El perro es el mejor amigo del hombre, independientemente de la ubicación geográfica. De esta relación han nacido muchos relatos heroicos. Japón tiene el honor de ser hogar de procedencia de varias de las razas más hermosas del mundo como el akita, shiba, shikoku o hokkaido, cuyas historias sirven de metáfora de las virtudes japonesas.
Razas niponas
Durante las grandes migraciones que tuvieron lugar cuando todavía se podía acceder a pie al territorio que ocupa el archipiélago nipón en la actualidad, las personas llevaron consigo a sus perros. Éstos no eran meros compañeros de viaje, sino que se encargaron de tirar de los trineos usados como medio de transporte a través de las tierras cubiertas de nieve. Por tanto, los antecesores de las razas actuales eran canes nórdicos que fueron mezclándose con los perros autóctonos según los criterios de cría vigentes en cada territorio. De este modo cada raza adquirió el nombre de la región en que fue criado. Se distinguen unas siete razas originales del país del sol naciente:
– Akita-inu: considerado el más emblemático de Japón, cuyos rasgos se detallarán en el siguiente apartado.
– Shiba-inu: similar en apariencia a la akita, aunque es mucho más pequeño en estatura y se asemeja a un zorro. Es el perro de compañía por excelencia dentro de la cultura japonesa.
– Shikoku-inu: Su aspecto recuerda al Shiba-inu pero de mayor tamaño y parecido al lobo.
– Hokkaido-inu: muy parecido al akita, tienen un sentido de orientación innato. Esta raza tiene la capacidad de luchar contra el oso pardo de Hokkaido.
– Kishu-inu: Esta raza es similar a la akita-inu y la shiba-inu, proviene de ambas. Puede ser confundida con la variante blanca del hokkaido, debido a su similitud. En origen, la raza se utilizó para la caza de ciervos.
– Tosa-inu: La raza surge a en el siglo XIX, cuando se cruzan diversas razas europeas de gran tamaño (gran danés, mastín, san bernardo, bulldog) con el autóctono shikoku-inu.
– Spitz japonés: Es de color blanco y su tamaño es de 30 a 38 cm. Su lealtad y actitud cariñosa lo convierten en una magnífica mascota.
Como vemos, las cinco primeras razas presentan un razonable parecido físico y se asemejan bastante a otras de trineo como el husky o el malamute de Alaska, ya que proceden de antepasados comunes.
Akita-inu, perro nacional de Japón
Los akitas contemporáneos provienen de unos sabuesos de caza criados en la prefectura de Akita, región norteña de la isla principal del archipiélago nipón, conocidos como akita matagi. A lo largo de la era Edo se ha ido perfeccionando su crianza para ser más aptos para desempeñar funciones más allá de la caza como ser guardianes o participar en peleas de perros. Por desgracia, las peleas de perros se convirtieron en eventos que levantaban gran expectación ya que permitieron a las familias nobles demostrar su superioridad en caso de que sus perros resultaran victoriosos. Consecuentemente, el tamaño de los ejemplares se incrementó, se volvieron más musculosos y se entrenaron para ser ciegamente leales a sus dueños, incluso sacrificando su vida, como un verdadero bushi. Durante la era Meiji el perfeccionamiento de la raza para la pelea no paró y se importaron perros de gran dimensión desde el extranjero para combinar su espíritu combativo con los akitas locales.
Fue a principios del siglo XX cuando por fin se prohibieron las peleas de perros y en 1931 el akita fue declarado como el perro de la nación. En este período Hachiko (1923-1935) demostró a todo el país su amor y fidelidad incondicional por su dueño. No obstante, la Segunda Guerra Mundial invirtió esta tendencia de mitificación de la raza, pues todo can diferente al pastor alemán debía ser entregado para satisfacer las necesidades alimentarias e indumentarias del ejército. Muchos dueños llevaron a sus mascotas a las montañas para darles refugio o las cruzaron con pastores alemanes para evitar un destino tan trágico. Menos mal que la paz permitió retomar la crianza de este magnífico sabueso.
Este perro de mediano tamaño destaca por su aspecto majestuoso: pecho ancho y profundo, dorso recto y firme, tórax profundo, orejas triangulares, ojos oscuros y pequeños, pelaje grueso de doble capa y cola alta en forma de caracol. Los colores aceptados son son rojo, atigrado y blanco.
En general, posee un carácter tranquilo, ladra sólo si la situación lo requiere y es un perfecto compañero para los niños gracias a su paciencia y su afán de protegerles de cualquier intruso. No obstante, tienen dificultades a la hora de convivir con otros perros o animales de compañía, ya que debido a su pasado de cazador y combatiente puede considerarseles como rivales o presas. Por ello es recomendable hacer que socialicen desde cachorros con otros canes y especies. Además, los aspirantes a ser sus amos han de tener en cuenta que es una raza que precisa ejercicio y espacio, aunque pueden vivir felices en un piso siempre que se les den paseos, carreras o saltos.
A pesar de su carácter de perro calmo, protector y fiel, en España se considera como raza potencialmente peligrosa y sus dueños deben obtener una licencia para poseerlos, registrarlos y disponer de un seguro de responsabilidad civil a terceros. Ello se debe a su pasado como perro de pelea y cazador de osos.
