Tetsuya Nakashima es un director que surgió de la publicidad y eso se nota en su trabajo global. Sin embargo, esta película no tiene absolutamente nada que ver con una de las obras más conocidas del director, Kamikaze Girls, Memories of Matsuko, la película fantástica Paco and the Magical Picture Book o el corto en forma de comedia sentai titulado Rolling Bomber Special, pudiéndose situar prácticamente en el extremo contrario a éstas, huyendo de lo kistch y la estética pop que la caracterizaba.
Confessions es una forma del director de desencasillarse, de cambiar de tercio, y abandonar la estética llamativa y fulgurante que le ha caracterizado hasta ahora. Pese a ello, en contra del thriller que se puede presuponer de una forma inicial, Kohuhaku es una película sobre las almas humanas, una película donde el peso yace sobre unos personajes oscuros y terribles, con los que es complicado empatizar. También es un film muy japonés, en el sentido de que, muchas de las preguntas que subyacen bajo el guión, tienen que ver de forma directa con la sociedad nipona.
Es sencillo comprender el éxito en Japón del film. Detrás de la cinta está la incapacidad de la sociedad de educar a las nuevas generaciones, de cómo van desapareciendo incluso las más mínimas premisas morales, haciendo un cóctel de lo más peligroso junto con el fomento del éxito como único objetivo vital.
Argumento
En el último día de clase, una profesora, Yuko Moriguchi (Takako Matsu) se despide de sus alumnos con el anuncio de que deja la escuela, pero añadiendo una confesión: su hija de cuatro años, fallecida recientemente al ahogarse en la piscina de esa escuela, fue en realidad asesinada por dos de los estudiantes de esa misma clase. Y, añade, ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos.
Con este punto de partida tan provocador, representado en un speech larguísimo en la que la profesora va desgranando la situación paso a paso desde la trivialidad más absoluta, la importancia del calcio en los huesos, hasta la terrible declaración final. Así comienza una película en la que, pese a lo que pueda parecer en un principio, los verdaderos protagonistas son los estudiantes, representados por la masa anónima estudiantil, que acosa, veja y maltrata, así como en la figura de una triada de niños «malditos» de distinto modo, que son interpretados con verdadera maestría por Kaoru Fujiwara, Ai Hashimoto y Yukito Nishii.
Lo cierto es que la cinta es un relato fuera de los arquetipos de guión, con una estructura bastante distinta de los patrones establecidos. Estructuralmente está construída de forma habilidosa, con una trama de un componente cíclico gestionado con maestría. El guión esta dividido en las confesiones que realizan los personajes de una forma totalmente transparente, sin dejarse detalle alguno en el tintero, pudiendo asomarnos al caos de unas almas consumidas por la frustración y la insatisfacción. Aunque como comenta el director y guionista, los personajes confiesan «todo lo que les ha pasado. Parece que lo cuentan con total sinceridad, pero en realidad no dicen toda la verdad […] a veces mienten y otras veces justifican sus acciones».
En contra de lo que puedan sugerir los tráilers, no hay duda en ningún momento de la culpabilidad de nadie. Toda la trama transcurre en torno a esos niños malditos y cómo la profesora Moriguchi crea un complejo artificio para conseguir la venganza, en un tono muy oscuro que sólo desaparece en un par de instantes en unos ligeros dispendios en forma de toque de humor.
La película es un mecanismo extraordinariamente bien montado, aunque lo cierto es que se encuentra en su camino con un par de grandes problemas. El primero de ellos es el más importante: la verosimilitud. Es complejo entender una situación tan límite como la que se plantea en la película, con un grupo de adolescentes tan “fuera de madre” sin que ningún adulto se haya interpuesto en el camino. Resulta muy complicado creer que las cosas pueden llegar hasta un extremo cono el que se plantea en Confessions por más que, dentro de la sociedad japonesa, puedan existir casos límites.
