Ataque a los titanes se ha convertido en una de las obras más exitosas de los últimos años. El manga creado por Hajime Isayama disparó su popularidad desde que se estrenara la primera temporada de su anime en 2013. La serie trascendió la comunidad tradicional de anime, desatando un fenómeno como pocos se han visto y que la industria japonesa ha sabido explotar y retroalimentar a la perfección.
Desde entonces, miles de personas han disfrutado de la serie y otras tantas, aunque no la hayan visto, saben de su existencia dada su enorme popularidad tanto dentro de Japón como fuera de sus fronteras. Ataque a los titanes abrió la puerta a un público más amplio, derribando las barreras para aquellos que veían en el anime un producto más “infantil” al aportar calidad, frescura y una madurez imprevistas para el espectador occidental medio.
Mientras en Japón su éxito parece haberse “estabilizado” en los últimos años, fuera de sus fronteras Ataque a los titanes está viviendo todo un “boom” de popularidad. Muestra de ello es que sus episodios se han colado en la lista de mejores episodios de IMDb. En concreto, el episodio 17 de la tercera temporada, titulado “Valiente” en español, se encuentra en el número uno de dicho ranking. Asimismo, tras la emisión de cada episodio se colaban en los principales Trending Topic de Twitter palabras relacionadas con Ataque a los titanes tanto a nivel global como de forma individual por países. Y esto es algo de lo que muy pocas franquicias, en especial de manga y anime, pueden presumir.
¿Pero qué pasa con el contenido original? Ataque a los titanes nació en 2009 y formó parte del debut de la nueva revista de la editorial Kodansha, Bessatsu Shônen Magazine. En esta nueva publicación, se dio la oportunidad a un autor novel como Isayama, con ninguna experiencia y con serios problemas de dibujo, de poder desarrollar una historia que ya le habían rechazado en otras conocidas editoriales, como Shueisha.
Curiosamente, el propio autor de la obra dudaba de que Ataque a los titanes fuera a durar demasiado y el primer tomo estaba inicialmente pensado para que fuera autoconclusivo. Sin embargo, Isayama estaba equivocado y ha creado una obra que trasciende géneros y demografías. Muchos de los que conocieron Ataque a los titanes gracias al anime se pasaron inmediatamente al manga, disparándose sus ventas. Actualmente, Ataque a los titanes ha superado la impresionante cifra de 100 millones de copias en todo el mundo.
Algo más de 11 años después de su debut en la revista Bessatsu Shônen Magazine, despedimos a un manga que, le pese a quien le pese, dejará su huella en la historia. El pasado 9 de abril se publicó el último capítulo de Ataque a los titanes, obra que quedará finalmente recopilada en un total de 34 volúmenes y que se ha convertido en un clásico moderno.
Afortunadamente, todavía nos queda Ataque a los titanes para rato. La segunda parte de su cuarta y última temporada se estrenará el próximo invierno. Sin embargo, con motivo del final del manga, en Ramen para Dos queremos dedicar unas líneas al éxito de Ataque a los titanes y rendir tributo a una historia que ha arriesgado en muchos aspectos de su recorrido, presentando cuestiones morales al lector nada fáciles de resolver. Y todo ello lo haremos sin revelar spoilers de su final.
Unos buenos ingredientes
Si Ataque a los titanes ha logrado lo que ha conseguido no ha sido solo por su excelente adaptación al anime. Su historia y el mundo en el que se ambienta hacen que esta obra sea extraordinaria y es lo que en definitiva le ha otorgado la categoría de éxito a nivel mundial.
En su esencia, Ataque a los titanes tiene un argumento muy sencillo, que se puede explicar en una sola frase: La humanidad vive tras tres gigantescos muros después de haber estado a punto de ser eliminada su existencia por unas criaturas monstruosas y de aspecto humanoide llamadas titanes. Eso es todo. Esa es la base de todo el manga. Evidentemente, las cosas resultan ser un poco más complicadas a medida que avanza la trama. Pero es esta simplicidad en la base de la historia la que proporciona los cimientos cruciales para una línea argumental más profunda y de carácter político que empieza a cobrar forma a partir del noveno volumen.
