Un ‘rara avis’ del Studio Ghibli
Puedo escuchar el mar, Umi ga Kikoeru en japonés (literalmente «Se oye el mar»), es una película estrenada en la televisión japonesa el 5 de mayo de 1993. Ha sido, y lo es por el momento, la única película producida para televisión del estudio, y sin contar en su staff con ninguno de los dos genios del estudio Hayao Miyazaki o Isao Takahata.
La película fue concebida por el estudio como una oportunidad para los jóvenes talentos del estudio, es por esto que la dirección corrió a cargo de un joven Tomomi Mochizuki (rondaba los 34 años por aquél entonces) y la mayoría de los animadores, guionistas y otros miembros del personal de la película tenían entre 20 y 30 años.
Puedo escuchar el mar está basada en la novela del mismo nombre escrita por Saeko Himuro, y narra el triángulo amoroso entre dos buenos amigos de secundaria en una escuela de la ciudad costera de Kochi, y una chica nueva trasladada desde Tokio.
Debido a que es posiblemente una de las películas menos llamativas del Studio Ghibli, ha sido una de las que más lentamente se ha ido abriendo paso en occidente. En nuestro país fue editada por primera vez en el 2008 por Aurum, siendo la primera vez que se traducía a un idioma extranjero. En el Reino Unido ha llegado este año, junto con el lanzamiento de Ponyo en el Acantilado, mientras que en los Estados Unidos, junto con Recuerdos del Ayer, continúa siendo inédita.
Un triángulo amoroso
Puedo escuchar el mar esta narrada a modo de flashbacks, bajo el punto de vista del protagonista, Taku Morishaki, a raiz de un extraño encuentro con una chica en la estación de tren, que le recuerda su juventud en Kochi, su pueblo natal.
Pronto los recuerdos brotan en la mente de Taku, y recuerda como en cierta temporada vacacional, mientras trabajaba en un restaurante, su mejor amigo de la escuela, Yutaka Matsuno, delegado de clase, le llama para contarle que una nueva alumna ha ingresado a mitad de curso.
La chica, de nombre Rikako Muto, resulta ser de Tokio, que tras el divorcio de sus padres, se traslada a Kochi con su madre, a pesar de negarse en rotundo. La chica es guapa, inteligente y buena en deportes, pero su mal genio y su el malestar por su situación familiar la impide adaptarse a su nueva escuela, compañeros y ciudad.
Pronto Yutaka, como delegado de clase, comienza a tener relación con ella, pero por cosas del destino, a quien acude a la chica en momentos de dificultad es a Taku, el cuál no está interesado en chicas, creándose un difícil y curioso triángulo amoroso.
Poco a poco entre Taku y Rikako surge algo más que una amistad, aunque la relación entre ambos es difícil. Taku es un buen chico, pero se ve atrapado en la vorágine de sentimientos, enfados y mal genio que el Rikako, provocando más de un malentendido.
Como hemos dicho, todos los acontecimientos están contados a modo de flashbacks, desde el punto de vista de Taku, un chico que en la actualidad ya es universitario, y que ha perdido el contacto total con sus amistades de la escuela, pero que ante una reunión de antiguos alumnos todos esos recuerdos parecen volver a sus mente, momentos antes de reunirse posiblemente con Yukata y Rikako.
El primer proyecto de Ghibli para televisión
Normalmente, el Studio Ghibli se caracteriza por diversos detalles presentes en todas sus películas. El amor por la naturaleza, por los animales, la paz… son siempre temas que se mantienen en el fondo de todas sus películas. Puedo escuchar el mar, a parte de ser la primera y única realizada para televisión, posiblemente sea también la única que no cuenta con dichos mensaje «subliminales» propios del estudio japonés. Es una historia «típica» de un triángulo amoroso entre estudiantes, nada de fantasía, lucha por la paz o la naturaleza. Simple, pero ojo, igual de enternecedora como el resto de la filmografía del estudio.
