Actualmente vivimos en un contexto histórico un tanto convulso a nivel social. Un periodo en el que el extremismo se ha adueñado del discurso e impregnado de odio en distintos ámbitos de la sociedad. Y casi como sufriendo una amnesia histórica, parece que no sabemos hacia dónde lleva este tipo de discursos. Por este motivo, ahora más que nunca, es imprescindible leer obras como Pies descalzos de Keiji Nakazawa.
Hadashi no Gen, más popularmente conocida en España como Pies descalzos, se trata de un manga de corte histórico creado por Keiji Nakazawa que tiene como telón de fondo el bombardeo atómico sobre Hiroshima. Se publicó en las páginas de la Weekly Shônen Jump de Shueisha entre 1973 y 1974, finalizando con un total de 10 volúmenes recopilatorios. Posteriormente, la obra ha contado con multitud de reimpresiones, en esta ocasión de la mano de la editorial Chuokoron-Shinsha, y diversos formatos. Actualmente cuenta con más de 10 millones de copias vendidas a nivel mundial, con traducciones a multitud de idiomas.
Considerada una obra imprescindible casi desde su publicación semanal en la revista de Shueisha, cuenta con adaptaciones a multitud de medios. Al poco de finalizar su publicación, el director Tengo Yamada llevó a la gran pantalla el manga en una trilogía cinematográfica que se estrenó en las salas de cine japonesas en los años 1976, 1977 y 1980, respectivamente.
Más tarde, Keiji Nakazawa fundó su propio estudio de animación con el que produjo dos películas inspiradas en Pies descalzos. Las cintas se estrenaron en 1983 y 1986 respectivamente, y contaron con la dirección y el guion de Mori Masaki (Toki no Tabibito: Time Stranger, La espada de Kamui).
La adaptación más reciente del manga se trata del especial homónimo estrenado en 2007 en Fuji TV, que contó con dos episodios de una hora cada uno.
Más allá de las adaptaciones a otros medios, a día de hoy es considerada una lectura obligatoria en las escuelas de todo Japón. En palabras de Misayo, viuda del autor: “La guerra es un evento brutal y el manga lo expresa como tal en imágenes. Por este motivo, se tiene que seguir leyendo.” Porque en el país nipón son conscientes de que todo lo que rodeó al bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki es un hecho que nunca debe olvidarse.
Un día negro para la historia de la humanidad
El 7 de mayo de 1945, Alemania se rindió incondicionalmente poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en Europa. Sin embargo, Japón no se resignaba a seguir el mismo camino, a pesar del avance de Estados Unidos por el océano Pacífico y las elevadas pérdidas económicas y humanas. Fieles a su histórico espíritu, rendirse no era una opción honorable.
Teniendo en cuenta esta situación, Estados Unidos vio una oportunidad perfecta para utilizar la nueva arma en la que llevaba trabajando desde 1942 dentro del Proyecto Manhattan. Un nuevo tipo de bomba con una gran capacidad de destrucción, impulsada por los últimos descubrimientos científicos como la fisión nuclear.
Una vez tomada la decisión de usarlas, Estados Unidos tuvo que decidir los objetivos de las dos bombas construidas dentro del Proyecto Manhattan: Little Boy y Fat Man. Se barajaron distintas ciudades como Tokio, Hiroshima, Kioto y Yokohama. Finalmente se decantaron por Hiroshima y Nagasaki debido a su importancia industrial y naval para Japón. Cabe destacar esta decisión dado que esta última era la tercera opción, frente a otra ciudad que finalmente se descartó.
De esta manera, el 6 de agosto de 1945 Estados Unidos lanzó la bomba Little Boy sobre Hiroshima, y el 9 de agosto se lanzó Fat Man sobre Nagasaki. En total, entre 105.000 y 120.000 personas murieron y 130.000 resultaron heridas. A finales de 1945, la cifra entre ambas ciudades llegó a los 246.000, en su mayoría civiles, sin contabilizar todos aquellos que posteriormente enfermaron de envenenamiento por radiación, leucemia, así como distintos tipos de cáncer.
Viendo el efecto de los bombardeos, el 15 de agosto de 1945 el emperador de Japón aceptó la rendición incondicional, poniendo punto final a la Segunda Guerra Mundial.
