Dragones. Desde tiempos inmemoriales estas criaturas han estado presentes en, prácticamente, la totalidad de las civilizaciones conocidas. Muchas veces reverenciados y otras tantas temidos, su existencia se ha impregnado en la historia dando lugar a todo tipo de leyendas y mitos que nos han ido llegando plasmados en infinidad de medios; desde el vaso de libaciones de Gudea con el relieve de Mušḫuššu (posiblemente el primer dragón conocido) hasta películas, series o paquetes de galletas.
Lógicamente el medio impreso no podía ser una excepción a la regla. Y es que desde que fue humanamente posible, las historias escritas sobre dragones llegaron para dejar una huella que aún a día de hoy yace fresca. Lo cierto es que no suelen ser muy complejas: Un dragón, generalmente antagónico, se enfrenta y es derrotado por un caballero que salva el día a su poblado o reino, en ocasiones ganando de paso el favor de alguna dama en apuros.
Burn the Witch es justamente una de esas historias… ¿O no?
Witches Blow A New Pipe
La trama de Burn the Witch nos sitúa en el Londres contemporáneo, en un reflejo de lo que cualquier persona encontraría al visitar la ciudad un miércoles por la mañana. Pero todo buen espejo siempre tiene dos caras y en este caso al otro lado del cristal se encuentra el legendario Londres Inverso, que para la mayoría de londinenses no es más que una leyenda urbana. Desafortunadamente no se trata de una ciudad con los edificios al revés y gente caminando por los techos como gustaría imaginar, sino de un Londres bastante similar al original.
Pero entonces, ¿qué es lo que diferencia a este lado de la ciudad del otro? Bueno, más que nada los dragones.
Y es que en esta obra descubriremos que los dragones son y han sido siempre tan reales como tener que pagar el alquiler, pero nuestros ojos no son capaces de verlos. Únicamente los habitantes del otro lado son capaces de verlos e interactuar con ellos y siempre bajo una serie de regulaciones. Con la finalidad de mantener la integridad de la ciudad se establece Wing Bind, organismo dedicado a salvaguardar y proteger a los dragones. Aquí es donde entran en juego nuestras protagonistas.
Ghillie Suit
Noel Niihashi y Ninny Spangcole son dos integrantes del cuerpo de Pipers de Wing Bind y también nuestras compañeras de viaje durante la lectura de este manga. Esta pareja se caracteriza por ser un estereotipo bastante conocido de dúo protagonista. Por un lado tenemos a Noel, la más madura, calmada e inexpresiva; y por el otro a Ninny, la impulsiva, bocazas e infantil. No representa precisamente la cúspide de la originalidad, pero como suele pasar en estos casos, las personalidades y atributos de los personajes se complementan bastante bien convirtiéndolas en un equipo eficiente a la hora de lidiar con sus tareas. Esta polaridad en sus actitudes y objetivos también da lugar a varios gags cómicos con un estilo humorístico muy clásico y que no se pueden clasificar como rompedores, pero que aún así no resultan aburridos.
A estas dos chicas se van sumando una serie de personajes que tienen un desarrollo más pobre del que me gustaría, pero considero comprensible dado que hablamos de un tomo único. La mayoría de ellos no reciben más que una muy breve introducción con su nombre para después ser olvidados en un estante cogiendo polvo y no volver a hacer acto de presencia salvo en contados casos, lo cual puede provocar que uno se haya olvidado de ellos al verlos de nuevo.
No se puede decir que exista una evolución de los personajes a lo largo de la historia, y es que resultaría desagradable provocar un cambio de personalidad en un corto período de tiempo, resultaría en un golpe muy brusco, algo que el autor no busca por el momento. No será hasta las últimas páginas cuando algunos personajes mostrarán facetas nuevas con tintes muy prometedores de cara a un futuro.
