Dentro de pocos días los aficionados al manga y el anime tenemos una cita ineludible, se acerca la XXIII edición del Salón del Manga de Barcelona. Siendo uno de los eventos que más asistencia tiene de toda Europa, y además contando siempre con invitados de “primera división”, el salón no para de crecer ofreciendo experiencias inolvidables y encuentros que en otros tiempos sólo podrían calificarse de ciencia ficción.
Yoko Kamio (Tokio, 1966) es uno de esos grandes nombres que brilla por mérito propio en su país natal, y que gracias a su grandísimo talento ha sabido hacerse un hueco siendo una de las cabezas de serie de las publicaciones de manga japonesas. Su trabajo habla por sí sólo, pero para aquellos que no hayan tenido la oportunidad de acercarse a ella ofrecemos un pequeño resumen de su trabajo a lo largo de los años.
Mejor flores que chicos
Corría el año 2004 cuando Planeta sacó a la venta el primer volumen de la obra No me lo digas con flores, un tomo estándar, de papel regulero y dibujo mejorable que, no obstante, venía de cosechar un gran éxito en Japón.
Y es que tenía algo. Empezando por su protagonista, una chica de armas tomar, tan diferente a las féminas de shojo que nos habían vendido hasta la fecha. Makino Tsukushi decía lo que pensaba, se metía en peleas si era necesario y plantaba carta a los abusones sin importarle las consecuencias. Más que una protagonista parecía una inspiración, una superheroína con problemas reales.
Sería absurdo decir que con Hana yori Dango se reinventó un género, no lo hizo. La historia de la chica pobre sumergida en una relación de amor-odio con un déspota chico rico se nos ha contado antes, muchas veces y de muchas maneras. Y sin embargo, no deja de ser atrayente. Kamio supo vendernos lo mismo de siempre pero con embalaje nuevo, levantando suspiros adolescentes (y no tanto) en una obra de idas y venidas, de vaivenes amorosos hasta el hartazgo y de una protagonista cabezota hasta la inverosimilitud.
Y así fue como nos conquistó. La bestia magnífica, el lobo convertido en cachorrito y la chica que supo domarlo a base de orgullo, fue la carta de presentación de una autora novel, que con tan sólo dos mangas previos (Ano hi ni aitai y Merii-san no hitsuji) alcanzó el éxito y la fama mundial.
Desde 1992 a 2004, Yoko Kamio dedicó 12 años a la creación de su buque insignia y más aclamado trabajo hasta el momento. Hana yori Dango tuvo anime, doramas (Taiwán, Corea, Japón, China…), películas de animación y de imagen real, CD-dramas y merchandising para aburrir. No hubo un sólo país en toda Asia cuyas televisiones no adaptaran la historia con éxito de audiencia, ni persona que no la conociera. La locura hasta llegó a alcanzar a la televisión norteamericana (Boys Before Friends 2013) con una serie de dudosa calidad que fue cancelada más pronto que tarde.
Pero con este estreno y aunque apabullada por su propio éxito, Yoko Kamio no dejó de crear.
Adolescentes perdidos
En 2005 vuelve con un nuevo manga, Cats Street, en el que la historia de Keito Aoyama, una chica de 16 años que vive a la sombra de quién fue, una famosa actriz juvenil, ahora transformada en un juguete roto, dio un giro de tuerca a su estilo.
De la acción y el humor a raudales pasamos a una autora que da mucha más importancia a los espacios, a los silencios y las miradas. Keito es un personaje entrañable aunque lleno de inseguridades, que con la ayuda de nuevos amigos se abre de nuevo al mundo y se reinventa. Un manga lleno de intensidad y que sirve para afianzar a la autora como una de las grandes creadoras de shojo actuales.
Lucha libre y… ¿amor?
Será por eso que, quizás harta de ser encasillada en ese género en 2007 se lanzó con Matsuri Special, un manga de cuatro volúmenes que se publicó de forma íntegra en una revista de temática shônen, la Jump SQ. Kamio ya había comentado su afición por la lucha libre en alguno de los free-talk en Hana Yori Dango, y quiso hacer de ello el eje central de su nueva historia.
Matsuri no es como las demás chicas, aunque le gustaría serlo. Después de clases siempre está ocupada, y ya no sabe qué excusa inventar para no ir de tiendas o al karaoke. Y es que cuando llega a casa cambia su uniforme por una máscara y se transforma en la sensación de sus fans.“Princess Honey” es una luchadora de lucha libre que siempre pierde, pero aún así todos la adoran. Siente una enorme vergüenza por su pequeño secretito, aunque poco a poco Matsuri comenzará a entender lo importante que es la lucha libre en su vida y que no debe avergonzarse por hacer aquello que le gusta.