El verdadero día de la infamia
Abril de 1945, la población de Hiroshima trata de seguir su día a día en un ambiente enrarecido. Los niños juegan bajo el sonido de las alarmas de bombardeos, mientras que sus padres tratan de conseguir algo que llevarles a la mesa. Además, todo está orientado a la guerra: los jóvenes en edad de luchar son llamados a filas, las industrias están en máxima producción de armamento y vehículos de guerra… Incluso las baterías de cocina son requisadas para la producción militar.
© 1975, Nakazawa Eiji
En este ambiente tratan de sobrevivir los Nakaoka. El padre de familia, Daikichi, trata de conseguir algún dinero realizando sandalias mientras cuida de su mujer, Kimie, embarazada de su quinto hijo. Por otro lado, el hijo mayor, Kôji, trabaja como ingeniero, pero se ve tentado de alistarse a la Marina, mientras que Eiko ayuda a sus padres en casa.
Además de los mencionados, también se encuentran Gen y Shinji, los inseparables hermanos que, a pesar de todo lo que viven, siempre consiguen sacar una sonrisa gracias a su particular humor.
Sin embargo, según va transcurriendo la guerra, la situación se va enconando cada vez más donde no solo la guerra tiene la culpa, sino también la actitud de sus vecinos creyentes de la causa japonesa. Hasta que una mañana de verano de 1945, el destino de la familia cambiará para siempre.
Pies descalzos no es una obra fácil de leer y Keiji Nakazawa es plenamente consciente de ello. El manga expone al lector el antes, durante y después del bombardeo de Hiroshima. Porque no todo empezó con la bomba americana, sino que la miseria humana ya se encontraba presente antes.
© 1975, Nakazawa Eiji
El autor engloba en los Nakaoka la lucha por la supervivencia del pueblo japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Desde la perspectiva de cada miembro, vemos un aspecto distinto de la época que están viviendo: el ejército, la vida en comunidad… A lo largo de sus páginas, el lector asiste a una lucha continua contra los distintos elementos que componen la sociedad japonesa del momento: la devoción al emperador y al país, el racismo, la violencia de los jóvenes… Casi parece que no hay una luz en todos los momentos que viven los Nakaoka, por lo que se convierte en una lectura dura.
La familia Nakaoka no solo representa la dura situación que tuvo que vivir el japonés medio durante la contienda, sino también cómo eran vistos aquellos que se oponían a la guerra. La familia es prácticamente condenada al ostracismo por las actitudes antibelicistas del padre. Esto no hace más que aumentar el componente trágico de la obra, no solo por el destino inevitable que tendrá que afrontar la familia, sino porque es algo a lo que se oponen y, a pesar de ello, acaban siendo las principales víctimas de la guerra.
Sin embargo, en contraposición a estos momentos, tenemos muchos alivios cómicos protagonizados en gran medida por Gen y Shinji, dos auténticos cómicos de época que aportan unos momentos de felicidad a todos aquellos que les rodean. Además de esto, a través del prisma de los jóvenes, las actitudes adultas como la discriminación, el racismo o la guerra resultan aún más absurdas.
© 1975, Nakazawa Eiji
De entre todos los personajes, sin lugar a dudas destaca Gen. Aunque estamos ante una obra de corte serio, Gen en todo momento presenta una actitud alegre y positiva frente a lo que les toca vivir. A pesar de su inocencia, con el paso del tiempo percibimos su madurez representada en su voluntad de ayudar a los demás y en el rechazo al conflicto bélico.
Así que, en general, Pies descalzos se convierte en un medio ideal para ofrecer al lector una visión realista de uno de los acontecimientos más trágicos de la humanidad. Todo ello de una forma muy detallada a la par que dinámica.
Un dibujo clásico con una gran carga emocional
A la hora de representar una temática tan dura como se narra en Pies descalzos, Keiji Nakazawa optó por un dibujo y estilo clásico a la par que característico. Sus personajes se caracterizan por ser muy expresivos, acompañados de un sinfín de tramas que dinamizan y aportan un mayor grafismo al dibujo.
En general, el dibujo tiene un trazo fino en personajes y escenarios, acertadamente rellenados con oscuros y sombreados. Además de los personajes, Nakazawa muestra un especial cuidado por los escenarios y las viñetas de planos generales donde prácticamente no falta detalle. Esto consigue trasladar al lector al momento histórico que se está describiendo.
