Shin Megami Tensei IV es la última iteración para Nintendo 3DS de uno de esos títulos clásicos dentro del mundo de los JRPGs. Se trata de un título conocido principalmente por su alta dificultad y por una de las características que se ha ido manteniendo a través de la serie: la recolección de demonios que te acompañan a la hora de enfrentarte a tus enemigos.
Esta cuarta entrega que llega de manos de Atlus gira en torno a los Samurai, protectores sagrados del reino oriental de Mikado. Se trata de hombres y mujeres elegidos por un extraño Guantelete mágico/tecnológico entre cientos de candidatos. Como miembro de esa selecta casta, nuestro protagonista se ve forzado a luchar contra las facciones que plantean designios nefastos sobre el mundo y defender el reino de un creciente ejército de demonios que provienen de una misteriosa mazmorra.
Sin embargo, es difícil acercarse a este título sin tener en cuenta que se trata de un juego que en Japón llegó en mayo de 2013, mientras que en Estados Unidos llegó unos meses después. En Europa hemos tenido que esperar más de año y medio hasta que llegara completamente en inglés sin doblaje en japonés y, sobre todo, disponible únicamente en formato digital. ¿Le ha sentado mal el retraso? Vamos a verlo.
Un juego difícil pero con matices
Lo cierto es que Shin Megami Tensei IV, como lo han sido todos los juegos de la saga, es un dungeon crawler con un protagonista, Flynn, metido dentro de una intrincada historia que está salteada con exploración, valiéndose de un mapa, así como recolección y gestión de los distintos demonios frente a los que nos vamos encontrando y enfrentando.
El juego resulta visualmente muy atractivo, situándose en tercera persona cuando exploramos pero cambiando a primera persona en el combate por turnos cuando luchamos. En los enfrentamientos contra enemigos utiliza mecánicas similares a las vistas en, por ejemplo, Shin Megami Tensei III y que hacen especial a esta saga pero al mismo tiempo guardando lugares comunes que cualquier seguidor de los RPG puede comprender.
El sistema de combate se basa en que al utilizar determinados elementos, podemos conseguir hasta ocho turnos seguidos si logramos un ataque crítico cuando el enemigo tiene debilidad a ese elemento. Gracias a ello, nos valemos para evitar los, en ocasiones, los devastadores ataques de los enemigos que también pueden valerse de este mismo sistema y provocar exagerados picos de dificultad que pueden resultar del todo frustrantes.
Porque el juego es difícil. Sobre todo al principio y sobre todo si no estás familiarizado con este sistema. En ese sentido, al igual que todos los juegos de la saga, es capaz de expulsar sin problemas a cualquier jugador novato siendo excesivamente duro a la hora de castigar los errores nada más empezar.
Eso sí, se puede grabar en casi cualquier momento y, como novedad en esta entrega, hay dos elementos que facilitan (y con creces) el camino: por un lado la posibilidad de resucitar pagando Macca a Caronte y, por otro lado, la existencia de una dificultad menor que hace digerible el juego para aquellos que se acercan por primera vez a un Shin Megami Tensei.
Por eso esta entrega pueda resultar la más accesible si siempre has sentido curiosidad por la saga aunque, de alguna manera, puede que haya algún jugador extremadamente hardcore que se sienta traicionado por renegar de esas raíces de alta dificultad ya que, probablemente, sea el juego más sencillo de la franquicia.
Apartado artístico sobresaliente
Resulta algo obvio decirlo pero Shin Megami Tensei cuenta con un apartado artístico abrumador. Desde el diseño de personajes realizado por todo un clásico de la saga, Masayuki Doi, como la increíble música de Ryota Koduka o las secuencias de anime que sirven como cutscenes.
Además, su salto a las portátiles no le ha hecho sufrir en absoluto, siendo un juego visualmente muy sólido gráficamente en la portátil de Nintendo. Los gráficos en tres dimensiones funcionan a la perfección y el juego corre muy fluido. Es cierto que los personajes en las conversaciones son simplemente los dibujos en un estilo visual novel pero eso tampoco es un gran detrimento.
El diseño de los demonios es extraño y atrayente aunque, en ocasiones, puede resultar lo suficientemente cómico para como que pueda sacarte un poco de situación. Pero lo cierto es que todo funciona en conjunto y todos los elementos encajan a la perfección, siendo probablemente éste uno de los apartados más sobresalientes que tiene.
Una historia a la que le cuesta arrancar
Shin Megami Tensei es un juego con una fuerte carga narrativa, como es habitual en la franquicia. La historia inicialmente plantea un fuerte conflicto entre las clases sociales que pueblan el mundo aunque, con el tiempo, este dilema va diluyéndose para pasar a centrarse en una más habitual lucha de grandes poderes y que no revelaremos.
El juego cuenta con cuatro finales posibles. Los finales están totalmente determinados por las decisiones morales que vamos tomando a lo largo del juego por lo que éstas son una parte crucial del mismo.
Pero tal vez, su mayor pecado es que el ritmo en general del juego y de cómo se desarrolla la historia resulta algo lento. Lleva bastante tiempo hasta que empiezan ocurrir cosas interesantes y, por desgracia, se intercalan con otras muchas que ya hemos visto cientos de veces. Esto, en ocasiones, hace que el juego se atragante, y pueda hacer que lo abandonemos para acabar volviendo a él.
