El pasado domingo despedimos a Kimetsu no Yaiba, más conocida en España como Guardianes de la noche, obra de Koyoharu Gotouge que dice adiós tras algo más de cuatro años de publicación. La serie acaba en lo más alto, habiendo generado uno de los “boom” en manga más inesperados de los últimos años. Para muchos, su éxito es exagerado, pero, con sus más y con sus menos, Kimetsu no Yaiba ha conseguido dejar su huella en la historia al encandilar a un público japonés que ha respondido a través de la compra masiva de tomos.
Pero, ¿por qué ha causado tanto furor? ¿Es merecido? Habiendo seguido Kimetsu no Yaiba en su totalidad gracias a Manga Plus, en Ramen para Dos hacemos un repaso por este fenómeno y analizamos su final, que no ha dejado indiferente a nadie.
Locura en Japón
Kimetsu no Yaiba era hasta abril de 2019 una de esas series escondidas de la revista Weekly Shonen Jump. El manga se veía eclipsado por otras historias nuevas como The Promised Neverland, cuyo éxito fue prácticamente instantáneo Con discreción, la obra logró hacerse un hueco en el magazín, consiguiendo enganchar, aún cuando se trata de un género tan manido como el manga shônen.
Con el estreno de su adaptación animada el 6 de abril de 2019, Kimetsu no Yaiba dejó de ser un manga más, desatando una revolución en la industria como pocas obras han causado. Ufotable realizó un trabajo más que soberbio trasladando el mundo creado por Koyoharu Gotouge a la pequeña pantalla. En consecuencia, el éxito de la serie se tradujo en un incremento considerable de las ventas del manga llegando a batir records, hecho que muchos han intentado explicar. ¿Cómo es posible que una historia tan simple haya podido desbancar en ventas totales en un año a One Piece?
Sin ninguna duda, el anime es uno de los grandes responsables de este éxito. El hecho de que la serie esté disponible en su totalidad a través de Netflix en Japón permite que mucha más gente tenga acceso a la misma. Además, no se trata de una obra muy extensa y eso posiblemente invita a aquellos que quieren saber cómo continúa a comprar todos los volúmenes a la vez. Esto explica que intentar hacerse con sus tomos en el país nipón sea una auténtica odisea.
La locura por Kimetsu no Yaiba es tal que se han establecido políticas en las librerías que no permiten a un comprador adquirir más de un ejemplar de cada tomo. ¿El motivo? La reventa de los mismos, que alcanza cifras astronómicas en la red. Esta demanda de tomos ha llevado a Shueisha a incrementar las tiradas y el tomo 20, que salió el pasado 13 de mayo a la venta en Japón, ha contado con una primera edición de 2.800.000 ejemplares, convirtiéndose en la segunda mayor tirada de la historia, solo por detrás de One Piece. Viendo las colas que se forman en las librerías japonesas, no será de extrañar que la tirada aumente más todavía para los tres volúmenes que quedan por publicar. Además todos ellos contarán con ediciones especiales.
鬼滅買いに来たけど、何この並びかた…。全部鬼滅並びだそうです。買えるの?😱 pic.twitter.com/ifpczAGTYs
— まる®110.552%ちょっとジムがんばる! (@furumaru35) May 13, 2020
No obstante, afirmar que el éxito del manga de Kimetsu no Yaiba reside en una buena adaptación del anime no es del todo cierto. El anime ha sido fundamental para dar a conocer la obra, pero, si la historia que hay detrás no es buena o si los personajes no son lo suficientemente atractivos, por mucho que una serie tenga una excelente animación, la gente no decidiría continuar con el manga. La contribución de Kimetsu no Yaiba a la industria es inconmensurable, pues ha expandido el mercado en Japón hasta tal punto que gente que antes no compraba manga ahora hace colas para adquirir un tomo. Y esto, seguramente, invitará a muchos a conocer posteriormente otras obras.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para que Kimetsu no Yaiba se despida ocupando la portada de la Weekly Shônen Jump. La hazaña (si la memoria no nos falla) solo ha estado a la altura de tres obras: Dragon Ball, Slam Dunk y Kochikame. Y no creemos que esto vuelva a repetirse hasta que finalice One Piece.