La historia está basada como hemos dicho en una novela, y además ninguno de los dos genios del estudio están presentes en la producción de la misma, por lo que «les salió un producto diferente». Puedo escuchar el mar, no obstante, si tiene ciertos detalles identificativos de que pertenece a Ghibli, y es que su cuidada animación, desarrollo de la historia, y enternecedores momentos, si son muy «Made in Ghibli».
A pesar de ser una película producida para televisión, no es para nada un producto menor. Si es mucho menos grandilocuente que otras obras de Ghibli, pero no por ello se ve mermada en la calidad de su animación. De principio a fin esta película nadie podría diferenciarla de otra contemporánea prevista para su estreno en cines.
También el hecho de no tener entre su staff a ninguno de los grandes nombres del estudio, y estar realizada por una joven selección de trabajadores del estudio en 1993, no le quita calidad a la adaptación de la novela, como sí pasó con Cuentos de Terramar.
Puedo escuchar al mar, nos traslada a un viaje a nuestra adolescencia, a los amores de instituto, cuando los chicos no comprenden a la chicas, y nos parecen un mar de emociones, siendo un día encantadoras con nosotros, como otras un volcán apunto de estallar. Es una película que conectará mucho mas con un chico que esté cerca de la treintena actualmente, ya que su ambientación y detalles nos trasladarán a aquella época de instituto, sin lugar a dudas.
Un proyecto de Ghibli para buscar nuevos talentos
Intentar contar algo nuevo del Studio Ghibli a estas alturas es algo harto dificil, por lo que me limitaré a hablar de su situación en aquellos años, y más profundamente de las mentes que se esconden tras esta desconocida joya del estudio japonés.
A principios de los 90, el Studio Ghibli ya era un estudio de animación totalmente consagrado en Japón. Hayao Miyazaki e Isao Takahata eran dos directores reconocidos en el mundo de la animación y ya tenían a sus espaldas grandes éxitos como Nausicaä del Valle del Viento (Miyazaki, 1984), Laputa, Castillo en el Cielo (Miyazaki, 1986), La tumba de las luciérnagas (Takahata 1988), Mi Vecino Totoro (Miyazaki, 1988), Kiki’s Delivery Service (Miyazaki, 1989), Recuerdos del Ayer (1991, Takahata) y Porco Rosso (1992).
Por aquél entonces el estudio comenzó una búsqueda de nuevo talentos dentro y fuera de la compañía, y así es cuando surgió el proyecto de Puedo escuchar el Mar, dirigido por un joven Tomomi Mochizuki para la televisión japonesa. El proyecto fue uno de los pocos fracasos del Studio Ghibli, tuvo unos costes, tanto de tiempo como de dinero, similares a los de una película para cine, a pesar de estar destinada para la televisión, y nunca más volvieron a repetir la fórmula, pero Mochizuki siguió con su carrera como director de animación.
Tomomi Mochizuki, director de Puedo escuchar el mar, no era realmente un debutante, antes de dirigir esta película para el Studio Ghibli ya había dirigido otros proyectos como la serie de animación Piruletas (1986, Hikari no Densetsu), la primera temporada de Ranma 1/2 (1989), la película de Kimagura Orange Road: Quiero volver a ese día (1988), o incluso antes como director de producción en la conocida Magical Angel Creamy Mami (1983).
Tras probar suerte en el estudio de Miyazaki y Takahata en 1993 prosiguió su carrera como director, director de producción y realizador de storyboards en otros tantos animes como en las OVAs Dirty Pair Flash I y II (director, 1995 y 1996), I My Me! Strawberry Eggs (storyborads, 2001) o Code Geass: Lelouch of the Rebellion (storyborads, 2006) bajo el seudónimo de Gō Sakamoto.
El último trabajo de Mochizuki se ha estrado hace pocos días en Japón, el pasado 15 de éste mes concretamente, y se trata de la nueva apuesta del estudio Manglobe, Sarai-ya Goyou, o House of Five Leaves, la adaptación al anime del manga de Natsume Ono, autora conocida por su anterior obra también adaptada a televisión Ristorante Paradiso.