Y es que los temas que se tratan en el juego son muy interesantes, hay decisiones que te hacen pensar más de una vez y hace que te sientas en un cierto dilema moral, además cuenta con giros argumentales muy potentes. Pero, por desgracia, todo ello está contado a un ritmo tortuguil que puede hacer que finalizar o rejugar el juego resulte menos tentador de lo que debería.
A eso se le añade que la tripleta de personajes que nos acompaña, Jonathan, Isabeau y Jonathan, son un poco insustanciales. A todos ellos les faltan matices y un hervor que les haga algo más interesantes. Y no es porque no tengan líneas de texto o tiempo para mostrar su personalidad. Al contrario. Simplemente, su desarrollo no madura demasiado y resultan bastante previsibles al posicionarse ante las decisiones que se presentan o vamos tomando. Eso no quita que a veces sus argumentos sean fuertes y sepan presentarlos de forma contundentes pero, en su mayor parte, resultan anodinamente unidimensionales.
Pese a todo y, aunque parece que la visión de la historia es eminentemente negativa, no diría que se trate de un mal argumento. Hay puntos interesantes y decisiones maduras y adultas con un final que me resultó muy satisfactorio. Pero, por desgracia ni los personajes están demasiado a la altura ni narrativamente todo está demasiado bien contado, lastrando la sensación global del juego.
Explorar y fusionar demonios
Probablemente la parte más interesante en las mecánicas del juego está en manejar los demonios y fusionarlos, dando un matiz de personalización muy interesante a la hora de afrontar los combates. Hay un total de más de cuatrocientos demonios aunque, a la hora de mezclarlos, resulta bastante obvio las combinaciones más adecuadas. A eso se le suman las distintas habilidades (o apps) que aporta el Guantelete y que te hace afrontar el combate de distintas maneras con un componente de personalización para adaptarse al estilo de juego de cada uno.
El mundo, sobre todo en la parte central y final del juego, cuenta con bastantes cosas que pueden pasar desapercibidas. En cierta manera y, pese a lo que puede parecer en un inicio, el juego es un dungeon crawler pero las mazmorras propiamente dichas son distintas de lo que uno podía esperar dando una sensación más abierta. Tokyo en ese sentido aporta una gran profundidad y se convierte en uno de sus puntos fuertes, aunque tal vez la manera en la que se navega el juego no es la más apropiada.
De hecho, el juego recompensa la exploración pero, por desgracia, a veces resulta poco intuitiva y, en numerosas ocasiones, he acabado por perderme. Es algo que ocurre sobre todo al viajar entre distritos. En ese sentido, el juego es bastante de la vieja escuela y no te coge de la mano de ninguna manera abandonándote a tu suerte, resultando un poco molesto y frustrante cuando acabas por dar dieciséis vueltas. Además, en ocasiones puede resultar difícil saber cuándo una quest se actualiza y cambian los objetivos.
Conclusión
Cuando salió en mayo de 2013, Shin Megami Tensei IV era, sin lugar a dudas, uno de los mejores RPGs que tenía la consola portátil de Nintendo. Sin embargo, tras un año y medio de retraso en su estreno, es difícil seguir considerándolo como tal.
Y es que, frente a títulos como Bravely Default o Fire Emblem que, además, cuentan con traducción al castellano, este título puede tener una historia que renquea y a la que cuesta engancharse inicialmente. Los personajes no terminan de cuajar del todo, siendo al final tres arquetipos sin excesivo matiz que resultan un pelín previsibles y a los que, a mí al menos, me ha costado terminar de empatizar o coger cariño. A eso se le suma el par de pantalones sin personalidad que es Flynn, el personaje protagonista, listo para que seamos nosotros mismos sin que nos interfiera atisbo de personalidad.
Sin embargo, a lo largo de la historia hay momentos tensos que hacen que el viaje merezca la pena y que lo ponen en la parte alta de los RPGs japoneses que uno puede encontrar ya no solo en la 3DS sino incluso en el mercado. Y decir eso en una época donde este tipo de juegos sufre una profunda crisis es decir bastante.
Su gran inconveniente es compartir plataforma con, probablemente, otros dos de los mejores títulos que se han visto en el género en los últimos tiempos. ¿Minimiza eso sus puntos fuertes? No, pero sí que hace más evidentes sus puntos negativos. Y en inglés sin doblaje en japonés…
Lo mejor
- Artísticamente es espectacular: una música increíble con secuencias de anime increíbles y un diseño de personajes alucinante
- Un sistema de combate único y retador. Conseguir demonios, fusionarlos y gestionarlos es absurdamente entretenido.
- Decisiones maduras e inteligentes que hacen pensar dos veces tus decisiones.
- Probablemente sea el Shin Megami Tensei más accesible para un jugador primerizo en la saga.
- Buen precio aunque sea solo en formato digital
Lo peor
- Es algo contra intuitivo que el comienzo tenga picos de dificultad mucho más severos que los momentos finales. Y eso puede echar a más de uno que se acerque por primera vez al juego.
- El ritmo del juego es excesivamente lento narrativamente y los personajes resultan algo previsibles y unidimensionales.
- A la hora de navegar y explorar es fácil perderse y, en ocasiones, uno tiene la sensación de que todo debería ser más sencillo de encontrar.
- El juego está únicamente en inglés y no cuenta con el doblaje japonés a pesar de que el doblaje en inglés es bastante sólido.
Shin Megami Tensei IV |
Bueno |
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