Con un más que costoso lanzamiento en occidente y con el consiguiente cierre de su desarrolladora, Rune Factory 4 llegó a la e-Shop de la portátil 3D de Nintendo hace ya unos meses con lo que es, a la vista de un futuro incierto, la última entrega de la saga. Una mezcla entre Action RPG y juego de simulación que Rune Factory 4 pule, aunque sin demasiada imaginación, todas las mecánicas ya vistas en anteriores entregas.
La historia de Neverland
Neverland, la empresa desarrolladora de Rune Factory, nace en 1993 estrenando en la ahora nostálgica Super Nintendo su título Lufia & the Fortress of Doom, un RPG de corte japonés que ha contado con distintas entregas en diferentes consolas de Nintendo. También pasó por algunas de las plataformas de Sega con títulos como Record of Lodoss War, del que nace la conocida serie de animación, pasando por otros de distinta y curiosa índole como uno basado en el mundo de Disney para GameCube.
Fue años más tarde, concretamente en 2006 y gracias a Nintendo DS cuando nace la franquicia Rune Factory como spin-off de la saga Harvest Moon por su décimo aniversario. El título, que pulía las mecánicas de Harvest Moon, y mejoraba lo ya visto con nuevas ideas y formas de jugar al título.
Muchos de los títulos de la franquicia si llegaron a Europa, pero la mayoría en inglés y con unidades muy limitadas. Esta última entrega llega a nuestro país con numerosos retrasos, en completo inglés y tras el desgraciado cierre de Neverland, que como bien dijo el director de la compañía, no supo manejar bien los grandes cambios que engloba el entorno del negocio.
Bienvenidos a Selphia
Entrando ya en materia y siendo lo más honestos posible, la historia de Rune Factory 4 no reluce todo lo que podría o debería. Como ya ocurría con los anteriores títulos de la saga, en muchas ocasiones no parece ser más que una excusa para conducir al jugador por sus mecánicas jugables, que sí que brillan con luz propia. La historia comienza con el clásico protagonista (hombre o mujer) con amnesia y que, por casualidades del destino, llega a convertirse en el rey de Selphia.
Bajo esta premisa se introduce al jugador en unas mecánicas jugables que, pese a ser un completo caos en sus primeras horas (costará abarcar todas las posibilidades del título) van siendo asumidas en sus primeros compases. Y es que las primeras horas del título podrán resultar algo desesperantes al estar estructuradas en forma de tutorial.
A través de este tutorial y mostrándonos las posibilidades del título, habrá que completar distintas misiones que introducen a nuestro protagonista en el reino de Selphia, así como en la forma de relacionarnos con el resto de ciudadanos, en cómo organizar eventos, cuidar de nuestro huerto, capturar monstruos para la granja, pescar, explorar mazmorras…
Un puzzle bien montado
Las mecánicas de Rune Factory 4 pueden abrumar un poco al principio. Se nos presentan muchas cosas de golpe y cuesta saber cómo organizarnos para llevarlas a cabo. Es aquí donde puede encontrarse una similitud más que directa con la conocida franquicia de Nintendo, Animal Crossing.
Nuestra función como rey será cuidar de nuestros ciudadanos y del reino, así como salir a explorar mazmorras conforme vamos mejorando nuestro huerto. Siempre evolucionando con la calma o prisa con la que queramos vivir nuestra particular aventura. Seremos siempre nosotros quienes decidamos qué hacer en cada momento, estando siempre unida la acción principal a la plantación particular que tengamos en casa.
Es aquí donde se conecta con la trama y la exploración gracias a nuestro cultivo. Para desbloquear nuevas runas (el motor del juego) y poder explorar mazmorras desconocidas tendremos que evolucionar a la par que nuestro huerto. Y es que conforme plantemos distintas semillas podremos ir desbloqueando nuevo contenido para avanzar en la trama. Como contenido jugable, el huerto es un sistema interesante en el que invertir nuestro tiempo. En él tendremos que limpiar y labrar primero, y una vez tengamos las semillas, plantar y regar todas ellas.
También encontramos la pesca, que servirá o bien para el coleccionismo personal de peces o bien para preparar deliciosos platos con los que camelarse al resto de habitantes. Además, y es algo que si hace especialmente bien esta entrega, es la forma de relacionarnos con los habitantes de la ciudad, pudiendo mejorar nuestra relación diariamente dependiendo del tiempo y las ganas en las que invirtamos en ellos.
Como Action RPG, Rune Factory 4 no muestra un sistema de combate demasiado inspirado pero que sí funciona bastante bien y que no llega a aburrir en ningún momento. Podremos equiparnos armas con distintas funciones cada una, teniendo que adecuar su uso a cada tipo de enemigo. Lo mismo ocurre con los hechizos y magias, teniendo a nuestra disposición una gran variedad de ellas y siendo el jugador el que decida con cuales se siente más cómodo o necesite en cada situación.
