Durante la adolescencia, la fantasía y la realidad bailan cogidas de la mano. El mundo se siente pequeño y, cuando miramos a través de la ranura que conduce al futuro, presenciamos un caleidoscopio que refleja miles de oportunidades. Los adultos pivotan a nuestro alrededor, con existencias encasilladas y amargadas; ellos han perdido, pero nosotros aún tenemos que germinar y, cuando ocurra, nos alzaremos como una flor entre la ristra de hierbajos.
¿Y por qué no iba a suceder? Todo lo que vemos nos impulsa a soñar mientras prometen que somos especiales. Cuando volvemos de las clases y encendemos el televisor, lo primero que vemos son adolescentes salvando el mundo. Relatos de subsistencias mediocres que son catapultadas hasta alcanzar lo mesiánico. Desgraciadamente, los años pasan y esas aventuras nunca tienen lugar. No existen encuentros casuales que den giros a nuestras vidas. Los meses no dejan de fluir.
Y entonces lo descubrimos. Llegamos a la aterradora conclusión: el secreto mejor guardado de la adultez era el paradigma de lo ordinario. Retroactivos modelos de producción que nos permiten comprar tiempo y experiencias, expectativas narcóticas que consiguen que apartemos la mirada de una pesadilla existencial hecha rutina. La Melancolía de Haruhi Suzumiya es una obra brillante porque es consciente de la situación, pero en lugar de aceptarlo, agarra la fantasía con el entusiasmo de un niño caprichoso y malcriado.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS ©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Melancolía
¿No es extraña la manera en la que el viento hace mover cosas sin vida? Un día vi cómo en una plaza desierta grandes trozos de papel giraban furiosamente en círculos, persiguiéndose como si hubieran jurado exterminarse. Un poco más tarde parecían calmados, pero bruscamente les volvía una inquietud insensata y se ponían a correr en todas direcciones.
Kyon es un estudiante de bachillerato, aunque más que un adolescente parece el avatar de la desidia. Vive el ocaso de sus días en su instituto y lo extraordinario no ha llamado a su puerta. El hábito lo ha devorado y a él no parece importarle. La sociedad se encargará de ajustarle un futuro a medida, independientemente de sus expectativas. Solo debe dejarse llevar, tratar de encajar sin hacer mucho ruido y tendrá una vida normal.
Sin embargo, todo cambia cuando una chica irrumpe en su vida con la fuerza de un relámpago desgarrando la bóveda celeste. Su nombre es Haruhi Suzumiya y una serie de incidentes han logrado que se labre una reputación peculiar. Ella solo está interesada en lo extravagante, rechazando cualquier atisbo de voluntad que se atreva a estandarizar sus acciones.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Junto a Kyon, funda la Brigada SOS, una asociación estudiantil con dos objetivos: encontrar evidencias paranormales para el beneplácito de la joven y propagar una caótica diversión en el día a día de los estudiantes. Aunque la idea es completamente descabellada, las incorporaciones no tardan en llegar como atraídos por un extraño campo magnético.
Sus nombres son Yuki Nagato, Mikuru Asahina e Itsuki Koizumi. A primera vista son arquetipos de sobra conocidos: Nagato presume de una inteligencia que contrarresta con su incapacidad de relacionarse con otras personas; Asahina es una diana de fanservice, torpe e inocente a partes iguales, que presume de una anatomía que muchos estudios de animación de escasa integridad moral no dudarían en aprovechar; y Koizumi es un embaucador con una inquebrantable sonrisa bajo la sombra de sus labios.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Quien se haya paseado brevemente por el imaginario animado japonés, reconocerá estas figuras. Pero Haruhi no sería rompedora sin la existencia de un giro de tuerca: la instrumentación dimensional. Aquí nada es lo que aparenta y los personajes, al igual que las cartas, son planos pero con dos caras. En conjunción, estamos ante una serie que encapsula esos sentimientos adolescentes que anhelaban escapar de las garras de la mediocridad. Una etapa de nuestra vida donde la membrana del cascarón nos impide ver más allá y somos un embrión metafísico con posibilidades ilimitadas. ¿Viajes en el tiempo, alienígenas y magia? ¿Y por qué no? El infinito también alberga lo imposible.
Suspiros
Solo un periódico más grueso no había podido seguirlos; permanecía en el empedrado, abriéndose y cerrándose con un gran ruido odioso, como si hubiera perdido el aliento y aleteara compulsivamente.
Dice la tradición hinduista que todo cuanto percibimos es Brahma, lo Absoluto del universo. Un dios sin forma que, al no existir, existe. Ahora permanece dormido y sueña, siendo nuestra realidad una pesadilla que sufre la deidad. Cuando sus ojos se entreabran ligeramente para dejar tras de sí el manto onírico, dará comienzo una era de Jade y el paraíso perdido cubrirá el mundo. Mientras, somos inquilinos de un mal sueño donde desgarramos a nuestros semejantes con tal de conseguir piedras preciosas. Átomos que vibran dentro de una construcción inconsciente.