¿Qué tiene Kimetsu no Yaiba?
Kimetsu no Yaiba no será, ni de lejos, uno de mis mangas favoritos de todos los tiempos. Y, sin embargo, aquí estoy, escribiendo un artículo sobre su fenómeno, su final y por qué en rasgos generales he disfrutado de este manga. Quien lea esta historia sabrá que Kimetsu no Yaiba no engaña con ser algo que no es: no hay giros de la trama vertiginosos, su primer volumen posee una narrativa mal trabajada, el interés por la trama no despega del todo hasta que Zenitsu e Inosuke hacen aparición o su dibujo en los primeros tomos resulta extraño. Kimetsu no Yaiba no innova, pero se nota que Koyoharu Gotouge ha puesto su corazón en todas y cada una de las viñetas.
Tanjiro posee muchas de las características típicas del protagonista de un shônen, pero, a la vez vez, no se parece en nada. Su peculiaridad reside en su madurez emocional fruto de su origen humilde. Su compasión por los demonios no se transforma en una completa ingenuidad. Tanjiro no se siente ni es especial (más allá de que posee un excelente olfato) y no tiene grandes pretensiones salvo devolver a su hermana su humanidad. Tanjiro también conoce sus límites y se da cuenta de su mortalidad, por lo que el peligro en cada una de las batallas se siente como real, algo que no sucede con otras historias de esta misma demografía.
La actitud de Tanjiro afecta a aquellos que tiene alrededor, impulsando el desarrollo de otros personajes y llegando a abrirse a otros de formas que al inicio de la obra no habríamos imaginado. Cada uno de ellos tiene su propia historia y cierta profundidad psicológica que ayuda a que la interacción entre todos sea agradable y con buenas cantidades de humor cuando la situación lo requiere.
En cuanto a las batallas, la mayoría se desarrollan en equipo. Hay pocos momentos en los que un solo personaje derrote a un demonio que es infinitamente superior a él. Este movimiento da más peso a los personajes secundarios y enfatiza a su vez el poder de los demonios, haciendo que la lucha contra ellos sea más emocionante.
Al igual que en cualquier otro shônen, se dan también momentos en los que los personajes principales se vuelven los más fuertes gracias al poder de la amistad y el amor. Lo bueno de Kimetsu no Yaiba en este aspecto es que al inicio de la historia se abandona parcialmente esta ilusión. Aunque en la lucha entre los humanos y los demonios terminan siempre ganando los primeros, la presencia de la muerte añade dosis de estrés emocional al lector. Esto, sumado a la especial atención que Gotouge pone en las circunstancias personales y familiares de los personajes, sean del bando que sean, hacen de Kimetsu no Yaiba un cocktail muy apetecible.
El anuncio de su final no puede decirse que sea una sorpresa para sus lectores, quienes en muchos casos han agradecido que no vaya a alargarse la historia. Gotouge se ha limitado a coger algunos conceptos interesantes y simples para expresarlos de manera correcta sin caer en complicaciones. Sin embargo, deja con la sensación de que podía haber contado mucho más.
Un arco final con luces y sombras
Si por algo se ha caracterizado el último arco de Kimetsu no Yaiba ha sido por la confusión generada entre los lectores. Shueisha parecía negarse a hacer un anuncio oficial sobre el final del manga hasta que no le ha quedado más remedio que admitir que, efectivamente, la aventura de Tanjiro y compañía estaba por terminar. Esta poca transparencia por parte de la editorial ha tenido a los fans de la obra discutiendo durante meses sobre si la serie de Koyoharu Gotouge estaba en sus últimos compases. Por una parte, parecía que así era, pero, por otra, daba la impresión de que todavía había mucho por contar.
