Hoy me apetece hablar de las manidas etiquetas y demografías dentro de manga y el anime, como se usan en Japón y como creo que se ha adaptado este uso aquí en España, provocando no pocas críticas desde los sectores más radicales del fandom.
Partamos de la base de que las etiquetas a las que me refiero son principalmente las que se usan en Japón para indicar la edad del público el objetivo y/o si es para chicas/chicos, es decir: shônen, seinen, josei o shôjo.
Salvo que algún experto me corrija, yo siempre he entendido que estas etiquetas se usan principalmente para etiquetar el público objetivo de las revistas donde se publica manga, a saber: Weekly Shonen Jump, Shonen Sunday, Ribbon, etc. Luego, cumplan o no con los preceptos que definen cada una de las etiquetas, las obras heredan directamente la etiqueta o demografía que tenga esa revista.
Como siempre generalizar nunca es justo al 100% y podemos encontrar infinidad de obras que llevan la etiqueta de shônen cuando podrían encajar mejor como un shôjo, un seinen que es un josei de manual o seinen que se publica como shônen. Hay multitud de ejemplos y casos que no voy a indicar aquí, ya que no es el momento y seguro que todos tenéis alguno en la cabeza. Quién no ha oído nunca la frase “… es un seinen aunque se publica en una revista seinen …”.
En España, mi impresión es que se han absorbido las etiquetas sin llevar a rajatabla las demografías a las que se refieren, adaptando el término a nuestra cultura usándola más bien con una finalidad más de clasificación y ordenación de un catálogo, que como una etiqueta demográfica única y exclusivamente.
Además al no existir aquí esas revistas que encorsetan esa obra a una demografía en concreto, podemos disponer de una libertad mayor a la hora de etiquetar una obra, adaptándonos a una realidad distinta a la japonesa en cuanto a géneros y demografías. Creo que en Europa, y concretamente en España, somos mucho más abiertos, transversales y permeables a todo tipo de géneros y temáticas. No considero erróneo etiquetar entonces como josei a una obra que por temática entre dentro de lo que entendemos como josei, aunque en Japón la editorial haya decidido incluirla en su revista, inicialmente, dirigida a público masculino adulto.
Podría dar por bueno entonces que el error está en haber adoptado los términos, sin seguir a rajatabla el uso que hacen de ellos en Japón. Pero es que entonces también estaríamos haciendo un mal uso de la palabra “manga”, “anime” u “otaku”. ¿O es que acaso en Japón no se considera a todo el cómic como manga? ¿Y toda animación como anime? E incluso, ya sabemos que el término otaku allí tiene una connotación distinta a la que se usa en occidente. Hagamos esa reflexión.
¿Cómo es entonces que surgieron hordas de fans radicales del anime criticando que Movistar tildara de anime la serie de El Rubius o en su día Glénat etiquetara como manga las obras de la línea Gaijin? ¿Cómo es esto posible si en ambos casos se seguía un proceso similar para su creación y tenían un aspecto final muy similar a cualquier manga y/o anime? ¿Si somos tan fieles a defender el uso que se hace en Japón de la etiqueta “josei”, por qué no lo somos con la etiqueta “anime”?
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