© 1975, Nakazawa Eiji
Tampoco faltan las duras imágenes de cadáveres, pieles colgantes, vómitos de sangre… Hechos que, a pesar de todo y sin ser muy detallado, consiguen transmitir la dureza del momento que está mostrando. Hay escenas realmente duras, muchas de ellas sin ser excesivamente explícitas y cargadas de simbolismo. Por ejemplo, donde narra la reacción de las mujeres en la zona tropical de Japón es realmente dura.
En definitiva, estamos ante un dibujo de calidad totalmente al servicio del mensaje que quiere transmitir su autor. Algo que no solo consigue, sino que no dejará indiferente a prácticamente ningún lector.
Keiji Nakazawa, luchando contra el olvido
Pies descalzos fue algo más que una obra para Keiji Nakazawa. Fue la promesa de recordar lo ocurrido para que no volviera a repetirse, ni la bomba ni las actitudes que llevaron a Japón, o a cualquier ser humano, a una situación tan extrema como esa.
Nakazawa nació el 14 de marzo de 1939 en Naka-ku, Hiroshima, siendo el cuarto hijo de cinco hermanos. Su padre era pintor especializado en el maki-e, una técnica que pintaba objetos con laca que luego rociaba con oro y plata para que se quedase fijado. Además, estaba vinculado al mundo del teatro.
Con la llegada de los distintos conflictos en los que se vio involucrado Japón, el padre tuvo una actitud antibelicista que lo llevó a ser torturado y pasar más de un año en la cárcel.
© 2008 Chugoku Shimbun
El 6 de agosto de 1945, Nakazawa sobrevivió de milagro al bombardeo atómico. Gracias a la madre de un amigo, se encontraba a la sombra de un edificio que detuvo los devastadores rayos de la onda expansiva, aunque murieron su padre, su hermana mayor y su hermano menor. Su hermana recién nacida también moriría a los pocos meses de la detonación, por lo que solo sobrevivieron su madre y él.
Sin embargo, a pesar de la tragedia, pronto apareció una nueva motivación en su vida. Un día cayó en sus manos La nueva isla del tesoro de Osamu Tezuka, lo que le impulsó a leer manga. En su etapa escolar solamente soñaba con publicar manga. Posteriormente, finalizada la escuela secundaria y durante su primer empleo en una tienda de letreros, las noches las dedicaba a dibujar y a ver películas.
En 1961 se mudó a Tokio y empezó a trabajar como asistente de Daiji Kazumine, conocido por ser el padre de Ultraman. Publicó su primera obra en 1962 en las páginas de la Shōnen Gahō bajo el título de Spark 1, manga que publicó durante un año. Al poco, a parte de Kazumine, también fue asistente de Naoki Tsuji, dibujante del icónico manga Tiger Mask. Durante esta etapa, además de asistente por partida doble, publicó one-shots en distintas revistas.
En 1966 hubo un punto de inflexión en su carrera. Nakazawa se ve obligado a volver a Hiroshima porque su madre estaba bastante grave. Hasta este momento el autor no solo no había vuelto a su lugar de origen, sino que rechazaba ser relacionado con los supervivientes de la bomba atómica debido a la discriminación social que ello conllevaba. El fallecimiento de su madre causó gran impacto en el autor, aunque también influyó en que la Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica creada por Estados Unidos exigiera una autopsia de la madre por mero afán científico. Esto le llevó a partir de entonces a visibilizar todo lo acontecido en torno al conflicto bélico y, sobre todo, los efectos de la bomba de Hiroshima.
El primer manga, siguiendo la línea anterior, fue Kuroi Ame ni Utarete. Publicado bajo la editorial Holp Shuppan en 1966 y recopilada en un único tomo, se centra en el mercado negro desarrollado en la inmediata posguerra en Hiroshima. Todo ello desde una perspectiva bastante crítica con el papel de los Estados Unidos en la guerra. Cuenta con una película de anime estrenada en 1984, producida por Tsuchida Production y bajo la dirección de Takeshi Shirado, conocido por Lupin III: Despedida a Nostradamus. Sin embargo, en esta etapa se vio obligado a compaginar su vida como mangaka con la elaboración de guiones para cine y televisión.
