Allá por el año 2003 EDT (por aquel entonces Glénat) decidió apostar por un seinen de samuráis con gran reconocimiento a nivel internacional: La Espada del Inmortal de Hiroaki Samura (también conocido como Mugen no Juunin-El Habitante del Infinito). Se trata de una serie centrada en dos de los temas más recurrentes de los jidaimono, ni más ni menos que la venganza y la redención. Sin embargo, las constantes vueltas en el argumento sembrarán dudas acerca del significado y justificación de estos términos. Una de las obras más sangrientas y con mejor desarrollo de personajes.
Redención a cambio de venganza
A mediados del período Edo, Manji es un ronin que ha matado a cien hombres, entre otros, al marido de su propia hermana. Como castigo, una señora mayor le vuelve en inmortal con la ayuda de unos gusanos denominados kessen-chu que le regeneran y unen cualquier órgano dañado del cuerpo. Para poder recuperar su mortalidad Manji ha de matar a mil hombres malvados. Con ese fin, decide ayudar a una muchacha huérfana llamada Rin Asano, quien desea vengar la muerte de sus padres y la destrucción de su dojo a manos del Ittô-ryû, escuela de artes marciales liderada por el joven y ambicioso Kagehisha Anotsu.
No obstante, el transcurso de los acontecimientos hará que los protagonistas cuestionen sus razones para la tan ansiada venganza y les plantearán dudas acerca del significado del “bien” y del “mal”.
Ni blanco, ni negro
En principio, el argumento es tan simple como éste, sin embargo, dará muchas vueltas, aparecerán terceros grupos que no se aliarán ni con la pareja protagonista, ni el Ittû-ryû y, para colmo, Rin se replanteará el sentido de su venganza a medida que va conociendo a los miembros de la escuela enemiga.
Desde luego, uno de los puntos fuertes de esta serie son los personajes, ya que no hay ni buenos, ni malos, ni todo es totalmente blanco, ni negro (salvo uno o dos hombres sádicos, cuyas acciones no son justificables bajo ningún concepto). Samura nos presenta a casi todos los personajes sean del bando que sean, por lo que aprendemos sobre su pasado y los motivos que los mueven. Por otro lado, cuenta con numerosos personajes femeninos interesantes y fuertes, algo poco acorde a las costumbres de la era Edo, pero que se agradece sobre todo en un seinen de samuráis.
Manji es el típico hombre gamberro y molón quien toma ventaja de su inmortalidad (no perfecta) y, pelea con numerosas armas, sin cuidar de la integridad su cuerpo, ya que confía en su regeneración inmediata tras recibir heridas letales. Y, por otra parte, Manji sirve para el desarrollo de Rin, una chica de 16 años decidida pero débil al inicio del relato pero quien a medida que se torna más independiente y fuerte, tendrá remordimientos respecto a sus acciones. Kagehisha Anotsu, el joven y afeminado líder del Ittô-ryû se nos presenta como un ser asesino y déspota al principio de la historia pero a medida que pasan los tomos, conoceremos su lado más humano, convirtiéndose en uno de los antagonistas más interesantes de los mangas. Otros personajes carismáticos son la melancólia Makie Otonotachibana, la sufridora Hyakurin, la temperamental Dôa Yoshino y el sensato Taito Magatsu.
Hay que advertir que se trata de un seinen bastante sangriento, con constantes luchas, cabezas cortadas, experimentos y sobre todo muchas, muchas mutilaciones. No llega hasta los niveles de Berserk, Gantz o las obras de Shintaro Kago pero puede resultar muy desagradable por el abuso de tanto brazo y pierna rodando por los suelos, y disecciones a veces por puro placer. En cambio, aunque haya escenas de sexo y violaciones, no se llega a mostrar los genitales, ni detalles desagradables.
Además, el lenguaje que usan los personajes masculinos puede recordar a veces al lenguaje slang (argot de los barrios bajos), no muy propio del período Edo pero parece que no es problema de la traducción española (en la versión inglesa también se lo reprocharon los seguidores), sino que ya poseía este tono gamberro en el original.
Pero quizá la crítica más importante que se le puede hacer a esta serie es su extensión: Samura lleva escribiéndola desde nada más y nada menos que 1994, hasta ahora posee 29 tomos (el 29 acaba de salir en las tiendas españolas hace unas semanas), aunque en septiembre se anunció que la historia concluirá el 25 de diciembre de este año en Japón. Ahora bien, en muchos de los tomos no sucedía nada reseñable, ningún acontecimiento que llevara hacia adelante el argumento, a parte de luchas y mutilaciones, lo que puede suponer un punto flaco a seguir la serie para muchos consumidores.
En todo caso, es una serie seinen histórica que invita a reflexionar un poco sobre esa época de aparente paz, en la que la aristocracia guerrera ya no tenía que luchar en batallas y se dedicaron a cultivar las técnicas de esgrima en dojos que no resultaron un tanto redundantes en esos tiempos. Lo cierto es que las élites del país podrían haberse dedicado a actividades más productivas que llegaran a fomentar el desarrollo técnico y del nivel de vida como la agricultura, la artesanía o el comercio, en vez de dojos que acabaron enfrentándose en peleas sangrientas. No obstante, en otras partes del mundo como en el Sur de Europa tampoco se podría dar un ejemplo, ya que las élites se dedicaron a la religión y a la vida ociosa.