Siguiendo este sencillo concepto de la humanidad contra los titanes, la narración crece hasta convertirse en una obra maestra de historias entrelazadas, tanto desde una perspectiva individual como colectiva. De lo que empezó con un joven que se entrenaba para vengar la muerte de su madre, terminamos asistiendo al desarrollo de una guerra a gran escala entre dos naciones que tienen como nexo de unión precisamente a ese joven, ahora con unos poderes que le permiten acabar con el mundo conocido.
Hajime Isayama plantea la historia de tal manera que el lector entiende exactamente por qué y cómo ha sucedido lo acontecido en la trama. Y es que los temas centrales de Ataque a los titanes son universales. En especial el deseo por la libertad de su protagonista, Eren, por ver el mundo que existe fuera de las murallas tras las que habita. Incluso si eso significa exponerse al peligro que representan los titanes a los que su sociedad tanto teme.
El propio Isayama ha reconocido que utiliza el mundo de Ataque a los titanes como una alegoría de Japón, dada su historia aislacionista y su cultura introvertida. Sus leyes y muros colocan a los humanos en cautiverio y los dotan de ignorancia. Pero esta metáfora tiene un amplio atractivo transcultural, dada la presencia en todo el mundo de ciudades amuralladas. Esto permite al autor establecer un espacio ficticio preciso, en el que las élites ejercen su control sobre la población a través de los titanes y cuya estructura social permite arrojar luz sobre las relaciones que rigen y conectan a los grupos controladores y controlados.
Con la publicación del capítulo 85 del manga en el año 2016, surgió una corriente de personas que acusaron a Hajime Isayama de nacionalista, racista e incluso antisemita, dadas las referencias en su historia a acontecimientos que tuvieron lugar antes y durante la Segunda Guerra Mundial, como el establecimiento de guetos, el uso obligatorio de brazaletes identificativos o las ejecuciones. En mi opinión, estas personas malinterpretan los puntos claves de la trama de Ataque a los titanes. Y es que los eldianos no son los villanos de esta historia. En realidad, nadie lo es.
Desde el punto de vista de Marley se nos presenta a los antiguos eldianos como despiadados y abusadores del poder que habían obtenido imponiéndose al resto de naciones mediante el miedo. Muchos podrían estar en su derecho de indignarse si esa hubiera sido 100% la historia de Eldia, pero a lo largo de los capítulos se especifica que esa es solo una versión de los hechos. Durante el pasado de Grisha descubrimos que los llamados Restauracionistas de Eldia tienen una versión diferente de la de Marley y, en esos mismos flashbacks, el propio Grisha es consciente de que las acciones de nuestros antepasados no deberían dictar la forma en la que nosotros somos tratados en el presente. Idea que termina siendo recurrente en varios puntos del manga.
Precisamente por cosas como esta, Ataque a los titanes es una historia tan interesante. Muestra el ciclo de venganza, la corrupción del poder o la zona gris del espectro moral en la que viven todos los humanos. El mayor ejemplo de ello es el caso de Eren, cómo empezó siendo nuestro protagonista, el héroe de esta historia, para convertirse en el principal antagonista.
Es fácil comprender las motivaciones de Eren y su deseo de oponerse al resto del mundo para proteger a sus amigos y la isla en la que nació y creció. Pero a la vez es complicado entenderle porque, como lector, piensas que muchas de las situaciones se habrían solucionado si Eren hubiera hablado con sus compañeros.
Unos personajes muy reales
Esto nos lleva a los personajes, otro de los puntos fuertes de la obra de Hajime Isayama. Cada personaje tiene algo que desea, pero que nunca podrá alcanzar si no hace nada por conseguirlo. Mientras la humanidad en su conjunto representa la complacencia, los personajes principales luchan e, incluso, están dispuestos a ofrecer sus vidas por lograr el cambio que tanto anhelan.
En cierto punto de la trama, Hajime Isayama decidió darle un giro a su historia para introducir un nuevo protagonista. Un movimiento arriesgado que podía haberle salido muy mal y que, en cambio, personalmente me parece fascinante.
