El terremoto de Japón de 2011 fue una de las catástrofes que marcó al país en esta década que está cerca de llegar a su fin. Siendo el temblor de tierra más potente sufrido en el territorio hasta la fecha y el cuarto más potente del mundo en los últimos 500 años, dejó un total de 15 893 muertos, 6152 heridos y 2556 desaparecidos. Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, hay heridas que aún siguen muy abiertas como se refleja en la película El teléfono del viento de Nobuhiro Suwa.
En un año atípico, en el que los festivales tienen que buscar alternativas para seguir acercándonos algunos de los títulos más destacados del momento, el FICXixón trasladó su programación a distintas plataformas como Filmin y presentó dentro de su sección Albar El teléfono del viento. La película se estrenó en Japón el pasado mes de enero y está basada en la novela Before the Coffee Gets Cold de Toshikazu Kawaguchi, lanzada al mercado en 2018. Además, la cinta contó con una nominación como Mejor director en los Asian Film Awards, así como el premio Generation 14plus – Mejor película del Festival Internacional de Berlín. El título estuvo disponible desde las 19:00 del 23 de noviembre hasta las 19:00 del día 26.
El reparto está encabezado por Serena Motola (Girls’ Encounter, An Invisible Cradle), acompañada de Hidetoshi Nishijima (Dolls, Detective Pikachu) y Tomokazu Miura (M/Other, Outrage). Completa el reparto principal el veterano Toshiyuki Nishida (Free and Easy, Outrage Coda).
Almas errantes
La película comienza recordando las trágicas cifras dejadas por el terrible seísmo de 2011, destacando que una de las zonas más afectadas fue Ōtsuchi. Aquí vivía Haru junto a su familia, hasta que durante la catástrofe, perdió a sus padres y su hermano pequeño cuando tan solo tenía 9 años. Tras esa presentación, la historia nos traslada a la actualidad, donde Haru convive con su tía en Kure, Hiroshima.
Sin embargo, un día al volver del instituto, Haru se encuentra con su tía desmayada en la cocina. Por suerte, los sanitarios llegan a tiempo, pero aún así, su tía debe quedarse en el hospital ingresada pues se encuentra en un estado de coma. De nuevo, totalmente sola, Haru inicia un peregrinaje, sin rumbo, como un alma en pena y, sobre todo, en soledad.
A partir de aquí, Haru irá conociendo distintas personas que, salvando las distancias, comparten su misma tragedia, casi siempre con el terremoto de Japón como telón de fondo. Porque a pesar del paso del tiempo, hay heridas y pérdidas que nunca se olvidarán, algo que se refleja a la perfección en Haru. Un personaje sin alma, entonando un lamento continuo y que no hay nadie para escucharla.
A lo largo de este viaje, conocerá a gente que le ayudará a hacer frente al dolor, así como enfrentarse a recuerdos del pasado. Personas que también se vieron afectadas por la catástrofe y que, desde entonces, el tiempo parece haberse detenido completamente. Aunque también, a modo de contrapunto, se observa cómo parte de la sociedad ha seguido adelante o, incluso, ha abandonado o discriminado a los afectados (como se ejemplifica con el tema de Fukushima).
El terrible silencio
Este viaje junto a Haru y los demás protagonistas está acompañado en todo momento por una narración lenta y donde los diálogos son acertados, pero contados. Este montaje contribuye aún más en ahondar en la pena de los personajes en sus expresiones, en sus gestos y, en definitiva, en sus actos.
Por si esto fuera poco, el panorama por el que caminan los personajes es totalmente desolador. Lugares en ruinas, casas abandonadas… Sobre todo, llama la atención algunas de las casas de Fukushima, que recuerdan mucho a las imágenes de Prípiat, actualmente ciudad fantasma tras el desastre de Chernóbil. Incluso las zonas nuevas de casas prefabricadas llevan implícito el mensaje de la tragedia.
No obstante, es cierto que la película se puede hacer pesada en algunos tramos. Al hacer tanto hincapié en lo trágico de la historia, resulta un tanto excesivo en algunos momentos. Quizás con menos metraje el mensaje habría sido igual de acertado e incluso más directo.
Por otro lado, quisiera destacar que, en contraposición al lamento continuo al que asiste el espectador, las partes más dinámicas vienen de la mano de la comida. En estos momentos donde la narrativa se vuelve más dinámica y donde también se profundiza un poco más en los personajes. Sin duda escenas que se agradecen y que, también, representan ese calor humano que Haru busca desesperadamente.
Sobre el director
Nobuhiro Suwa es uno de los directores más aclamados del cine japonés de finales de los 90 y primera década del 2000. Un realizador que ha realizado documentales y películas donde, a través de lo cotidiano, refleja a la perfección las relaciones humanas.
Nació en 1960 en Hiroshima y, siendo estudiante de la Escuela de Diseño de la Universidad Zokei de Tokio, empezó a realizar sus primeras películas. En 1985, dirigió, produjo, escribió y rodó el cortometraje »Hanasareru GANG» y con el cual se dio a conocer en el Festival de cine de Pia.
En esta primera etapa también realizó documentales. Uno de los más aclamados fue el realizado sobre el actor Sojin Kamiyama, uno de los primeros actores japoneses que trabajaron en Hollywood. Se estrenó en 1995 y tuvo muy buena acogida. Dos años más tarde, realizó su primer largometraje, 2/Duo, centrado en la convivencia de una joven pareja. La crítica alabó principalmente su estilo donde dejaba libertad a los actores a la improvisación, dotando de un mayor realismo a las escenas.
En 1999 alcanzó el reconocimiento mundial con M/Other, donde explora la maternidad desde un punto de vista muy original. La cinta ganó ganó el premio FIPRESCI en el 52º Festival de Cannes, mejor película en el 14º Festival de Cine de Takasaki, y mejor guion en el 54º Premio de Cine de Mainichi.
Desde entonces, ha realizado películas de todo tipo: cintas experimentales como H Story, remake de Hiroshima Mon Amour de Alain Resnais; Un Couple Parfait, una coproducción francojaponesa y desarrollada en París; y Yuki & Nina, entre otras.
En 2017 estrenó El León duerme esta noche, protagonizada por el legendario actor francés Jean-Pierre Leaud, y que estuvo presente en el Festival de cine de San Sebastián. Actualmente enseña en la escuela de posgrado de cine y nuevos medios en la Universidad de las Artes de Tokio.
Conclusión
El teléfono del viento se trata de una película necesaria. Una cinta que refleja, de manera acertada, el daño que causó el terremoto de Japón de 2011 y cuyas secuelas duran todavía a día de hoy. Un relato sobre la pérdida que trasciende el ámbito japonés. Todo ello, personalizado en Haru y su eterno caminar, errante y desconsolado.
Aunque es cierto que la narrativa puede resultar algo lenta, Nobuhiro Suwa dota de un gran poder a los silencios, los gestos de las interpretaciones y los parajes desolados por los que vagan.
En definitiva, una película muy recomendable. Sobre todo para no olvidar una de las catástrofes cuyas heridas perduran y perdurarán en los corazones de la sociedad nipona.
Lo mejor
- El retrato realizado del dolor y la pena de la pérdida derivada del terrible terremoto de Japón.
Lo peor
- La película puede hacerse algo lenta en algunos tramos del metraje.
El teléfono del viento
Estudio:
Año: 2020
Tipo: Película imagen real
Duración: 139 min.
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