Si alguien intentara definir el cosplay, seguramente todos estaríamos de acuerdo con una definición que hemos leído y escuchado cientos de veces. Puede que unos matizaran una cosa, otros otra, pero en general todos tendrían bastante claro que el cosplay es a grandes rasgos: un término de la cultura popular que hace referencia a la representación de personajes de ficción mediante la utilización de disfraces que asemejan la indumentaria característica del personaje. El término está ampliamente relacionado con la representación de personajes de ficción propios de los medios en la cultura oriental, concretamente aquellos del anime, manga, videojuegos.
Así pues, si nos dan un fardo lleno fotos en las que vemos a chicos y chicas vistiendo como protagonistas de videojuegos, mangas y anime, afirmaremos con rotundidad que eso es cosplay. Solemos pensar en ello como algo binario, como lo haría el encargado de dejar entrar gratis a los cosplayers un día concreto al salón del manga. Quien va de cosplay entra, quien no, no. No hay descuentos del 80% por ir casi de cosplay.
Hasta aquí todo bien, pero realmente ¿es tan fácil de definir? ¿creéis que todos seguiríamos estando de acuerdo en marcar la línea que delimita las fronteras de qué es cosplay? Más aún, ¿de atreverse a definir qué no es cosplay?.
Para empezar con esta tarea vamos a intentar aislar las partes qué compondría el fenómeno que denominamos cosplay y analizarlas una a una. A grandes rasgos se conformaría de tres apartados: trabajo, pasión y exhibición.
Trabajo
Imaginaos a un(a) cosplayer luciendo una armadura salida de algún anime. La mayoría seguramente nos preguntaremos cuántas horas le habrá costado hacerla. Es algo que inconscientemente damos por supuesto; un cosplay representa largas jornadas de trabajo, sesiones nocturnas a contrarreloj con kilos y kilos de ingenio y cola para lograr hacer lo más realista (y si se puede, cómoda) la armadura.
Una de las cosas en principio más importantes para un(a) cosplayer es que no quepa duda de qué va disfrazado, el reconocimiento de su trabajo -muchas veces- por encima del reconocimiento personal.
¿Entonces un cosplay al que le dedican poco tiempo no es cosplay? Así como hay buenos y malos libros, buenos y malos cuadros, también hay cosplays mejores y peores. Sí, y independientemente de dicha calidad, ¿como dejar de llamarlos cosplays por el simple hecho de que hayan invertido en ellos menos tiempo? O porque ese trabajo, quizás por falta de habilidad o práctica, no se refleja en el resultado final. La razón principal es porque no todos los cosplays se realizan para intentar ganar algún concurso, ni para dejar con la boca abierta a la gente. Muchos de ellos se hacen, y se llevan, con mucha ilusión.
Más o menos trabajados, con mejores o peores acabados, los cosplays son fruto del esfuerzo y la ilusión de cada cosplayer. Muchas veces un cosplay es un compendio de pelucas pintadas y cortadas, de uniformes tuneados y de mil cachivaches que el(la) cosplayer ha buscado y moldeado para crear un todo. Y eso me lleva a mi primer planteamiento de qué es cosplay y qué no lo es, para ello daré una simple premisa, que a grandes rasgos sería: Un cosplay se hace, un disfraz se compra.
Entonces la noche de Halloween…¿Es la noche del cosplay? |
Pasión
Hemos hablado del trabajo que suele suponer un cosplay. ¿Qué impulsaría a alguien a ocupar tanto de su tiempo en una actividad como esta? Muchas veces, es la pasión de convertirse en uno de nuestros queridos personajes nacidos en las páginas de los mangas, en el metraje de un anime o en los píxeles de un videojuego.
A veces esta pasión es tan desbordante que hace que algun@s cosplayers intenten encarnar personajes que no se adecuan para nada con su físico o edad. Puede que esto arranque alguna sonrisa maliciosa pero creo que en general en este mundillo, en este aspecto concreto, se acoge con total respeto (incluso admiración) a est@s cosplayers. Muchas veces con ver sus rostros llenos de ilusión por sentirse entre los suyos, encarnando a uno de sus queridos héroes o heroínas ficticias, es algo que vale la pena y mucho. Esta es una de las razones por la que la “adecuación” entre cosplayer/cosplay no es un factor a tener en cuenta para definir qué es o no cosplay.
Este apartado, la pasión por aquello que gusta y que uno considera suyo, es el que ha logrado el crecimiento de la afición por el cosplay, conjuntamente con el del fenómeno manga y del interés sobre la cultura japonesa. Concretamente (y sin desmerecer a nadie) gracias sobre todo al aporte femenino; Las chicas son inmensa mayoría y suelen caracterizarse por esa energía arrolladora que suelen dirigir hacia sus aficiones. Energía que aplicada al cosplay ha dado fruto a auténticas obras de arte. Como digo (y es algo evidente) también hay cosplayers masculinos que han conseguido grandes logros, tanto grupal como individualmente, pero solo hay que entrar en cosplay.com o en cualquier evento para darse cuenta de esta desproporción entre géneros.
En la siguiente foto el disfraz es heredado de un año a otro, pero obviemos eso. La cuestión es que quién lo viste cobra por ser Mario en ese stand y que, posiblemente, hasta el momento de ponerse dicho disfraz no supiese ni quién era el famoso fontanero de Nintendo.