Estilo “rayado”
Hiroaki Samura es conocido por un dibujo poco nítido, con aspecto de boceto y el uso de rayas para la ilustración del sombreado, que explota al máximo en esta obra. Bien es cierto que se pueden distinguir dos estilos suyos presentes en los tomos: el uso de rayas a tinta y los dibujos con lápices de grafito, que resultan más naturales y agradables a la vista.
No obstante, parece que a medida que avanza la historia, el autor recurre cada vez menos a sus lápices y se centra en el uso de la tinta. En todo caso, la creación de dibujos rayados, poco definidos y un tanto esquemáticos no significa que las viñetas carezcan de detalles, sino que refuerzan la atmósfera lúgubre y cruda de la serie. Por ejemplo, en las escenas de combate domina esta técnica, lo que dificulta seguirlas con total claridad, pero aporta dinamismo y violencia.
Respecto a los personajes, Samura ofrece unos personajes masculinos varoniles con cuerpos musculados llenos de cicatrices y rostros de facciones duras, lejos de las figuras andróginas de los manga, salvo en caso de Anotsu. En cambio, las mujeres tienen unos cuerpos y rasgos delicados, con ojos rasgados pero que recuerdan más a las bellezas esquimales o siberianas que las japonesas. Por otra parte, las chicas poseen unos rostros muy parecidos y, como Samura no recurre a peinados imposibles ni a colores de pelo chillones (salvo en caso de Hyakurin, quien prefiere decolorar su cabello), muchos le reprocharon la dificultad de distinguirlas –el propio autor lo admite y se disculpa.
El autor
Hiroaki Samura nació el 17 de febrero de 1970 en Chiba confesó que siempre quería convertirse en mangaka. Sin embargo, a contrario que otros mangakas, estudió Filología y Artes Clásicas. Nunca le ha gustado trabajar con pintura al óleo por su olor desagradable, sino que siempre ha preferido usar solo el blanco y negro. Sin embargo, dejó los estudios cuando Kodansha le contrató para publicar este manga en la revista Afternoon.
Hombre poco amigo de la fama, huye de las promociones y focos, rara vez acude a un acto público, afirmando que lo único importante en el mundo del cómic no es el dibujante sino el arte en sí.
La Espada del Inmortal le dio la fama, ha vendido más de 5 millones de copias en Japón y se licenció en otros países como Corea, Francia, EEUU, Eslovaquia o Polonia. Pero también creó otros títulos como el brutal Los Carrueajes de Bradherley (licenciado en España por Dolmen Editorial), el romántico Ohikkoshi (obra que se nos muestra un Samura diferente, editada por EDT) y hasta se ha atrevido con one-shots josei como A Happy Birthday from Paradise, Cops and Robbers o Tsutsu-Izutsu.
Acaba de concluir Halcyon Lunch y trabaja en una nueva serie titulada Beagerutā que narra el enfrentamiento por dinero de tres mujeres: una vengadora pasional y psicodélica llamada Nami, una maquina de matar embutida en un vestido chino llamada Je-Mao y Shinobu Aza, la líder de una banda.
La edición española
EDT publicó este título en su serie Seinen Manga con unos tomos 13×18 cm, tapa blanda con sobrecubierta y papel blanco grueso de buena calidad. Cada volumen cuenta con unas 214 páginas, aunque los últimos se reducen a 208 y cuesta 8,95€. En los márgenes interiores de las sobrecubiertas podemos encontrar autorrelatos sobre el autor, escritos a veces con un tono sarcástico y humor negro y unos haikus con escritura japonesa, su pronunciación y traducción al castellano.
Al final de algunos tomos (lamentalemente no todos) aparecen extras como retratos a lápiz de los personajes, ilustraciones detalladas de las armas, curiosidades sobre los protagonistas, o hasta ránkings su popularidad. También se incluyeron aclaraciones de los traductores, quienes no son otros que Marc Bernabé y Verònica Calafell, como la diferencia entre la esvástica y la sauvástica que lleva Manji en la espalda. Se agradece especialmente la inclusión de una lista sobre los personajes en el tomo 15 a color, debido al brote constante de ellos a lo largo de los capítulos.
Conclusión
Nos encontramos ante uno de los seinens jidaimono más sangrientos y largos del mercado, no apto para todos los públicos. Además, hay que tener paciencia respecto al argumento, debido a que transcurre con mucha lentitud. Es una obra aparentemente realista pero cargada de elementos fantásticos (los kessen-chu), batallas con armas y habilidades idealizadas y personajes femeninos guerreras, algo poco propio de la época. No llega al realismo de Vagabond y menos a las historias basadas en hechos documentados de Hiroshi Hirata.
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En 2008 fue llevado a una serie anime pero sólo cuenta con 13 episodios. En principio se iba a continuar con más temporadas pero al final terminó abruptamente, adaptando solo los primeros tomos del manga.
Lo mejor: buena ambientación histórica, personajes tridimensionales, caracteres femeninos fuertes. Un estilo de dibujo a veces poco nítido pero muy característico.
Lo peor: escenas gore no aptas para todos los públicos y la extensión y lentitud de la serie, con tomos a veces innecesarios.
Ficha técnica:
Título Original: Mugen no Juunin
Guión: Hiroaki Samura
Dibujo: Hiroaki Samura
Editorial Japonesa: Kodansha
Editorial Española: Glénat-EDT
Precio: 8,95€/tomo
Formato: Tomo B6 (13x18cm), tapa blanda con sobrecubierta
Nº de Tomos en Japonés: 29 (abierta, pero finalizará en nada)
Nº de Tomos en Castellano: 29
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