonces presidido por Park Chung-hee, violaba constantemente las garantías que la ley, desconocida para muchos, les ofrecía. Decidido a concienciar a la población de sus propios derechos fundó la Asociación de los Idiotas, y aunque logró cierto grado de éxito, el muro burocrático formado por el gobierno y los propios empleadores, que aducían no ser explotadores, impidió que lograra grandes avances.
Finalmente, el 13 de noviembre de 1970 con tan solo 22 años, Jeon Tae-il decidió inmolarse, prendiendo fuego a su cuerpo y corriendo por las calles de Seúl mientras gritaba frases como «Los trabajadores también somos seres humanos» o «No permitáis que mi muerte sea en vano». Poco después falleció en el hospital. Su muerte propició la movilización de los trabajadores que se pusieron en pie de guerra contra el sistema, llegando con el tiempo a crear sindicatos que les permitieron garantizar sus derechos. Otros organismos como universidades, entidades religiosas y la misma prensa decidieron, a raíz de este acontecimiento, apoyar abiertamente la causa de los trabajadores.
Fuente: Jonu Media
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