A lo largo de una carrera de casi 40 años, en los que ha trabajado en varios registros (comedia, aventuras, fantasía, terror, ciencia ficción…), contribuyendo así a una buena muestra de la variedad de la demografía femenina en el manga, Yumi Tamura se ha consolidado como una de las grandes damas del género. Y sin embargo, al igual que otras grandes autoras, la mangaka, conocida sobre todo en nuestro país por 7SEEDS, ha estado inédita hasta hace poco en España.
Afortunadamente, durante la celebración del 40 Cómic Barcelona en 2022, Distrito Manga puso final a esa racha y anunció que se había hecho con los derechos de su última obra: Don’t call it mystery. Un título que quizás en España no sea muy conocido, pero que en Japón está cosechando bastante éxito.
Mystery to Iu nakare (título original) inició su publicación en 2017 en la revista Monthly Flowers de Shogakukan y cuenta en la actualidad con 12 volúmenes en el mercado nipón, permaneciendo abierta. La serie ha sido nominada a numerosos premios, como el Manga Taisho Award (donde quedó segunda en 2019), el Kodansha Manga Award y el Tezuka Osamu Cultural Prize, y se hizo con el premio en la categoría General de los Shogakukan Manga Awards en 2022.
A todo ello hay que sumarle que el año pasado estuvo en el top 10 de los más vendidos de Oricon, una de las listas de ventas más famosas del país nipón. Una popularidad que se vio acrecentada sin ninguna duda gracias a su adaptación a serie de imagen real, estrenada en Japón en enero de 2022. La serie, de 12 episodios, contó con Masaki Suda (conocido fuera de Japón por su trabajo en otras adaptaciones live-action como Death Note, El monstruo de al lado o Gintama) en el papel protagonista. La serie ganó el premio a mejor actor y a mejor director de los premios de la Academia de Televisión de 2022 y puedo decir con total seguridad que es de los mejores productos que se emitió en la televisión japonesa el año pasado.
Dado que en España el dominio de los títulos shônen es indiscutible, se agradece que se publiquen cada vez más obras de otras demografías, sobre todo de josei, por lo que la llegada de Don’t call it mystery a nuestro país es motivo de alegría. Su primer tomo puede encontrarse en las librerías españolas desde el pasado 30 de marzo y, en esta reseña, os contamos por qué Don’t call it mystery es una obra que merece mucho la pena.
El poder de las palabras
Don’t call it mystery narra la vida de un estudiante universitario amante del curry llamado Totonō Kunō. Un día, la policía va a buscarle a su casa, pues es el principal sospechoso del asesinato de un excompañero de instituto. Durante el interrogatorio, queda ya patente que Totonō es una persona especial, pues percibe rápidamente su entorno, analiza a todos los presentes y los golpea hasta la médula con sus preguntas y comentarios.
A partir de algunos detalles, como puede ser una simple camisa arrugada, Totonō comprende lo que estresa en su vida cotidiana a cada uno de los policías que le interrogan, y da la vuelta a la situación para que sea la policía, y no él, quien esté bajo escrutinio. Es su compleja comprensión de los demás, así como su brillante capacidad deductiva, lo que le lleva a descubrir al verdadero culpable en los 5 días que dura la investigación. De esta manera, sus impresionantes habilidades atraerán de nuevo a la policía, pero por otros motivos, pues querrán que colabore con ellos para resolver otros casos.
No obstante, la obra no se limita a proponer casos llevados por un «pseudo-Sherlock». En este comienzo de la serie, otros dos conceptos son bastante evidentes. En primer lugar, Tamura desarrolla gran parte de la trama en un lugar muy restringido (la comisaría en el primer caso, un autobús en el segundo) con un aspecto casi teatral, algo que confirma la propia autora en el comentario que aparece al final del primer volumen.
En este punto me detengo porque creo que es importante explicar que Don’t call it mystery nació originalmente como un one-shot, pero debido a la gran acogida que tuvo entre los lectores se decidió su serialización. Esto es relevante para saber cómo y por qué la obra está escrita de una forma tan extraordinaria y particular. Según explicó la propia Tamura en una entrevista en la revista Da Vinci en agosto de 2020, no empezó la historia con la idea de convertirla en una obra de misterio, sino que quería experimentar con ella. Pensaba hacerla de manera que Totonō solo estuviera manteniendo una conversación mientras el caso se resolvía aparte. Gracias a que Don’t call it mystery empezó como un one-shot, Tamura se sintió libre para intentar algo que no se hace a menudo en el mundo del manga.
El segundo concepto es un elemento que contribuye a hacer fascinantes dichas discusiones. Con bastante frecuencia, Tamura aprovecha para poner en boca de su protagonista ideas, reflexiones bastante avanzadas sobre diferentes temas, que van desde la vida familiar, el lugar de la mujer en un microcosmos compuesto por una gran mayoría de hombres (con, al mismo tiempo, el deseo bastante interesante del Totonō de ver surgir un tercer tipo de humano que no tendría absolutamente nada de masculino ni de femenino), la noción de verdad y sus variaciones según cada individuo o la muerte. Todo ello confiere a la serie una profundidad muy interesante, propicia a la reflexión.
Por tanto, Don’t call it mystery es algo más que la historia de un estudiante universitario acusado por error de asesinato y su búsqueda del verdadero culpable. Es una apertura al debate y al examen de la propia sociedad. Por supuesto, Totonō, el protagonista, se ve envuelto en situaciones bastante complicadas e inusuales, como el caso del asesinato y, posteriormente, el secuestro de un autobús. Su falta de habilidad para leer el ambiente y su terquedad también aportan algo de comedia ligera a la historia. Sin embargo, a pesar de su falta de filtro, el resto de personajes quieren escuchar lo que tiene que decir, ya que solo así pueden obtener una perspectiva totalmente diferente sobre cuestiones y problemas de su vida que de otro modo no habrían tenido en cuenta.
