La oscuridad del espacio. El silencio sepulcral. La inmensa soledad que te rodea.
Las películas de hoy día reflejan muy bien la magnificencia del universo, su negrura como la pez que parece engullirte, y no son pocas las cintas que hemos devorado y disfrutado por su representación del espacio. Largometrajes como Horizonte Final (1997), Moon (2009), Gravity (2013), Interestellar (2014) ) o LIFE (2017) te hacen desear refugiarte para siempre en la seguridad de tu cama, por muy adulto que seas. Y si a este escenario tan mastodóntico le añades una trama de ciencia ficción, un poco de intriga y misterio, componentes paranormales o un monstruo del espacio, está claro que todo mejora: ¿quién no ha pasado miedo junto a la teniente Ripley en Alien: El Octavo Pasajero (1979) o con los personajes amnésicos de Pandorum (2009)?
Justamente este manga trata sobre pasajeros, y es que no hay nada más desquiciante -y terrorífico- que saber que estás en un viaje de años luz de tu hogar natal con un acompañante indeseado que puede hacer peligrar tu propia vida. Y sino, que se lo digan a los tripulantes de la Blanca.
Un pasajero de más
¿Quién es el 11º pasajero? es un clásico que, pese a haberse publicado en los años 80, sigue siendo una obra cumbre, tanto del género como por haber sido creada por Moto Hagio, una de las grandes autoras del manga.
La mangaka nos sitúa en un futuro indefinido donde la galaxia está a rebosar de civilizaciones, etnias y razas. Sin ir más lejos, la historia da comienzo cuando 700 candidatos realizan el examen práctico final para poder ingresar en la Universidad Estelar, donde solo escogen a los mejores. El grupo 1, formado por 10 finalistas que han superado con creces todas las partes teóricas, comienza esta prueba final, que consiste en ser la tripulación de una nave a la deriva que orbita alrededor de un planeta deshabitado y sobrevivir durante 59 días. Se trata de un examen sin segundas oportunidades, y con que uno de sus tripulantes cometa un error, los demás suspenderán. No obstante, cuando los miembros se presentan ante la nave para dar comienzo el ejercicio, constatan con horror que son once. ¿Quién es el undécimo pasajero y qué pretende…?
11-nin iru!, en su título original, es un clásico del manga de ciencia ficción creado por una de las grandes dibujantes del cómic japonés, Moto Hagio, quien empezó a publicarlo en 1975 en la revista Betsucomi de Shogakukan hasta finalizar en un tomo recopilatorio.
Consta de dos partes bien diferenciadas: por una parte, la más famosa y que da título al volumen, ¿Quién es el 11º pasajero?, en la que narra la travesía de 11 tripulantes a bordo de una nave y el misterio por averiguar quién es el infiltrado; por otra, una secuela, titulada Al horizonte del este, eternamente al oeste, situada después de los acontecimientos de la primera entrega, recuperando los mismos personajes, pero situándolos en un escenario distinto.
Este manga cuenta, además, con una adaptación en formato de largometraje lanzado en 1986 y producido por el estudio Magic Bus. La cinta, de unos 90 minutos de duración, abarca la primera parte del manga, centrándose en el componente de ciencia ficción e intriga de la historia original. Pese a algunos cambios en el guion, ofrece una narración más que fiel al manga, obviando claro está, que no adapta la segunda parte del relato.
¿Quién es el 11º pasajero? fue galardonada en 1976 en 21ª edición de la Shogakukan Manga Awards y sigue siendo una obra de referencia para todo tipo de lectores, pues Hagio ofreció una historia nueva y atractiva, repleta de ficción e intriga, en unos tiempos donde se esperaban historias más arquetípicas para la demografía femenina y, concretamente, para el shôjo.
¿Quién es el 11º pasajero? se publicó en España en 2016 de la mano de Tomodomo Ediciones en una edición más que exquisita y que aglutina las dos partes e historias cortas adicionales. Este manga, además, representa la primera publicación de Moto Hagio traducida en nuestras tierras.
