

El anime es una de las mayores y más importantes piezas de la economía japonesa, y si el evento más importante del panorama deja de serlo nos encontraremos frente a un tema a tratar, ya que, si las dificultades por las que está pasando actualmente el anime, empiezan a plasmarse en la propiamente dicha meca del anime, Japón, quiere decir que algo no está funcionando como debería. La cuestión es, ¿qué se está haciendo mal?
El tópico de la legalidad vuelve a saltar a escena. Si la llamada crisis por la que está pasando el mundo entero se alía con la habitual piratería, es evidente que el mercado dejará de funcionar como debería. Ya no vale lo de “me lo bajo, y después lo compro”, pues la mentalidad de la gente es muy distinta. Ya no vale lo de “lo que bajo aquí no afecta allí”, pues lo que empezó como la mayor herramienta para difusión, Internet, va a acabar por destruirlo. Ni siquiera el intento de las empresas por difundir anime de forma gratuita vía streaming consigue solventar el problema. Dicho esto, mientras la mentalidad de “si ya lo he visto, para qué lo voy a comprar” prevalezca, dará igual cualquier tipo de argumento que trate de justificar la descarga de anime.
Pero la descarga ilegal de anime no es la única culpable. Lo cierto es que los estudios también tienen bastante culpa en toda esta problemática.
En los últimos años, la saturación de animes es considerable, con decenas y decenas de estrenos por temporada. El problema ya no está sólo en la saturación, que lleva al aficionado a dar la espalda a ciertas series en preferencia de otras y por lo tanto, a dejar en la estocada a series prometedoras, sino en la dudosa calidad de dichos animes.
Por cada temporada de anime de estreno, tan sólo una pequeña parte de los estrenos valen la pena, tienen una base y son firmes apuestas de cara al público occidental. Bien se sabe que el resto son series en gran parte clónicas, sin ninguna base argumental y que tan sólo buscan lo que buscan, conseguir después que la licencia llegue a otros campos que puedan generar beneficios de terceros. En esto se ha convertido el anime de los últimos tiempos, en una fábrica de dinero fácil en todos los campos económicos a los que pueda llegar: merchandising, publicidad…
La saturación de anime, junto a la comercialización del sector, que busca en un alto porcentaje ofrecer series llenas de fan-service y que contenten las ansias carnales de tantos, y tantas, eclipsa a las factorías que llevan años ofreciendo anime de calidad con un objetivo firme. Aunque parece que el objetivo del anime ha evolucionado mucho en la última década. Que sea para bien o para mal depende del punto de vista de cada uno.
No todo ha sido malo en esta edición del TAF
Por una parte caben destacar algunos de los escasos anuncios que se han hecho, que si bien son pocos, vale la pena rescatar. El primero de ellos, Mardock Scramble la adaptación al anime de las novelas de Tow Ubukata (Le Chevalier D’Eon) en forma de tres espectaculares películas de acción trepidante protagonizadas por una prostituta adolescente a la que su jefe intenta matar quemándola, pero es salvada por un extraño doctor que regenera su cuerpo, dándole habilidades sobrehumanas con las que podrá vengarse. Estupenda animación, diseños, guión y banda sonora, sin duda la cara opuesta de la gran moneda.
Además de Mardock nos encontramos con otra película, Onigamiden, una co-producción entre TV-Tokyo y el estudio Pierrot, que se estrenará en octubre y cuyo argumento se centra una apocalíptica guerra entre demonios y humanos, acaecida en Kyoto, hace 1200 años, durante el periodo Heian. Una adaptación también basada en una serie de dos novelas.
Otros anuncios han sido los de las adaptaciones al anime de Moretsu Pirates y especialmente Osaka Hamlet, un historia que narra la vida diaria de los habitantes de Osaka y sus adversidades. Poco más a destacar en cuanto a nuevos animes se refiere, pues el resto se ha dedicado a mostrar tráilers de películas y series de meses venideros. Si habría que nombrar la abundancia de segundas partes, remakes y demás, así como el CG de Capitán Harlock, como otra parte a destacar del evento.
Lo que de verdad ha pegado fuerte en esta edición ha sido el 3D. Aunque de forma un tanto discreta, han sido varios los estudios que han comenzado a mostrar los primeros títulos del mercado tridimensional, no sólo para cines, también para el ámbito doméstico, un importante paso de cara a esta creciente tecnología de las tres dimensiones, que acaba de comenzar con los primeros televisores que utilizan la tecnología.
Desde proyectos más comunes, como es el caso de Pretty Cure All Stars DX2, hasta Hipira, que tras su estreno en 2009 pretende volver a las televisiones en 3D. Pasando además por el futuro proyecto de Gonzo, que también utilizará la tecnología. Y como no, las película de Garo, que contó en el TAF con un enorme stand decorado con las armaduras y motivos del film.
Esto es sin lugar a dudas la mayor novedad que ha presentado el Tokyo Anime Fair de este año, y que esperemos, sirva para darle un empujoncito al anime y levantar un poco la industria.
El listón del TAF ha bajado, y bastante este año, presentando por una parte aspectos bastante criticables, frente a otros muy a tener en cuenta, como es el caso del 3D, pero que sin embargo, pasan bastante desapercibidos entre tanto material, pues si bien los anuncios son pocos, hay material a raudales, del cual probablemente parte caiga en el olvido, de ahí lo de la saturación.
¿Qué le ha faltado al evento? Quizás algo de dinamismo y algún que otro anuncio “bomba” como se ha dado otros años, sin restarle importancia a lo que nos ha dado, que sin ser poco en comparación con otros años se ha quedado corto.
Hay cantidad de puntos de vista, formas de verlo y opiniones, pero si algo está claro, es que el anime no pasa por su mejor época.
Enlaces:
Especial Tokyo International Anime Fair 2010
Galería Fotos Tokyo International Anime Fair 2010
Tráilers Tokyo International Anime Fair 2010
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