En el título de esta obra se juntan dos conceptos un tanto dispares, y es que, ¿Qué tiene que ver “la moncloa” con las fresas? Aparentemente no demasiado, aunque quién sabe… Tal vez el amor sepa a fresas .Por Diana Calleja ‘Didi’
Hime Ichinose no es feliz. Y eso que tiene todas las comodidades que cualquiera pudiese desear. Durante su época de secundaria su padre juró el cargo de Primer Ministro de Japón y desde entonces no ha tenido más que problemas. Sus compañeros de clase no para de meterse con ella por los problemas políticos que atraviesa el país, y ningún chico en su sano juicio quiere acercarse a una chica tan sumamente «problemática». Es por ello que Hime, descorazonada y ansiando por encima de todas las cosas una vida normal decide cambiarse de instituto.
Pero no puede ocultar su secreto durante demasiado tiempo y en seguida comienza a ser blanco de todos los chismes.La situación no puede ser peor, ¿debería volver a cambiar de instituto, comenzar otra vez?. Pero no todo es tan malo como parece y es que hay mucha gente interesada en ella, para empezar el chico más popular de su clase, Kirihara, que aparentemente solo parece interesado en su dinero, y Takigawa, alumno de tercero, que aparentemente se ha enamorado de Hime a primera vista.Y es que en el amor y en la ¿política? todo vale. La sombra del primer ministro perseguirá a Hime, entrometiéndose despiadadamente en su vida amorosa.
La protagonista en muchos aspectos se nos antoja egocéntrica e incluso un tanto fría a la hora de abarcar sus propias emociones, decantando sus elecciones a favor del mejor postor o embargada por las ansias de «pescar novio» ante la presión que experimenta en su círculo cercano. Podríamos decir que a través de sus ojos vemos como sus vagos intentos de adaptación social se ven frustrados por sus relaciones amorosas, afectadas en gran medida por la política. Su personalidad por tanto es débil y antojadiza, excesivamente estereotipada dentro de los cánones de comportamiento japoneses.
Este es, a grandes rasgos, el argumento de esta obra. Podríamos tacharlo de muchas cosas, típico, predecible, trillado…no nos vamos a deshacer en calificativo. Estamos hablando de un shojo dirigido a adolescentes entre los 12 y los 16 años, que es el target de edad de todos los mangas publicados en la archiconocida revista Ribbon.
Es por ello que en este, al igual que en otros casos parecidos, el argumento no brilla por su originalidad ni su trascendencia. Es, simple y llanamente, la historia de amor que a toda niña (y no tanto) le encanta leer, solo que el concepto de «princesa» parece dar un paso más allá para adecuarse a la actualidad, y el referente más cercano a él es sin duda el puesto de la pequeña Hime (que para los que no lo sepan, significa princesa en japonés), que, como otras muchas heroínas, parece estar atrapada en su enorme palacio de cristal.
El dibujo es estilizado, con figuras delgadas y alargando las formas en exceso (sobre todo en los rostros). Por supuesto respetando ese curioso «estilo» que parece ser la marca de la casa y requisito indispensable para toda aquella dibujante que quiera entrar a formar parte de la plantilla de la Ribbon. Durante la lectura del manga los personajes parecen difuminarse con el entorno y nos da la impresión de estar leyendo una historia sobre «muñecos» más que sobre personas. El estilo de dibujo de Mayu Sakai parece perder progresivamente los pocos tintes realistas que ya de por si caracterizan al shojo manga y se embarca de lleno en una caricatura colmada de belleza, pero aun así, embriagadora y detallista.
La narrativa resulta rápida y ligera, muy de acuerdo al público al que va dirigida a obra, es una lectura amena y sencilla que destila romance por los cuatro costados.
Mayu Sakai y su obra
Mayu Sakai se graduó en una universidad de Tokyo. El manga con el que debutó fue PrimalOrange, consiguiendo un premio por ésta obra en octubre de 2000 cuando tan solo contaba con 18 años, otorgándole gran popularidad. No fue hasta unos años después cuando empezó a trabajar para la revista Ribbon en función de asistente de otras grandes autoras como Miho Obana (Kodomo no Omocha).
Sus dos primeras obras no tuvieron gran acogida (Bokutachi no tabi y Nine Puzzle), y la popularidad no le llegó hasta la presente, que la catapultó lo suficiente para obtener un sitio fijo entre las páginas de la competitiva revista. Después de Nagatachô Strawberry su obra más larga y famosa ha sido Rocking Heaven, que nos cuenta la historia de una chica que se ve metida en un instituto dominado por el sexo masculino y acosada por ser casi la única chica del lugar.
No podemos decir que el punto fuerte de Sakai sea la originalidad a la hora de crear guiones, pero sin embargo sí hay algo en su estilo que atrae la atención y no podemos dejar de imaginarnos el porqué de tantas buenas críticas y el respaldo de miles de fans que la secundan. Y es que, como casi todos los shojos que valen la pena recordar, Nagatashô Strawberry engancha.
Si, es verdad, es la misma historia de siempre, una y otra vez, pero ya la pueden repetir hasta la saciedad que las lectoras las seguiremos devorando religiosamente. En esta frase radica la total aceptación de nuestra propia naturaleza, es igual que en el caso de los compradores compulsivos de shonen-piños. Todos sabemos que lo único que buscan en un manga es el eterno enfrentamiento en una inacabable escalada cuya base es la amistad, pues a las lectoras de shojo nos pasa exactamente lo mismo. Obviamente agradecemos una historia interesante, y creo que sabemos diferenciar aquellas que no valen la pena , pero…basta una fórmula, una simple fórmula para mantenernos enganchadas.
Yo diría que es la mezcla de la tensión sexual con el atrayente dibujo shojo, que remarca, por encima de todo, la normalidad en contraposición de la exuberancia de las mujeres dibujadas en otros estilos, aunque otro tanto pasaría con los hombres, mucho más delgados y en su mayor parte amables, atentos y guapos. Casi me atrevería a decir que cualquier chica se siente mucho más cómoda con un shojo entre las manos,ya que los estereotipos sociales que tan bien se les da remarcar a los varones desaparecen, mostrando chicas, que aunque poseen una belleza descomunal no presumen de curvas imposibles.
La Edición
Nagatachô Strawberry nos llega de la mano de Panini Manga, una editorial conocida de sobra por las lectoras, ya que su plan de publicación abarca una ingente cantidad de shojo. La edición es correcta y muy cuidada, como nos tiene acostumbrados la editorial, con sobrecubiertas a color, cosida y con una gran calidad de papel.
La periodicidad es mensual lo cual juega a favor de la obra ya que 5 tomos son relativamente pocos para aventurarse a su compra. Las ilustraciones de las cubiertas son exactamente iguales que los de la edición japonesa y no podemos dejar de sorprendernos al ver con cuanto mimo se esfuerza Panini para que el manga sea, en casi todos los detalles, exactamente igual que el original.
Lo Mejor: El dibujo, la sencillez de la historia, que tan solo son 5 tomos.
Lo Peor: El argumento un tanto repetitivo y un tanto forzado.
Ficha técnica:
Título Original: Nagatachô Strawberry
Guión: Mayu Sakai
Dibujo: Mayu Sakai
Editorial Japonesa: Shueisha
Editorial Española: Panini Manga
Precio: 7 Euros
Formato Tomo: C6 (114×162)
Nº de Tomos en Japonés: 5
Nº de Tomos en Castellano: 5
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