¿Quién es el que sobra?
“¡Aquí sobra uno! ¡Somos once!”. Pocas frases tan concisas vienen cargadas de tanta tensión e incertidumbre como el inicio de este manga clásico de Moto Hagio, una de las autoras más emblemáticas del manga moderno tal y como lo conocemos.
¿Quién es el 11º pasajero? consta de dos partes con una mezcla increíble de géneros que son la delicia de cualquier lector, y es que en unas pocas páginas podemos encontrar una space opera muy moderna y futurista para su época, con una narrativa repleta de misterio, suspense y tensión, seguida de una secuela digna de cualquier drama de intrigas palaciegas donde la política y las traiciones están a la orden del día.
Si nos centramos en la primera parte, la que abre este manga de ciencia ficción y da sentido al título, podemos resumir, en una escueta presentación, que se trata de una obra maestra adelantada a su tiempo e imperecedera hasta el infinito. Hagio nos plantea una narrativa vivaz e inconformista que no se contenta con una simple trama de naves espaciales, sino que busca sorprender y conmover a los lectores con varios hilos narrativos que se entretejen entre sí hasta formar un relato redondo. Si bien queda patente que se trata de un manga de ciencia ficción al estar situado en el futuro y ocurrir ante todo a bordo de una embarcación espacial, pronto podemos palpar que la mangaka juega a las novelas de misterio y terror, pues nos incomoda constantemente con la presencia del undécimo pasajero y obliga a los personajes -y al propio lector- a averiguar cuáles son sus intenciones. No obstante, es una tarea prácticamente imposible, pues la autora juega muy bien sus cartas y oculta todo tipo de información para que no podamos adelantarnos a los posibles giros argumentales.
A este hilo principal se le añaden ciertas dosis de dramatismo, pues Hagio consigue esbozar a los once tripulantes, regalarnos trazos de sus personalidades y hablarnos de sus pasados en tan solo esta primera parte, lo que la convierte en una auténtica maestra de la pluma: tenemos desde un Rey de un país lejano que debe superar esta prueba para ser digno del trono hasta un monje asexuado cuya raza solo vive un ciclo estacional, pasando por varios aldeanos de diferentes personalidades, razas y oficios que luchan por un futuro mejor. Con tan solo once personajes y una nave deshabitada, la artista representa un abanico de personajes más que interesante, realista y atrayente para el lector.
En este punto, queda patente que las figuras principales de Tadathos y Frol son las más atractivas, el primero por tener poderes mentales capaz de percibir mentiras o retazos de tiempos anteriores con solo rozar la mano de la persona; el segundo, por ser un personaje hermafrodita que plantea abiertamente su sexualidad sin importar las apariencias físicas de su cuerpo o la carencia visible de genitales. Teniendo en cuenta la fecha de publicación de este manga, este dúo es totalmente inédito e inventivo, muy carismático, inclusivo e interesante, pues rompe los patrones establecidos y ofrece la oportunidad de salirse de la tangente. En adición, Hagio nos plantea una relación abierta, pura y realista entre ambos, en la que no importa el género o el sexo establecido al nacer, sino simplemente los sentimientos de los dos. Tadathos acepta sin reparos la condición hermafrodita de Frol, y éste -pues se presenta como un individuo masculino– tiene a su disposición la posibilidad de escoger ser hombre o mujer, sin ataduras. Además, ambos llevan su relación a buen puerto a lo largo del tomo, siendo incluso aceptada por los demás personajes, lo que demuestra, una vez más, que la mente de Hagio supera a cualquier norma de su época.
Cuando llegamos a la segunda parte, Al horizonte del este, eternamente al oeste, cambiamos drásticamente de escenario y podemos notar un ritmo totalmente diferente, pues dejamos atrás el misterio de la embarcación espacial y nos situamos en un contexto más convulso: nuestros protagonistas, ahora estudiantes de la universidad, serán testigos de un enfrentamiento encarnizado entre dos países y deberán formar parte de éste.