La ironía del otro lado
Sin embargo, ese escaso desarrollo es probablemente lo que convierte a Burn the Witch en una lectura muy cómoda y ligera para cualquiera que esté dispuesto a darle una oportunidad. No es un manga destinado a ofrecer una masa de contenido condensado, sino que ofrece la información necesaria para el momento, sin entrar en detalle ni en terminología, haciendo que el ritmo sea muy fluido. Su narrativa se enfoca en un ciclo de inicio suave y escalada a la acción que apenas da descanso, pero no se siente opresiva ni tampoco alargada de manera poco natural, aunque en ocasiones puede dar la sensación de que la trama se está moviendo demasiado rápido. En resumidas cuentas, va directo al grano.
Otro punto fuerte a destacar es la capacidad de la obra de faltarle el respeto a la seriedad. El humor a veces irrumpe de golpe en momentos cumbre de la acción, dando lugar a un corte brusco de la tensión del ambiente que puede o no gustarle a todo el mundo. La propia premisa tiene chiste, y es que recordemos, la función de Wing Bind es “salvaguardar y proteger a los dragones”, pero nadie dijo nada de tener que proteger a las personas si no es extremadamente necesario o te pagan una buena cantidad por ello. Los personajes no están impulsados por un fin noble o un servicio a la comunidad sino por sus propias motivaciones personales, en su mayoría materialistas o caprichosas; dejando a un lado la típica idea del esfuerzo por el bien común y dando a los personajes un toque más humano y creíble.
Estas características sumadas a un final abierto recubierto de intriga y unas cuantas incógnitas son lo que deja con ganas de más, y es que francamente esta historia se hace corta y muchos se quedarán con la espina de saber qué ocurrirá en la segunda parte que por suerte, ya está en proceso de publicación.
Studio Colorido supo realizar una buena adaptación animada de Burn the Witch, respetando casi al milímetro tanto el transcurso de la historia como los diálogos y las escenas de acción. Ignorando un par de secuencias que no transcurren en la misma localización en el manga y que realmente no afectan al desarrollo de la trama, sin duda la principal crítica que se puede realizar es la decisión de no adaptar el capítulo 0.8, que actúa a modo de prólogo y provee el contexto necesario para entender sin problemas el origen de la situación que se desarrolla a partir del capítulo 1. Sin él, el inicio de la serie se puede percibir como algo repentino y perfectamente capaz de dejar al espectador con una leve sensación de desorientación. Podría ser comprensible si el anime hubiera sido la fuente original, pero Burn the Witch llevaba más de dos años publicado cuando se produjo esta adaptación.
She Makes Me Special
El dibujo se muestra bastante detallado en todas las páginas. Tite Kubo ha dado rienda suelta a sus ideas a la hora de crear todo tipo de dragones, algunos con las formas más inverosímiles, y casi me atrevería a decir que ha hecho énfasis en estas criaturas más que en los propios personajes. El estilo propio del mangaka se deja notar en las caras algo angulosas, cuerpos esbeltos y ojos de la mayoría de personajes.
Como no podía ser de otra manera, Kubo brilla de manera excelente en las escenas de acción. El combate es frenético, con movimientos rápidos y cambios de ángulo entre viñetas que por poco te pierdes si pestañeas. Deja libertad al lector para imaginar esos ”keyframes” o “fotogramas” intermedios de la manera que más le guste. La falta de elementos ajenos como el fondo durante la mayoría de estas escenas ayuda a que los ojos no se desvíen del centro de atención, que suele ser los personajes o sus antagonistas y resalta todo aquello que los afecta de manera directa, como las explosiones o las heridas.
If A Lion Could Speak, We Couldn’t Understand
Noriaki Kubo, conocido profesionalmente como Tite Kubo, es un mangaka japonés nacido en 1977 en la prefectura de Hiroshima. Influenciado por el manga Saint Seiya de Masami Kurumada, tuvo claro desde muy joven a lo que quería dedicarse. Su primera gran oportunidad se presentaría en 1999 con la publicación de Zombiepowder en la Weekly Shōnen Jump de Shūeisha, que continuaría durante un año hasta su cancelación con sólo 27 capítulos recopilados posteriormente en 4 volúmenes tankōbon. Fue poco tiempo después que Kubo concibió la que sería su obra maestra, Bleach: La historia de un estudiante de secundaria que se convierte en shinigami y combate horribles criaturas conocidas como Hollows.