Mi vecino Totonō
Si hay algo que llama la atención de inmediato en Don’t call it mystery, obviamente, es el aspecto singular del personaje principal. Totonō es el tipo de persona capaz de razonar en profundidad en cualquier circunstancia, manteniendo a menudo la calma (lo que puede irritar a los demás), sin perder nunca de vista la más mínima pista, incluso si eso significa volver una situación en su contra. Con solo observar a alguien o analizar algunas de sus palabras, es capaz de ahondar hasta el fondo de sus tormentos y luego, con una franqueza que podría pasar por impertinencia y provocación, exponerle frente a los demás. A Totonō no le mueve ninguna mala intención, ni ningún juicio sobre la persona que tiene delante, su único objetivo es revelar la verdad.
Totonō no habla a la ligera, ni trata precisamente de imponer sus opiniones. Todo lo que dice lo trata como un tema de debate, o simplemente como sus propias reflexiones del momento, incluso si esos momentos no son normalmente los mejores para hacerlo. Por eso, creo que la franqueza de Totonō a la hora de expresar sus opiniones sobre lo que le parece mal o bien en la sociedad, junto con los casos policiales, es lo que hace atractiva a esta historia. En una serie repleta de diálogos y monólogos es fundamental contar con un protagonista interesante y que genere al lector cierta simpatía, y Tamura lo ha conseguido.
Don’t call it mystery es una obra que hace pensar. Totonō es alguien que cuestiona las tradiciones y problemas muy arraigados de una forma fácil de entender y que rara vez se adentra demasiado en el territorio de la condescendencia. En la misma entrevista que he mencionado antes, Tamura también comentó que, aunque utilice al personaje de Totonō para expresar sus sentimientos, eso no significa que quiera que la gente esté de acuerdo con su forma de pensar. El propio Totonō explica muy bien este concepto en uno de los diálogos de este primer tomo: «Hay tantas verdades como personas, pero solo hay una realidad». La realidad de lo ocurrido. Cada uno tiene su propia interpretación de una situación, pero eso no cambia la fuente de discusión.
Un estilo diferente
El estilo de dibujo de Yumi Tamura quizás esté un poco anticuado. Se nota en los cortes y los diseños de los personajes. Tiene una forma de dibujar bastante particular, con trazos poco precisos que a veces dan a las caras un aspecto un poco abollado, pero aún así logrando enfatizar sus expresiones.
La acción se desarrolla siempre en lugares cerrados, en escenarios borrosos o incluso inexistentes. Esto hace que la tensión entre los personajes sea casi palpable y que decaiga una vez que la persona no tiene más remedio que confesar. La trama es trepidante, las justas verbales se suceden continuamente y el desenlace es siempre inesperado.
Su narrativa cargada de bocadillos y su estilo de dibujo atípico pueden no gustar a todo el mundo. Pero, por mi parte, creo que encaja bastante bien con el estilo del título y el trazo me parece fresco y original. Imaginar a un héroe serio como Totonō con un corte de pelo tan poco convencional es excelente. Las viñetas tienen verdadero encanto y los personajes tienen cada uno su «cara». Así que, reconozcámoslo, podrá gustar más o menos, pero nadie dibuja como Yumi Tamura.
La edición
Distrito Manga edita Don’t call it mystery en un formato B6 de rústica de tapa blanda con sobrecubierta. Este primer volumen cuenta con 192 páginas en blanco y negro a un precio de 8,95€.
Quizás Yumi Tamura no hace las portadas más bonitas, pero Distrito Manga consigue adaptarla muy bien en la versión española. Se mantiene toda su esencia, incluido en el título. Las dos palabras principales, que tienen mucho peso en la ilustración al estar en primer plano, se han traducido al español, mientras que las del fondo se han dejado en japonés. Un trabajo que, junto al de maquetación de la obra, no ha debido de ser nada fácil, puesto que la historia contiene muchos diálogos, y, sin embargo, sigue siendo perfectamente legible a pesar de lo apretado de las viñetas, gracias también a un excelente trabajo de rotulación. Solo hay que acostumbrarse al particular estilo de la mangaka.
En cuanto a la traducción, es impecable. Dada la enorme cantidad de texto y la elocuencia con la que se expresa Totonō, el reto de adaptar a nuestro idioma los diálogos de Don’t call it mystery no debía de ser muy sencillo y, sin tener conocimientos en la materia, estoy convencida de que Maite Medinabeitia, de Daruma, ha estado a la altura. Con todo ello, en definitiva, y a pesar de la sencillez de la edición, hablamos de un tomo muy cuidado.
Conclusiones
Don’t call it mystery ofrece un excelente comienzo. Bastante alejada de los caminos trillados, incluso para una serie policíaca (aunque su trama en realidad vaya más allá de eso), Don’t call it mystery no es necesariamente de fácil acceso, pero cautiva en cuanto uno está bien inmerso en ella gracias a su ambientación, a su buen ritmo y a unos diálogos muy bien pensados.
Lo mejor
- La forma de Yumi Tamura de contar esta historia es muy original, casi teatral.
- Los diálogos son muy ingeniosos.
Lo peor
- Desde luego que no es una obra para todo el mundo. La acción de la historia tiende a desarrollarse en un mismo espacio y la trama se mueve a través de los monólogos de su protagonista. No todo el mundo encontrará este manga lo suficientemente trepidante.
Don't Call It Mystery
Editorial: Distrito Manga
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 13 x 18 cms
Tomos: 12 (En publicación)
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