Esta segunda parte es más adulta y conflictiva, pues añade un buen número de personajes nuevos que la artista desarrolla con esmero, y aunque seguimos palpando el tono dramático con que la autora nos narra los hechos, donde los personajes son perseguidos y acusados de traición, además de leer sobre asesinatos o la intención de derrocar a los gobernantes, pierde un poco de la originalidad y la energía de su relato predecesor, pues nos deja ante un conflicto de poderes que puede no ser atractivo para todos.
Si bien el lector puede quedarse simplemente con la primera parte y obviar esta segunda, esta secuela nos ayuda a entender mejor a los personajes, siendo estos un poco más maduros y centrados en su futuro, así como saber qué ha pasado con ellos una vez decidieron desenmascarar al undécimo pasajero.
Moto Hagio, única en su oficio
Moto Hagio es una auténtica leyenda en Japón y una gran influencia para el cómic japonés actual, y es que ayudó a cambiar los estandartes establecidos de la época para con el manga shôjo: no solo fue precursora y transgresora con sus historias, narrando hasta ahora temas tabú como el romance homosexual o la identidad de género, sino que también formó parte del Grupo del 24, codeándose con otras precursoras como Hideko Mizuno, y demostró que había más vida más allá del simple romance de instituto y que tanto autoras como lectoras podían -y debían- abarcar todo tipo de historias, géneros y tramas.
Hagio nació en mayo de 1949 en Oumuta, en la prefectura de Fukuoka, y ya desde niña se sintió fascinada por la viñeta. Creció rodeada de mangas que leía en la biblioteca o en la escuela, si bien en casa no veían con buenos ojos su afición, pues no consideraban la figura del mangaka como un oficio decente y estable; la presión paterna era tal que ella llegó a considerar el manga como una vía de escape de la realidad. No obstante, cuando leyó la obra de Osamu Tezuka, Shinsengumi, tuvo claro que debía convertirse en dibujante.
Si bien la autora estudió Diseño de moda, debutó finalmente en 1969, con tan solo 20 años, con la historia corta Lulu to Mimi en la revista mensual Nakayoshi, de la editorial Kodansha. Empezaría aquí una etapa trabajando para Nakayoshi, pero no sería precisamente un camino de rosas, pues no todas sus obras verían la luz por tener tramas atípicas; Hagio no entraba dentro del patrón de manga de shôjo clásico.
Poco después pasaría a trabajar con su editor Junya Yamamoto tras conocerlo a través de Keiko Takemiya, su amiga y compañera de profesión, con quien compartiría piso. Con Yamamoto empezaría a publicar en la revista Bessatsu Shôjo Comic de Shogakukan y allí tendrían cabida todas esas tramas que Kodansha no veía con buenos ojos. En esta época publicó Juichigatsu no Gimunajiumu, traducida como The November Gymnasium, que narraba una relación homosexual y que fue una de las primeras narrativas en plasmar abiertamente un romance homoerótico. Hagio se convertiría, junto a otras mangakas, en las pioneras de lo que se conoce como shônen-ai, un género dirigido mayormente al público femenino y que retrata relaciones amorosas entre hombres.
Durante los años 70 y 80, Hagio fue una autora muy prolífica, encontrándonos en esta época algunas de sus obras más célebres. Además de la continuación de Juichigatsu no Gimunajiumu, que pasaría a llamarse Thomas no Shinzo (1974), publicó El Clan de los Poe (1972) y ¿Quién es el 11º pasajero? (1975); con ambas ganó el 25º premio en los Shogakukan Manga Awards de 1976.