Desafortunadamente su idea no gozó de la aprobación de la Weekly Shōnen Jump, que desechó la historia. El concepto original de Kubo llegó a oídos del gran Akira Toriyama, que decidió escribir una carta al mangaka para darle su apoyo y pedirle que no dejara de intentarlo. En agosto de 2001 la revista dio el visto bueno y comenzó la publicación del manga, inicialmente previsto para durar unos 5 años, pero finalizando nada más y nada menos que 15 años más tarde con más de 600 capítulos y 74 volúmenes recopilatorios.
No es de extrañar que una obra como esta fuera elegida para dar el salto a la animación. Fue el estudio Pierrot bajo la dirección de Noriyuki Abe el encargado de dar vida a las viñetas de Kubo en el año 2004, que finalizó 8 años más tarde con 366 episodios y un final abierto que dejó a muchos seguidores con sabor agridulce en la boca. A este anime lo acompañaron 4 películas, un live-action, novelas ligeras, videojuegos, musicales y la tan esperada continuación recientemente estrenada.
Bleach llegó a España originalmente en 2006 de la mano de Glénat/EDT, que publicó 51 volúmenes en castellano y 40 en catalán hasta la pérdida de los derechos de la obra, que pasó a la editorial Panini Cómics. Desde entonces ha sido reeditado y se publica actualmente en diversos formatos, tanto en su edición original como en la Maximum que unifica dos tomos en uno y la más reciente edición Bestseller, lanzada a un precio más económico sin sobrecubierta.
En 2018, para celebrar el 50.º aniversario de la Weekly Shōnen Jump, Kubo regresó para publicar Burn the Witch, un one-shot que fue posteriormente seguido por 4 capítulos más recopilados en un único tomo tankōbon. En 2020, Studio Colorido se encargó de producir una adaptación en forma de película animada que también se emitió como una serie de 3 episodios en plataformas digitales.
Edición
Panini Manga publicó Burn the Witch en España el pasado mes de julio en formato rústico con sobrecubierta de 11,2 x 17,5 cm y 256 páginas en blanco y negro, con un precio de venta de 8,95 €. Los diseños tanto de la cubierta como la sobrecubierta, esta última basada en el uniforme de las protagonistas, son los mismos que en la edición original lanzada en Japón.
Lamentablemente la presencia de un par de errores menores en la traducción empañan un poco el buen trabajo hecho que no obstante, se puede considerar muy decente en la adaptación. La brecha se acentúa si se compara con la versión publicada en la aplicación Manga Plus de Shūeisha, que no posee ningún error (al menos en el capítulo publicado, ya que la obra al completo no está disponible) y ha sido adaptada de manera sublime.
Conclusión
Burn the Witch es una lectura recomendada para cualquier amante de la acción y la fantasía. Con una trama simple pero con mucho potencial y una lectura agradable, se puede terminar fácilmente en poco más de una hora incluso si uno se detiene a prestar especial atención a cada viñeta. Probablemente muchos fans percibirán la similitud de sus inicios con el de Bleach, que comenzó también con cierta carga cómica, adquiriendo un tono mucho más maduro y serio conforme se desarrollaban los acontecimientos.
A título personal, preferiría que el manga continuara con su estilo actual, sin caer en la seriedad. Tal y como demuestra en este primer tomo, una buena trama de acción no tiene por qué alejarse necesariamente de la comedia.
Lo mejor:
- Una trama con potencial.
- El diseño conceptual de armas y vestimenta.
- La falta de respeto por la seriedad de la situación.
Lo peor:
- Una pareja protagonista muy estereotipada.
Burn the Witch
Editorial: Panini Comics
Formato: Rústica de tapa blanda con sobrecubierta 11,2 x 17,5 cm.
Tomos: 1 (En publicación)
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