Kimetsu no Yaiba se despide con una de cal y otra de arena. El viaje en su conjunto se ha disfrutado, pero queda la sensación de que la historia se podía haber explotado mucho más. Por esto, a continuación, os dejamos las claves del final de la obra, tanto de lo bueno como de lo malo, y os advertimos de que las próximas líneas contienen importantes spoilers sobre la trama.
Koyouharu Gotouge ha contado la historia que quería contar, pero ésta ha sido solo una pequeña parte de todo lo que nos ha ido ofreciendo a lo largo de la obra. Kimetsu no Yaiba acaba como todos esperábamos, con Muzan siendo derrotado y Nezuko volviendo a ser humana. Sin embargo, se han quedado muchos conceptos sin explicar. ¿Qué significaba que la espada de Tanjiro se volviera negra, un color muy poco habitual entre los cazadores de demonios? ¿Qué pasa con las marcas que les salían a los cazadores de demonios? ¿No se suponía que, una vez que salían esa persona vivía solo hasta los 25 años? ¿Qué sucede al final con las flores que buscaba Muzan?
Entendemos que, al lograr vencer Nezuko al sol, Muzan perdió el interés por encontrar las flores y seguir completando el tratamiento que el doctor nunca pudo. Pero Gotouge no lo ha mostrado, lo hemos tenido que suponer nosotros. En esta línea, ya que Muzan se dedicó a convertir a humanos en demonios y seleccionó a los más fuertes (las Lunas) para dominar un determinado territorio, y así encontrar esas flores, habría estado interesante si Gotouge nos hubiera mostrado cómo cada Luna controlaba esos territorios.
Si bien con muy poco Gotouge ha sido capaz de dotar de mucha profundidad a ciertos personajes, ha desaprovechado oportunidades de oro con tramas como las de Douma (la Luna Superior 2), que estaba conectada a los pasados de Shinobu e Inosuke, y Kaigaku (ex cazador de demonios y nueva Luna Superior 6), quien estaba ligado a Himejima y Zenitsu. En ambos casos, Gotouge podía haber optado por desarrollar dos arcos independientes que aportaran más profundidad y contenido a la trama, pero al condensar todo en el arco final ha hecho que se termine pasando de puntillas por dos historias que, claramente, podían haber dado mucho más de sí.
Algo parecido sucede también con Nakime, la nueva Luna Superior 4. Lamentablemente, ni su excelente diseño, caracterizado por un flequillo recto que tapa su único ojo y portar un biwa (instrumento tradicional japonés), ni su interesante habilidad tampoco han sido explotados. Yushiro la mató sin que tuviera tiempo para brillar como potencial villana.
Asimismo, Gotouge ha tomado otras decisiones cuestionables en los últimos compases del manga. Dejar a Nezuko fuera de la pelea final contra Muzan, devolviéndole su humanidad incluso antes de poder llegar al lugar en el que se está desarrollando esa batalla, ha sido una de las acciones más anticlimáticas del shônen reciente. Nezuko, que empezó esta historia siendo una de los protagonistas, ha terminado ostentando un papel con nula relevancia. Afortunadamente, hemos tenido a Shinobu (mención especial a Tamayo) como el personaje femenino fuerte y determinante que en realidad esperábamos que fuera Nezuko. El Pilar Insecto se ha coronado como uno de los mejores y más relevantes personajes de esta historia y, por qué no decirlo, en uno de mis personajes favoritos del manga y el anime.
A diferencia de las Lunas, Muzan ha sido un villano final decepcionante, carente de motivación para hacer el mal. Desde su primera e impactante aparición, su personalidad se ha ido diluyendo en los capítulos como un azucarillo hasta quedar convertido, casi literalmente, en un cascarón vacío. Su habilidad ha consistido en hacerse más fuerte a medida que le iban saliendo del cuerpo más tentáculos y en convertir a Tanjiro en demonio para que éste completara lo que no logró hacer él: destruir a los cazadores de demonios. Y habría sido muy interesante ver a Tanjiro como el rey de los demonios. Lamentablemente, Gotouge utilizó este recurso para añadir drama innecesario que se resolvió en solo dos capítulos y regenerar así aquellas partes de Tanjiro que habían quedado completamente destrozadas por su enfrentamiento contra Muzan, si bien no logra recuperar ni la vista en su ojo derecho ni la movilidad en el brazo izquierdo.