En 1981 también publicó A-A, una recopilación de relatos cortos en la que diversos temas, desde historias trascendentales a otras más lúgubres y oscuras, así como también temas como la identidad de género o la inteligencia artificial. Entre 1985 y 1987 dio lugar a Marginal, su primera serie larga, que publicó en la revista Petit Flower, también de Shogakukan, una obra distópica en la que las mujeres han desaparecido, excepto una. Otras a destacar dentro de su extensa bibliografía son Zankokuma Kami ga Shihai Suru (1992), una dramática historia de una adolescente que asesina a su padrastro, quien abusaba de ella, Catarsis (1971/1998), recopilación de varias historias que abarcan narrativas románticas hasta otras sobre el suicidio o la muerte, o Barbara Ikai (2002), que le otorgó el galardón Nihon SF Taisho en 2006, que es el Gram Premio de Ciencia Ficción de Japón.
Moto Hagio consiguió en 2012 la Medalla de Lazo Púrpura del Emperador de Japón por su aportación a las artes, todo un reconocimiento a su carrera. Y es que, desde su debut en 1969, la mangaka ha creado y sigue ofreciendo todo tipo de historias que rompen moldes y etiquetas; sin ir más lejos, sus últimas publicaciones son Away (2015) y Queen Margot (2016).
Moto Hagio ha llegado tarde a España, pues hay que esperar a 2016 para poder leer su primera obra traducida al español, que es justo la que nos ocupa, ¿Quién es el 11º pasajero?. Tomodomo Ediciones es la encargada a día de hoy de traernos a la artista, pues también se ha hecho con Catarsis, publicada en 2018, y El Clan de los Poe, en 2020.
Un trazo limpio y transgresor
Como bien hemos comentado, Hagio forma parte del Grupo del 24, un conjunto de mangakas nacidas en el año 24 de la Era Showa que supusieron un punto de inflexión y evolución en la historia del manga shôjo. Además de proponer nuevas tramas y géneros a las ya manidas historias de romance, otorgaron una nueva perspectiva en la viñeta; se acabó la narración lineal y se empezó a jugar con el orden de lectura, con planos en movimiento, con personajes saliendo incluso de las páginas para otorgar un dinamismo a la historia hasta ahora nunca visto. Y con ello, también era necesario un nuevo estilo de dibujo.
Moto Hagio, aunque no podemos negar que ofrece ciertos componentes de mangas de demografía femenina, con fondos llenos de flores, mejillas arreboladas u ojos inmensos que parecen abarcar todo el firmamento del universo, también obsequia una auténtica maestría en la composición de la viñeta: mediante un trazo esbelto, delicado y más que elegante, la mangaka es toda una artista en saber crear páginas equilibradas y con toda la información necesaria para atraparte de principio a fin. Abundan los planos generales, pues hablamos de una obra de ciencia ficción que necesita situar al lector en un entorno futurista -recordemos que se publicó en 1975 y, por lo tanto, no existía un bagaje cultural asentado para entender este imaginario, así que son necesarias muchas explicaciones visuales-, pero también encontramos planos más cerrados, que abarcan miradas, presentación de personajes, objetos importantes para comprender la trama o pistas esenciales para seguir la historia.
Cabe destacar que Hagio sabe crear muy buenos personajes y que abarcan todo tipo de razas y etnias, y prueba de ello es que en ¿Quién es el 11º pasajero? encontramos desde personajes de tez oscura a cuerpos que se salen de la estética normal, como un secundario orondo y hecho de piedra o un hombre con una enorme nariz. También la mangaka demuestra ser muy imaginativa y abierta de mente, pues también nos obsequia con un personaje hermafrodita, que siempre es dibujado en perfecta sincronía con su androginia, además de otro personaje de piel reptiliana que requiere de mucho esmero a la hora de plasmar.