Haruhi, al igual que Brahma, es una deidad inconsciente que sumerge a sus semejantes en un sueño dominado por sus caprichos. Todo cuanto la rodea brota de su deseo de escapar de la monotonía. Cuando sufre por la melancolía de recuerdos que escapan entre sus dedos, el propio tejido del cosmos comienza a desgarrarse y de él brotan anomalías. Si llega a aburrirse o desilusionarse, todo se vendrá abajo. La realidad cortocircuitará y el vacío nos consumirá en el batir de un pestañeo. Nadie sabe con certeza cuántas veces ha sucedido ni cuánto llevamos atrapados bajo las cadenas de este eterno retorno. Posiblemente ni siquiera haya un comienzo, pero lo que realmente interesa a Kyon y sus compañeros es no conocer su final.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS ©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Que la ultradirectora de la Brigada SOS parezca insoportable durante los primeros episodios responde a una razón muy sencilla: nos han enseñado desde pequeños que todo lo contestatario es marginal. Y ella lo es, vaya si lo es. Ajena a su condición divina, Haruhi puede permitirse hacer lo que le venga en gana y sorprender cada día con una nueva ocurrencia. Así, el anime supone una oleada constante de ideas bizarras que permiten mantener el ritmo en todo momento (menos en Agosto Infinito, pero eso ya lo descubriréis por vosotros mismos). Esa personalidad irascible e infantil es una mascarada que oculta las preocupaciones de su edad; una fragilidad cristalina que esconde un fondo sensible y vulnerable. Como si fuese alguna clase de criatura gnóstica, su estatus celestial convive con una desgarradora naturaleza humana que consigue ganarse el cariño del espectador.
Aún con todo, debo de ser honesto: no quería volver a su mundo. En su día era fanático de la serie. Leí las novelas ligeras y me entusiasmó de sobremanera su traducción animada. Pero aquello había ocurrido durante el instituto y sabía que el retorno estaría precedido por una dolorosa nostalgia que me devolvería a días que nunca volverán. Esta edición llegó a mí por un impulso, un reencuentro tímido e incómodo cuyos ecos reverberaban un pasado maravilloso. Sea como fuere, tenía una responsabilidad y me alegra haberla cumplido.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Haruhi Suzumiya tiene un trasfondo vital válido tanto para adolescentes como para adultos. Es cierto que estimula ese espacio de ensueño juvenil donde lo imperante es el ansia de esparcimiento y compartir experiencias. Una etapa donde el estudiante puede ilusionarse con el radiante amanecer que traerá la mañana. Pero, para quienes vivimos en su día este fenómeno, hay algo más: la adultez conduce a un atolladero, un ciclo perenne, pero en nuestro interior guardamos vestigios de una infancia contestataria. Y, sin prescindir de la madurez, podemos abrazarla para salir en búsqueda de lo disparatado, de la diversión que encierra la experiencia singular. Nunca contentarse con la seguridad de la rutina porque entonces el otro dios habrá ganado. Ese egregore que nos manipula para consumir y producir constantemente. Y si cedemos a él, no dudaremos en desear el fin del mundo.
Aburrimiento
Me sentí invadido entonces por una sospecha siniestra: ¿y si al final, después de todo, fuéramos un poco como estos restos de papel? ¿No hay acaso un viento invisible, misterioso, que nos empuja de aquí para allá y comanda nuestras acciones, mientras en nuestra ingenuidad creemos gozar de libre albedrío?
Vamos a pasar al aspecto más técnico. El germen de Haruhi Suzumiya se encuentra en una serie de novelas ligeras escritas por Nagaru Tanigawa e ilustradas por Noizi Ito. Mientras que gran parte de la trayectoria orbita en torno a esta franquicia, Ito se ha encargado de diseñar el arte de Shakugan no Shana y de múltiples eroges (lo cual se nota bastante). Volviendo a las novelas, estas fueron editadas en España por Ivrea y su distribución fue un tanto aparatosa.
Actualmente están disponibles once de los doce libros publicados hasta la fecha. Eso si hablamos de la reedición que se llevó a cabo en 2015 con motivo de una traducción un poco negligente. Por motivos que no entiendo, el cuarto y noveno libro no fueron republicados, así que mucha suerte si queréis haceros con ellos.
Sea como fuere, la magnum opus de Tanigawa fue todo un éxito, recibiendo numerosos premios y vendiendo millones de copias. Como estamos hablando del panorama audiovisual japonés, es obvio que no tardaron en golpear el acero ahora que estaba caliente. La Melancolía de Haruhi Suzumiya se publicó en 2003 y dos años después llegaría la adaptación al manga. Una colección de 20 tomos publicada en España por la misma editorial previamente mencionada.
