Se abren las puertas del aula de música número 3, en el último piso del edificio sur. Un sitio apartado del resto debe de ser tranquilo y perfecto para estudiar ¿no? Sin embargo, al cruzar la entrada un olor a rosas conquistará el ambiente, el dulce canto de un piano pondrá la banda sonora y ante ti aparecerán seis chicos cada cual más guapo ¿qué está pasando aquí?
Acabas de entrar al Host Club del Instituto Ouran y tu vida va a cambiar por completo. Prepárate para (volver a) descubrir uno de los mangas de romance más importantes de los últimos tiempos. Panini Manga reedita la obra en nuestro país en un formato Maximum que no dejará indiferente a nadie. ¿Preparado para enamorarte?
Kiss kiss fall in love
Haruhi es como cualquier otro estudiante, saca buenas notas e intenta mantener un perfil más bien bajo. O al menos, así era hasta que consiguió una beca para entrar en el instituto privado e hiper exclusivo Ouran. En un centro, repleto de los hijos de las familias más ricas de todo Japón, Haru, de una familia monoparental y de clase media poco puede hacer.
Sin poder aguantar ni un minuto más a los “niños pijos” que no dejan estudiar tranquilamente en ninguna de las cuatro bibliotecas del instituto (que ya es mala suerte) decide buscar un aula vacía donde poder enfocarse en sus apuntes. Sin embargo, cuando llega a la clase descubre que de tranquila tiene más bien poco. Ante sí aparece un grupo chicos guapísimos: “Bienvenido al club de host del Ouran”.
Haru, quien no cabe en su asombro, intenta alejarse de los jóvenes con aires de donjuan. Pero, de nuevo, la suerte no está de su lado, y acaba rompiendo un jarrón de 80.000 dólares. De una cálida bienvenida pasan a un aire malévolo: de ser un invitado pasa a ser el chico de los recados. Aunque, antes de empezar a trabajar con el club de hosts deberá de arreglar ese aspecto tan desaliñado suyo. Así descubrirán su belleza innata, y de nuevo, su posición cambiará de recadero a ni más ni menos que host. Para poder pagar su deuda tendrá que conseguir que 100 clientas pidan sus servicios. Sin duda un plan perfecto, de no ser porque en realidad Haru no es en realidad un chico.
Amor a primera vista
Sí, la trama puede sonar un tanto rocambolesca, no lo niego, pero, que eso no os haga dar un paso hacia atrás. Si hay algo por lo que Ouran destaca es por los personajes que habitan sus páginas. Y es que todos están llenos de carisma y personalidad, desde los chicos del Host Club hasta los personajes secundarios. Esto, unido a las relaciones entre ellos, a cada cual más interesante, presenta un manga más que disfrutable.
Uno de los puntos más importantes de Ouran es que juega todo durante todo su desarrollo con una mezcla más que refrescante entre la parodia del típico “shojo de romance” y la seriedad en los momentos más importantes. Ese aspecto se nota claramente en las personalidades de los diferentes personajes. Así se nos presenta desde Tamaki el típico personaje con aires principescos a Honey con su actitud infantil, pasando por Kyoya y su actitud fría.
Al fin y al cabo son un club de hosts: hay un chico perfecto para cada gusto. Sin embargo, no se quedan solo en eso. No son simplemente unas caras bonitas y unas personalidades prefabricadas. Durante toda la obra avanzan, crecen, se equivocan y aprenden a pedir perdón. Son jóvenes, ricos, y tienen las luces justas para pasar el día; y es precisamente eso lo que tanto gusta de la serie. No busca la máxima profundidad, pero llega a ella de una manera orgánica sin que apenas te des cuenta. Puedes tener un personaje favorito, pero todos ellos se hacen de querer. Es un club de hosts, pero también es una pequeña gran familia.
Y hablemos un poco de ella en mayor profundidad. Para empezar encontramos a Tamaki Sou, el presidente del club, el rey del aula de música tres. Es el host más solicitado, y motivos no le faltan. Sin duda, es todo un donjuán, sabe qué hacer para derretir de amor a sus clientas. Desde su galantería natural, sus aires de nobleza o la devoción con la que ejerce sus funciones, todo en él resulta perfecto. Aunque, tras esa máscara de brillos y rosas realmente se esconde un chico un tanto patético, pero del tipo adorable. Con la facilidad que tiene para llorar, ese dramatismo tan suyo o el cómo se entrega en cuerpo y alma por sus amigos hace que literalmente devoré todos los paneles en los que aparece. Es un amor, un poco tonto, pero sin duda un ser de luz.