El segundo son los excesos de subrayado sobre los mensajes a transmitir, por así decirlo. Se tocan temas complejos tal vez a veces de una manera un poco burda y frontal, existen momentos donde hay un cierto empeño por subrayar algunos mensajes que se desean lanzar que, probablemente, no hubiera sido necesario recalcar con tanta saña, sobre todo por la dudosa conclusión que se puede sacar de ellos.
Un complejo espectáculo visual
El reloj que corre marcha atrás, el sonido de la pompa de jabón al estallar, los rostros en negro en un beso forzado y los cielos rojos, azules, nubosos y límpidos. Confessions no es sencilla, ni en el fondo ni en la forma. La trama es turbia, repleta de monstruos de espíritu mugriento, el film tiene mucho de juego de metáforas visuales, mucho de poesía en imágenes, mucha música y un tempo que a más de uno le puede provocar impaciencia.
Lo cierto es que, aunque muchos la tildan de videoclipera, la película resulta un espectáculo visual, gracias al genial trabajo de fotografía de Shoichi Ato y Atsushi Ozawa. Desde esa paleta azul y gris que predominan durante todo el film a esos momentos de tono grana, con cierto aire sepia de momentos felices. Técnicamente es una joya aunque por momentos resulte algo fría y distante en contraposición a los temas tan emocionales y viscerales que se muestran.
Es sencillo deleitarse con las imágenes que nos sugiere Nakashima y, aunque es cierto que se excede en el uso del slow-motion, el film está repleto de pequeños instantes de un acabado y belleza soberbios. Aún así, es probable que haya exceso de pausa en su desarrollo y, que en un afán excesivamente artístico, se haya perdido concreción y frescura.
A eso se le suma una banda sonora espectacular elegida con un gusto soberbio, con predominancia de canciones de la banda nipona Boris, pero que incluye también temas que van desde las AKB48, Sōtaisei Riron, el concierto de Piano número 5 de J.S. Bach, el Largo en G de Georg Friedrich Hendel hasta la canción Last Flowers de Radiohead, con la que curiosamente es fácil identificar Confessions ya que palpitan de una forma muy parecida.
Unas interpretaciones solventes
Por regla general no suelo conseguir empatizar demasiado con las interpretaciones asiáticas ni en doramas ni en cine. No me pasó así con Confessions, donde el elenco me pareció muy por encima de la media a lo que estoy acostumbrado a ver, pese a que haya un cierto tono teatral en global en todas ellas.
La inquietante serenidad que transmite Takako Matsu la convierte en un antagonista extraño para los pequeños monstruos adolescentes que protagonizan mayoritariamente el film. Y es que el cásting juvenil está muy bien escogido, con Ai Hashimoto y Yukito Nishii en auténtico estado de gracia, interpretando a Mizuki y Shunya respectivamente. Casi todo el peso de la película recae en esos jóvenes hombros, en una lid en la que era muy sencillo fracasar pero que ellos solventan de forma sobresaliente.
Pero incluso los secundarios muy secundarios cumplen bien su papel, todos los alumnos o ese Werther repleto de la inocencia de un profesor novato, interpretado por Masaki Okada que trae consigo los pocos momentos de tregua pese al cierto componente irónico que hay detrás de ellos en una cinta tan turbulenta como ésta.
Tetsuya Nakashima
Tetsuya Nakashima (中島哲也) es un director que nació en Fukuoka en 1959. Realizó su primer aportación en 1988, con el segundo corto en el film colectivo titulado Bakayaro: Watashi okkotemasu. Desde ese momento, siguió dedicándose a lo que había hecho hasta entonces: dirigir publicidad hasta que dio el salto definitivo al cine en 1997 con Happy Go Lucky una comedia adolescente que llegó a occidente a través de su selección en el Festival de Cine de Toronto.
Su primer reconocimiento le llegó con la la nominación de su siguiente film Beautiful Sunday, al premio de mejor película asiática en el Festival Internacional de Singapur de 1999. Tras ello, colaboró con el proyecto Gatchaman 2000, continuando en el mundo de la publicidad pero añadiendo la animación a su repertorio publicitario.