En 1972 publica el one-shot Ore wa Mita en la Weekly Shônen Jump de Shueisha. La historia corta tiene un gran componente autobiográfico y está protagonizada por un niño que sobrevive a la bomba atómica. A partir de ahí abarca desde la inmediata posguerra hasta que llega a la edad adulta. El editor quedó maravillado con el relato de Nakazawa y le animó a escribir una historia larga a partir de esa obra. De esta manera, nació Hadashi no Gen, más conocida internacionalmente como Pies descalzos.
A pesar de las buenas impresiones de su editor, la obra no tuvo un éxito inmediato. Sin embargo, gracias a una reseña publicada en el célebre periódico Asahi Shimbun aprovechando el lanzamiento del primer volumen, las ventas del manga se dispararon.
Aparte de todo el éxito en torno a Pies descalzos, también estuvo vinculado a la producción cinematográfica e incluso a la dirección, como es el caso de la película Okonomi Hachichan.
Sin embargo, a partir de 2001, se vio obligado a abandonar el manga tras perder la vista del ojo izquierdo y tener cataratas en el ojo derecho por la diabetes. En esta época fue homenajeado con el Premio de la Paz Kiyoshi Tanimoto en 2002 y el premio al Mejor cómic en el Festival Internacional de Cómics de Angoulême en 2004.
© 2008 Chugoku Shimbun
A pesar de su estado de salud, agravado por un cáncer de pulmón y su delicado corazón, se vio animado a empezar una segunda parte de Pies descalzos. Aunque lamentablemente no pudo llegar a ser publicado, esta segunda parte junto a los originales del célebre manga fueron entregados al Museo Memorial de la Paz de Hiroshima.
Keiji Nakazawa falleció el 19 de diciembre de 2012 debido al cáncer de pulmón. Antes de morir reconoció sentirse afortunado por “no solo haber dibujado manga, sino haber vivido de ello”, y deseando que Gen sobreviviera más allá de su obra, pasando de generación en generación. A día de hoy, viendo el éxito de Pies descalzos, el sensei estará realmente orgulloso.
La edición
Distrito Manga lanzó el manga en un formato tomo A5 (15×21 cm.) en rústica con sobrecubierta. El diseño de portada difiere con respecto al de Random House, con una variación de color en degradado de un color más vivo hacia el gris metálico, bastante relacionado con la historia que alberga en sus páginas.
- © 1975, Nakazawa Eiji
- © 1975, Nakazawa Eiji
A pesar del volumen, en ningún momento parece que las páginas se vayan a salir y tampoco resulta demasiado aparatoso para leer. En cuanto a la impresión y maquetación es bastante correcta. También es de admirar el trabajo de los traductores Víctor Illera Kanaya y María Serna Aguirre, no solo por la complejidad de traducir un contexto histórico con multitud de términos que no tienen traslación directa al español, sino por la cantidad de canciones. A lo largo de la obra, sobre todo Gen y su hermano están cantando cada poco y no es fácil traducirlas sin mantener el significado.
El tomo tiene un precio de 23,95€ y resulta bastante ajustado teniendo en cuenta el volumen de casi 800 páginas.
Conclusión
Pies descalzos es una lectura obligada, sobre todo en los tiempos que corren. Un fiel reflejo de las consecuencias del odio más visceral, representado en una de las acciones más atroces llevadas a cabo por el ser humano. Algo que trasciende Hiroshima y se convierte en universal.
A lo largo de sus páginas, uno no puede más que compadecerse de los Nakaoka y cómo tratan de sobrevivir a una situación en la que se ven inmersos, a pesar de su bondad y actitud antibelicista. Una historia que, a pesar del paso del tiempo, resulta bastante dinámica por la continua acción generada por las tensiones de las situaciones que representa.
© 1975, Nakazawa Eiji
Además, el dibujo no se queda atrás. Nakazawa posee un dibujo detallado y lleno de vida, que dinamiza aún más la historia si cabe, a pesar de su estilo clásico.
En definitiva, una lectura más que obligada y que merece muchísimo la pena, más allá de que te guste el manga o no.
Lo mejor
- La visibilización de las consecuencias del odio a partir de uno de los pasajes más oscuros de la historia de la humanidad.
Lo peor
- Es una lectura bastante dura, pero necesaria.
Pies descalzos, una historia de Hiroshima (Nueva edición)
Editorial: Distrito Manga
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 15 x 21 cms
Tomos: 4 (En publicación)
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