Siguiendo la jerarquía del club encontramos a Kyoya Otori, el vicepresidente del club y la mente pensante detrás de todas las actividades. Podría decirse que él es el rey en las sombras, al fin y al cabo, es el mejor amigo de Tamaki y su influencia en él es más que palpable. Sin embargo, sus personalidades son completamente diferentes. Ahí donde Sou es todo un príncipe devoto, Kyoya es un chico frío y calculador, y ese precisamente es su encanto. Su actitud distante y reservada se mantiene tanto dentro como fuera de sus funciones como host. Aunque, a decir verdad, realmente no es tan frío como aparenta y tiene un lado dulce oculto tras su cara de pocos amigos.
Por otra parte, el tándem que forman los gemelos Hitachiin: Kaoru y Hikaru, deja sin palabras a todas las jóvenes que reclaman sus servicios. Ambos juegan entre la fina línea de amor fraterno o el de algo más que simples hermanos (cabe destacar que es solo una actuación, no preocuparse) y, aún así, consiguen hacer sentirse querida por partida doble a sus clientas. Su actitud empalagosa contrarresta con la malévola que realmente presentan en la intimidad. Son pícaros como ellos solos, especialmente en todo lo relacionado con meterse con el presidente. Al fin y al cabo comparten clase con Haru, y poner celoso a Sou es una actividad tan fácil como divertida. Más allá de ello, y sin meterme en spoiler, el arco de personajes de ambos hermanos es uno de los más profundos de la obra.
Para terminar con el elenco de hosts se presentan los miembros más mayores, Mitsukuni Haninozuka, alias Honey, y Takashi Morinozuka. Ambos son estudiantes de tercero, y van a la tercera clase. Al igual que ocurre con los gemelos, forman un equipo inseparable. Honey, el más mayor, tiene una actitud tierna y adorable, que juntado con su apariencia física y su baja estatura le convierten en el “shota” (muy muy entrecomillado, de nuevo nada sexual) del club.
Para contrarrestar con su personaje, Takashi es el más alto de todos los hosts, apenas habla y mantiene una actitud serena en todo momento. Aunque apenas tiene diálogo, transmite un aura de confianza y fidelidad absoluta hacia Honey. Y sí, antes de que os lo preguntéis, la propia obra sabe el potencial de shippeo que entre ambos puede haber, y creedme, sabe usarlo. Al fin y al cabo los hosts buscan lo que más puede gustarle a sus clientas ¿no?
Finalmente, la última incorporación al club: Fujioka Haruhi. La estudiante becada alejada de todo ese mundo de grandeza, dinero y lujo, esconde su encanto en su naturalidad. A diferencia del resto de los hosts, ella es así fuera y dentro de sus labores. No es dramática, especialmente seductora, o mantiene un aire señorial que llame la atención. Y eso es precisamente lo gusta. Más allá del hecho de ocultar su género biológico (no me atrevería jamás a decir que Haru es cis, en más de una ocasión asegura que a ella lo del género ni le va ni le viene). La personalidad de Haru es un golpe de aire fresco al club. Es servicial, amable con todos sin segundas intenciones ocultas, y directa cuando hace falta serlo. Si me preguntáis, ella junto a Tamaki son mis favoritos, y la pareja que forman es, simplemente, perfecta.
Fantasía o realidad
Como he comentado anteriormente, el corte de Instituto Ouran Host Club es de humor. En ese sentido, la obra es realmente divertida, al punto de llegar a la carcajada en más de un momento. Si bien su primera publicación fue en 2003, los gags y el humor otaku que desprende es bastante actual. Sin duda ha envejecido como lo hace el buen vino. Y, si bien la parodia constante al harem inverso existe, también lo hace el estudio detrás de la obra. El mundo de los hosts en Japón tiene un poder que aquí en occidente pasa completamente desapercibido. Sin embargo, Bisco Hatori, la autora, se empapa de esa cultura para recrearla dentro de sus posibilidades. Así mismo lo narra en las primeras páginas del manga.
Más allá de ello, centrándonos en el proceso creativo del manga, hablemos de los gags. Si pudiera describir esta obra con una palabra, sería sin duda, fanservice. Sí. Este manga está hecho por y para el disfrute del lector. Pero no os vayáis al sentido erótico, porque eso no lo vais a encontrar, y gracias a Dios que es así. ¿Quieres ver chicos guapos siendo literalmente chicos guapos? Aquí tienes para elegir. ¿Te gusta el shojo pero no puedes negar lo que el BL te hace sentir? Toma también, que no se diga. Y todo de una manera completamente orgánica. En ningún momento se siente forzado o innecesario. Ese es el encanto principal de la historia.
