Ramen Para Dos llega a todos los lugares de España. Esta vez la carretera nos lleva a Cádiz con motivo del Festival Manga de Cádiz, un evento que cuenta ya con cierta solera y que, desde hace un año, se celebra en el Castillo de San Sebastián. La Asociación AC Milenaria, una asociación cultural gaditana dedicada al ocio alternativo desde hace 10 años, fue la organizadora del evento.
Según llegamos a la zona del evento, vimos una enorme fila de gente esperando entrar. Pero la espera se hacía amena con la playa de fondo y, claro está, con el incentivo de que el evento es totalmente gratuito, algo impensable hoy en día (suponemos que la Concejalía de Juventud de Cádiz tiene algo que ver). Un pasillo nos llevó desde la conocida playa de “La Caleta” al evento en cuestión, un paseo de unos 10 minutos a través del Océano Atlántico donde ya empezamos a ver a lo lejos el Tori que preside la entrada al festival.
Cinco zonas perfectamente delimitadas se reparten el castillo. Las tiendas y talleres se situaban dentro de él en una zona cubierta, mientras que la restauración estaba repartida en dos zonas: las cocinas protegidas dentro y la atención al público fuera. También se instaló una gran carpa con sillas y mesas para que la gente pudiera comer a gusto, algo a tener en cuenta cuando la temperatura llega a 40 grados y la humedad en el aire es considerable. El resto del espacio lo ocuparon la zona cultural y lúdica en el exterior protegida con carpas y un enorme escenario al aire libre.
Actividades de todo tipo llenaron los pasillos y espacios donde cualquiera podía aprender a dibujar, jugar a rol, GO, etc. Durante los tres días se organizaron talleres continuos de Kimono, Body Paint, Marcapáginas, Katanas Soft-Combat, Marionetas Tsum-Tsum y un largo etcétera. Aquí es donde nos damos cuenta de que este evento está organizado por gente que verdaderamente disfruta del mundo del manga, el anime y la cultura nipona, algo que el visitante notaba nada más entrar. Si alguna persona quiere pasar el día aprendiendo y entretenido, puede hacerlo aquí, especialmente en las zonas preparadas para ello, bien delimitadas e iluminadas, como debe ser.
A su vez, las presentaciones y conferencias también estuvieron presentes en una pequeña zona al final del castillo. Es una pena que la zona destinada a estas haya sido tan pequeña. Quizás la organización tiene que pensar que este aspecto es parte fundamental para que en un futuro se convierta en un Salón del Manga. Tiene que haber presentaciones, firmas y demás, todo ello en un espacio adecuado.
Todos los artistas y las pequeñas ventas particulares estaban localizadas en el salón más amplio del Castillo, aunque este es uno de los puntos donde flaqueó el evento. Demasiados stands en poco espacio, lo que llevó a aglutinaciones de gente en el reducido espacio de tránsito, y unido al calor de la zona,provocaba al público asistente a estar poco tiempo viendo los trabajos del “callejón del artista”.
El cosplay, una de las espinas dorsales de los salones, tuvo su pequeña representación en el Festival. Este año se invitó a Elle Cosplay, Larita Geek, Alisyuon Cosplayer, Piratacristina y Afang Kisaragi. Todas ellas participaron en varias conferencias, además de formar parte del jurado del concurso de cosplay. Este resultó ser un concurso de bajo nivel, pero apropiado si tenemos en cuenta las dimensiones del Festival y que el evento está empezando a despegar en un mundillo muy difícil.
Como curiosidad, destacamos las bodas y bautizos frikis, donde cualquiera podía casarse o bautizarse de una manera muy original. La zona estaba habilitada con sillas, un pasillo para que los novios entrasen en la “capilla”, sus flores, sus fotógrafos y claro está, el juez que los declara marido y mujer. Nosotros asistimos a una boda “friki” que no salió bien, ya que poco antes del “sí quiero”, un individuo cogió al novio a hombros y salió corriendo, dejando a la futura esposa sola en el altar.
Resumiendo, nos encontramos con lo que en su día fueron los comienzos de los salones: un evento creado por fans para fans, prestando mucha atención al entretenimiento y a la diversión. Tiendas las justas, mucho taller, mucho juego y precios asequibles para el bolsillo, todo ello dentro de un Festival de entrada gratuita. Y el friki así lo percibe, ya que cuando abandonamos el evento, la inmensa cola seguía ahí, esperando entrar, lo que demuestra que la gente quiere disfrutar de su hobby. ¡Ánimo chicos, vais por muy buen camino!
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