El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar un terremoto de grado 9,0 en la escala de Ritcher en la zona del pacífico, bautizado como el Gran terremoto de Japón oriental. Este terremoto provocó un tsunami con olas de más de 40 metros que afectaron seriamente al país nipón.
Una de las zonas más afectadas, fue la prefectura de Fukushima, más concretamente la central nuclear Fukushima I, provocando el mayor accidente nuclear de la historia tras Chernóbil. Todo lo ocurrido aquel fatídico día y siguientes es de dominio público. Pero tras la calma, llegaron las labores de reparación y limpieza de los reactores afectados por el desastre. Una labor realizada por cientos de héroes anónimos, llena de secretismo por parte de las autoridades y empresas involucradas como Tepco.
Ichi Efu, el manga que reseñamos hoy publicado por Norma Editorial, es un documento inigualable sobre estos trabajos y el estado en el que quedó la conocida central nuclear, un testimonio anónimo interesantísimo de un trabajador que estuvo allí durante cerca de un año de manera intermitente. Kazuto Tatsuta, pseudónimo que ha utilizado el autor para mantener el anonimato, estuvo trabajando en labores de limpieza de escombros en la central de Fukushima, entre junio y diciembre de 2012, y posteriormente de nuevo en 2014.
Este manga fue publicado entre 2013 y 2015 en la revista Morning de Kodansha, tras ganar un concurso organizado por la editorial. Fue recopilado posteriormente en tres tomos, la misma edición que está publicando en España Norma Editorial. El manga fue un completo éxito, debido a la actualidad del tema que trataba y todo el oscurantismo que rodeaba las tareas de limpieza de Fukushima. Su primer volumen llegó a vender más de 200 mil copias en su primer mes a la venta.
Seinen documental
Dentro de manga existe todo tipo de géneros para cubrir un amplio abanico de públicos. A parte de los más populares como el shonen o el shojo, destinados a un público mayoritario adolescente, hay géneros como el seinen que abarcan temáticas mucho más diversas. Hay obras seinen de todo tipo, desde las más genéricas como el terror o la acción, hasta las dedicadas a tipologías muy concretas de público, como las amas de casa o los oficinistas.
Dentro de este amalgama de tipologías, géneros y targets, no es de extrañar que el manga “documental” tenga también su espacio. Dentro de este género encontramos mangas muy bien documentados que tratan temas de interés o de actualidad. En este grupo estaría el manga de Ichi Efu.
La obra está completamente documentada y bien informada. El autor a parte de narrar sus anécdotas como trabajador, añade esquemas, mapas y explicaciones a pie de página para trasladar al lector con toda clase de detalles el estado de la central y como se trabaja allí. Una información muy interesante debido a toda la rumorología y oscurantismo que rodea a estas tareas llevadas principalmente por Tepco.
No obstante, el autor para hacer la obra más amena y que no sea únicamente un documento lleno de datos técnicos y esquemas, dramatiza su día a día con “conversaciones de cuñaos” (como acertadamente se indica en la obra), anécdotas de todo tipo e historias de cómo fue su estancia en Iwata esos años.
El día a día de un héroe anónimo
El protagonista de la historia es el propio autor, Kazuto Tatsuya, como bien indica él mismo al principio un nombre inventado, para mantener su anonimato. Esto lo hizo por miedo a represalias de alguna empresa para las que trabajó, así como para mantener la esperanza de seguir trabajando en la central, como así ocurrió un año después de la publicación del primer tomo, en 2013.
La historia de Kazuto va dando saltos en el tiempo de manera un poco caótica. El manga se estructura en historias o anécdotas de sus vivencias, con un hilo conductor, en las que va metiendo todo tipo de información sobre la central, las tareas de limpieza que se están realizando, las condiciones en las que trabajan o el estado de la región (esto último incluye ciertas ilustraciones desoladoras, al tratar de imaginarnos la foto real que intenta transmitirnos el autor).
Todo esto provoca que en ocasiones, tengamos que tirar para atrás unas pocas páginas para situarnos en contexto de lo que nos está contando. Da la sensación de que el manga, está escrito como un cuaderno de campo en el que autor fue volcando sus ideas, según le ocurrían o se acordaba de ellas.
No obstante, una vez nos acostumbramos esta caótica narrativa, el manga es de una riqueza incalculable. Un documento único del día a día de estos héroes anónimos que luchan contra un enemigo invisible llamado “radiación nuclear”. Placeres mundanos, como rascarnos la nariz si nos pica, aquí cobran una importancia inusitada, cuando se trabaja con varias capas de protección y máscaras, cuatro horas seguidas bajo temperaturas que rondan los 30 grados con humedades cercanas al 99%.