Pero no se puede olvidar un detalle fundamental, esto es un manga de romance. Entre las bromas va floreciendo un amor de la manera más pura que existe. Porque lo que Tamaki siente por Haru es devoción en su estado máximo. La ama con locura y con sinceridad. No hay escenas especialmente locas, pero hay momentos insuperables. Es un amor que se cuece a fuego lento, a base de gestos dulces, de miradas llenas de cariño. Las mismas miradas con las que se van uniendo todos los personajes entre sí. Nace una amistad preciosa entre todos y cada uno de ellos, nacen rivalidades amorosas (porque estamos en un harem) y se unen los lazos irrompibles que hacen de este manga una obra coral y preciosa a partes iguales.
Me muero por conocerte
Es el turno ahora de la cabeza pensante detrás de esta obra de arte es Bisco Hatori. Aunque este nombre es realmente un pseudónimo que, palabras de la propia autora, tiene un significado muy especial para ella, ¿cuál es dicho significado? es una incógnita. Bisco lleva toda la vida dedicando su arte a las series de romance, especialmente en revistas de corte shojo como LaLa. Su primera obra, Millennium Snow, se publicó en 2001 contó con cuatro volúmenes. Aunque, sin duda, su gran creación fue Ouran. Esta se empezó a publicar en 2003 y contó con 18 tomos en total.
Tras el revuelo que causó en el mundo del shojo, creó tres obras más. Detarame Mousouryoku Opera, un tomo unitario en 2012; Petite Peche! otro one-shot al año siguiente y, finalmente, Urakata!! (conocida en inglés como Behind the Scenes!!) cuya publicación comenzó en 2014 y contó con 7 tomos en total. De todas las obras mencionadas, de momento, solo Ouran se encuentra licenciada en nuestro país. En cuanto a las inspiraciones de la autora, en varias entrevistas ha asegurado que le encanta leer todo tipo de mangas, aunque sus favoritos son Please Save my Earth y Slam Dunk.
Pero, centrémonos más en ella, y como viene a ser ya una costumbre en mis reseñas ¿Qué mejor manera que hacerlo leyendo su carta astral? Si algo bueno tiene la autora es que sabes desde su fecha de nacimiento, el 30 de agosto de 1975, hasta su lugar de nacimiento, la prefectura de Saitama, el trabajo ya está casi hecho. Para empezar podemos descubrir que es virgo, su luna en géminis, y su ascendente escorpio. Así pues podemos entender que es una persona metódica con una gran energía, con una gran capacidad para la escritura y la comunicación, aunque un tanto inquieta. Además, para coronar, gracias a su ascendente podemos intuir que es una persona apasionada e idealista que lleva su sensualidad a lo máximo. Teniendo en cuenta el tipo de obras que la autora siempre nos muestra ¿no creeis que lleva razón?
Siempre en mi mente
Si vamos a hablar de la obra y su autora no podemos dejar de lado el aparato técnico. Anteriormente hablábamos de la influencia del shojo clásico en la obra de Hatori, pero el ejemplo perfecto se presenta con Ouran (¿podría considerarse un clásico moderno o aún es muy pronto para ello?).
Hablar del dibujo de Ouran es hablar de brillos, de rosas, y de miradas penetrantes. También es importante mencionar la belleza de todos sus protagonistas, que viven del estilo bishonen. Y si seguimos mencionando, los atuendos con los que nos sorprenden en cada capítulo también han de ser destacados. Porque sí, Ouran es un instituto, pero ¿quién no va a querer una fiesta inspirada en las playas de Bali en pleno diciembre? Si tienes dinero, puedes hacer cualquier cosa, y si tienes la maestría de Bisco puedes crear diseños colmados de detalle.
Sï, Ouran es una obra preciosista, de líneas finas, y sonrojos por doquier. Aunque también es una comida, y busca que se note en todo momento. Los dibujos colmados de finura se entremezclan con las expresiones exageradas, chibis y humorísticas. Sin duda, una obra que presenta una gama extensa en todos los sentidos de la palabra.
Si preguntan por mi
Pero, hablando del manga surge una duda. ¿Si la obra era tan buena no debería haber llegado antes a nuestro país? Y la respuesta es clara, sí, llegó. De hecho, fue la misma Panini la encargada de traerla a nuestro país allá por el 2006. Por aquella época nos llegó en formato tankoubon, y con un delicado tono rosáceo.
La obra, en su momento, vendió en su justa medida. Prueba de ello el tiempo de publicación que pasó de bimestral a trimestral a dos tomos por año, acabando finalmente en 2012. Es por ello que los últimos tomos sí que se encuentran todavía disponibles en la web. El resto han pasado a ser descatalogados, y sufrir el fin que todo fan del manga teme: la especulación en páginas de segunda mano.
A mi suerte, cuento con (la mayoría de) la colección anterior. Comparando ambas versiones, he de decir que la anterior me resulta mucho más bonita. Si bien es cierto que comparten traducción (ambas realizadas en el estudio Daruma) es cierto que la primera es más “manejable”. Otro detalle que también prefiero es ese sentido a nostalgia y mimo que ediciones anteriores tenían. Por ejemplo, en el primer tomo de la edición anterior se incluía una pequeña explicación, escrita por Veronica Calafell, de qué son los hosts. Son detalles muy simples, pero se echan de menos.
