Os traemos una nueva review del remake de Capitán Tsubasa con el análisis del episodio 20. Aunque como siempre recordar que las siguientes líneas pueden contener spoilers de la trama.
El episodio ha sido ante todo desconcertante. En el anterior asistimos a un feroz enfrentamiento entre el Furano y Meiwa, y el episodio 20 ha dejado más sombras que luces por algunas reacciones de algunos personajes que resultan ante todo chocantes.
Si bien el Nankatsu empezó motivado el encuentro, pronto la figura de Misugi y su dominio del fútbol a nivel técnico y táctico empezó a echar por tierra todas sus ilusiones. A esto hay que sumar el secreto del jugador, su dolencia cardiaca, solamente conocida por Tsubasa y que salió a relucir en un choque entre ambos jugadores. Esto hizo que, inexplicablemente empezara a fallar todas sus jugadas, lo cual terminó en el primer gol del Musashi.
Tras el gol, empezó el dominio apabullante de Misugi, organizando a la perfección a sus jugadores sobre el campo y tapando a Tsubasa. Aunque como suele ser habitual, gracias al trabajo en equipo, el 10 del Nankatsu queda libre y consigue meter de chilena. Tsubasa parece ser el de siempre. Pero al preguntarle Misugi si conoce su secreto vuelve a dejarlo alicaído.
Aunque es en este momento cuando ocurre uno de los hechos insólitos de la serie. Y es que Misugi logra controlar a Tsubasa gracias a la técnica del fuera de juego y que el Nankatsu parece desconocer. Además debido a la narración, el hecho roza lo absurdo. Con todo, Tsubasa está aún más desconcertado, cayendo una y otra vez en el fuera de juego que no parece comprender. A esto hay que sumar que Misugi logra el 2- 1 con la técnica del 10: la chilena. Esto hunde completamente a Tsubasa que siente un complejo de inferioridad. Se siente incapaz de ganar a un jugador mucho mejor que él, incluso a pesar de su dolencia. Resulta sorprendente ver al 10 con semejante crisis personal.
No obstante, el hecho más lamentable del episodio es lo que ocurre en el descanso. En el remake han decidido mantener una escena polémica de la serie clásica y totalmente criticable: la bofetada de Misugi a Yayoi. A pesar de la traición, se trata de un hecho totalmente fuera de lugar, tanto en la serie clásica como en el remake, que se podían haber ahorrado.
Al comienzo de la segunda parte, el hundimiento de Tsubasa es total, incapaz siquiera de encararse a Misugi. Considera que está todo perdido y ni siquiera el empuje de Misaki logra sacarlo de esa situación. Así el Musashi consigue el tercer gol y Misugi anima a sus compañeros a destrozar al Nankatsu. No obstante, al final aparece Genzo Wakabayashi en la grada, quien seguramente tenga la clave del renacer de Tsubasa.
El episodio posiblemente ha dejado sentimientos encontrados en los espectadores. La caída en desgracia de Tsubasa parece poco creíble, además que la bofetada de Misugi impide que sintamos admiración por el líder del Musashi. Una acción que empaña cualquier tipo de valoración del episodio y que no habría costado nada eliminar.
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