Por último, el ritmo narrativo es perfecto, pues la autora sabe imprimir la acción y el misterio en dosis exactas para atraparte sin remedio. Encontramos escenas más sosegadas que se recrean en miradas o en sonrisas, mientras que en otras la acción es tan frenética que solo hay movimiento y dinamismo. Hagio es muy partícipe de apoyar la narración mediante líneas de acción o dirección, por lo que es fácil imaginar que los personajes se mueven. Sin duda, pese a ser una obra publicada en el siglo pasado, es tremendamente transgresora, muy bien trabajada y representada, que demuestra -si no quedaba claro ya- la increíble habilidad de Moto Hagio para la viñeta.
Una edición a la altura
Quizá para celebrar la llegada de Moto Hagio a España o porque Tomodomo Ediciones, simplemente, se esmera en cada publicación que realiza, la edición de ¿Quién es el 11º pasajero? debe ser loada aparte.
¿Quién es el 11º pasajero? está presentado en un tomo único de tapa blanda con sobrecubierta, de tamaño 14,8 x 21 cm. y con un total de 328 páginas. La sobrecubierta tiene una ilustración en blanco delineada con estampado plateado, muy minimalista y elegante. Si la retiramos, encontramos que el interior del tomo está impreso con un estampado de una flor que se menciona en el manga, en un toque igual de minimalista que la sobrecubierta.
El volumen presente ofrece páginas a color que encontramos al inicio de las dos partes que componen la obra; así, al abrir para leerlo, encontramos las primeras páginas de la historia coloreadas en tonos cálidos, al igual que la segunda parte.
El tomo incluye el relato al completo, así como varias historias cortas al final del volumen y de corte cómico. Por parte de la editorial, además se incluye contenido extra, como una biografía de la artista y un prólogo escrito por el traductor Marc Bernabé, de Daruma Serveis Lingüístics, SA.
La primera edición de este tomo venía acompañada además de material promocional limitado y exclusivo para la ocasión, como una postal ilustrada y un marcapáginas a juego que solo se podían conseguir en la tienda oficial de la editorial.
Por qué leer a Moto Hagio
¿Qué por qué leer a Moto Hagio? No solo porque se trata de una de las autoras más importantes y emblemáticas del cómic japonés que conocemos como tal, sino porque es una mente brillante, visionaria y creativa que, desde su debut, nos ha ofrecido narrativas maravillosas que merecen ser leídas y recordadas. La obra presente no solo representa un punto de inflexión en la demografía shôjo, sino que funciona perfectamente sin tener en cuenta su fecha de publicación: es compleja, redonda, misteriosa, dramática y perfecta en muchos sentidos, pues se lee, se disfruta y se siente como un producto moderno y actual.
Moto Hagio no solo crea un mundo futurista interesante y mastodóntico, sino que con solo once personajes y un solo escenario, nos plantea un Cluedo distópico, terrorífico y misterioso, donde además de buscar a un culpable y no morir en el intento, nos da tiempo a conocer a los personajes, a quererlos, a verlos crecer y celebrar cómo se enamoran.
Sin duda, hay que leer a Moto Hagio, y si se empieza con esta increíble obra de ficción, mejor que mejor. En un solo tomo único queda condensado el desbordante talento de la mangaka, transportándonos a un mundo más que atractivo y dándonos una trama con todos los ingredientes para que sea una lectura fructífera. Y es que en el manga todo es posible, al menos, así lo es para Moto Hagio y su vertiginosa imaginación.
Lo mejor:
- La increíble oportunidad de conocer a Moto Hagio por todo lo alto
- Una obra referente que marcó el manga (shôjo)
- Obra transgresora y revolucionaria, además de inclusiva
- Mezcla increíble de géneros: romance, misterio, ciencia ficción, drama
Lo peor:
- Posee una segunda parte densa y poco atractiva en comparación con su primera parte
- El dibujo tradicional de Hagio puede no llamar la atención al público joven
¿Quién es el undécimo pasajero?
Editorial: Tomodomo
Formato: Tomo A5 (14,8 x 21 cm) rústica de tapa blanda y con sobrecubierta. Portada con estampado plateado.
Tomos: 1 (Finalizada)
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