Saeko Himuro, autora de la novela en la que se basa la película, nacida en 1957 y fallecida en 2006 debido a un cáncer, es una de las novelistas y guionistas más conocidas de Japón. Puedo escuchar el mar, publicada en 1993, es su novela más popular gracias a la adaptación de Ghibli, de la que en 1995 escribió la secuela titulada Puedo escuchar el mar: Porque hay amor (Umi ga Kikoeru Tsū: Ai ga Aru kara). Su relación con el anime no pasó de la película de Ghibli, pero no así con el manga, ya que varias de sus obras han sido adaptadas a manga o ha colaborado como guionista en otros tantos (Rasen Kaidan o Nobotte, Riding!, Love Quartet).
Un gran trabajo de Aurum
Aurum lleva años haciendo un trabajo magnífico con las películas del Studio Ghibli. Su relación con las películas del estudio japonés no comenzó el año pasado cuando se anunció el popular acuerdo para traer las películas que aún quedaban inéditas a nuestro país, ya que Aurum ya había editado varias películas como esta Puedo Escuchar el Mar en el 2008.
La edición de Puedo escuchar el mar en DVD sigue las pautas marcadas por el resto de ediciones sencillas del Studio Ghibli realizadas por Aurum en nuestro país. La edición se compone de un sólo DVD en un estuche sencillo con cubierta de cartón.
Las características del DVD incluyen los audios en 2.0 japonés y castellano, con la opción de subtítulos en castellano. La calidad de la imagen es muy aceptable para ser una película de animación dirigida a televisión de 1993 con la opción de 16:9. En cuanto a los extras de la película, son los tráilers originales japoneses, algo escaso comparado con lo que actualmente acompañan las ediciones del Studio Ghibli, echamos en falta los fantásticos storyboards animados.
Pero aunque la edición de Puedo escuchar el mar puede parecer bastante sencilla, su calidad y su precio actual la catalogan de compra obligada para cualquier amante de la animación japonesa, y de las películas del Studio Ghibli en particular.
En conclusión
Puedo escuchar el mar posiblemente sea la película de Ghibli más desconocida de su filmografía. Que fuese una producción destinada para la televisión japonesa, que no la firman ninguno de los dos grandes directores del estudio, y que no haya sido traducida y editada fuera de Japón hasta el 2008 en España, pueden ser varias de las razones. Además Puedo escuchar el mar posiblemente sea la película del Studio Ghibli que menos tiene de las pautas marcadas por el resto de películas del estudio, como el amor por la naturaleza o el pacifismo.
Pero estos detalles no empañan la calidad de esta película, que si pasa por ser una de las mejores producciones japonesas que trasladan al espectador a esos años de instituto, con los primeros amores y desamores. Sin lugar a dudas, se nota mucho la mano de su director, que años antes había trabajado en la primera película de Kimagure Orange Road, ya que los sentimientos que provoca en los que rondamos los 30, son muy similares a los que provocan la obra de Izumi Matsumoto.
Por último, hay que agradecer el esfuerzo de Aurum de traer a esta película, que como hemos dicho antes, fue España el primer país del mundo en verla fuera de Japón, siendo aún inédita en los Estados Unidos.
Lo Mejor: Su precio (por debajo de los 10 euros), y los sentimientos de nostalgia que evoca en todos los que rondamos los 30 años.
Lo Peor: Que no sea tan popular como otras películas del Studio Ghibli y pase muy desapercibida entre el aficionado.
Fecha técnica:
Título original: Umi ga Kikoeru (Ocean Waves)
Dirección: Tomomi Mochizuki
Guión: Saeko Himuro (autora de la novela original)
Animación: Studio Ghibli
Distribuidora española: Aurum
Duración: 69 minutos aprox.
Soporte: DVD5
Idiomas: Castellano y Japonés 2.0
Subtítulos: Castellano
Imagen: 16×9 1:1.85
Extras: Tráilers originales japoneses
Precio: 9,95 € Edición sencilla (1 DVD)
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