Del mismo modo, otro detalle con el que no estoy nada contenta de esta nueva edición Maximum son las portadas. Ya no solo por el hecho de que los colores de cada tomo irán variando en lugar de dejar ese rosa tan bonito de la primera (de hecho el rosa será el color del tercer tomo de la Maximum) sino porque se pierden, literalmente, la mitad de las portadas. En otras ediciones de tomos dobles que hay editadas en España, las sobrecubiertas son reversibles, en el caso de Ouran no. Así pues se pierde para siempre el dibujo. Sí es cierto que aparece en pequeño en la contraportada, pero el encanto no es, ni de lejos, el mismo.
Dime si no es amor
Quizás haya puesto un poco, bastante, a caldo la edición nueva pero ¿es realmente tan mala o yo soy una quejica? Si os hablo con el corazón, mitad y mitad. Sí, es cierto que tiene puntos malos, pero no todo es tan fatalista.
Instituto Ouran Host Club vuelve a nuestro país, como antes comenté, en una edición Maximum de tomos dobles a un precio por tomo de 16,95 euros. Este precio realmente no es tan caro, recordemos que por su época los tomos costaban 7,20 (si lo recuerdo lloro). En cuanto al formato elegido, se trata del Kanzenban, mucho más grande que la edición anterior. Aunque un poco más difícil de leer, el dibujo amerita este tipo de edición en mayor tamaño para poder apreciarlo mejor. En cuanto al contenido, no hay ninguna página a color, al igual que en su edición anterior. Una lastima, de nuevo, porque las portadas en una página a color por dentro hubieran quedado geniales. (Del golpe de las portadas perdidas no me recupero).
Hay que ver
Si de algo espero que os quedéis leyendo esta reseña es que: uno, es una obra maravillosa que tenéis que leer; y dos, Ouran marcó un antes y un después en el shojo actual. Y, de nuevo, os estaréis preguntando (porque aparentemente durante toda la reseña habéis estado la mar de preguntones) ¿Si es tan importante habrá tenido anime no? Y, de nuevo, la respuesta es sí, y uno maravilloso.
En 2006, año en el que casualmente salió la obra en nuestro país, Bones adaptó al club de host a la pequeña pantalla. La serie, que constaría de 26 capítulos, estuvo en emisión de abril a septiembre de aquel año. Si tuviera que definir el anime buscaría en el diccionario sinónimos de perfección y los pondría todos uno detrás del otro. Y es que el trabajo de Takuya Igarashi, su director, no podía haber sido mejor. La serie, aunque no llegó a completar el manga por obvias razones (la obra finalizó en 2010, cuatro años después de la emisión del anime) su adaptación fue sublime.
Desde una animación espléndida, a una banda sonora que pasaría a la historia con su inolvidable opening (si os gustó, que sepáis que está completa en Spotify) todo en ella fue de diez. Sí, es cierto que no es 1/1 con la obra original, pero son esas diferencias lo que la hace tan buena. No pierde en ningún momento su esencia. Es un anime muy muy disfrutable, y a día de hoy se encuentra en Netflix. Es vuestra oportunidad de oro.
Solo si lo hacemos juntos
Quiero empezar mi opinión personal con un “¡Te lo dije!” porque yo puse a Ouran en mi bingo del Manga Barcelona del año pasado y me llamasteis loca. (punto para Gema). Dejando atrás mi momento de “minigloria” hablemos ahora sí de lo muchísimo que me gusta Ouran. Y cuando os digo muchísimo, es nivel tengo tatuados a Tamaki y Haruhi en el brazo. Ese nivel de muchísimo. Sí, la edición me deja un sabor un tanto agridulce, pero no por ello voy a dejarla de lado ni mucho menos. Espero con ansias el segundo tomo, y el resto que le preceda. Especialmente teniendo en cuenta de que no pude llegar a terminar la colección original en su día.
En definitiva, sí, sí y sí. Recomiendo su obra, su anime y su banda sonora. Baso mi personalidad un poco bastante en Tamaki, y espero que quien lea esta rese se anime a seguir mi ejemplo (tatuaje incluido). Y recordad: Kiss kiss fall in love.
Lo mejor:
- Vuelve una obra descatalogada.
- El tamaño más grande favorece al dibujo.
Lo peor:
- Se pierden la mitad de las portadas.
- Sigue sin haber páginas a color.
Instituto Ouran Host Club Maximum
Editorial: Panini Comics
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 15 x 21 cm.
Tomos: 9 (Finalizada)
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