Si una imagen vale más que mil palabras, ¿cuánto vale un silencio? ¿Y un segundo acompañado? ¿Un recuerdo casi olvidado tendría el mismo valor que una declaración de amor por todo lo alto? El galán y el príncipe invisible pone en duda el poder de las palabras, pone a prueba la narrativa de una mirada y de levantarse en una habitación sin recordar nada.
La destreza con la que Hideyoshico habla, sin mediar palabra, con el lector es sobrecogedora. Su segunda obra en España y la primera editada por Milky Way Ediciones, entra pisando fuerte, como una compra más que necesaria para cualquier amante, ya no solo del BL, sino del manga romántico en general. Es una obra que abraza el alma. Es bonita por antonomasia.
El valor del silencio
Kentaro es un universitario normal y corriente. Su vida no es nada del otro mundo, se levanta por las mañanas, va a clase y vuelve. Nada más. El estudiante se enfoca en una rutina tan monótona que se acaba fundiendo con ella, deja de ser persona para ser un ser insípido, casi invisible. Nunca se ha enamorado, ni está realmente interesado en ello.
Pero todo cambia después de que una pelota le golpease. Por el impacto cae al suelo. A su mente llega un recuerdo de cuando era pequeño y, al abrir los ojos, se encuentra en la habitación de un chico completamente diferente a él. No recuerda cómo ha podido pasar, solo sabe que, mientras él duerme, la novia del chico con el que está se apodera de su cuerpo. Ella murió en un accidente de tráfico y ahora su alma posee su cuerpo cuando él duerme para poder ver a su novio.
Quizás pueda parecer una trama que da pie a que sucedan escenas subidas de tono y si es eso lo que buscas con este manga, mejor que dejes de leerlo. Si algo refleja bien esta historia es la calma. Calma para contar su historia, calma para escuchar sin necesidad de hablar y calma para vivir sin ser uno mismo quien lo viva.
Una de las cosas que más llaman la atención al lector cuando tiene esta obra entre sus manos son los diálogos. O la falta de ellos. Hideyoshico es capaz de narrar la historia a base de expresiones, movimientos lentos y la dosis justa de texto para que todo tenga sentido. Hasta el final de la historia no se sabrá el nombre de los personajes más allá del de Kentaro, porque él mismo no sabe que está sucediendo.
De repente se despierta un día sin saber dónde está, con un chico del que solo sabe que va a la misma universidad y con el sabor en el runrún en la oreja de una conversación que ha tenido en un sueño que al abrir los ojos no sabe ubicar. Su vida monótona y aburrida cambia por completo, desde salir a la calle con otra persona por primera vez como el relacionarse con la chica muerta en sueños. Está perdido y uno, como lector, también lo siente así.
No es simplemente perderse sin sentido, porque en todo momento la historia sabe perfectamente por dónde guiarte, sigue un rumbo confuso, sí, pero organizado. Quiere que te preguntes qué está pasando, que no dejes de estar atento a cada palabra que sale con cuentagotas de la boca de los personajes, que analices al milímetro cada pensamiento de Kentaro y que mires con la curiosidad de un niño cada hecho que les rodea. Es mucho más difícil serpentear por una historia que seguir un camino recto, y teniendo en cuenta la maestría con la que se narra, no se puede negar la calidad literaria de la obra. Como un buen manga debe tener, la narración y el dibujo se funden en uno, van de la mano, y se la toman al lector para que todo fluya.
Vivir entre sueños
La trama juega a dos tiempos. Por un lado, encontramos lo que representaría a la vida en sueños, y por otro, la vida real. Los dos mundos, aunque compatibles, son completamente diferentes entre ellos. En el onírico, se muestra más calmado, incluso más a gusto. En ese mundo son solo él y la chica jugando, charlando o simplemente existiendo. Es un ambiente perfecto para una personalidad como la del protagonista. No conoce a la joven, aunque le es familiar, pero no hace falta tampoco conocerla. Es una chica mona (como el propio Kentaro define) tranquila y alegre, perfecta para él.
Sin embargo, en el mundo real, la cosa cambia. Kentaro se siente fuera de lugar. A diferencia de con la muchacha, el chico le genera cierto respeto. No sabe cómo interactuar con él, y su único punto de unión es la joven. Para Kentaro, el otro chaval es todo un reto a su personalidad. Es una persona que apenas habla, con un talante seco, que no frío, al que le cuesta acercarse. Kentaro le percibe con un aire intimidante que, aunque no lo sea realmente, el hecho de que sea un desaborío no le ayuda.
Los dos escenarios en los que el protagonista se mueve le permiten evolucionar como persona. No es un desarrollo especialmente agigantado, ya sea por la velocidad de este ni por su intensidad. Es el hecho de salir de su casa, de relacionarse con el resto del mundo, y de salir de su zona de confort. Al principio es de manera obligada por la situación, una que tiene cara de mujer, pero poco a poco esto va cambiando. Kentaro por motu propio elige estar con ambos.
Galán a fuego lento
Kentaro, desde el accidente, se pasa los días al lado de zagal, y por consiguiente, al lado de una manera u otra de su difunta novia. Entre ellos se crea una especie de triángulo, que, si bien no sería tan cercano a uno amoroso, sí que podría explicarse como una relación de “amistad diferente”.
Es ese tipo de amistad en el que no hace falta conocer a la perfección al otro, en la que solo necesitas estar a su lado. La relación entre los dos hombres se basa en ello, en estar juntos. Sin intentar sonar repetitiva y evitando entrar mucho en spoilers, el simple hecho de que no se desvelen los nombres de la pareja de novios hasta el final de la obra es lo más representativo.
