Selecta Visión nos ofrece una semana más el simulcast de la cuarta y última temporada de Ataque a los titanes a través de su página web en versión original con subtítulos en español. La historia echa el freno esta semana para ofrecernos un episodio pausado, con muchos diálogos, pero no por ello menos interesante. Por este motivo, en una nueva review, os analizamos todas sus claves y os recordamos que las siguientes líneas contendrán spoilers de la trama del episodio.
La historia retoma donde se quedó la semana pasada, con Falco yendo a visitar al centro hospitalario a Eren, a quien él conoce como Kruger. Este detalle seguro que no habrá pasado desapercibido para muchos, pues es precisamente el apellido del apodado Búho Nocturno, personaje que aparecía en el pasado de Grisha. Se trataba de un eldiano infiltrado en el gobierno de Marley que poseía el Titán de Ataque y por quien Eren unos años más tarde recibiría su nombre. Y esto tampoco es ninguna casualidad, pues ahora Eren repite en parte esos acontecimientos, al infiltrarse en el país con alguna motivación detrás que por el momento desconocemos.
Eren y Falco parecen haber entablado amistad. De hecho, el título del episodio, «De una mano a otra», le viene como anillo al dedo, pues Eren se aprovecha en realidad de la inocencia de Falco para que éste envíe por él unas cartas a su familia, evitando así que puedan ser leídas por la vigilancia de la zona de internamiento. Uno de los doctores del centro, que resulta ser el padre de Grisha y abuelo de Eren, le pide que deje de hablar con Falco para evitar meterle en problemas. En este punto descubrimos la trágica historia familiar del niño. Su tío perteneció a los Restauracionistas de Eldia, y por este motivo, tanto él como su familia fueron condenados a deambular como titanes sin raciocinio en Paradis. Ahora que Colt se convertirá en nuevo Titán Bestia y Falco aspira a convertirse en el heredero del Titán Acorazado, la familia Grice podrá recuperar el honor perdido y pagar su deuda por la traición a Marley.
Por la historia que cuenta el señor Jaeger, no es difícil adivinar a qué hecho se está refiriendo exactamente. Tenemos que retrotraernos de nuevo al pasado de Grisha para darnos cuenta de que Grice fue precisamente el que le contactó para que se uniera a la resistencia. Grice murió aquel día junto al resto de sus compañeros y también Dina Fritz. Todo por el plan fallido de Grisha de convertir a su hijo Zeke en un guerrero. Ese odio de Grisha hacia Marley se alimentó con la cruel muerte de su hermana y la ausencia de lucha por parte de sus progenitores, quienes prefirieron mirar para otro lado. Y ese arrepentimiento persigue todavía al señor Jaeger.
Resulta incluso cruel la forma en la que Eren le pide que hable de ello. Los recuerdos que el anciano parece tener bloqueados en su memoria regresan en ese momento para atormentarlo y provocarle una crisis por la que debe de ser atendido por un médico. El señor Jaeger en realidad ya no es doctor, sino un paciente que vive atormentado por los recuerdos de lo que sucedió aquel día y que desencadenaron una serie de acontecimientos que le pesan como una losa en la conciencia.
Por otro lado, en este episodio conocemos a los Tybur y, en especial, a Willy Tybur, el cabeza de familia. El general Magath y él mantienen las conversaciones más interesantes del episodio, sobre todo porque en ciertos puntos ambos hablan en clave y en la que el libro, que pasa de mano en mano (de nuevo haciendo referencia al título del episodio), juega también un papel relevante. Mientras se está montando el escenario para la representación en Liberio por la que se condenará a los habitantes de la isla Paradis, los dos hablan de una casa cuyo «envejecimiento estructural» es irreversible y de la necesidad de hacer «una demolición completa». Hablan también de unos «pilares aprovechables» todavía, pero de cómo la casa en estos momentos está «infestada de ratones». Si se reflexiona un poco al respecto, no es muy difícil adivinar a qué se refieren exactamente, pero no vamos a profundizar en ello para no estropear la experiencia de aquellos que no han logrado descifrar el contenido. Una cosa sí que queda clara y es que, a partir de este momento, Willy Tybur entrega el mando oficial del ejército a Magath.
Posteriormente, durante una cena de gala antes del gran día, resulta llamativo ver cómo todo el mundo adora a Willy Tybur a pesar de pertenecer a la raza eldiana, considerada por todos unos demonios. Solo una mujer, perteneciente a Hizuru, una nación de Oriente, parece ser la única que no guarda rencor a esta raza. Ella ayuda a Udo cuando éste le tira una copa en el kimono sin querer, evitando así que pueda ser castigado.
Las escenas más tiernas y simpáticas del episodio se encuentran casi al final. Ha llegado el día del festival y las calles de la zona de internamiento de Liberio rebosan vida. Resulta adorable ver las caras de los niños al disfrutar y ver toda la variedad de comida en los puestos, si bien es finalmente la cartera de Reiner la que lo resiente. No obstante, esa felicidad se ve interrumpida tras el ending, donde tenemos una escena post-créditos en la que Falco le pide a Reiner que le acompañe, con el beneplácito de Zeke.
Y aquí es cuando el espectador sabe que algo grande va a pasar. MAPPA recupera un tema de Hiroyuki Sawano, utilizado en temporadas anteriores, para ambientar uno de los encuentros más esperados por todos los fans. Cuatro años después de la misión en Paradis, Reiner debe enfrentarse de nuevo a sus demonios y hablar por fin cara a cara con Eren. Un cliffhanger extraordinario que a más de uno le habrá dejado con la miel en los labios, pero que actúa como aperitivo perfecto para lo que está por venir en el episodio 5. Una lástima que tengamos la celebración del Año Nuevo de por medio y, en consecuencia, debamos esperar hasta el 10 de enero para saber cómo continúa.
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