¿Lo considerais un cosplayer?. Si no lo es, lo que viste entonces ¿es cosplay? |
Exhibición
El cosplay conlleva siempre exhibición del cosplayer y de su trabajo. Por mucho que alguien quiera vestir como un personaje determinado, si tiene vergüenza va a tener que limitarse a estar al otro lado de la cámara haciéndo fotos. Eso o limitar sus cosplays a aquellos que no implican mostrar rostro o cuerpo.
Much@s cosplayers, pese a quizás ser vergonzosos, les puede la pasión por su afición y sabiendo que van a estar rodeados de fans como ellos, se hacen el ánimo de vestir su cosplay y disfrutar metiéndose en el rol de sus respectivos personajes.
Pero, ¿y qué sucede cuando la exhibición no es sólo una parte del proceso y se vuelve una prioridad? ¿o cuando un cosplayer empieza a elegir sus proyectos por cómo le sentarán sus trajes y no por afinidad con su carácter?¿un cosplayer dejaría que otros seleccionaran en una encuesta su próximo traje solo por cuestión de parecido físico?
Llegados a este tercer punto es cuando creo que las fronteras del cosplay quedan totalmente desdibujadas. ¿Creéis que podríamos asegurar que es cosplay y que no lo es sin conocer de nada al -o la- cosplayer? Cada cosplayer, cada uno de sus proyectos, cada ocasión, obligaría a replantear una y otra vez la pregunta. Por mucho que uno viera en un evento a una chica solo con su bikini, si esta fuera totalmente maquillada y caracterizada como una Na’vi de la película Avatar, con todos los detalles, lentillas, prótesis, collares, armas… sería imposible decir que no es cosplay. Sí, quizás otras cosplayers llevarían una malla azul, que apenas se notase y cubriese prácticamente todo el cuerpo, y evidentemente seguiría siéndolo.
Lo mismo con un chico que fuera solo con su taparrabos, marcando abdominales, pero caracterizado de espartano: luciendo su característico casco metálico, con un enorme escudo lleno de hastas de flechas, con su lanza, su calzado hecho de cuero, etc.
Ahora bien, cuando ves a un chico en gallumbos o chicas en sujetador en algún evento, sin ir de nada más que ellos mismos en ropa interior, sabes con seguridad que alguien acaba de desvirtuar y retorcer totalmente un concepto en apariencia tan claro como qué es cosplay.
Aquí ya lo tenemos todo. Traje heredado, la azafata seguramente no debe de tener ni idea del personaje que encarna y además, es un mero florero para atraer gente al stand |
Cosplay: ¿Más allá de la frontera de la moral?
La última frontera a tratar sobre el cosplay perfectamente podría ser un anexo del último apartado, pero aún así creo que se merece un tratamiento aparte. Imaginemos que un chico y una chica un día deciden ir a la playa. Con el mismo bañador él y el mismo bikini ella, pero con diferentes pelucas y complementos hacen varias sesiones de fotos “estivales” en la playa: Goku y Chichi, Indinana Jones y Lara Croft, Ryu y Chun Li, etc. Siendo una sesión de fotos, lo único que podríamos sería debatir si creemos que añadiendo una peluca a un bañador este se convierte en cosplay, pero hasta ahí. No se debería criticar absolutamente nada más porque si no te gustan sus fotos, simplemente no entres a la galería.
La cuestión es si esta pareja con sus trajes de baño, va a un evento manga, a un lugar público con bañador. Más aún, si hacen la cola en la calle, con este aspecto hay que recordar que por mucho que queramos ampararnos bajo el carácter o ropaje de determinados personajes eso no nos exime de cumplir las leyes.
A pesar de eso, aquí en España y al menos que yo tenga constancia, no se de ningún policía que haya multado a nadie por exhibicionismo. O que por otra parte en algún evento del mundillo hayan establecido normas o leyes especiales que obliguen a que los cosplays cumplan determinadas condiciones más allá de las lógicas: no llevar armas reales o objetos metálicos contundentes.
En otros países no tienen tanta libertad: En Japón revisaron las normas del Comiket para limitar la cantidad de carne que l@s cosplayers podían mostrar: Cualquier traje con ropa interior visible está prohibido, así como todo aquel que exagere mucho la zona genital. No usar ropa interior también está prohibido. Todo aquel que vista un traje de baño, deberá llevar debajo la ropa interior correspondiente.” Y específicamente para mujeres: Para el pecho, el estándar es de no dejar al descubierto más de un tercio de la piel, así como la ropa interior no debe ser visible en ningún sentido.
En EE.UU, podríamos tachar de absurda e hilarante la expulsión de la famosa cosplayer Jessica Nigri. A esta se la “invitó” a irse de la Penny Arcade Expo por un cosplay “demasiado provocativo”. Es innegable que es provocativo, pero lo de “demasiado”, si comparamos con otros muchos cosplays que han pululado por distintos eventos de EEUU, diría que esta fuera de lugar. También comentar el curioso caso de esta chica; una cosplayer que alcanza la suficiente fama como para que los propios desarrolladores la contraten para cosplayearse en sus eventos. Así pues, ¿estaríamos ante una booth babe o una cosplayer profesional?
Jessica Nigri, “demasiado provocativa” |
En muchos posts de opinión y de debate se intentan aclarar cosas que quizás están en duda. En este caso espero haber conseguido el efecto contrario, demostrar que el fenómeno cosplay es mucho más amplio de lo que puede parecer y que no cabe solo en un “sí” o un “no”.
Gracias por haber llegado hasta aquí, como premio este increíble vídeo que seguro que seguro fascinará a cualquier amante del cosplay.
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