Por último, no debe confundirse el akita japonés con el akita americano. Este último procede del cruce del primero con los mastines estadounidenses cuando los soldados americanos retornaron a su país. De esta manera el akita americano es más grande y presenta la mayoría de las veces una máscara oscura o incluso la cabeza negra. En 1999 se hizo oficial la separación de las dos razas aunque las asociaciones de crianza estadounidenses todavía no aceptan esta diferenciación.
Estrellas de animes…
Sin duda una de las series que contibuyó a la mitificación de la raza es la saga intergeneracional Ginga, adaptación de un manga de Yoshihiro Takahashi, cuyo primer ejemplar se publicó en 1983 en la Shonen Jump. La saga se compone de tres partes, cada una se concentra en la historia de un miembro del clan de akitas: i) Ginga: Nagareboshi Gin se centra en Gin (Colmillo Plateado) quien deja a su joven amo para vengar la muerte de su padre, asesinado por un oso gigante., Posee 18 tomos y un anime de 21 episodios; ii) Ginga Densetsu Weed cuenta las andanzas de Weed, el hijo de Gin en nada más y nada menos que 60 volúmenes y un anime de 26 episodios; iii) Ginga Densetsu Weed: Orion, ya centrado en los cachorros de Weed, serie todavía abierta que lleva 18 volúmenes, aún sin adaptación animada. También existe un tomo único dedicado a Riki, padre de Gin.
Mientras que en la historia de Gin abunda la sangre, mutilaciones y luchas heroicas guiadas por el espíritu del código samurai, las dos secuelas se caracterizan por los rasgos típicos de un shonen, con perros jóvenes rebeldes, idealistas que sólo pueden volverse fuertes gracias a sus amigos (hay que señalar que entre el fin de la primera saga y el comienzo de la segunda pasaron más de 12 años). esta serie no tuvo mucho eco en nuestro país pero fuera de Japón consiguió conquistar sobre todo los corazones del público escandinavo.
Durante los años 60 se estrenó otro anime dedicado a la raza akita titulada Wan Wan Chushingura (Rock, el Valiente) , basado en la leyenda de los 47 ronin, donde el shogun tirano es el tigre que asesinó al padre de Rock. Éste reúne a un grupo de animales para vencer al malvado felino. Se trata de una película orientada al público infantil.
Por otra parte, muchos perros nipones aparecen como secundarios en series importantes – a veces es difícil distinguir si se trata de un akita o un shiba, debido a su semejanza física. Por ejemplo, en Sword of the Stranger, Tobimaru, el protector de Kotaro, es un akita o shiba. Chucho, el compañero de Tessho en Wild Life es una mezcla de shiba. En Higashi no Eden el sabueso con alitas es de la misma raza. En Excel Saga, Menchi, la comida de reserva de la heroína es una akita, a pesar de parecer más bien una gata. También aparecen más canes de esta raza en Kamichu, City Hunter o Elfen Lied -el desgraciado perrito cuyo asesinato desencadena la ira de la protagonista.
… y de conmovedoras historias reales
¿Quién no conoce el relato de Hachiko, el akita que esperaba a su dueño en la estación de tren incluso después de la muerte de éste? Su relato fue llevado a la gran pantalla por los cineastas nipones en 1987 con Hachiko Monogatari (Cuento de Hachiko). Recientemente los estadounidenses realizaron un remake protagonizado por Richard Gere ambientado en EEUU -por suerte el akita japonés no se sustituyó por uno americano. El acto de Hachiko conmovió tanto a los vecinos que le erigieron una estatua en la estación de Shibuya, evento que fue presenciado por el propio sabueso. Tras su muerte, los restos fueron enterrados junto a la tumba de su amo, a quien esperó infructuosamente durante 9 años. Más tarde su cuerpo fue restaurado, disecado y expuesto en el Museo de Ciencias Naturales de Ueno (Tokio).
Aparte dela historia de este akita se conocen hazañas de perros de razas distintas. Una de ellas es la historia de Taro y Jiro, dos huskies sakhalin que acompañaron a los científicos de una expedición japonesa en 1957 a la Antártida. Debido a una emergencia médica por parte de uno de los integrantes de la misión, los investigadores se vieron obligados a abandonar la estación por falta de espacio en el transportey debido a esto los perros fueron abandonados a su suerte. Un año más tarde otra expedición volvió a la base y para su sorpresa, de los 15 canes dos, Taro y Jiro, se mantuvieron vivos. Habían sobrevivido durante once meses en plena Antártida respetando los cuerpos de sus compañeros muertos, ya que no había signos de necrofagia. Los perros habían aprendido a cazar pingüinos e incluso alguna foca y sobrevivieron a las duras condiciones climáticas. Los dos perros se convirtieron en héroes nacionales y en 1983, su historia fue llevada al cine por el director Koreyoshi Kurahara en Nankyoku Monogatari (Cuento de la Antártida). Los americanos volvieron a explotar una historia japonesa de perros al realizar la película Bajo Cero, protagonizada por Paul Walker.
Finalmente, no podemos olvidarnos de una de las anécdotas más bonitas tras el terremoto y tsunami del 2011: un vídeo que mostraba a un perro que cuidó de su compañero herido y llamó la atención de los periodistas para pedir ayuda, dio la vuelta al mundo. Finalmente los perros fueron rescatados gracias a los esfuerzos de la institución de Rescate y Ayuda a Animales durante el Terremoto de Japón. Sin duda, la fidelidad canina es independiente de la raza a la que pertenezca.
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