La industria del espectáculo siempre ha sido compleja y ha jugado con multitud de factores, ya sean factores artísticos, sociales, lúdicos o sexualizadores. Así, hoy hablamos de uno de los fenómenos más representativos de la cultura otaku: el mundo “Idol”. Esta rama del mundo del espectáculo puede ser además una de las más llamativas para aquellas personas que comienzan a adentrarse en este mundillo. En Japón, y también en Corea del Sur, esta industria del entretenimiento es una máquina perfectamente engrasada, controlada y estructurada que genera millones de beneficios al año y que en los últimos tiempos ha ganado importancia fuera del país del Sol Naciente.
Ser Idol es un concepto en sí mismo, una forma de vida y de actuar, que en el caso de la sociedad japonesa, está concebido para servir de guía a la juventud. La idea es moldear a jóvenes con un estereotipo modélico, devotos de su público, humildes, con un comportamiento exquisito, sin vicios, con sex-appeal y que ya, de paso, entretengan a jóvenes (y no tan jóvenes). Todo ello aderezado con luces y brillantina, mientras las compañías a las que pertenecen se hacen millonarias.
Muchas compañías sacan su propio grupo de Idols, o varios. Cada integrante queda atado al grupo con contratos leoninos en los que casi pasan a ser propiedad de la empresa. Modelan su comportamiento, opiniones, relaciones personales y aficiones. Todo para encajar en la imagen modélica que quieren proyectar quienes los han creado. En el caso de las chicas se fomenta mucho la actitud cándida, sumisa y virginal para que el fan pueda tener esperanzas de que un día al llegar a casa del trabajo su idol favorita le pregunte si quiere cenar, tomarse un baño o a ella. En el caso de ellos tenemos a un chico mono, que haría cualquier cosa por ti, jovencita que vas a comprar el single, y sin duda esperarán bajo tu ventana, arrodillados, con la lluvia cayendo sobre ellos implorando tu perdón porque no han respondido a tu último wassap.
La industria Idol es si cabe más compleja que la industria del espectáculo europea o americana. No soy experto, pero he trabajado en esta industria, y la nipona es sorprendentemente triste. Tal como está planteada es una enorme fábrica de juguetes rotos. Por un lado, no estamos hablando, aunque puede haber excepciones, de verdaderos músicos, artistas, cantantes o bailarines, sino de adolescentes que son manejados como títeres para alimentar las fantasías y alucinaciones masturbatorias del fan.
Todo idol se desvive en teoría por su público, pero el trato hacia ellos suele ser frío y distante, esto pude comprobarlo como experiencia personal en una rueda de prensa de los JYJ en Barcelona hace más de dos años. Estos 3 chicos coreanos se mostraron sosos y aburridos, casi sin poder decir una sola palabra sin el permiso de sus representantes.
También existen los handshake events. Estos eventos me llaman muchísimo la atención, ya que son la vía más directa que tiene el fan de conocer a su idol favorito. Pueden parecer más una visita a Guantánamo que acudir al encuentro con un artista, debido a que más de un tarado ha protagonizado alguna que otra anécdota sonrojante. Esta es la razón por la que se generan medidas de seguridad casi extremas en muchas ocasiones. Entiendo que son medidas de seguridad, pero llegar a tal extremo no sería necesario si esta industria se hubiera concebido de una manera menos…maquiavélica, por así decirlo. Además, para acceder a estos eventos muchas veces se debe participar en sorteos, y se debe pagar por ello. Ejemplo de esto es la compra de un single en el que venga un ticket que permita acceder al evento, como si de la fábrica de Willy Wonka se tratase. Los concursos telefónicos por televisión son también una enorme fuente de beneficios.
Todo Idol es concebido como un artista polivalente. Tanto ellos como ellas, además de actuar con su respectivo grupo, muchos terminan siendo solistas, actores o dobladores. Casi todas estas carreras terminan bastante pronto. Esta industria se muestra de manera extraordinaria en la sobresaliente película Perfect Blue, de Satoshi Kon. El mundo idol necesita una constante renovación, el mayor exponente de este concepto son las AKB48, ya que por sus filas han pasado numerosas chicas que cuando han mostrado una actitud “inadecuada”, es decir, tratar de tener una vida normal, salir a bailar un rato, tener un ligue o incluso fumar, han sido expulsadas y humilladas públicamente para consolar a esos ofendidos fans, que pasan a darle un nuevo uso a sus kleenex para secarse las lágrimas de frustración. Esto demuestra que no se valora precisamente el potencial artístico de la persona, pero no se puede valorar una característica de la cual se carece.
Por otro lado, muchos grupos tienen una estructura casi militarizada, tanto en Japón como en Corea del Sur, donde prevalece el concepto de grupo sobre la persona. Esta es una jugada de márketing muy inteligente, ya que cuando un miembro, por edad o por una actitud inadecuada, no encaja con el concepto de grupo es sustituido como si de un equipo de fútbol se tratara.
El mundo Idol, un espectáculo muchas veces vacío, formado por artistas sin alma, presionados, con sonrisa falsa y donde muy probablemente la cantidad de infelicidad que llevan consigo es mayor que la cantidad de dinero que tienen en los bolsillos.
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