En el centro de Ataque a los titanes está Eren Jaeger, uno de los personajes mejor desarrollados y más memorables de toda la historia del manga y del anime. A lo largo de los últimos 11 años le hemos visto pasar de ser un niño ingenuo a un guerrero intrépido con el destino del mundo sobre sus hombros a ser ahora alguien que ha perdido toda esperanza de paz. No podemos determinar si es héroe o villano. Y esto mismo sucede en cierto punto de la historia con Reiner.
A partir del capítulo 91 de Ataque a los titanes, titulado “Al otro lado del mar”, Isayama decidió darle un giro a su historia y mostrarnos la vida más allá del océano. Ahí descubrimos muchas cosas sobre el mundo de Ataque a los titanes y aprendimos a empatizar con los guerreros. Uno de ellos es Reiner. Por lo que vemos, durante su infancia podemos ver algunas similitudes con el Eren que conocimos al principio de la historia, hasta que los caminos de ambos se cruzan y Reiner se convierte en la persona en la que Eren desea ser algún día.
Por eso, cuando los dos se reencuentran durante el festival de Liberio, Eren afirma que los dos son exactamente iguales. Eren considera a Reiner la otra cara de la moneda, la persona en la que podría haberse convertido si sus papeles se hubieran invertido. Es alguien al que, a pesar de todo lo que ha hecho, respeta profundamente. Por eso Ataque a los titanes es una historia tan buena. Utiliza una excelente narrativa para contarnos que el mundo no solo está pintado en blanco y negro, sino que en realidad está teñido de grises.
La culminación de una obra maestra
Sea la que sea la forma en la que conociste a Ataque a los titanes, su historia parece que lleva entre nosotros mucho tiempo, más incluso de los 11 años que ha estado en publicación. Podría decirse que esto se debe a que muchos de nosotros hemos crecido junto a la obra y los personajes.
No obstante, la longevidad de Ataque a los titanes no solo tiene que ver con su pasado, sino también con su futuro. Aunque no puedo hablar por todos los fans, sí puedo afirmar con total seguridad que la mayoría de nosotros volveremos a leernos el manga. Con su final, se genera un enorme vacío en muchos de nosotros. Hemos perdido la emoción de leer los capítulos mensualmente, comentar en foros y redes sociales lo acontecido en ellos, hacer y leer teorías sobre lo que sucederá… Pero no perderemos la magia de redescubrir en cada lectura la obra de Hajime Isayama.
Regresar a las páginas de Ataque a los titanes es descubrir detalles que en su momento pasamos por alto por no considerarlos relevantes, pero que cobran un nuevo significado conociendo los hechos que suceden más adelante. Por lo tanto, hay que darle mucho mérito a Isayama porque no es fácil lograr esa pericia.
El capítulo 139 de Ataque a los titanes supone la culminación del duro trabajo de una persona de la que hemos visto una evolución sorprendente tanto artística como narrativamente a lo largo de estos años. Pero también ha habido cosas negativas por parte de los fans. El mangaka ha sufrido insultos y amenazas por muchas de las decisiones que ha tomado para su historia, pero ni siquiera estos actos deleznables empañan una admirable carrera.
A pesar de las decisiones más que cuestionables que ha tomado para su arco final, y en especial en los últimos capítulos del manga, me es imposible no quedarme con lo bueno y despedir Ataque a los titanes con una sonrisa. Con su obra, Hajime Isayama ha cambiado la vida de muchas personas y ha influido como pocos en la industria.
En últimas declaraciones Isayama admitía que no tenía muy claro si seguiría dibujando o abriría esas aguas termales que tanto ansiaba para llevar una vida más tranquila. Tome la decisión que tome, seguro que será la correcta. Porque una cosa tenemos clara y es que Hajime Isayama se tomará un más que merecido descanso.
Por nuestra parte, nosotros nos tenemos que despedir de Ataque a los titanes. Pero sin ninguna duda, será una historia que se quedará para siempre en nuestros corazones o mejor dicho: «Shinzou wo Sasageyo».
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