Pero no regresó al cine hasta 2004 con Kamikaze Girls, la película por la que mucha gente conoció a Nakashima ya que consiguió, entre otros, el Premio a la mejor película del mejor realizador en los Japanese Professional Movie Awards de 2005. El film protagonizado por Anna Tsuchiya y Kyoko Fukada es la expresión perfecta de la estética del director y el guión se centra en la peculiar amistad entre una lolita y una gyaru, siendo además la puerta a través Tetsuya Nakashima empezó a añadir un fuerte componente de retoque digital a sus films.
De hecho, sus siguientes películas Memories of Matsuko y la película fantástica Paco and the Magical Picture Book tienen un muchísmo componente CGI además de exagerar aún más el elemento kistch que parecía ser la señal de identidad del director hasta la llegada de Confessions.
Y es que con Confessions Nakashima rompe el molde al que se había acoplado hasta el momento, realizando una película oscura, con aura de thriller, alejado de las disparatadas comedias repletas de colorido que habituaba a realizar hasta el momento, consiguiendo un resultado más que aceptable que le ha servido para dar el salto fuera de las fronteras japonesas para pasar de ser de uno de los directores más importantes dentro del país nipón a un director que suena en los circuitos internacionales.
Una edición simple
Mediatres Estudio trae una edición justa, que viene con lo mínimo necesario para ver el film. La película incorpora el audio 5.1 en japonés y español, con un doblaje de primer nivel por Dubbing Films, con Eva Lluch a la cabeza, seguido por Masumi Matsuida o Paula Ribó. Los subtítulos se incluyen únicamente en castellano y el formato de imagen está en 16/9 2.35:1, teniendo una buena calidad para el visionado como es de esperar y permitiendo que los contrastes de colores y tonos de la película se puedan disfrutar a la perfección.
Más allá, en el DVD no se incorpora nada más salvo unos cuantos trailers con los estrenos recientes del sello Winds of Asia, como pueden ser Encontré al Diablo y Mother, así como unos menús sobrios en los que es sencillo navegar.
Conclusión
Es perfectamente comprensible el revuelo logrado con esta cinta de Nakashima. Toca temas complejos, que enraízan en la sociedad nipona de forma directa, con su forma de ser y con problemas que fuera de sus fronteras pueden descolocarnos con facilidad. Confessions habla del maltrato en las aulas, de la pérdida de la moral en la juventud, de la incapacidad de la sociedad de educar a las nuevas generaciones, de la necesidad del éxito… y de como todo eso es capaz de forjar auténticos monstruos.
Confessions no es sencilla, ni en el fondo ni en la forma. Con mensajes polémicos, violenta aunque no explícita, cruda, un guión que da pocas treguas y rebusca en lo retorcido de unas almas adolescentes sumidas en lo más oscuro de la existencia humana, una narrativa que se deleita en lo visual y que a veces adolece de resultar un poco excesiva en su búsqueda del preciosismo. El principal handicap que nos podemos encontrar con Confessions es que se paladea la sensación de que, al final, todo ha sido un bello truco de artificio y el guión queda un poco vacío, un poco cojo y evidente ante el despliegue visual. Confessions no es sencilla, sí, pero es capaz de dejar mella pese a algunos peros que para muchos inclinarán la balanza en negativo.
Lo mejor: Las interpretaciones adolescentes, el buen gusto en lo visual y musical. Su acabado técnico.
Lo peor: El guión queda un poco vacío y a veces resulta del todo inverosímil. Narrativamente se excede buscando el preciosismo, pudiendo resultar un poco frustrante.
Ficha técnica:
Título original: Kohuhaku
Director: Tetsuya Nakashima
Producción: Toho
Guión: Tetsuya Nakashima sobre una novela de Kanae Minato
Música: Toyohiko Kanebashi
Duración: 106 min.
Distribución y producción en España: Mediatres Estudio
Formato: DVD
Idiomas: Castellano y Japonés (Dolby Digital 5.1)
Precio: 17,99€
Imagen: 16:9
Extras: Trailers
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