¡Qué bonita es la juventud! Existen una infinidad de mangas donde se ensalza la vida estudiantil, y es que, aunque suponga un momento clave de nuestra madurez como personas, en la que hay que enfrentarse a las hormonas y a los cambios físicos, también hay sitio para la amistad y el amor. Tenemos tramas que giran en torno a valores tan importantes como hacer amigos para siempre, encontrar el primer amor, superar todos los exámenes, pasarlo bien en las actividades extraescolares, encontrarse a uno mismo, pensar en una futura profesión…
Pero, ¿qué pasa cuando existen personajes sin cualidades ni aptitudes necesarias para poder disfrutar de estos momentos? Pues que descubrimos obras como la presente.
La chica tímida
Yuki Kageno ha iniciado el instituto y no es precisamente la más popular de su clase: es tímida, muy mala estudiante, sin atractivo alguno y no tiene temas de conversación; en definitiva, no destaca. A Kageno le gustaría ser una más de la clase, tener amigos y ser alguien reconocible en el pase de lista, pero sabe que es improbable porque le cuesta horrores socializar. Cuando le toca compartir pupitre con Yôta Mitsunaga, piensa que su belleza le cegará el resto del curso y le va a costar aún más concentrarse en las clases, pero cuando éste le pide que se haga pasar por su novia para que dejen de acosarle todo tipo de chicas, no acaba de entender este giro inesperado del destino. ¿Podrá descubrir Kageno lo que es ser una chica normal y vivir su primer romance, aunque éste parta de una mentira? Más importante aún: ¿podrá por fin tener un amigo?
Kageno Datte Seishun Shitai, en su título original, fue una de las novedades anunciadas por Norma Editorial en el pasado XXIV Salón del Manga de Barcelona. Este shôjo de instituto que firma y dibuja Yuka Kitagawa nació en 2013 en la revista Bessatsu Friend, de la editorial Hakusensha, y finalizó en 2017 con 11 volúmenes recopilatorios.
Modificando los tópicos
Kageno también quiere disfrutar de la juventud posee, a simple vista, los típicos clichés de los romances de instituto: el chico guapo y popular que se interesa por la protagonista, el inicio de una amistad que poco a poco va a más, los problemas con los terceros en discordia yo las rivales en el amor, el variopinto intercambio de mirada y mensajes de texto, amén de un sinfín de escenas manidas protagonizadas por excursiones o actividades extraescolares. No obstante, lo que nos plantea Yuka Kitagawa es un tanto diferente, pues en toda esta ecuación de tópicos previsibles pero efectivos se le añade un componente inesperado: la muchacha no es ni bella, ni lista ni atractiva, sino más bien es un ser humano normal que está pasando por la pubertad y se encuentra totalmente perdida entre la fauna de instituto.
Kageno también quiere disfrutar de la juventud funciona al uso como cualquier shôjo, con dos protagonistas que entablan una amistad que va a más. En este caso, la autora juega con la idea de que ambos inician una relación de noviazgo de mentira, una situación que podemos observar en otros mangas y que siempre lleva al inevitable enamoramiento de la pareja. En adición, también encontramos otros elementos que siempre amenizan la trama, como la tercera en el triángulo amoroso, esa actividad extraescolar que ayuda a estrechar lazos con el enamorado o incluso la inseguridad ante la primera cita. Esto lo combinamos con un dibujo visualmente encantador, un ritmo ameno y un tono divertido, además de muchos personajes entrañables que incitan a seguir leyendo, por lo que nos queda una obra perfectamente interesante y adictiva. Así que, ¿qué tiene de diferente esta opera prima de Kitagawa en España? Que Kageno es representada como una caricatura.
La autora nos presenta así una protagonista atípica, pues además de no cumplir con los cánones de belleza normativos de muchos mangas para chicas, Kageno es además una versión surrealista de sí misma: siempre aparece como un Super Deformed (o SD), tiende a exagerar sus expresiones faciales y protagoniza momentos hiperbólicos en los que es capaz de saltar un camión o escalar montañas gracias a su aspecto minimizado, además de que incluso en momentos dramáticos o románticos su aspecto es el mismo.
En pocas ocasiones podemos apreciar la fisonomía o la estatura reales de la muchacha, pues siempre es representada como un chibi gracioso entre los demás personajes; incluso Mitsunaga lidia con sus momentos íntimos con ella en formato de bolsillo, y llegados a este punto, que nuestra adolescente sea un SD está totalmente normalizado dentro del relato. Aunque pueda resultar extraño, al mismo tiempo supone un soplo de aire fresco para una trama que, como se constata, no ingenia demasiado, y es que el mostrarla caricaturizada ofrece una atmósfera más agradable y divertida, con un sinfín de escenas exageradas en la que darse la mano supone un auténtico problema para un ser tan pequeño, apeteciendo aún más leer las diatribas de una joven que intenta superar el instituto.
