Según los datos registrados por la Asociación Española de Amigos del Cómic, organizadora del evento, se superó el récord de las 30.000 visitas. Concretamente, se dieron cita 31.347 personas, 2.323 más que el año pasado, lo que ha sorprendido a los propios organizadores ya que se ha demostrado que ni la crisis, ni los exámenes, ni el 12M-15M pudieron con el deseo de los otakus a asistir al encuentro. El viernes el salón fue inaugurado por el embajador de Japón y resultó ser un día tranquilo pues la mayoría del público, cansado de las clases o el trabajo, decidió guardar sus fuerzas para los siguientes días. En efecto, las colas ya se notaron antes de la apertura de puertas el sábado: la serpentina de personas llegó a rozar incluso la Avenida de Portugal y el público necesitó esperar horas para poder entrar, lo cual se podría haber evitado adquiriendo las entradas online, aunque en ese caso el precio de 4€/día se incrementaba en 50 céntimos más en concepto de gastos de gestión. En cambio, el domingo la jornada fue más relajada: la cola fue inexistente respecto la del día anterior, lo cual se podía deber a una afluencia menor de gente, a que muchos compraron entrada para dos días o a que los cosplayers entraban gratis el último día
En los pasillos del recinto no tardamos en observar el público típico de este tipo de encuentros. Desde luego, no podían faltar los chavales vestidos de los personajes de Naruto, One Piece, Fairy Tail o Bleach, ni los repartidores de abrazos. No obstante, destaca la elaboración cada vez más cuidada de los atuendos, así como comentarios más ingeniosos de los abrazadores: “Por cada abrazo Chuck Norris mata a alguien” o “ Si odias a Justin Bieber igual que yo, ¡abrázame!”. Como curiosidad, había gente que no dudó en traer en brazos a su gato de carne y hueso para perfeccionar la vestimenta y, sin tratarse de cosplay en sentido estricto, también se dejaron ver hinchas vestidos de jugadores del Atlético de Madrid tras la conquista de la Europa League.
Un factor exógeno que dignifica aún más la labor de los cosplayers es el calor. En el Pabellón se pusieron en marcha los equipos de aire acondicionado que, sin embargo, no lograron refrescar el recinto hasta el domingo, probablemente por el alto número de personas congregadas, sobre todo en la parte cercana al escenario principal donde la existencia de grandes ventanas de cristal exacerbó el calor al generar efecto invernadero. En todo caso, dentro se estaba más a gusto que en el exterior -donde muchos salieron a comer- ya que al sol y al calor se le unía el aire inmóvil. Las temperaturas por encima de los 30 grados pusieron a prueba a muchos, sobre todo a aquellos que escogieron vestirse con armaduras elaboradas o pelo artificial, pero por lo visto los asistentes lo aguantaron con valentía. En cambio, el domingo se notó más frescor gracias a que los equipos de climatización ya refrescaron las instalaciones el día anterior y a la menor afluencia de visitantes.
Me pareció ver menos tiendas que en la edición anterior y el espacio entre ellos me resultó más amplio, lo que facilitó el tránsito. De todas formas, el sábado los clientes tenían que esperar su turno para comprar debido a que mucha gente se amontonó en los stands, al igual que en el recinto de videojuegos y los baños, donde se formaron largas colas a mediodía. El domingo era mucho más cómodo realizar compras y cerca de la hora del cierre se podía adquirir material a precios reducidos, por lo que resulta útil quedarse hasta las últimas horas del evento. Tampoco faltó una cafetería donde a parte de bocadillos y refrescos tradicionales se vendían productos típicos de Japón: ramen, dulces, cerveza nipona o sake. A los otakus hambrientos no les quedó otra que esperar minutos interminables en las colas y las posibilidades de encontrar un hueco en las mesas eran bastante escasas.
Por lo que respecta a las actuaciones en el escenario principal, el sábado hubo demostración de artes marciales, concierto de la idol española Ruki-chan, actuación del grupo Seiwa Taiko y concurso de karaoke. Ruki-chan no paró de entonar canciones con gran energía y el grupo Seiwa Taiko despertó un año más el interés del público mediante el uso de instrumentos musicales tradicionales, entre los cuales destacan los tambores gigantes. El concurso de karaoke contó con un elevado número de participantes que, junto al retraso en los horarios, obligó a reducir la duración de las actuaciones. Muchos concursantes se presentaron también al torneo de cosplay, que duró más de dos horas. Aun así el tiempo se pasó rápido gracias a actuaciones ingeniosas y humorísticas y la asistencia del público a este concurso batió récords. No obstante, querría resaltar que los efectos de sonido no me resultaron satisfactorios en absoluto: el sábado apenas se oía la música de fondo y el domingo resultó excesivamente alto de modo que tuve que taparme los oídos en más de una ocasión. También hubiera resultado útil colocar una pantalla en el escenario principal al estilo del Chibi Japan Weekend del pasado febrero. Otro punto débil de Expomanga a mi parecer fueron las exposiciones, consistentes en meras fotografías o láminas, por lo menos el año pasado estaban expuestas los disfraces originales de cosplayers.
A modo de conclusión, me ha resultado que el Expomanga es un evento ideal para quedar con los amigos que comparten la misma afición, poder vestir los disfraces preciados y echarse unas risas creando un ambiente alegre. No obstante, los organizadores podrían ofrecer más actividades culturales en vez de favorecer sólo la actividad comercial de las tiendas.
Enlaces:
Especial Expomanga 2012
Galería de Fotos Expomanga 2011
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