¿Cuáles son los argumentos que permiten realizar tal afirmación?
Por un lado, hay que volver a hablar del escenario. Las luces generales se apagaron para poder disfrutar de los focos, con sus efectos de formas y colores, además de las ráfagas de humo. Y por otro, el más importante, es que el número de candidatos fue el idóneo: el concurso no se prolongó hasta la eternidad y el nivel de los trajes de los participantes apuntó a lo alto. Quizás fuese por la normativa de participar exclusivamente con trajes hechos a mano o, como mínimo, customizados, pero lo cierto es que se notó el esfuerzo en las actuaciones presentadas al público, que aguantó la espera hasta el veredicto del jurado. Puede que fuera eso, la tardanza con la que se anunció la lista de ganadores, lo único que empañó el concurso de cosplay junto con algunos problemas de índole técnica (canciones que no suenan o que entran a destiempo, básicamente).
Pero para hacer frente al aburrimiento, los asistentes tenían un par de ases escondidos bajo la manga. De manera casi espontánea, llegó el momento más divertido de todo el Weekend: por megafonía sonó el Caramelldansen y un grupo de personas empezó a bailar, al que se fue uniendo más y más gente hasta que, por último, prácticamente todo el pabellón movía las manos y las caderas al son del tema que ha popularizado Internet. Un total de tres veces sonó la canción, contagiando incluso a esta reportera que no dudó a la hora de abandonar la cámara de fotos para sumarse al baile colectivo.
Habría que resaltar otros momentos simpáticos que tuvieron lugar durante la tarde, como el desafío de tragarse una bola de wasabi sin inmutarse a cambio de un bote de ramen, o la subasta de artículos cedidos por las tiendas.
Rozando las nueve de la noche se desvelaron los resultados de los diferentes torneos y concursos: Guitar Hero, Street Fighter, Para Para, Karaoke, Cosplay… Y, tras ello, se echó el telón final de lo que ha sido un fin de semana que, tal y como reza su eslogan, ha marcado un antes y un después entre la comunidad otaku de Gran Canaria, pues ha puesto el listón bastante alto en algunos aspectos, manteniéndose en niveles más que aceptables en los restantes.
Es ahora cuando llega el turno de las inevitables reflexiones finales ¿Realmente es necesario que se celebren en Gran Canaria dos grandes citas anuales centradas en el manganime, en lugar de concentrar los esfuerzos en una sola? La respuesta no es sencilla, pero si ambas se suceden en un ambiente sano, ¿por qué no? Otras ciudades ya lo hacen.
¿En qué influirá el Weekend en eventos posteriores?
Es más que probable que en los concursos de cosplay. Se ha dado un salto de gigante al respecto, pero todavía quedan cosas que podrían mejorar, como, por ejemplo, que se pida a los participantes que se apunten por adelantado en la página web oficial y que, a su vez, envíen la música que van a emplear en sus actuaciones por medio de correo electrónico o entregando el formato digital unos días antes. Así se evitaría que haya problemas con CD’s que no se leen o errores varios.
También habría que ir pensando en alguna fórmula para mantener a los otakus más veteranos a medida que pase el tiempo. El que estos eventos perduren, depende de su capacidad de unir a gente de toda clase que tiene un nexo en común: el gusto por el manga, el anime y la cultura pop japonesa, en cualquiera de sus múltiples variantes.
Sea cual sea la evolución del Manganime-Canarias Weekend, que esperamos que sea positiva y longeva, ahí estará Ramen Para Dos para contarlo.
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