Gracias a los últimos acontecimientos en la historia del cine, actualmente podemos decir que el cine asiático, aunque sobre todo el coreano, empezarán a vivir (o eso esperamos) una mejor situación en la taquilla de Occidente. Tras el enorme éxito de Parásitos el pasado mes de febrero en los Oscar, las salas de cine españolas vuelven a tener un nuevo estreno de cine coreano en la cartelera: The Beast.
De la obra al remake
Esta película que comentamos no es una idea original que haya nacido en Corea, sino que se trata, para quien no lo conozca, de un remake de la película francesa Asuntos Pendientes (36, Quai de Orfèvres) que estrenó en 2004 el director Olivier Marchal (Los lioneses, Braquo). El director francés destaca por mostrar en sus trabajos a personajes que están hartos de que la justicia no se aplique como debiera, y por ello, deciden tomárselo por su propia mano.
En The Beast vemos una historia con ligeros cambios al adaptarse al escenario coreano, presentándonos una trama en la que una chica es encontrada con las extremidades amputadas. El caso lo llevan dos detectives que son rivales, Han-su y Min-tae. Rápidamente se resuelve cuando Han-su encuentra al presunto sospechoso, aunque su rival no lo tiene tan claro y tiene muchas dudas al respecto. Por otro lado, Han-su se encuentra con alguien que le afirma conocer al verdadero culpable, pero para ello le propone un pacto que quedará entre ambos. A partir de entonces, Han-su deberá decidir de qué lado está.
Al principio de la película se nos presenta a los protagonistas, para saber sobre todo de qué lado está cada uno, de forma que con el avance de los acontecimientos veremos cómo van evolucionando hacia extremos muy opuestos. Ambos personajes tienen mucha experiencia en su campo, pero cada uno de ellos tiene una filosofía a la hora de actuar. Han-su es el típico personaje que cuenta con contactos en lo más bajos fondos, consiguiendo información de confidentes sin poner en peligro a nadie de su entorno. De esta forma consigue labrarse una reputación merecida. Nada que ver con el procedimental Min-tae, el cual sigue todo a rajatabla sin saltarse una norma del protocolo. Las dos actitudes les llevan siempre a sus objetivos, a pesar de que las formas que usa Han-su nunca son las más ortodoxas.
Durante casi la totalidad de la trama, lo que más destaca es la competición interna que tienen estos dos detectives para atrapar al culpable. Cada uno tiene sus intereses personales, pero ninguno quiere dar pasos en falso en su forma de investigar el caso. Min-tae, siguiendo todos los pasos y protocolos de forma exhaustiva, va avanzando despacio, pero tiene la certeza de que va por el buen camino y que tiene las de ganar. Es un hombre meticuloso y disciplinado, al contrario que su contrincante Han-su.
Cuidado con la bestia
Con la lucha que tienen los dos personajes durante la trama, se establece una clara dualidad del bien y del mal. Son ejemplos totalmente opuestos, a pesar de que para cada uno de ellos estén haciendo bien las cosas a su modo. Tan solo por conseguir sus propios intereses, se puede comprobar que están dispuestos a tirar por tierra parte de lo que han avanzado e incluso perjudicarse si fuera necesario. Esta situación hace que lleguen a un punto de no retorno, donde poco a poco la evolución de los acontecimientos irá afectando a sus entornos llegando a tener ciertos daños colaterales hacia sus personas. Todo el mundo tiene una bestia en su interior, que más tarde o más temprano despierta…
No es nada fácil cuando están en una posición tan arriesgada, pero en el caso de Han-su s0u situación está prácticamente en bandeja. Lo único que no tiene en cuenta es el peligro al que se expone con cada nueva acción que realiza, dando por hecho que tiene controlada la situación, aunque solo le hará que se le quede grande y termine sucumbiendo a la oscuridad que le rodea. Ya no solo con este caso en particular, sino con todo lo que va averiguando Min-tae mientras él sigue su propio curso de la investigación.
Aun así, los personajes de esta historia dependen mucho de los secundarios que les acompañan en diversas escenas. Bien es cierto que tardan un poco en aparecer y tener algo de peso en relación a lo que nos concierne, pero una vez se presentan, la película parece que va cogiendo más ritmo y hace que el interés de los espectadores no decaiga.