Antes de lanzarse a la lectura de esta manga, uno puede llegar a pensar que la intención del autor, fuese la de colarse como trabajador para sacar a relucir los secretos de la empresa responsable de la central, pero nada más lejos de la realidad. El autor se confiesa como uno de tantos héroes que decidieron ir a ayudar a la zona, trabajando, porque además el sueldo no era nada desdeñable.
La idea de hacer un manga con sus vivencias vino después. Cuando se dio cuenta de la infinida de mentiras, oscurantismo y creencias erróneas que había fuera de aquel entorno. Se sintió en la necesidad de contar y dar a conocer su día a día, derribando muchos tabúes, como la poca seguridad que tenían los trabajadores destinados allí o que hubiera poco control sobre los niveles de la radiación a los que estaban expuestos.
Un dibujo detallado con un estilo caricaturesco
El dibujo de Kazuto Tatsuya está plagado de detalles y muy bien documentado. Las páginas de Ichi Efu incluyen todo tipo de diagramas, mapas y esquemas. Se detalla todo lo relacionado con la distribución de la central y sus edificios, los trabajos, la ropa que usan, las herramientas, etc. Todos esta información es de un valor incalculable y en este aspecto Tatsuya realiza un trabajo impecable.
Por otro lado, Tatsuya se revela con un autor con un estilo particular. Los personajes no suelen estar muy bien proporcionados, predominando en todos ellos un estilo un poco caricaturesco y humorístico, que recuerda vagamente al de Hideo Azuma (autor de Diario de una desaparición o La pequeña Polon). Un punto negativo en este aspecto es la poca variedad en los rostros, que nos obligará en más de una ocasión a repasar páginas anteriores para identificar a ciertos personajes secundarios de la trama.
Salvando este particular estilo de dibujar los personajes, el resto, tiene un nivel de detalle muy bueno, especialmente los fondos y paisajes de la central nuclear, zonas de trabajo o algunos lugares devastados por el terremoto y tsunami que asoló Japón aquel 11 de marzo de 2011.
La edición de Norma
La edición de Norma Editorial, es en un formato tomo tamaño B6 (13 x 18,2 cm), en encuadernación rústica con tabla blanda y sobrecubiertas de tacto rugoso, respetando las portadas de la edición japonesa, a un precio de 9,50€. Puede que el precio sea un poco elevado, pero según vemos en todas las editoriales, es un precio que empieza ser estándar en este tipo de obras.
La traducción de la obra corre a cargo de Jesús Espí, de Daruma. El trabajo de Jesús es impresionante no sólo por todo el trabajo de traducción de los diálogos y las cientos de anotaciones a pie de viñeta que abundan en esta obra, sino también por la documentación que ha debido realizar para hacer la obra totalmente comprensible para el lector, aun siendo un total profano de la energía nuclear. Además, como fan incondicional de las buenas adaptaciones, Jesús hace uso de ciertas expresiones y frases hechas en nuestro idioma, para hacer aún si cabe más cercanas ciertas situaciones, como la anécdota de las “conversaciones de cuñaos”.
La edición española será de tres tomos, como la japonesa, cuyo primer tomo se editó en 2013 y los dos siguientes entre finales de 2014 y 2015. A fecha de esta reseña se han publicado los dos primeros, a falta que aparezca el tercero en el último cuarto de 2016.
Conclusión
Cuando Norma Editorial anunció Ichi Efu en el Salón del Manga de Barcelona de 2015, muchos lo pasamos por alto. No llamaba la atención, aunque luego leyendo su sinopsis podía suscitar un poco de interés, por el tema que trataba. Ahora que llevo leído casi los dos primeros tomos, he de confesar que ha sido una obra que me ha sorprendido gratamente.
Este tipo de obras documentales que tratan un tema tan interesante y reciente como es el caso de este desastre nuclear de Fukushima, no abundan en nuestro mercado. Así que cuando llega una no deberíamos dejarla pasar de largo y al menos intentar acercarnos a ella con cierta curiosidad. En el caso de Ichi Efu, resulta ser un manga sólido, algo caótico en su narrativa, pero muy interesante y aleccionador.
Con un grafismo curioso, pero un nivel de detalle y documentación de primera mano por parte del autor, es un documento, valga la redundancia, único en su especie. Una obra que traspasa la barrera del entretenimiento. Una obra muy recomendable, de además tan sólo tres tomos.
Lo mejor:
- El tema que trata, muy interesante.
- La gran labor de documentación del autor
- La traducción de Jesús Espí de Daruma
Lo peor:
- Narrativa un poco caótica y desordenada
- Que pase desapercibido entre otros títulos más populares
Ichi Efu
Editorial: Norma Editorial
Formato: Rústica con sobrecubierta 13 x 18,2 cm
Tomos: 3 (Finalizada)
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