En este noveno episodio nos adentramos en un barrio que no duerme. La verdadera luz del día son las luces que adornan e iluminan estas calles. Guardianes de la noche: Kimetsu no Yaiba nos ayuda a infiltrarnos en el barrio del placer para una peligrosa misión.
Cada domingo a las 17:45 (hora española peninsular), Crunchyroll estrena un nuevo episodio en su simulcast en versión original con subtítulos en español, una hora después de la emisión en Japón. Desde Ramen Para Dos, en nuestra review haremos también una pequeña recapitulación del regreso de una de las series más populares del momento. Aunque antes recordar que las siguientes líneas contienen spoilers de la trama del episodio.
El episodio continúa donde nos dejó ese primer capítulo donde nos preparaban para este segundo arco. Antes de embarcarse en su misión Tengen Usui lo deja claro: el es el dios de la extravagancia y de la fiesta, y ellos unos meros súbditos que harán lo que diga. Entre algún que otro chiste, el trío de protagonistas se dirigen con el Pilar de sonido al barrio del placer. Un barrio donde la lujuria y el placer prima en esas calles iluminadas que hacen que la noche parezca un día soleado.
Tanjiro, Zenitsu e Inosuke se quedan maravillados por el barrio. Las luces, el ambiente fiestero y embriagador y «chicas de buen ver», como dice Zenitsu, hacen que se dispersen nada más llegar. Por suerte, Uzui es lo suficientemente rápido como para tranquilizarlos y ponerles en situación de la misión.
Hinatsuru, Suma y Makio, las tres esposas de Tengen Uzui, son unas ninjas shinobi que estaban infiltradas en diferentes casas de mujeres para descubrir lo que estaba sucediendo en el barrio. El Pilar del sonido contactaba con ellas mediante cartas enviadas por los cuervos. Por desgracia, de un momento a otro, Uzui dejó de recibir los informes de ellas. Por ello, necesita que nuestros tres protagonistas se internen dentro de las diferentes casas para poder descubrir que ha sucedido.
A partir de aquí el episodio se transforma casi por completo, por si no había sido suficiente, en una comedia pura donde se refleja el estilo absurdo de la autora. Caras extravagantes y situaciones absurdas se desarrollan a lo largo del resto del capítulo mientras, Tanjiro, Zenitsu e Inosuke, intentándose pasar por chicas, intentan adentrarse dentro de las tres diferentes casas de mujeres del barrio del placer.
Si no te gusta especialmente el humor o las típicas e hilarantes situaciones del humor japonés puede que este episodio no sea de tu agrado. Para ello, antes de finalizar el episodio, este nos deja dos momentos para ir abriendo boca de un arco que va a empezar a tomar ritmo antes de que nos demos cuenta. Tanjiro, ya integrado en la casa, se encuentra con una de las mujeres más influyentes del barrio y que nombra a una de las esposas de Uzui. Al intentar preguntar por la situación, la chica le explica que varias mujeres se van sin pagar sus deudas, dejando atrás su casa del barrio del placer. Cuando nuestro protagonista intenta indagar aún más, se encuentra con una mujer alerta y que no suelta información.
Por su lado, y la verdadera traca final del episodio, nos pone en la piel de Inosuke. Haciendo sus labores dentro de la casa, logra escuchar que una de las esposas de Uzui se encontraba mal y llevaba días sin salir de su habitación. Por desgracia nadie había logrado verla. El joven con suave tez intenta acercarse a la habitación de ella. Sin llegar a entrar, el capítulo nos deja ver a Suma entrelazada en un vestido enorme por toda la habitación, capturada. Los labios de una chica le pregunta con quien contactaba mediante las cartas.
El episodio nos deja en medio de lo que será el primer conflicto del arco y, sobre todo, con muchas ganas de más. Además, en este capítulo podemos escuchar y ver por primera vez la canción de cierre «Asa ga Kuru» interpretada por Aimer. Una canción que deja entrever algunas cosas que podremos ir descubriendo a lo largo de este arco con una ambientación excepcional y una velocidad endiablada. Es el momento de disfrutar de un pequeño descanso después de un arco repleto de drama. Aunque, obviamente, la acción no tardará en llegar.
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