Un año después, en 2006, varias cadenas televisivas verían aparecer la llegada de su homónimo animado. La producción estuvo a cargo de Kyoto Animation, manteniendo la emisión durante 14 episodios. Cabe destacar una peculiaridad: el orden cronológico fue manipulado para transmitirlos de forma desordenada, una extravagancia perfectamente plausible cuando el mapa de interconexiones que compone la serie empieza a encajar. Esta elección muestra el espíritu caótico y delirante de la serie, imponiéndose como la experiencia más cautivadora.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
En 2009 el anime volvería a las parrillas televisivas con dos novedades: el desarrollo pasó a ser lineal y se publicaron un conjunto de nuevos episodios hasta conformar un total de 28. Esta retransmisión es la que tenemos disponible en nuestro país gracias a Selecta Visión y en los detalles de su edición se profundizará en el siguiente apartado, pero antes vamos a centrarnos en un par de cosas.
Esta adaptación es hija de su tiempo. Con esto quiero decir que estamos en una época donde la animación japonesa exhibía unos rasgos anatómicos muy característicos: rasgos faciales sutiles, líneas curvas y un par de ojos exageradamente grandes que coronan el rostro. En comparación a las producciones de hoy en día, se siente desfasada pero a su vez eso provoca una añoranza más deliciosa y culpable.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
La banda sonora es memorable, tanto, que duele que ninguna edición haya traído consigo el apartado musical. No me refiero exclusivamente a las tonadillas que acompañan cada episodio, sino a una serie de temas vocales que forman parte de la cultura pop. ¿En cuántos salones del manga se han bailado el Hare Hare Yukai mientras que God Knows resonaba en un karaoke a pocos metros? Son temas festivos y enérgicos que reflejan la fuerza de una juventud que intenta vivirse al máximo.
Desaparición
¿Y si la vida que hay en nosotros no fuera más que un remolino de viento? Ese viento del que la Biblia dice: «Escuchas su sonido, pero ¿sabes de dónde viene y a dónde va?» […] ¿No soñamos a veces que nos zambullimos en aguas profundas y que atrapamos peces de plata, cuando no es más que una corriente de aire frío que resbala sobre nuestra mano?
En este análisis comentaremos la edición DVD de La Melancolía de Haruhi Suzumiya. Esta incluye los 28 episodios de la serie junto a la película La Desaparición de Haruhi Suzumiya, una suerte de cierre emotivo para las aventuras de Kyon y sus compañeros. Desafortunadamente, esto es lo único que incluye el pack, echándose en falta contenido extra o alguna golosina para todos aquellos fanáticos que han esperado años para la llegada de esta licencia a Occidente.
©2009 Nagaru Tanigawa·Noizi Ito/ a member of SOS
Ambas producciones poseen un formato 16/9 que se acompaña con la posibilidad de disfrutar de un competente doblaje en español. Aunque siempre podemos escuchar el audio japonés con las curtidas voces de Aya Hirano y Minori Chihara, la versión castellana es digna de aplauso. Cada actor consigue camaleonicamente a sus personajes, ofreciendo un resultado atractivo y libre de deslices.
En cuanto a la presentación, la edición recoge el testigo de las colecciones de Selecta Visión: un conjunto de carátulas de plástico frágil dentro de un recipiente de cartón. Cada contenedor presume de un arte exclusivo cuyo mimo contrasta con la calidad de los materiales. Al igual que en otros trabajos de la editora, la galleta para expulsar los discos emite un crujido preocupante que nos hace pensar que cada presión podría ser la última. Todo este contenido está disponible a un precio estándar de 39.99 € y, aunque me parezca un precio competente, echo en falta un mayor cariño en su «cuerpo y alma».
Descontrol
Las citas que han acompañado las diferentes secciones del análisis pertenecen a un fragmento de El Golem de Gustav Meyrink. En esta novela, un cabalista insufla de vida a una figura de arcilla (al igual que en tantos otros mitos ligados al origen de la vida, tales como los griegos y sumerios) para que ejecute todo tipo de trabajos. Estas frases me recuerdan al descontento de Kyon, a cómo no es más que una hoja mecida por un viento que no puede controlar. Y, en ambos casos, este vacío se mitiga mediante la creación.
Que Haruhi aparezca en el momento justo para ponerlo todo patas arriba pone de manifiesto una pregunta: ¿acaso no sería él quien ha concebido toda esta estrafalaria historia para justificar la invención de una irregularidad que justifique su existencia? Una Galatea a quien querer y así poder escapar del orden social. ¿Y quién no querría eso? ¿Quién no desearía con todas sus fuerzas escapar de las jerarquías polarizadas? La Brigada SOS siempre estará ahí para ofrecer esa alternativa. Brillante como un zancudo incrustado en ámbar.
Lo mejor
- Una narrativa rompedora para su época y una rara avis dentro del panorama del manga/anime.
- Su banda sonora es tan pegadiza que ya forma parte de la cultura popular.
- Una edición asequible con un doblaje muy notable.
- Sus metáforas centellean como el primer día.
Lo peor
- Agosto Infinito puede ser demasiado… peculiar.
- Durante el primer contacto quizás no te convenza, pero te invito a persistir.
- La edición no respeta la emisión original de los episodios, y si quieres visualizarla tal y como se concibió, es un tanto engorroso.
La melancolía de Haruhi Suzumiya
Estudio: Kyoto Animation
Año: 2006
Tipo: Serie TV animación
Duración: 23 minutos por episodio
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