Este manga no es la típica obra de amor. No hay un hecho que marque el amor, una declaración a viva voz ni la escena más sensual que uno se pueda llegar a imaginar. No, esto es un amor a fuego lento, a miradas, a tardes estando sin estar y a despertar arropado con una manta. Son las pequeñas acciones las que marcan el amor en El galán y El príncipe invisible.
Una imagen vale más que mil palabras
El dibujo de Hideyoshico es fácilmente reconocible. Su estilo cercano al de un boceto hace que las expresiones sean más puras y directas. Ahí donde las palabras no son necesarias, lo son páginas enteras de solo dibujo, detalles que de otra manera serían imperceptibles. Esta fue la primera obra publicada de la autora, y con más de diez años de antigüedad (fue publicada en el 2010) ya demuestra la maestría de esta. Su arte no es muy detallado por ese deje de boceto, pero aún así sabe atraer a la vista y evocar los sentimientos necesarios en cada momento.
En el dibujo también se basan el cambio de escenarios, del mundo real al de los sueños. Ya no solo por el cambio de personajes que aparecen en escena, sino por el uso del negro para diferenciar, las flores que adornan los fondos o los cambios en la manifestación de los pensamientos de Kentaro. En especial el elemento de la vegetación puede parecer un detalle sin importancia, pero le sirve a la autora para poder unificar los universos en los que transcurre la historia de manera que pasa sin que el lector sea consciente de ello, al menos no con la primera lectura.
Nacida un 23 de junio y tipo A
El galán y el príncipe invisible no es la primera obra de la autora en nuestro país, aunque sí la primera editada por Milkyway, como ya se comentó anteriormente. En 2019 su obra, El caballero y el sádico, se publicó en la editorial Nowevolution. Aunque esta obra se publicó originalmente en Japón tres años después que la que hoy estamos analizando.
Apenas se tiene información sobre la autora, ni su nombre real, imagen o edad. Aunque en todas sus obras explica que nació un 23 de junio, lo que significa que es cáncer y que su sangre es tipo A. Así que, dejándonos llevar por las creencias de la cultura japonesa, por lo segundo, podemos entender que es una persona muy perfeccionista, que trabaja bien en equipo pero que suele sufrir de ansiedad.
Por otra parte, al ser cáncer, también podemos pensar que Hideyoshico es una persona emocional, que vive dominada por los sentimientos y la sensualidad. En definitiva, una persona tímida, ambiciosa y dulce. Uno al leer esto puede pensar que es una tontería, pero, habiendo leído sus obras, sí, es bastante posible que así sea la autora. Todas sus creaciones tienen como hilo conductor ese aire nostálgico, lleno de sentimentalismo, cargado de momentos emotivos sin la necesidad de hablar, pero con una perfecta comunicación.
Hideyoshiko empezó a publicar sus obras, de manera profesional, en 2010 con El galán y el príncipe invisible que se publicó en Japón por Ichijinsha. Aunque su verdadero debut fue gracias a que había publicado varios djs de temática BL de Ataque a los titanes. Además, había participado en diferentes recopilaciones junto con otros autores, también de temática BL. No obstante, también cuenta con otras obras como Hideyoshico Gekijou, publicado en 2014, o dos joseis, Hyakunen demo Tarinai. publicado ese mismo año, o Asatte no Kawazanyou, su obra más reciente, en la que cuenta la vida de una mujer treintañera.
Una edición como podría esperarse
Como viene a ser habitual en las ediciones anteriores de Milky Way, la portada es prácticamente igual a la original japonesa. El tomo ha llegado a España en un formato de rústica con sobrecubierta, de 18,2 x 13 cm. Además, a modo de primera página se encuentra una ilustración a color de la obra. La obra cuesta 8,5€ y se encuentra tanto en la página web de la editorial como en tiendas.
Lo que oculta la mirada
Esta obra es bonita, pero bonita en el sentido de “vengo a abrazarte el alma”, bonita de la manera más tierna posible. Este manga es el perfecto para cuando no crees en el amor, cuando ya estás que no puedes más. Te recomiendo que lo leas una noche después de un día de mierda, que llegues a tu casa de la universidad, (y sí digo universidad porque los protagonistas son universitarios, y una servidora también), te hagas un café con leche, ni muy frío, ni muy caliente, te sientes en la cama y te relajes. Que cojas el libro con el cuerpo cansado y el corazón abatido, abras la primera página, sin esperar una obra que te vaya a cambiar la vida, pero sí el ánimo.
Es el manga perfecto para los que no conocen el BL o para los que necesitan desintoxicarse de las historias intensas que pueblan el mercado español. Es una obra de depuración en su máximo esplendor. No va a ser tu manga favorito, pero sí uno que te apetece leer de vez en cuando, y que cada vez que lo hagas, vas a sentir ese calorcito en el corazón que solo las historias más puras son capaces de conseguir.
Lo mejor
- Es una historia corta y que merece mucho la pena leer.
- La relación entre los tres protagonistas es muy agradable.
- Es un manga perfecto para entrar en el mundo del BL.
Lo peor
- Al ser un tomo único no se sabe nada sobre el futuro de la relación entre ambos. Me hubiera gustado conocer un poco más sobre su día a día como pareja.
El galán y el príncipe invisible
Editorial: Milky Way Ediciones
Formato: Rústica de tapa blanda y con sobrecubierta 13 x 18 cms.
Tomos: 1 (Finalizada)
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