De nuevo la autora parece querer reinventarse pasando a dibujar muchísimas escenas de acción y, de paso, dándonos unas cuantas lecciones de lucha libre.
Y vuelta a los líos amorosos
Sin descanso, después de Matsuri Special Kamio comienza Tiger and Wolf (Toora to Ookami), de regreso al género shojo con una historia de 6 volúmenes en la que esta vez la protagonista es Mii, una estudiante de secundaria huérfana que lleva el restaurante familiar de corte tradicional junto a su abuela. Además, Mii está obsesionada con el BL, y todos sus sueños se ven cumplidos el día que, en medio de una tormenta en su restaurante aparecen Toora y Ookami, dos chicos guapísimos y con una relación un tanto especial. Toora es dulce y amable, y le encanta la comida que hace Mii, sin embargo Ookami se niega a comer nada. Es aquí cuando la imaginación de la adolescente empieza a girar y girar y, sin quererlo, se ve en medio de una espiral amorosa de la que le resultará imposible escapar.
Este fue su regreso a la Bessatsu Margaret de Shueisha, en la que parece encontrar su lugar.
En el año 2013, y tras terminar su anterior obra, comenzó Ibara no Kanmuri, un manga de corte paranormal. Nobara es una adolescente con un don especial para ver aquello que otros no pueden. La historia arranca cuando ante ella se presenta un chico rubio que solo ella ve. Con dos volúmenes es su historia más corta hasta el momento (sin contar las autoconclusivas y los capítulos especiales del resto de sus obras).
Regresan las flores
Y es que se ve que estaba cogiendo carrerilla, pues en 2015 empieza, o “continúa”, según como se mire, Hana nochi Hare, un manga que tiene lugar unos años después de la conclusión de Hana yori Dango y cuya historia se vuelve a desarrollar en la academia Eitoku.
Vuelve a su historia más famosa por todo lo alto, tocándola muy de cerca y al mismo tiempo no haciéndolo. La historia tiene como protagonista a Oto Edogawa, la hija de un rico empresario que se encuentra en la más absoluta ruina. Oto solo pretende pasar los años que le quedan en Eitoku en la más absoluta clandestinidad pues, después de la graduación de los F4, un nuevo grupo de niños ricos, los Correct 5, han tomado el control de la escuela. Siguiendo la estela del reino de terror instaurado por Tsukasa Doumyoji, Haruto Kaguragi dirige con puño de hierro una “caza de plebeyos”, hasta que en un desafortunado incidente descubre a Oto en su trabajo en un combini. Lo malo es que ella también descubre su secreto…
Siguiendo la estela de su predecesora, Hana nochi hare vuelve a contarnos la historia que Kamio se sabe tan bien. Chica pobre se encuentra con niño rico y surge una complicada historia de amor. Con sus interesantes variaciones y sin pretender contar exactamente lo mismo, aunque con su más evidente marco de referencia. Este es el trabajo en el que se encuentra actualmente sumergida la autora, y ya es su obra más larga hasta la fecha desde la finalización de Hana yori Dango.
A los acérrimos de su manga por excelencia les gustará encontrar cameos, personajes comunes e incluso lugares y flashbacks a lugares conocidos. Tsukasa es una constante presencia gracias a la gran admiración que le profesa su “doble” en esta historia. Sólo nos falta por ver a Makino hacer su aparición estelar.
Una mangaka en constante evolución
Yoko Kamio ha evolucionado mucho desde las primeras páginas de Hana yori Dango, no por nada han pasado 25 años desde entonces. Su estilo ha madurado desde lo más común en los 90, un dibujo “sucio” y primario, lleno de gags y emborronado por tramas, donde primaba la acción y se daba mucho mayor peso a personajes secundarios y a historias paralelas.
Ahora sus dibujos son limpios y las tramas han dejado de irse por las ramas. Se nota una madurez mental y de planificación que solo son posibles gracias a su gran bagaje con las viñetas y a que jamás ha dejado de trabajar. Sus personajes, parecen detenerse más en sus miradas, en sus poses y en la expresión no verbal. No abusa de las tramas y normalmente no usa más de 5 viñetas por página, dando incluso mayor importancia a las splash page. Ha ganado en intensidad emocional invirtiendo en técnica de una forma magistral, ganándose la corona de una de las reinas de shojô actuales, y esperemos que por muchos años.
Yoko Kamio nos hará el gigantesco honor de visitar el XXIII Salón del Manga de Barcelona, toda una oportunidad de agradecerle su magnífico trabajo y todas las horas de entretenimiento brindadas por su creatividad. No será su primera visita a España, ya que es una confesa viajera y experta en Europa, pero sí su primera vez en contacto con los fans occidentales. Así que, ¡démosle una calurosa bienvenida!
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