Cuando trató de establecer su propia editorial
Sato ya había pensado hace 3 años en la creación de una editorial, cuando las negociaciones sobre el aumento de su sueldo por derechos de autor no iban bien con el editor.
Cuando un manga se convierte en un tankoubon y llega a manos del lector, la mayoría de las veces el tomo tendrá que pasar por 3 comerciantes distintos: editor, distribuidor y librería.
Incluso si alguien crea una editorial y publica sus propios libros, si no puede mantener ninguna relación comercial con los distribuidores, no podrá hacerlos llegar a las librerías.
El papel del distribuidor es anotar los pedidos de las librerías de todo el país y enviarles los libros solicitados.
Con el fin de comenzar las relaciones comerciales con un distribuidor, es preciso obtener primero el ISBN (International Standard Book Number / número estándar internacional de libro) de la Agencia Japonesa del ISBN. Entonces, se necesitaría establecer un contrato de compraventa con el distribuidor elegido. Sin embargo, es complicado cumplir los requisitos de un contrato de compraventa, por lo que la mayoría de los recién llegados se quedarán fuera, siendo incapaces de cumplirlos.
Sato comenta que Japón está en la era dónde el mundo editorial sufre de una constante recesión. Muchas editoriales que mantienen relaciones con los distribuidores están teniendo problemas financieros, y muchas otras están temporalmente inactivas. Sato tuvo en cuenta la opción de comprar alguna de estas empresas.
No obstante, si finalmente se hiciese con alguna de las empresas que permanecen inactivas para establecer una editorial, debería publicar libros con regularidad.
Dependiendo del número de títulos que se publiquen y del número de libros impresos en cada tirada mensual, el precio por libro puede variar bastante cuando se tienen relaciones comerciales con el distribuidor; y si se publican muy pocos títulos los distribuidores ni si quiera se molestarían en mantener relación comercial alguna con la editorial.
No importa cuánto empeño le ponga Sato, probablemente 4 títulos en un año sería lo máximo que podría llegar a hacer.
Por lo tanto, ¿sería posible contar con un departamento editorial y publicar mensualmente de 10 a 20 libros que diesen ventas fructíferas? Es imposible hacer todo eso siendo una sola persona ¿Sería Sato capaz de lograr que otros trabajaran para él? Si hipotéticamente se empeñase en ello y lo lograra, no tendría tiempo para poder dibujar manga.
Tras meditar todo esto, la idea de establecer una editorial se derrumbó rápidamente.
Desde hace unos tres años, el mercado de la distribución del manga a través de los teléfonos móviles comenzó a crecer rápidamente.
Sato explica que, cuando antes se viajaba en tren o en metro, uno podía encontrarse a bastante gente leyendo su revista dedicada al manga. Hoy en día la situación ha cambiado mucho, ya que cada vez es más frecuente ver cómo los pasajeros ahora prestan más atención a sus teléfonos móviles. El manga digital o e-manga puede comprase y leerse a través del teléfono móvil.
Las compañías que se ocupan de la distribución de contenido para teléfonos móviles han estado tratando de conseguir con insistencia nuevo material, por lo que no han sido pocas las que han solicitado a Sato su permiso para distribuir sus obras a través del teléfono móvil.
Durante la época en la que el manga de Say Hello to Blackjack acababa de finalizar el arco argumental enfocado a la psiquiatría, la continuación de la obra se encontraba en hiato debido a que las negociaciones entre Sato y el departamento editorial se habían roto. Una compañía aprovechó el momento para preguntar al artista si estaría dispuesto a reeditar la obra en formato digital para teléfonos móviles.
La compañía tenía una propuesta difícil de rechazar, ofreciendo un pago por página de más del doble de lo que cobraría por publicar las mismas páginas en una revista. Incluso le comentaron que, si alguna serie era publicada en formato tankoubon, recibiría un 15% por derechos de autor.
Pero Sato no se sentía muy atraído por aquella oferta.
El motivo de la inseguridad del mangaka se debía a su idea de que el manga ha de ser impreso y leído en papel, y que no sería muy cómodo leer manga en los teléfonos móviles o algún otro medio digital.
Al mismo tiempo están las librerías que venden libros de segunda mano, que gestionan la compraventa de libros usados de nuevos títulos que se publican en el país nipón; y los manga café, que ofrecen la lectura gratuita de decenas de miles de mangas. Estas empresas están contribuyendo a la caída de las ventas de tankoubons.
En teoría, la suma de todas las cadenas de librerías de segunda mano y los manga café han provocado que la venta de tankoubons haya caído más de un 30%.
Incluso cualquier mangaka alude a estas empresas acusándolas de chupópteros que se llevan el éxito de otros, pero seguramente nunca desaparezcan ya que no cometen ningún acto ilegal.
Al ofrecer estas empresas el mismo material a un precio menor y un estado de conservación excelente, es natural que los consumidores de libros y aficionados al manga afluyan hacia lo que es más barato y conveniente para ellos.
Publicar las obras de uno mismo no es un buen camino, Sato no puede fundar una editorial. Las revistas no durarán mucho más tiempo, a Sato no le convence que otros publiquen sus mangas a través del teléfono móvil y las ventas de tankoubons se ven drásticamente reducidas por las librerías de segunda mano y los manga café.
Es como estar dentro de un barco que se va a pique.
(Continuará…)
- Cuarta parte del especial, aquí
Fuente: SatoShuho vía Canned Dogs
Facebook
Twitter
Pinterest
Instagram
YouTube
RSS