La leyenda de Madre Sarah es, desde un principio, una historia dura como un puñetazo a la boca del estómago: el planeta Tierra, devastado tras un desastre nuclear del que sobrevivió un reducido porcentaje de la población, es abandonado a su suerte por aquéllos que deciden formar colonias en el espacio. Siete años después del holocausto, un grupo de científicos defiende la teoría de que lanzar una nueva bomba erradicará los efectos de la radiación sobre el clima, posibilitando que el hombre pueda regresar y comenzar una nueva era. Sin embargo, dicho planteamiento no es bien acogido por todos, puesto que son muchos los que defienden que el ser humano ya tuvo su oportunidad y que el planeta debe quedar protegido de otra intervención.
Es así cómo se forman dos bandos: los Epoque (o E), que exigen una nueva época para el hombre mediante el uso de la tecnología, y los Mother Earth, que defienden la integridad de la naturaleza y prefieren sacrificar su bienestar a cambio de la regeneración del planeta.
Sus intereses opuestos les llevarán a valerse de la lucha armada tanto a bordo de la nave como una vez en La Tierra, ya que las colonias espaciales deciden regresar al hogar pese a que las condiciones de vida son durísimas.
Es ahí cuando comienza la pesadilla de Sarah. Tanto ella como su marido, activistas de los Mother Earth, ven truncado su plan el día en que debían poner regreso a la Tierra. Su marido es arrestado por los Epoque y ella, en un alarde de impedirlo, es separada de sus hijos, que son conducidos junto a los demás pasajeros a la superficie. Sarah consigue llegar al planeta con su hijo menor, todavía un bebé, pero acaba siendo hecha prisionera de los Epoque y sometida a trabajos forzados, violaciones y demás torturas. Su determinación por sobrevivir y encontrar a sus hijos le lleva a tomar decisiones drásticas, pero consigue escapar del esclavismo y emprender un viaje hacia ninguna parte en compañía de Tse Tse, un comerciante sin escrúpulos que, contra todo pronóstico, siente un gran apego hacia ella y está dispuesto a ayudarla en lo posible.
Sarah, inteligente, guerrera y fuerte, pero también tierna, emotiva y solidaria, conocerá a gente dispar y las miserias de las nuevas sociedades erigidas por los humanos en plena guerra civil. La búsqueda de Harato, Satoko y Tsumuri, que ya son adolescentes, la llevará a superarse a sí misma y luchar contra viento y marea por reunirse con ellos.
Cuando el estilo visual es más que un vehículo narrativo
Si Katsuhiro Otomo merece que se le alabe por su hacer como guionista, el dibujante, Takumi Nagayasu, no se queda atrás. Nagayusu ha conseguido plasmar las peripecias de Sarah con un estilo que refleja la esencia de la historia. Su dibujo es tosco y violento, se nutre de detalles técnicos (son impresionantes los estudios de ingeniería que abundan a lo largo de todo el manga, tanto en maquinaria como edificios), miseria en parajes extremistas como el desierto o los páramos helados, la sangre, los combates descarnados e incluso lo sexual, sin pudor alguno. Y es que La leyenda de Madre Sarah narra, ni más que menos, la crónica de una guerra que, como todas las guerras, implica lo ya mencionado. Aún así, su dibujo es limpio y luminoso, con el tramado justo y necesario y un gran protagonismo de la expresividad facial de los personajes.
Destaca la masculindad del cuerpo de Sarah, mujer de gran envergadura y musculatura desarrollada que, sin embargo, nunca pierde ese toque maternal representado por su larga melena y unos sencillos pendientes de perlas que siempre adornan sus orejas.
El apartado gráfico del manga es, por tanto, necesario para que la historia en sí tenga efecto sobre el lector. Al contrario que en otros cómics, en los que prima el guión sobre el trazo, en este título ambos apartados son complementarios e indivisibles.
