En el pasado Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges asistimos al pase de la película Inu-Oh, la última producción del aclamado director Masaaki Yuasa, largometraje que hoy 25 de noviembre llega comercialmente a las salas de cine. Para más inri, en aquel pase el realizador japonés asistió para presentar la película y recibir el Premio Máquina del Tiempo en reconocimiento a su carrera.
Ramen Para Dos, además de disfrutar de la película, tuvo el honor de poder entrevistar a Masaaki Yuasa, una entrevista que podéis disfrutar aquí, y no es exagerado si decimos, que el público acabó siguiendo el ritmo de este musical a base de palmas.
Inu-Oh nace con características físicas únicas. Por ello, los adultos, horrorizados, cubren cada centímetro de su cuerpo con prendas, incluida una máscara en la cara. Un día, conoce a un niño llamado Tomona, un músico de Biwa ciego. Mientras Tomona toca una delicada canción sobre el destino, Inu-Oh descubre una increíble habilidad para bailar.
Inu-Oh y Tomona se convierten en socios comerciales y amigos inseparables, usando sus dones creativos para sobrevivir en los márgenes de la sociedad, mientras canción tras canción ganan notoriedad y los impulsan al estrellato.
Una historia de hace 600 años
Inu-Oh, es la adaptación animada con tintes de musical de la novela Heike Monogatari: Inu-Oh no Maki de Hideo Furukawa. En ella, se rescata un poema épico del siglo XIII, considerado un clásico de la literatura japonesa.
En el Japón tumultuoso de fines del siglo XII, dos clanes de samuráis, los Genji y los Heik, luchan sin piedad ni cuartel por el poder. Se narra el rápido ascenso y la calamitosa caída de los Heike en la gran batalla naval de las Guerras Genpei, que ocurrió en Dan-no-ura.
Una relato, que al igual que otras epopeyas, no se puede reducir a un único creador. Esto ofrece a Masaaki Yuasa y la guionista Akiko Nogi, quien debuta como guionista en el mundo de la animación, un gran espacio de posibilidades. Qué Yuasa define como una historia repleta de diversidad. E incluso, permite la incorporación de tres reliquias, unos elementos fantásticos, que se usan como precursor principal del conflicto entre los dos clanes.
A pesar de todo este contexto histórico, la cinta se centra en la amistad entre Inu-Oh, el legendario intérprete del teatro Sarugaku Noh, muy popular en el siglo XIV, y un cierto músico de Biwa. Además, cuenta con los diseños de personajes de Taiyo Matsumoto, marcando una nueva colaboración entre ambos artistas desde la serie Ping pong: The Animation. Por su parte, Nobutake Itou (Night is Short, Walk on Girl) se encarga de adaptar los diseños a la animación.
Y aunque nos pueda costar un poco conectar con esta lejana época cultural, todo este conjunto logra que la relación y la estética de los dos protagonistas sean lo suficientemente interesante para mantener la atención durante toda la película.
Temas actuales en el período Kamakura
En Inu-Oh, Masaaki Yuasa intenta representar cómo vivía la gente de hace 600 años. Mediante su imaginación, intenta poner conceptos y elementos para demostrar y dar énfasis en otras maneras que, quizás, podían demostrar de otras formas un arte tradicional.
Por ello, gran parte de la película se transforma en un espectáculo sensorial, guiado por la música y la puesta en escena de los espectáculos de Inu-Oh y Tomona. La incorporación de guitarras eléctricas, el uso de escenarios con la concepción de espectáculo visual, pasos de breakdance o coreografías de artistas mundialmente reconocidos son solo la punta del iceberg de todo lo que Yuasa ofrece para marcar un paralelismo entre el Japón de aquel entonces y nuestra concepción actual de una estrella popular.
Por si fuera poco, el trabajo de Otomo Yoshihide como compositor y multi-instrumentista es indispensable para lograr este efecto. El uso de la simbiosis de melodías, los cambios de registro, las letras transgresoras y las voces escogidas para nuestros protagonistas van dirigidas a un mismo objetivo: crear la mejor «feudal-japanese hair-metal-demonic-curse serial-killer-political-tragedy rock-opera» del año, tal y como describe esta película William Bibbiani del medio Thewrap.
La animación que derrocará un reino
El estudio Science Saru, bajo la dirección de Yuasa, sigue manteniendo su estilo único y «transgresor», según el prisma que se mire.
Con el 2D como bandera, el estudio logra transmitir imágenes maravillosas e impactantes a partes iguales. Creando escenas con una fuerza inconmensurable que se quedan grabadas en la retina y que dejan claro que Science Saru tiene mucho que ofrecer.
Incluso, se permite la mezcla de distintos estilos, en ocasiones rozando lo experimental. Con ellos consigue expresar diferentes sensaciones y percepciones de nuestros protagonistas. Algo que pone en la mesa desde el primer momento y que consigue dejarte absorto en la pantalla.
Si hay que ponerle una queja al apartado técnico, este sería por el uso repetido de algunas animaciones a lo largo de las extensas actuaciones musicales. Haciendo que, en algún momento, todo el despliegue de guitarras y bombos pueda volverse algo repetitivo y menos interesante que su acompañamiento musical.
Con Inu-Oh, Masaaki Yuasa logra narrar una historia lejana a nuestros tiempos y nuestra cultura sin dejar de tratar temas universales y actuales. Es difícil no empatizar o sentirse atrapado por su mensaje y sus canciones, que podrían compararse con aquellas que resuenan en los escenarios de hoy en día.
El director vuelve a los cines del mundo demostrando que su estilo único de animación aún tiene mucho que ofrecer. Y en esta ocasión, el Biwa ha sido su herramienta idónea para llevarnos a un espectáculo musical casi onírico, ofreciendo una experiencia inolvidable que hay que vivir en la gran pantalla.
Lo mejor
- Su banda sonora, una simbiosis entre pasado y presente.
- La animación deja imágenes para el recuerdo.
- Tratar temas contemporáneos con una historia clásica.
Lo peor
- La reutilización de algunas animaciones en los momentos musicales.
Inu-Oh
Estudio: Science Saru
Año: 2022
Tipo: Película animación
Duración: 98 min.
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