Porque sí, ha habido mucho drama en este último arco. Cuando nos referíamos en párrafos anteriores a que la muerte estaba muy presente es porque es totalmente cierto. Gotouge no ha tenido piedad con sus personajes, en especial con los Pilares. Shinobu Kocho, Gyomei Himejima, Obanai Iguro, Mitsuri Kanroji, Muichirou Tokitou, Genya Shinazugawa y la señora Tamayo lucharon hasta el final y dieron sus vidas por la victoria. De hecho, muchos de ellos murieron cuando más motivos tenían para vivir, lo que deja a los lectores con una sensación muy agridulce. Algunos ejemplos serían el caso de Genya, cuya complicada relación con su hermano Sanemi quedó finalmente sin resolver, o Mitsuri y Obanai, quienes se confesaron (por fin) sus sentimientos antes de morir el uno en brazos del otro.
No obstante, no todo va a ser malo. Inosuke empezó el manga siendo un personaje carente de remordimientos y empatía por los demás, lo que le hacía parecerse más a un animal salvaje que a un humano. Sin embargo, este se ha terminado convirtiendo en un muchacho dulce y sensible que llora cuando sus aliados mueren, estalla de rabia cuando descubre la verdad sobre su madre y que se queda paralizado ante la idea de matar a su mejor amigo, convertido en demonio.
Por su parte, Zenitsu, que molestaba a todos los que le rodeaban con sus gritos, quejas y llanto incesante, demostró que era consciente de sus propias debilidades y deseaba cambiar para convertirse en una persona mejor, aunque sabía que no sería fácil. El chico siempre había estado rodeado de personas que le miraban con desprecio y que no creían en él hasta que apareció su maestro, quien supo ver su potencial para convertirse en la persona que de verdad quería ser. A pesar de sus constantes quejas, su maestro nunca se dio por vencido y Zenitsu pudo darse cuenta de lo que es capaz una persona cuando tiene a alguien detrás que cree firmemente en ella. Por eso, cuando a Zenitsu le llega una carta informándole de que su maestro ha cometido seppuku y los motivos detrás de esa decisión, Zenitsu está más determinado que nunca a matar a su antiguo senpai, dejando atrás de una vez sus miedos e inseguridades.
Esta evolución se vio también reflejada en la batalla contra Muzan, pues, en vez de llorar, pudimos verle arengando a sus compañeros y en especial a Tanjiro a poner fin de una vez por todas a Muzan. Lamentablemente, y para disgusto de muchos lectores, Gotouge ignoró por completo este buen desarrollo en el capítulo 203. No habían pasado ni 5 minutos desde que todo había vuelto a la normalidad y ya se estaba comportando como al inicio del manga.
El capítulo que muchos querrán olvidar
La expectación por el capítulo 205 de Kimetsu no Yaiba era absoluta. El 204 acababa con un cliffhanger que dejó a muchos descolocados al dar el salto a la actualidad. Los lectores llenaron las redes sociales con teorías, pero finalmente ninguna ha sido acertada. Quién iba a adivinar que Gotouge nos tenía preparado el capítulo final más plano y descafeinado posible. Un capítulo que me hace cuestionar si ha sido de verdad hecho por Gotouge o alguien ha robado su identidad para escribir y dibujar el peor fanfic de la historia.