Un duo de lujo
Katsuhiro Otomo nació el 14 de Abril de 1954 en Hasama, prefectura de Miyagi. Su adolescencia, marcada por las revueltas juveniles contra el sistema gubernamental nipón y las películas americanas, sería la base para su genio creativo. Se le conoce principalmente por ser uno de los primeros en tener un estilo occidentalizado dentro del panorama del manga, influido, posiblemente, por su admiración por artistias como Moebius. Pese a ser autor de un cuantioso número de antologías e historias cortas, la fama y el reconocimiento le llegaron de la mano de Akira, obra que, con su posterior adaptación al anime, que él mismo se encargó de dirigir, se convertiría en un referente del cómic y animación japoneses a nivel internacional.
Otomo, además de continuar con su carrera como mangaka, ha hecho algunos pinitos en la gran pantalla, entre los que destaca la dirección de la adaptación al cine de Mushishi, de Yuki Urushibara.
Por su parte, Takumi Nagayasu nació el 4 de enero 1949 en la prefectura de Nagasaki. Empezó trabajando como asistente de Nanba Kenzi, hasta que en 1969 debuta con su obra Ofukuro, con la que obtuvo un éxito notable. Desde entonces ha realizado varios mangas de prestigio, como Ai-to Makoto, con el que gana el premio al mejor manga del año 1975. Posteriormente se establece en Estados Unidos, donde realiza junto a Otomo el manga sobre el que gira esta reseña, una de sus obras maestras.
En clásico moderno imprescindible
Por sus tintes épicos y tremendistas, propios de la rama más cruda de la ciencia ficción, por la humanidad de sus subtramas, por la fuerza de atracción que ejerce su protagonista, por el impresionante dibujo del que hace gala y, además, la magnífica edición en la que está disponible, La leyenda de madre Sarah es un título más que recomendable para los amantes del seinen, en especial en su vertiente bélica, aunque no sería justo limitarlo a dicha clasificación.
Su lectura invita a reflexionar mediante los paralelismos con la situación actual que atraviesa el planeta y las consecuencias futuras de nuestras acciones. A su vez, resulta muy interesante ver la violencia e injusticia de la guerra tras los ojos de una mujer que, pese a ser brillante como estratega y efectiva como militar, no deja de representar la fuerza del vínculo más primitivo: el que existe entre una madre y sus hijos. Sarah encarna la esperanza, el sacrificio y el amor incondicional, cualidades que resultan chocantes, dado que no abunda en el manga este perfil de heroína madura.
El único aspecto negativo que se le puede sacar a la historia, es que la meta está muy bien definida: buscar a tres personas. Pese a todo, el objetivo no merma el guión en su totalidad, puesto que una gran galería de secundarios y las tramas cruzadas, que alimentan el hilo principal del desarrollo de la guerra entre ambos bandos, hacen que la historia sea concisa y tenga un buen ritmo.
Es, por tanto, un cómic realizado por dos autores experimentados, con gran conocimiento del campo y solidez a la hora de llevar a cabo sus ideas; cosa que, con la cantidad de títulos ligeros que abundan en el mercado, se agradece.
Por último, hay que destacar los detalles de esta edición coleccionista: gran tamaño, papel de calidad, capítulos a color y un buen trabajo de traducción, rotulación y edición que hace que la inversión merezca la pena. Eso sí, resulta desconcertante que los tomos tengan diversas extensiones y precios, aunque la diferencia, de 3 euros entre los más baratos y el más caro, no resulta excesiva.
Lo mejor: La originalidad del personaje de Sarah.
Lo peor: No está recomendado a personas fácilmente impresionables.
Ficha técnica:
Título: La leyenda de Madre Sarah, edición coleccionista
Título original: The legend of Mother Sarah (沙流羅)
Guión: Katsuhiro Otomo
Dibujo: Takumi Nagayasu
Editorial japonesa: Kodansha
Editorial española: Norma
Formato: 17×26 cm, varias extensiones (216-334 página), rústica con sobrecubierta y algunas páginas a color
Precio: 12-15 €
Nº de tomos en japonés: 7
Nº de tomos en español: 7
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