La película que quiso y no pudo ser
Como ya se ha comentado anteriormente, esta cinta es remake de la que en su momento realizara Olivier Marchal, pero al ser producción coreana bebe directamente de películas de su mismo género como son los trabajos anteriores del director Lee Jeong-ho, así como dos grandes películas: El hombre sin pasado y The Yellow Sea. Estas tres películas tienen muchos elementos en común, sobre todo en la puesta en escena, así como en vestuario y fotografía.
Desde el primer momento en que empieza The Beast ya se presenta un escenario rodeado por oscuridad, estando presentes escenas a luz del día en muy pocas ocasiones, salvo en una parte esencial de la película que contiene escenas magistrales de dirección. Ese momento en concreto recordará a los seguidores del cine asiático a diversos títulos por cómo está grabada, pudiendo ver un plano secuencia haciendo referencia a Oldboy de Park Chan-Wook.
La intención que tiene la cinta de Lee Jeong-ho es ser hija de sus predecesoras pero con un estilo propio, el cual no consigue en ningún momento porque a pesar de que podría haberlo conseguido se queda a mitad de camino. Es decir, intenta adoptar una identidad propia sin caer en la similitud de sus películas hermanas en este sentido. Las pretensiones del director se notan un poco inciertas, especialmente porque se crea una irregularidad que provoca que la película alargue su duración más de lo que debiera.
El apartado musical es un factor al que se le da bastante importancia, siendo un elemento que intenta llevar a los espectadores de la mano, pero cuando debería de continuar se paraliza o salta a otra escena, haciendo perder el interés e incluso volviéndose algo pesada en ciertos momentos. Algo que no pasa con el vestuario y la fotografía que se mencionaba antes, todo lo contrario. Estos ayudan a estar muy atentos a detalles del físico de los personajes, destacando por encima de todo los primeros planos en los que se enfocan puntos clave ya sea de los personajes o del entorno.
Un «nuevo» director que llega a Occidente
Lee Jeong-ho es un director casi nuevo para los espectadores occidentales, siendo este su primer trabajo en llegar a la gran pantalla. Nacido en Corea del Sur, ha trabajado en diferentes roles dentro de la industria cinematográfica. Comenzó como guionista en 1978 con Asphaltwiui yeoja, aunque hasta 1985 no realizaría su siguiente proyecto con Hwanyeochon. Entrando en el nuevo milenio, en el año 1999 interpretó su primer papel ante las cámaras en la película Juyuso seubgyuksageun. Un año después realizó un cortometraje titulado White Dog with White Heart.
Ya entrados en el nuevo siglo, Jeong-ho participó como asistente de director en Misión de asesinos y Dead Friend (2003 y 2004 respectivamente). Mientras labraba su carrerra, por el camino también cumplió como productor de Noksaek uija en 2005, aunque los tres años posteriores volvió a su rol de asistente de director en tres nuevas películas: Heubhyeol hyeongsa na do-yeol (2006), Jochi Anihan-ga (2007) y Syoo-peo-maen-i-sseo-deon sa-na-i (2008).
Pero no sería hasta 2010 cuando empezaría a cobrar éxito, donde tras ser consultor de guión en Yongseoneun eupda, poco después se pondría por primera vez tras las cámaras para dirigir su primera cinta, Bestseller, de la que además se encargó del guión. En 2014 rodó su primer cortometraje llamado The First Grade, al que le sucedieron posteriormente sus nuevos trabajos en la gran pantalla: The tooth and the nail (2017) y The Beast (2019).
Conclusión
The Beast es una película que a aquellas personas seguidoras del cine asiático puede gustarle, pero no es la mejor elección del género. Sin embargo, tiene puntos interesantes para quienes no estén tan familiarizados con este tipo de cine. Lo único malo es que la duración no acompaña en este caso, al igual que le ocurre con las referencias a películas coreanas de su misma índole.
Lo mejor
- Los personajes y la competición de los protagonistas.
- La fotografía y el juego de luces, así como de los significados.
Lo peor
- Tiene una duración muy larga y se puede hacer bastante pesada.
- La música hace que se vuelva repetitiva.
The Beast
Estudio: Next Entertainment World
Año: 2019
Tipo: Película imagen real
Duración: 130 min.
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