La década de los 90 será recordada por muchos aficionados al manga por el boom de las “MagicalGirls” (Mahô Sojo), una vertiente del shôjo manga que tuvo sus inicios en la década de los 60 con obras como Secret Akko-chan de Fujio Akasuka o El Hechizo de Sally de Mitsuteri Yokoyama. Su principal característica reside en la capacidad sobrenatural de sus protagonistas o de alguna de sus pertenencias. Así pues, son portadoras de un don, de una excelencia mágica que utilizarán para preservar la paz y defender el planeta Tierra de todo tipo de amenazas mientras lidian con su vida familiar y escolar.
La Magia de Hibiki sigue, a su manera, la tradición de las historias de las “Magic Girls”: un punto de partida ingenuo, aventuras de fantasía, personajes cercanos que se ven envueltos en situaciones extraordinarias y diversión a raudales para el lector. La pareja Jun Maeda y ReiIzumi presenta en sociedad a una niña, sin aptitudes aparentes, que se convertirá en la ayudante de un prestigioso mago en busca de la juventud eterna, de preservar la vida para siempre. Alejados del mundanal ruido, en una cabaña de un hermoso bosque trabajan en diferentes experimentos para lograr la transposición del alma. Sin embargo, terribles circunstancias provocarán que Hibiki abandone su querido hogar y forme parte del profesorado de la legendaria academia de magia Kamisaid.
Pese a que hoy en día las “Magical Girls” no pasan por su mejor momento y parecen algo olvidadas las aventuras como las de Cutie Honey, Kamikaze Kaito Jeanne, Sailor Moon, MagicalAngel Creamy Mami, por poner unos ejemplos, sigue estando en boga su mensaje (el mismo que predica Hibiki): “La Magia existe para salvar a la gente y proteger todas las cosas del mundo”(1).
Sin embargo, lo más relevante y lo verdaderamente mágico de éste género reside en la capacidad de mostrar a toda una generación de lectores un camino vital diferente. Ejemplos de valentía, de cómo afrontar la vida sin miedo y luchar por lo que realmente merece la pena. La decisión es dura y tanto los lectores como los protagonistas tienden a no querer afrontar su destino, pero al final, muchos, afortunadamente, lo encaran irremediablemente aunque comporte sacrificios, ya que la magia siempre tiene un precio.
La Magia de Hibiki mantiene la voluntad de incidir en ese aspecto emocional capaz de ilusionar. Precisamente, Hibiki y lector recorren caminos de aprendizaje paralelos.
No obstante, la obra también resulta cursi y pueril, muy focalizada a un sector de la población concreto y, quizás, un tanto oportunista (digamos que el tremendo éxito de la saga Harry Potter ha podido provocar que muchos autores centren su ingenio en historias con aires similares). En cualquier caso, una historia recomendable para los más jóvenes ávidos de hechizos, círculos y varitas mágicas.
Narración, ritmo de lectura y la construcción del personaje
La Magia de Hibiki, independientemente de su calidad narrativa, que la tiene, es un ejemplo extraordinario para diferenciar la narración gráfica en el cómic y en el manga y las influencias que éste ha recibido. Que no nos engañen ni su temática, ni el desarrollo de la historia, ni los personajes, ni ningún otro punto que configura la propuesta de Jun Maeda y Rei Izumi. Su capacidad de resaltar especialmente los detalles y aquellos instantes decisivos cargados de emotividad lo convierten en un relato que, como el propio medio, mantiene una frescura muy actual y, también, se acerca al lenguaje audiovisual. El manga constituye una voz aparte en de la composición del arte secuencial.