El jugador como parte de la aventura
Lo verdaderamente interesante en Rune Factory 4 es el rol que tomamos como jugador en el entorno que nos rodea. Selphia pone a nuestra disposición el entorno, las mecánicas y los personajes, nosotros ponemos y decidimos el ritmo con el que devoramos esta aventura. Así, tras unas horas de juego, nosotros en nuestro rol de jugador ya tendremos una rutina que seguir diariamente, a parte de las misiones de cada momento.
Esto quiere decir que si, por un lado, nuestro interés se enfoca a cuidar de nuestros cultivos, lo primero que haremos nada más levantarnos será ir a nuestro huerto para regar y cultivar nuestra cosecha. Tras ello haremos lo que más nos apetezca en cada momento determinado. ¿Te interesa cocinar? Tendrás que aprender todas las recetas culinarias que puedas, buscar los alimentos y preparar los platos que desees, bien comer o bien dar a otros habitantes del pueblo para mejorar tu relación con ellos.
Si por otro lado tu interés es la pesca, tú mismo marcarás las pautas de si estás más interesado en hacerte con una interesante colección de presas, si buscas peces de mayor tamaño para superar tu récord o por otro lado si quieres ignorar esta opción en el título y que esta no repercuta para nada en la partida. Solo tú decides qué, cómo y cuándo quieres hacerlo.
Lo mismo pasa con las relación con el pueblo de tu reino. Si te interesa mantener buena relación con tus subordinados, todos los días dedicaras unos minutos para pasear por los barrios de Selphia para hablar y conocer las preocupaciones de la plebe. También organizarás eventos según lo que la gente busque en ese momento, concursos para animar al pueblo y en conclusión, acciones que estrechen aún más tu relación con ellos.
Como veis, las posibilidades son bastante amplias. Nosotros construimos nuestra propia historia y aunque muchas veces el argumento no parezca más que una excusa (eso sí, con ciertos momentos bastante divertidos e interesantes), somos nosotros los que determinamos el ritmo, tanto narrativo como de la acción. Es algo que se nota más en esta entrega que en ninguna otra de la saga, estando extremadamente pulido.
Un apartado artístico que pasa algo desapercibido.
Rune Factory 4 funciona perfectamente en todos sus apartados, pero como ya se ha comentado en este mismo artículo, peca de ciertos conservadurismos arrastrados de anteriores entregas. Esto se refleja, por ejemplo, en su apartado artístico que te encantará o detestarás el estilo edulcorado de la entrega.
Su diseño es fresco, naturalista y cargado de color, pero peca en caer en todos los estereotipos posibles con los diseños de los personajes, tanto su construcción argumental como gráfica. Así vemos la clase de personajes a los que nos tiene acostumbrado el anime en general, no faltando el personaje moe indefenso, la Tsundere o el chico solitario. Lo mismo pasa con el diseño de los enemigos, algunos muy acertados y llamativos, pero en general no demasiado originales.
Con su banda sonora pasa algo similar. No es mala y resulta bastante agradable para el oído, adecuándose a las situaciones y a su atmósfera. Pero el juego en esta faceta no destaca especialmente en ninguna de sus composiciones y está ahí para eso, de música ambiente.
Conclusiones
Rune Factory 4 recoge lo mejor de cada una de las entregas anteriores, lo hace funcionar como un mecanismo bien engrasado y lo pule hasta el extremo. Pese a la lentitud justificada de las primeras horas, sus mecánicas son tan adictivas y divertidas que en poco tiempo nos vemos atrapados en el mundo de Selphia, no siendo un solo jugador, sino haciéndonos sentir el verdadero protagonista del título.
Pese a su ambición, el título peca de ser demasiado conservador, cosa que no supondrá ningún “pero” si no has jugado a ningún título anterior de la saga, pero que si podría haber tenido una preproducción más inspirada que no añadiese más, pero si nuevas ideas aún por explotar. El idioma, únicamente en inglés, también podrá resultar una traba para gran parte del público, sobre todo por la cantidad ingente de textos que hay por leer, aunque no es necesario poseer un nivel alto de inglés para comprender los diálogos.
Con todo lo anterior, Rune Factory 4 es una obra casi obligatoria para todo portador de una Nintendo 3DS. Su gran duración, la posibilidad de encarnar el rol del protagonista, la cantidad de acciones a realizar… es un título divertido y que pese a su poca originalidad respecto a las entregas anteriores, cumple su misión a la perfección. Bienvenidos al reino de Selphia.
Lo mejor:
- La gran cantidad de misiones y cosas que hacer.
- Poder decidir qué hacer en cada momento.
- Su larga duración.
Lo peor:
- Lo poco que innova respecto a entregas anteriores.
- Su trama.
- Un apartado artístico no muy inspirado.
Rune Factory 4 |
Aceptable |
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