El pasado viernes 23 de agosto llegó a nuestra cartelera el drama histórico-culinario El cocinero de los últimos deseos, de la mano de A contracorriente Films. Se trata de la penúltima película del director Yojiro Takita (Despedidas, La espada del samurái) la cual está protagonizada por Kazunari Ninomiya (Assassination Classroom: La graduación, Gantz), Gou Ayano (Ajin, Kenshin) y Hidetoshi Nishijima (Mientras ellas duermen)
Mitsuru Sasaki es un cocinero de talla mundial que ha perdido la pasión por su oficio. Aunque puede cocinar cualquier plato tras haberlo probado sólo una vez, su restaurante ha quebrado debido a su carácter extremadamente perfeccionista. Para pagar sus deudas, toma una decisión: cocinará personalmente una última comida para quien esté dispuesto a pagar un millón de yenes por ella.
Tras conocer la sinopsis y ver los primeros minutos de película se puede dar por sentado que la historia se centrará lógicamente en Mitsuru, en su habilidad y en lograr pagar sus deudas gracias a ella. Sin embargo, poco a poco se va abandonando esta idea y mediante flashbacks vamos conociendo una historia mucho más compleja, que mezcla un drama bélico, familiar y por supuesto, culinario. Se trata de un puzle histórico en el que las diferentes recetas que van apareciendo también son piezas de este mismo puzle. Lo que en un principio parece una especie de Food Wars se torna en una historia hipnótica que atrapa por completo al espectador. Además, todos los personajes están muy bien construidos y son tremendamente interesantes. Todos guardan duras vivencias, algunos secretos y recuerdos de todo tipo, tanto bonitos como duros y todos, de manera directa o indirecta, probablemente “cocinarán” el nuevo carácter de Mitsuru.
El ritmo narrativo de la película es lento pero firme. Hay muchos más aspectos por descubrir de lo que se espera en un principio, ya que El cocinero de los últimos deseos tiene muchas capas, como una cebolla, ya que hablamos en buena parte de cocina. Un conjunto de estrafalarias recetas son las que entroncan la historia, sirviendo de nexo de unión a todo el conjunto a través de varias generaciones. Como es de esperar a nivel artístico las imágenes y el montaje se concentran muchísimo en relatar cómo se preparan estos platos, con abundantes planos detalle, y mostrando con gran habilidad lo que siente según qué cocinero al ir preparando cada plato. Independientemente de lo aficionado, o no, que se sea al arte culinario estas imágenes no pasan desapercibidas y son realmente atrayentes, llegando en más de un caso a abrir el apetito.
También es digna de mención la escenografía, tanto por las distintas cocinas como los exteriores, ya que al representar distintos épocas como el presente, los años 30 o los años 50, tanto los escenarios como el vestuario, cambian sustancialmente. La película tiene un nivel de producción muy cuidado.
En cuanto a las interpretaciones se puede decir que todas son muy sentidas y veraces. Especialmente destacaria a Hidetoshi Nishijima como el chef Naotaro Yamagata. Dar más detalles de este personaje tan complejo y fascinante sería hacer un spoiler importante.
El cocinero de los últimos deseos es un canto de amor a la cocina y a la vocación que se le puede profesar a esta, pero también es un gran análisis sobre las relaciones humanas, tanto sociales como familiares y laborales. Y por supuesto, por último, es un ejercicio artístico culinario muy agradable de ver independientemente del interés que se le tenga al arte de la cocina.
El cocinero de los últimos deseos
Estudio:
Año: 2017
Tipo: Película imagen real
Duración: 126 min
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