Lo cierto es que el capítulo final presenta algún concepto interesante, como la referencia a las famosas flores que buscaba Muzan, y momentos entrañables, como el bisnieto de Zenitsu leyendo el diario de su bisabuelo, quien dejó por escrito la aventura que todos vivieron. Sin embargo, la ejecución es muy mala. Gotouge mezcla la descendencia de Tanjiro-Kanao y Zenitsu-Nezuko con los demás personajes de la historia, reencarnados para tener la vida feliz que se merecían. Aunque la idea de la reencarnación y de la segunda oportunidad después de la muerte está presente a lo largo de todo el manga, en el final de la obra esto no funciona. Y, en definitiva, el que sale perdiendo es el lector, porque no entiende qué está pasando y mucho menos cuál es el objetivo de Gotouge.
Mención aparte merece el hecho de que el bisnieto de Tanjiro y la bisnieta de Nezuko estén aparentemente en una relación amorosa. Además, cuenta con el agravante de que los descendientes son exactamente iguales a Tanjiro, Nezuko, Zenitsu y Kanao, lo cual hace que sea todo mucho más espeluznante. En Japón será muy normal, pero al lector occidental, cuanto menos, le resulta cuestionable.
Personalmente, la única parte que merece salvarse del capítulo final es la última viñeta. Ver las sonrisas de todos en una fotografía colgada de la pared de casa de los Kamado en la actualidad, como lectora, me ha llenado de un poco de esperanza. Gotouge deja la puerta abierta a que seamos nosotros los que decidamos qué es lo que ha hecho cada personaje con su vida tras la desmantelación del Cuerpo de Matademonios una vez se derrotó a Muzan. Tras el sufrimiento, los personajes han podido vivir su vida en paz, ser felices y, por consiguiente, eso se ha traducido en un mundo en el que también puede hacer lo mismo su descendencia. Quiero creer que eso es lo que en realidad nos quería decir Gotouge.
La vida después de Kimetsu no Yaiba
Durante las últimas semanas, se han extendido por la red muchos rumores para explicar el rápido y precipitado final de la obra, aunque ninguno con una base del todo sólida. Lo que sí está claro es que, sea por el motivo que sea, Gotouge ha hecho un movimiento maestro finalizando el manga cuando éste se encuentra en lo más alto. Tras algo más de cuatro años de duro trabajo, Gotouge podrá disfrutar de un merecido descanso, aunque ya estamos deseando saber con qué nos puede sorprender en un futuro.
Eso sí, el final de Kimetsu no Yaiba no significa que Shueisha no vaya a seguir explotando la gallina de los huevos de oro. Los tomos 21, 22 y 23 saldrán todos a la venta en Japón con espectaculares ediciones limitadas, el último de ellos en el mes de diciembre. Además, la historia seguirá ganando en contenido porque ya hay confirmada una tercera novela, cuya trama estará centrada en el Pilar del Viento, Sanemi Shinazugawa, y un capítulo spin-off dedicado al Pilar de la Llama, Kyojuro Rengoku. Este último se publicará próximamente en la Shônen Jump y se suma a los dos capítulos especiales que se dedicaron a Giyuu en abril de 2019. Ryoji Hirano repite como guionista y dibujante de esta historia paralela. Además, hay que tener en cuenta que el estreno de la película dedicada al Arco del Tren Infinito, continuación directa de la primera temporada del anime, está previsto en Japón para el próximo 16 de octubre.
Novelas, videojuegos, merchandising… En España hemos tenido la suerte de que el manga haya llegado de la mano de Norma Editorial, bajo el título de Guardianes de la noche. Polémicas aparte con el nombre, ya se han publicado los 10 primeros volúmenes del total de 23 con los que termina la obra. Además, la editorial ha hecho un trabajo encomiable al ofrecer la traducción en español para Manga Plus, por lo que hemos podido disfrutar de estos últimos capítulos legalmente y de forma simultánea con Japón. La soberbia adaptación de Ufotable de esta historia al anime, en cambio, no ha llegado a nuestro país, pero su éxito no nos hace perder la esperanza.
Sin ninguna duda, tenemos Kimetsu no Yaiba para rato. Y ahora os toca a vosotros, ¿qué os aparecido su final?
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