En definitiva, el manga presente cumple a la perfección con su cometido de entretener y enamorar, pues además de tener un hilo argumental repleto de elementos adictivos, nos ofrece la oportunidad de leer un slice of life diferente con una protagonista enana en espíritu, pero muy carismática en la viñeta.
Una autora dedicada al shojo
Kageno también quiere disfrutar de la juventud es la primera obra de Yuka Kitagawa en llegar a España, si bien se trata de una autora que lleva años dedicándose profesionalmente al manga shôjo. Es una mangaka muy prolífica, pues desde sus inicios en 2006 ha creado muchos relatos, ante todo tomos autoconclusivos que giran entorno al primer amor de instituto, como se puede observar con Kimi no Tonari (2007), Sensei, Daisuki na Hito. (2007) Koi Shitai (2008), Koimato (2010) o Koi, Kakuei Teisha (2011). Kitagawa también ha participado en diferentes recopilaciones de historias cortas, como en Watashi ga Motete Gomennasai (2015), basadas en el universo de Watashi ga Motete Dousunda, de Junko, si bien queda patente por su extensa bibliografía que prefiere crear sus propias tramas.
Tras la publicación de Kageno también quiere disfrutar de la juventud en 2013, Kitagawa se ha atrevido por historias un poco más largas, como Bokura ga Ai wo Sakebu Toki (2013), de tres tomos, si bien hasta la fecha, el manga que comentamos es su obra más larga. Actualmente se encuentra inmersa en Sekai de Ichiban Itaranu Koi (2020).
Juguemos a los personajes chibi
Podría decirse que Kitagawa tiene un estilo que encaja perfectamente en el género shôjo, con un trazo delicado, personajes adorables y muchas mejillas ruborizadas. El estilo de dibujo de la mangaka se centra ante todo en líneas finas y viñetas poco recargadas, con la presencia justa de tramas y pocos elementos para no recargar la vista. El ritmo narrativo, por otra parte, es rápido y trepidante, combinando con maestría los gags con la trama principal de la obra. Visualmente, atrae e invita a leer.
No obstante, el curioso componente que altera la trama visual de Kageno también quiere disfrutar de la juventud es justamente que la autora dibuja a la protagonista en forma de Super Deformed o SD y la inserta de manera natural entre los demás personajes. En pocas ocasiones podemos ver a Kageno en su aspecto normal, sino que estamos ante una heroína que pulula a todas horas como una caricatura de sí misma, siempre dando a entender que se siente fuera de lugar y no encaja en el instituto. El contraste entre leer un manga destinado para el público femenino que nos habla del primer amor y las inseguridades de la adolescencia representado por una caricatura que interactúa con el mundo es, como poco, de lo más interesante.
Una edición correcta
Norma Editorial nos trae esta obra en una edición más que correcta y atractiva visualmente. Los tomos tienen un tamaño de 11,5 x 17,5cm y están presentados en un formato de rústica de tapa blanda con sobrecubierta. Cada volumen no supera las 200 páginas y todo su contenido está en blanco y negro, sin ninguna página a color. Eso sí, si nos desprendemos de la sobrecubierta, podemos encontrar varios gags en las cubiertas interiores; en este caso, la autora aprovecha para idealizar la relación de los protagonistas como si fueran una pareja adolescente normal y corriente y nos los muestra en escenas cotidianas.
Kageno también quiere disfrutar de la juventud empezó a publicarse en nuestro país en mayo de 2019 y, hasta la fecha, la editorial ha lanzado los seis primeros tomos. Cuenta con una periodicidad bimestral.
Vale la pena conocer a Kageno
Aunque ya tenemos varias historias de instituto en nuestras estanterías y podemos escoger entre clichés y tópicos, nunca viene mal que nos cambien los papeles. En Kageno también quiere disfrutar de la juventud se nos plantea el primer amor de una chica tímida y antisocial, y aunque el camino para ser correspondida posea pasos parecidos a otros shôjos de manual, no se puede negar que es más fácil empatizar con el gafe que se gasta la adolescente en cada página y sentirnos identificadas (e identificados) con su miserable adolescencia que con una protagonista más estereotipada. Y es que el instituto que plantean muchos mangas dista bastante de la realidad que toca vivir, y en nuestra pubertad a rebosar de hormonas e inseguridades, somos más Yuki Kageno que Yôta Mitsunaga.
Este manga de Kitagawa me ha parecido muy divertido, entrañable y sabe combinar dramatismo con surrealismo, así que cada tomo es una auténtica aventura por saber si ella conseguirá, finalmente, ser una adolescente del montón y salir airosa del instituto. Puede que haya mejores mangas en nuestro mercado pero, ¿por qué no darle una oportunidad a Kageno y disfrutar con ella de su atípica juventud?
Lo mejor:
- Un shôjo divertido y encantador
- Posee una protagonista diferente
Lo peor:
- No innova dentro del género
Kageno también quiere disfrutar de la juventud
Editorial: Norma Editorial
Formato: Rústica con sobrecubierta 11,5 x 17,5 cm
Tomos: 11 (Finalizada)
Facebook
Twitter
Pinterest
Instagram
YouTube
RSS