Domingo 5 de diciembre, once de la mañana. La redacción de Ramen Para Dos se personaliza en el X Festival de Cultura Asiática y Ocio Digital de Sevilla. Nuevamente, tenemos las condiciones climáticas en contra. En esta ocasión, es porque el grajo vuela a ras del suelo.
Lo primero que percibimos cuando llegamos al festival es el aumento de la cantidad de asistentes. La normativa ha cambiado con respecto a la edición de verano, ampliando el aforo para alegría y disfrute de los visitantes. La cola para acceder es una buena señal: va a haber ambiente. Tras unos minutos, atravesamos la entrada, nos conseguimos las acreditaciones y comenzamos la cobertura.
A diferencia que en la Summer Edition, no tenemos tiempo para asistir a todo lo que nos gustaría. Hay charlas que transcurren a la par que otros acontecimientos y, dado el escaso personal, tenemos que contentarnos con compartir con vosotros los primeros compases de cada evento. La organización ha procurado cebar el horario, consiguiendo ofrecer entretenimiento para toda clase de público.
Por ejemplo, aquellos interesados en comprender los entresijos de la cultura asiática podían asistir a las diferentes conferencias impartidas por AGEPEA, una asociación compuesta por graduados, especialistas y profesionales sobre la materia. No faltaron divulgadores de la talla deMangas y otras Viñetas, que efectuaron una necesaria charla sobre la representación de las enfermedades mentales en el manga y el anime, o la influencer Armand, que se subió al escenario para explicarnos el origen y desarrollo de la moda lolita. El youtuber y divulgador Kalathras también hizo acto de presencia, aunque como autor para promocionar y firmar ejemplares de su nueva obra Spacedrum.
También había a disposición de los asistentes un sinfín de actividades recreativas: talleres, concursos, juegos de mesa, secciones de máquinas arcade y realidad virtual, carpas para soft combat y un largo etcétera. Best Way Group, la empresa detrás de Mangafest, era plenamente consciente de la densidad de concurrentes y ha venido preparada en cuanto a propuestas se refiere. Ojalá hubiera puesto la misma atención al factor humano. Las estrictas normas sanitarias que figuraban en la entrada quedan en una nebulosa cuando no hay trabajadores que velen por la distancia de seguridad en colas y actividades. Digo trabajadores y no voluntarios, que fueron los más sacrificados durante estos tres días. Trabajando incesantemente durante más de doce horas a cambio de poco más que un bocadillo. Una carta recurrente en las jugadas de la compañía que se sostiene sobre un vacío legal para abaratar costes. Pero bueno, ¿qué más puedo añadir? Es un secreto a voces desde aquella agria edición de 2014, donde el personal no estuvo capacitado (evidentemente) para impedir una avalancha compuesta por más de 2000 personas.
En fin, esto es una crónica, no un artículo reivindicativo, así que volvamos al asunto que nos ocupa. Por si no ha quedado claro por sus ventas y diversas noticias que hemos ido publicando, Tokyo Revengers ha arrasado. Lo hemos podido comprobar de primera mano en el stand de Norma Editorial, que, tras agotar su stock diariamente, se aprovisionaba para volver a vender hasta la última copia. Además, en un tweet que publicamos durante el evento escribíamos lo siguiente: “No sabemos si la Toman conseguirá hacerse con el control de Japón, pero por el momento ya ha conquistado el Mangafest”. Pues bien, era prácticamente literal. Allá donde posases la mirada había cosplayers, merchandising, fanáticos yendo de aquí para allá con camisetas o cargando a sus espaldas una mochila negra con la famosa sauvástica. El entusiasmo y amor que profesa su fanbase es un acontecimiento cuasi inédito en la cultura pop.
No sólo encontramos a pandilleros, también nos topamos con entusiastas de Jojo’s Bizarre Adventure: Stone Ocean que se transformaban en Jolyne para celebrar su llegada a la plataforma de Netflix, o con la inagotable plantilla de Haikyū!!, que continúa demostrando cuál es el spokon de referencia.
La música también tuvo una importancia capital durante el certamen. La artista Elesky nos deleitó con conciertos durante dos días consecutivos. Sus partituras, humor y habilidad al piano nos revitalizaron tras horas de constante ajetreo. El público se conmovía y aplaudía eufórico gracias a una excelente interpretación de conocidos openings y bandas sonoras que lograron inundar la estancia con deliciosa nostalgia. No sólo eso, también pudimos asistir al debut del grupo idol Doki Para, que consiguieron sobreponerse a los nervios y ofrecer un espectáculo a la altura de su desmedido entusiasmo.
Respecto a los stands, tenemos que alabar la variedad y competencia que ofrecieron. Los puestos artesanales lograban ponerse a la altura, sin muchas dificultades, a las ofertas más corporativas; demostrando que los productos nacidos de ingenio, el cariño y el mimo pueden equipararse, e incluso superar, a aquellos nacidos de la manufacturación. En comparación a la Summer Edition, fueron distribuidos por los pabellones adecuadamente, ubicándose según los productos que tenían a la venta.
Pasemos a los stands pertenecientes a particulares. Aunque las figuras expuestas volvían a dejar clara su procedencia, al menos procuraron carteles informativos que explicitaban su naturaleza. Es decir, avisaban de que estabas comprando una imitación. Un acto que, deducimos que deriva de problemas acaecidos en eventos previos, tenemos que aplaudir por su sinceridad. Mención especial para Gunpla Loompa, una tienda de modelismo y maquetas alicantina que hizo el agosto, septiembre y prácticamente todos los meses del año en el salón, convirtiéndose rápidamente en uno de los establecimientos favoritos entre los visitantes.
Por último, nos referiremos al catálogo de restauración. Obviando los precios desorbitados, confirmamos que la calidad y diversidad entre los alimentos era notable. Así como el verano pasado recriminamos una falta de propuestas que derivaron en extensas colas, en esta ocasión no podemos sino aplaudir y felicitar. Eso sí, a la hora de almorzar continuaban colapsándose los pasillos por las aglomeraciones, imaginamos que tampoco había muchas alternativas a causa de la liberación del aforo.
Y…ya estaría, ese sería el balance total de la cobertura. Antes de cerrar me gustaría agradecer a los responsables de los puestos y cosplayers, por su amabilidad e ilusión a la hora de colaborar haciendo fotografías o vídeos.
Durante estos días, asistí con un colega ajeno a este mundillo que dijo lo siguiente: “Es distinto, desde luego. Pero lo que realmente lo hace especial son las personas. Toda la gente con cosplays y organizando actividades para divertirse y que otros se diviertan. Eso es lo que lo hace único”. Han pasado años desde que las empresas arrebataron a las asociaciones los salones del manga sevillanos, pero su pasión por la cultura japonesa continúa notándose en cada evento al que asisten. Gracias por hacer de estos eventos algo tan especial, llegando a entretener incluso a aquellos completamente foráneos. Por muchos años más, compañeros.
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