Como bien apunta Alfons Moliné en su imprescindible El Gran Libro de Los Manga, la lectura de un cómic europeo o americano, por citar los más convencionales, establece generalmente una postura concreta en el lector, marcando una serie de enlaces entre acción y acción, pero rara vez de “momento a momento y de punto de vista a punto de vista”(2). Es más, incluso se podría añadir también una relación de viñetas espacio temporal a espacio temporal (por ejemplo, de presente a pasado). Todo esto viene dado por una fragmentación total de las viñetas y del tiempo del relato que conlleva un dinamismo propio y una asimilación de otros medios de comunicación. Los manga, sin darnos cuenta, recomponen el ritmo narrativo y de lectura establecidos. Al igual que la magia que ejerce una fuerza casi hipnótica y que consigue lo imposible. Las nuevas generaciones de lectores están francamente familiarizadas con una narración que en su estado clásico pierde fuerza e interés.
Rei Izumi planifica varias secuencias de acción en la que la pequeña protagonista es vista desde diferentes puntos de vista al igual que otros personajes. Viñetas dentro de viñetas. El tiempo se congela de forma exagerada enfatizando los detalles clave y remarcando el dramatismo de cada situación. Sin duda, éste es uno de los puntos fuertes a destacar de este manga.
Por otro lado, el propio ritmo narrativo contribuye a hacer hincapié en la personalidad de la protagonista. En momentos de tensión, vemos el carácter de Hibiki, una niña asustadiza, que le cuesta aprender y que huye de los problemas. Se siente angustiada y superada, el tiempo se detiene, se disponen las viñetas de tal forma que: aparece la duda y el miedo que dan pie al recuerdo que le reconforta y le da ánimos para encarar la situación que se convierte en su obligación y que, finalmente, desencadena la acción. Así que en realidad, la pequeña se sobrepone a sus miedos, sale a la luz su verdadero carácter. El Maestro Shirotsuki no se ha equivocado, Hibiki es ha logrado su objetivo y ha actuado como se esperaba de ella. No se ha acobardado y ha tenido presente su deber. Todo esto contado en 5 páginas, unos 15 segundos del tiempo del relato (o una eternidad, según como se mire).
Así pues, observamos varias intenciones por parte de los autores: mostrar la belleza de las imágenes a la vez que acentúan enormemente detalles concretos de una acción para reforzarla dramáticamente, llenarla de dinamismo y mostrar las emociones de los personajes para ayudar a definirlos. Este cúmulo de “reclamos” y exageraciones crean un efecto muy atractivo en el lector, especialmente a la hora de mostrar la magia.
La Edición
Concebido en tres volúmenes, La Magia de Hibiki fue uno de esos proyectos de estudiante y de corto recorrido ideado por Jun Maeda y que ha contado con Rei (.hack) Izumi en la parte gráfica. Cuatro años después de la aparición del primer volumen en Japón de la mano de la editorial Kodokawa Shoten, se edita en España gracias a Norma Editorial. De hecho, su bautismo fue en el pasado XIV Salón del Manga de Barcelona. En Japón sólo se han editado dos números y desde bastante tiempo se espera el ansiado desenlace. Norma Editorial ya ha editado dos cuidados tomos en sentido de lectura oriental, sobrecubiertas a color y, como en muchas obras shôjo, con anotaciones de los co-creadores explicando motivaciones y dando las gracias a los colaboradores que han hecho posible la publicación de este manga.
Lo Mejor: Pura diversión mágica para los más jóvenes capaz de ilusionar.
Lo Peor: El propio género y que es un relato infantil que puede no despertar interés entre aquellos lectores más adultos.
Ficha Técnica:
Título Original: Hibiki no Mahou
Guión: Jun Maeda
Dibujo: Rei Izumi
Editorial Japonesa: Kadokawa Shoten
Editorial Española: Norma Editorial
Precio. 7,5 Euros
Formato Tomo: C6 (114×162)
Nº de Tomos en Japonés: 3
Nº de Tomos en Castellano: 3
Referencias:
(1) La Magia de Hibiki, Jun Maeda y rei Izumi. Norma Editorial, 2008.
(2) El Gran Libro de los Manga, Alfons Moliné. Glénat, 2002.
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