Mañana viernes 26 de marzo se estrena en las salas de cine españolas Monster Hunter, una nueva adaptación de la popular franquicia de videojuegos, protagonizada por Milla Jovovich y dirigida por Paul W.S Anderson. Esta pareja (en lo laboral y en lo personal) ya sabe lo que es meterse en esta clase de tareas, ya que ambos han sido las cabezas visibles de otra conocida adaptación videojueguil y saga cinematográfica: Resident Evil. Antes de proseguir os dejamos con el tráiler de Monster Hunter.
Tras nuestro mundo hay otro: un mundo de monstruos peligrosos y poderosos que gobiernan sus dominios con una ferocidad mortal. Cuando la teniente Artemis y sus leales soldados son transportados de nuestro mundo al nuevo mundo, la imperturbable teniente recibe el golpe de su vida. En su desesperada batalla por sobrevivir contra enormes enemigos con poderes increíbles y ataques imparables y repugnantes, Artemis se unirá a un hombre misterioso que ha encontrado la forma de defenderse.
En esta ocasión, los mutantes e infectados pasan a ser enormes y peligrosos monstruos que pondrán en mil aprietos a una de las ucranianas más internacionales. Jovovich ya está más que curtida en el mundo del cine de acción sobrenatural, y para esta ocasión contará con la ayuda de otro veterano en el arte de repartir estopa: el actor y artista marcial tailandés Tony Jaa (Ong Bak, Mortal Kombat: Aniquilación).
También, como curiosidad, destaca la aparición de un secundario de lujo: Ron Perlman (Hellboy, Hijos de la Anarquía) pero su papel tiene escasa relevancia y da la impresión de que se ha desperdiciado el poder contar con un actor con tanto magnetismo. Además, Perlman da la impresión de estar ahí por la paga. En sus escasos minutos aporta muy poco, salvo una pequeña dosis de carácter agrio que tanto encaja con su físico y expresión. Me quedo mil veces antes con Feline, el gato guerrero.
Antes de nada aclarar que apenas he tocado uno de los videojuegos en los que se basa la película, por lo que no voy a poder valorarla debidamente como adaptación de la saga, así que trataré de exponer las impresiones que me ha causado la película en sí.
Monster Hunter tiene un planteamiento muy sencillo: un pequeño grupo, que aunque bien entrenado, está atrapado en un mundo tremendamente hostil que desconoce. Un concepto nada nuevo que, sin embargo, ha aparecido en películas notables como Aliens: El Regreso, Depredador o Pitch Black, por citar unas pocas. Y en este caso tenemos un arma con doble filo, porque este punto de partida puede dar tanto buenos como malos resultados, y Monster Hunter no termina de aprovechar esta temática.
Para empezar los personajes de Artemis (Jovovivch) y El Cazador (Jaa) están escasamente desarrollados y sólo asistimos a una relación de alianza forzada entre ambos que en 2 minutos se transforma en colegueo. Eso no está mal, pero tras cuatro chascarrillos apenas conocemos nada y esto refuerza la sensación plana general de la película. Además, ambos personajes tampoco desprenden un carisma especial. El guión es de una pobreza exagerada y esto es especialmente grave, porque se nos está mostrando un mundo totalmente nuevo en el que tras más de una hora y tres cuartos de película prácticamente no conocemos nada.
Tan solo se nos da una pequeña pista al mostrarnos unos monolitos con extrañas runas inscritas y un antiguo pergamino, pero no se desvela apenas nada más.Los diálogos son escasísimos, tratan de jugar con la barrera lingüística de los protagonistas, pero la coña del chocolate se estira demasiado y no tiene chispa. Con todo ello, tengo la sensación de haber asistido a un flojo pastiche de Dune, Temblores y Pitch Black. Esto último lo digo porque a nivel de localización también flojea bastante. Demasiado desierto mal aprovechado. Una pena teniendo en cuenta que la saga en la que se basa tiene múltiples y variados paisajes. Tan solo hay algo de variación en las cuevas subterráneas y en esa especie de oasis donde los protagonistas tienen un breve descanso (de hecho, la broma de la orilla es una de las mejores escenas de la película).
Volviendo a las cuevas subterráneas, aquí es donde posiblemente se dan los mejores momentos de la película. Esa especie de super arañas en un entorno tan siniestro logran atemorizar por su diseño y movimiento. Pero de todas formas el monstruo protagonista de la peli, o al menos el que mayor peso tiene, es el Diablo, una especie de Balrog de El Señor de los Anillos que por su tamaño y movimientos hace que durante buena parte de la película estemos asistiendo a una adaptación arenosa de Moby Dick.
Además, el clímax de la película es flojo y algo precipitado. Si bien el “monstruo final” tiene carácter, la batalla que le acompaña no tiene demasiado impulso en comparación a los enfrentamientos anteriores, y el final es bastante simplón y forzado. Se hace muy evidente que se está preparando el terreno para una secuela.
En el plano técnico es donde esta película hace los deberes. No es para menos teniendo en cuenta el tipo de obra que estamos comentando. La secuencia del barco navegando a través de las dunas, el diseño de los monstruos y las batallas contra estos es lo que hace que la película sea medianamente entretenida si no se tienen altas expectativas. Los efectos especiales logran trasladar parte de la esencia del juego, pero sólo de forma moderada. Hoy en día estamos demasiado acostumbrados a ver buenos efectos especiales, y esto hace que lo que aquí se muestra, si bien tiene trabajo detrás, tampoco asombra en exceso si ya se está curtido en esta clase de películas.
En definitiva, se trata de una película del montón bastante palomitera y creo que la calidad no compensa el dinero de la entrada. Es preferible esperar a que la película se encuentre disponible en algún servicio de streaming y es altamente probable que esta adaptación de Monster Hunter no contentará a los fans de la franquicia de videojuegos. Se nota que no está hecha con demasiado apego a la obra original.
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