La demo dispone de dos opciones diferentes y sólo es escogible Seiya: en la primera nos dirigimos quitando de nuestro camino a todo masilla infame que se interponga en nuestro camino hasta el templo de Tauro. Y lo cierto es que los enemigos vienen por oleadas en grandes cantidades, habiendo sólo dos tipos de rivales que despacharemos con el repertorio esperable del caballero que dirijamos. Los distintos botones sirven para saltar, golpear de forma normal y lanzar «magias», dejándolos pulsados y combinándolos entre ellos, conseguimos diferentes resultados y combos, al igual que tenemos un repertorio propio cuando estamos en el aire.
Lo más extraño son las paredes invisibles de aire que nos impiden salir de un escenario hasta que derrotamos a cada enemigo. En ocasiones, el escenario es interactuable, pudiendo derrumbar una columna para provocar mayor cantidad de bajas. Aunque eso también pueden hacerlo los enemigos, pudiendo agarrar una de esas columnas y utilizarla para atacar. El control resulta muy sencillo e intuitivo, bastante similar a los Dinasty Warriors. El mayor hándicap es una cámara bastante caprichosa que tiende a colocarse en lugares bastante incómodos, haciendo difícil en ocasiones detectar y encarar los enemigos. De no ser porque Andrómeda o el Cisne están siempre dispuestos a comentarnos que ya nos hemos librado de todos, en ocasiones te puedes quedar un rato buscando enemigos que no existen.
La otra parte de la demo es la batalla contra el caballero de Tauro en sí. Las batallas son uno contra uno y exigen la aplicación de una estrategia determinada para derrotarlo. Eso sí, Marin acudirá a explicárnosla en cuanto nos encontremos con las primeras dificultades.
En este caso, Tauro sólo es vulnerable cuando no tiene los brazos cruzados y, en ese instante, hay que descargar todo el poderío de los meteoros para hacerle saltar por los aires y poder realizar un combo. La batalla, con un primer contacto, no es sencilla pero, la sensación que he tenido durante todo el juego es que no es un juego sencillo.
Es curioso que tanto el jueves en la Gamefest 2011, charlando con los presentes, como en los comentarios del blog surgiera la misma idea: es muy similar al juego de PlayStation 2. En cierta manera lo es aunque más espectacular y con el aliciente de las batallas que, de alguna manera, recuerdan un poco a las de la saga de videojuegos de Naruto.
El juego, de todas maneras, no es un portento gráfico de esta generación, resultando un poco limitado. Los fans de la saga lo disfrutarán, sin duda, pero los que no lo son tanto se encontrarán un juego entretenido con algunas carencias habituales del género.
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