En el free-talk con el que arranca el primer tomo recopilatorio de la serie, la autora cuenta que la inspiración para crear este manga llegó a raíz de sus recuerdos de juventud, cuando solía buscar consuelo en las estrellas, contemplándolas sin compañía durante la noche.
Ése es, precisamente, el punto de partida de la historia. Sakuya es una chica afable y sencilla que vive bajo el mismo techo que Kanade, su primo mayor. Aunque se esfuerza por mantener la ilusión y ser feliz, dándolo todo en clase, en casa y en el trabajo, en el fondo arrastra una profunda tristeza que calma escuchando el canto de las estrellas. Sin embargo, no está sola: sus dos mejores amigos, con los que ha formado un club de aficionados a la astronomía, le apoyan y hacen lo posible para ayudarle, incluso aunque Kanade no sea santo de su devoción.
Sin embargo, el día en que Sakuya cumple dieciocho años, se produce un punto de inflexión en su vida. Cuando llega a casa para celebrarlo con Kanade, constata que cuentan con la presencia de un visitante inesperado. Se trata de Chihiro, un joven que con su particular magnetismo pasa con ellos la velada haciendo creer a Kanade que se trata del novio de Sakuya, y a Sakuya que es un amigo de Kanade. Tras entregarle a Sakuya su regalo de cumpleaños, Chihiro desaparece. Ella, cuando es consciente de que no sabe nada de él, se obsesiona con volver a verle para desenterrar los enigmas que flotan a su alrededor. Chihiro es, a sus ojos, otra estrella solitaria que posee un canto más bello que las demás.
Para cuando Sakuya se da cuenta, es demasiado tarde: Chihiro se ha convertido en su primer amor, pero las cosas con él no resultarán fáciles, pues al igual que sus amadas estrellas es un ser distante, que esconde bajo la luz que desprende secretos difíciles de desenterrar.
La evolución del estilo propio
La forma de dibujar de Natsuki Takaya es fácilmente reconocible. Sus personajes estilizados, dotados de grandes y profundos ojos y expresiones serenas, han recibido en La melodía de las estrellas un toque extra de encanto al enriquecerse con la experiencia de la mangaka. Takaya se muestra gráficamente más madura, pues la composición de las viñetas parece fluir con gran naturalidad, al igual que las poses y expresiones de los protagonistas.
En general, gráficamente hablando, transmite cierta nostalgia. Los cielos nocturnos, en lugar de recurrir una y otra vez a efectos digitales o tramados para simular las estrellas que tanto peso tienen en la narración, han sido creados en su mayoría con la técnica del manchado de pintura blanca con cerdas de un cepillo sobre fondo negro. Ello le da un aspecto más artesanal y delicado, que consigue realzar los sentimientos de los personajes.
Por lo demás, cabe destacar que es un manga fácil de leer en cuanto a que se huye de la saturación visual. Los trazos son sencillos y las tramas, clásicas. No falta el toque de humor añadido con algún que otro detalle en superdeformer híper esquemático, lo cual no deja de ser divertido en contraposición con la forma habitual del personaje.
De camino a la consagración
Natsuki Takaya nació el 7 de Julio de 1973 en Shizuoka, dentro de la prefectura de Tokio. Sus inicios como profesional del cómic se remontan a 1991, año en el que debutó con Sickly Boy wa Hi ni Yamai, una historia corta publicada en la revista Hana to Yume de Hakusensha. Desde entonces, su carrera no ha hecho sino crecer hasta el punto de llegar a convertirse en una de las autoras de shojo manga más reputadas a nivel internacional, con obras como Geneimusô, Ankoku Hime, Tsubasa wo Motsu Mono o la archiconocida Fruits Basket, por la que fue premiada con el 25º Kodansha Manga Award al mejor shojo.
En España, Norma editorial ha publicado Fruits Basket, su artbook y Tsubasa: El secreto de las alas. También la versión animada de Fruit Basket ha llegado al mercado español de la mano de Jonu Media.
Comparaciones odiosas, pero inevitables
Es obvio que todo autor parte de unos mínimos para crear y que, pese a realizar historias distintas, en todas se suelen ver ciertos parámetros que actúan como base. Tras leer la primera entrega de La melodía de las estrellas, resulta inevitable hacer ciertas comparaciones con Fruits Basket, a la que la editorial nos remite en la misma portada.
Ambas historias cuentan con una protagonista femenina en la adolescencia tardía que no tiene padres, que vive en un entorno un tanto peculiar, que no son precisamente lumbreras y que necesitan de un empleo compaginado con las clases para subsistir. Ambas son patosas, pero buenas personas, y tienen una fe inquebrantable en los demás. Sin embargo, los que esperen encontrarse con un calco de Fruits Basket, no lo harán, puesto que pese a estas pequeñas coincidencias, ambos mangas no tienen nada que ver, más allá de las sorpresas que puedan deparar sus múltiples personajes.
En lo que sí que son idénticas, es en la edición. Norma ofrece tomos de pequeño formato, con sobrecubierta, buena traducción y papel más que decente para una relación calidad-precio muy aceptable.
Es, por tanto, una compra recomendable para los fans de Takaya y los que gusten del shojo que camina por la fina línea que separa a este género del josei.
Lo mejor: Los que hayan leído otras obras de la autora, disfrutarán al experimentar una sensación de evolución, puesto que no se ha limitado a repetir la misma fórmula, sino que ha ido un poco más allá, en todos los aspectos posibles.
Lo peor: Quizás la historia de amor entre chica inocentona y chico indomable-misterioso está más que trillada.
Ficha técnica:
Título: La melodía de las estrellas
Título origininal: Hoshi wa Utau
Guión: Natsuki Takaya
Dibujo: Natsuki Takaya
Editorial japonesa: Hakusensha
Editorial española: Norma
Formato: Rústica con sobrecubierta, 192 páginas B/N
Precio: 7,50€
Nº de tomos en japonés: 5 (abierta)
Nº de tomos en castellano: 1 (a junio 09)
Enlaces:
Avance primeras 86 páginas de Norma
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